Description:Generalmente, el acto de poner en libertad a una persona es mantenido discretamente en silencio, especialmente si la persona lo solicita así. Mas ése no era el caso de Giuseppe Curzio. A Giuseppe Curzio le encantaba aquella clase de publicidad. Mientras recogía sus cosas en la oficina policíaca podía oír el excitado runruneo de los comentarios en la calle, delatando que un gran número de personas se habían congregado allí única y exclusivamente para verle salir, libre y victorioso una vez más de la ley. El sargento encargado del trámite le miró con dureza. —¿Está todo conforme, Curzio? —Gruñó. —«Señor Curzio», para usted, patán. —Señor bastardo, para mí, asesino. Curzio dio un respingo. Contempló la cara tensa del sargento de uniforme, aquellos ojos chispeantes de furia mal contenida y se estremeció. Pensó que estaba perdiendo poder y facultades si un miserable sargento de policía se atrevía a tanto…, habría que hacer algo al respecto.