BIBLIOTECA MUNDO HISPANO V D , A IDA EVOCIONAL DORACIÓN QUE MI PUEBLO ADORE por Eduardo Nelson G. EDITORIAL MUNDO HISPANO © 2003 QUE MI PUEBLO ADORE BASES PARA LA ADORACIÓN CRISTIANA EDUARDO NELSON G. RADUCCIÓN Y ADAPTACIÓN SALOMÓN MUSSIETT C. CASA BAUTISTA DE PUBLICACIONES CONTENIDO Prefacio. Capítulo 1 (cid:190) La Naturaleza de la Adoración Capitulo 2 (cid:190) Una Teología del Culto Cristiano Capítulo 3 (cid:190) La Adoración en el Antiguo Testamento Capítulo 4 (cid:190) El Libro de Alabanza y Oración de los Judíos Capítulo 5 (cid:190) La Música en el Mundo del Antiguo Testamento Capítulo 6 (cid:190) La Adoración en el Nuevo Testamento Capítulo 7 (cid:190) La Música en el Mundo del Nuevo Testamento Capítulo 8 (cid:190) La Influencia de la Cultura sobre la Adoración Capítulo 9 (cid:190) La iniciación de la Planificación de Experiencias de Adoración Capítulo 10 (cid:190) Los Procedimientos para Planificar Cultos de Adoración Capítulo 11 (cid:190) La Dirección del Espíritu Santo en la Adoración Capítulo 12 (cid:190) ¡Deja Que Mi Pueblo Cante! Adoración es el sometimiento de todo nuestro ser a Dios. Es tomar conciencia de su santidad, Es el sustento de la mente con su verdad, Es la purificación de la imaginación por su belleza, Es la apertura del corazón a su amor, Es la rendición de la voluntad a sus propósitos. Y todo esto se traduce en alabanza, la más íntima emoción, el mejor remedio para el egoísmo que es el pecado original. William Temple PREFACIO Como uno que ha sido director de cultos y servicios por casi cuatro décadas, puedo mirar para atrás y darme cuenta de cuán poco sabía cuando al principio empezaba a planear los cultos de adoración. En mi juventud no tenía la suficiente madurez para captar lo que ahora entiendo del tema. En ese tiempo estaba más interesado en aprender los “cómo” de los programas de adoración que los “por qué”. Ahora veo que se necesita una fundamentación de los “cómo” basada en los “por qué” para hacer los “cómo” realmente significativos. Este libro se ha escrito teniendo en mente tanto a los estudiantes de seminarios e institutos bíblicos como a los directores de cultos. En general, el material que presentamos será valioso para todos los cristianos, pues enriquecerá sus experiencias personales de adoración a Dios. En particular, pretendemos equipar a los directores de adoración con las herramientas necesarias para que su liderazgo en ese campo sea efectivo. Algunos libros han sido ayudas muy valiosas para este trabajo. Quisiera destacar los siguientes: Christian Worship, del doctor Franklin Segler, ha sido básico. También ha sido de mucha utilidad el libro titulado The Church at Worship, del doctor Gaines S. Dobbins. The Worship of God y Worship in the Early Church, ambos escritos por el doctor Ralph P. Martin, han sido fuentes muy importantes. Quisiera expresar mi profundo aprecio al licenciado Jorge Enrique Díaz F., doctor Hugh T. McElrath, doctor David Music y al doctor Cecilio McConnell por haber leído el manuscrito en sus varias etapas y dado valiosos comentarios y sugerencias. También siento gratitud hacia mi hermano, doctor William R. Nelson del Seminario Bautista del Norte, en Chicago, por su valioso aporte y asistencia editorial. Mi esposa Gladys merece especial reconocimiento por su paciencia para conmigo durante la preparación del libro y por su ayuda en la copia a máquina, tanto de las muchas copias en borrador como del manuscrito final. Todos los textos bíblicos usados en este libro se encuentran en la Biblia Reina- Valera, Revisión 1960. 1. LA NATURALEZA DE LA ADORACIÓN “La perfección se logra con práctica”. En la actualidad hay que decir que es la práctica perfecta lo que hace lo perfecto. ¿Quiere Usted reflexionar en este antiguo refrán mientras lo invito a juntarse conmigo para explorar la naturaleza de la adoración? El Salmo 95 exalta a Dios como la razón suprema para la adoración. Es una invitación al pueblo de Dios a cantar gozosamente alabanzas en su honor. La congregación es invitada a venir a su presencia con acción de gracias y confesión. El salmista sabe de la naturaleza de la adoración cuando pronuncia estas conocidas palabras: Venid, adoremos y postrémonos, arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor. Porque él es nuestro Dios, nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano (<199506>Salmo 95:6, 7). ¿Cómo podría uno describir la adoración? A pesar de ser altamente subjetiva, se la define de varias maneras. Pero se necesita un entendimiento fundamental de la naturaleza de la experiencia de adorar como base para desarrollar un conocimiento de la terminología relacionada con la adoración. LA EXPERIENCIA DE ADORACIÓN Adorar es, en primer lugar, una experiencia interior. Es la respuesta del ser humano a la revelación de Dios por Jesucristo. Por eso, la adoración privada o personal es natural y normal. Hay en la especie humana una sed y hambre espirituales que nos empujan hacia Dios. El salmista expresó poéticamente este pensamiento, “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios el alma mía” (<194201>Salmo 42:1). La adoración cristiana glorifica a Dios en una relación directa entre los adoradores y Dios, como es conocido por nosotros en y a través de Jesucristo. Como una oración es una relación viva de hombre a Dios, la adoración es una experiencia directa e interna con Dios. Se la puede considerar como una conversación entre el adorador y el Señor. Como Martín Buber ha expresado, es una relación de “Tú y Yo” entre Dios y nosotros mismos como sus humildes adoradores. El que adora debe reconocer la magnificencia de Dios tanto como su presencia permanente, debe reconocer la grandeza de Dios tanto como que él está a nuestro lado. La experiencia de adoración es aquella en que el que adora siente la santidad y majestad del Señor y responde a sus requerimientos en obediencia y amor. Si la afirmación de San Agustín es cierta, que el hombre es incurablemente religioso, es porque el hombre fue creado a imagen y semejanza del Todopoderoso Dios. Por eso, el fin principal del ser humano es glorificar a Dios en adoración, servicio y en cada área de su existencia (<490106>Efesios 1:6, 12, 14). En la experiencia de adorar, uno recibe visión, inspiración, guía y fortaleza para vivir una vida centrada en Cristo. La adoración es tanto individual como colectiva. El creyente que hace su personal contribución al culto público recibe, en cambio, edificación y fuerza de quienes adoran con él. Es mi convicción personal que el ministerio primario de la iglesia es el culto público. La congregación de creyentes debe experimentar la adoración antes de la predicación, para que ésta sea significativa y eficaz. Se necesita una atmósfera de reverencia cúltica para que la Palabra de Dios pueda hacerse carne en nuestros corazones. Como Gaines S. Dobbins lo expresa: “Enseñar y predicar puede ayudar a un conocimiento acerca de Dios, pero solo la adoración hace posible conocer a Dios.”f1 No es exagerado decir que la adoración es el corazón de la fe cristiana. Dobbins describe algunos valores que logran aquellos que participan en la adoración.f2Basado en esa afirmación encontramos: 1. La adoración crea una atmósfera de redención. A pesar del pecado del ser humano, sobreabunda la santidad de Dios. El pecado es una realidad; no es una invención de la mente humana. La iglesia no salva, pero es a través de ella que la salvación por Cristo es conocida y recibida. La adoración revela lo feo del pecado y la necesidad de un Salvador. La experiencia de Isaías en el templo es un ejemplo del perdón de Dios durante la experiencia de adorar.f3 2. La adoración destaca el valor del individuo y su responsabilidad. En el mundo de hoy es fácil para el individuo perderse entre la muchedumbre. La gran congestión de las ciudades modernas puede hacer que la persona sienta que no vale en la sociedad y que todo lo que haga con su vida no tiene mayor trascendencia. No obstante la fructífera experiencia de adoración destaca el sentido del valor y de la dignidad personales. Como alma preciosa a los ojos del Señor, el que adora se siente que está con él en los momentos de soledad de la vida. 3. La adoración da perspectiva a la vida. El nuestro es un mundo de incertidumbre y parece que no tiene propósito. La gente parece andar a tientas, buscando un sentido para sus vidas. La vida se sale de foco como una cámara fotográfica defectuosa. Aun los creyentes sienten confusión algunas veces. La adoración permite al cristiano encontrar su destino y poder confiar su camino al cuidado de las manos del Señor. Jesús responde a la ansiedad humana diciendo: Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal (<400633>Mateo 6:33, 34). 4. La adoración de cada ocasión al compañerismo. Debido al instinto gregario por el cual tiende a juntarse con otros de su especie, el ser humano siente gran necesidad de compañía. Así, el culto de adoración le da la oportunidad de juntarse con otros, y cubre así esta necesidad. Pablo estimula a la iglesia en Filipos a unirse en Cristo diciendo: “Completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa” (<500502>Filipenses 2:2). 5. La adoración educa. Los discípulos reconocieron su necesidad de instrucción cuando fueron a Jesús y le pidieron: “Señor, enséñanos a orar” (<421101>Lucas 11:1). Adorar es una expresión de aprendizaje y aprender es necesario para adorar adecuadamente. La adoración, por lo tanto, resulta en aprendizaje y el aprendizaje es necesario para adorar. También el salmista reconoce la necesidad de ser enseñado por Dios que es el mejor maestro: Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo. Enséñame, oh Jehová, tu camino, y guíame por senda de rectitud a causa de mis enemigos (<192704>Salmo 27:4, 11). 6. La adoración enriquece la personalidad y fortalece el carácter. El espíritu que Dios puso en el ser humano es lo que le distingue y le hace único. Cuando Jesús habla de “vida”, la palabra que usa puede traducirse como “personalidad”. “...¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo y perdiere su alma?” (<401626>Mateo 16:26). Personalidad es la integración de las cualidades físicas, mentales, sociales, morales y espirituales del ser humano. Adorar estimula el desarrollo de nuestra personalidad y fortalece nuestro carácter cristiano. 7. La adoración da energía para el servicio. La iglesia se reúne para alabar en la casa de Dios; después se esparce por el mundo para servir al Señor. Sin adoración habría poca inspiración para el servicio; sin servicio la adoración tendría poco mérito. También uno debe reconocer que la adoración es una forma de servicio y el servicio rendido con la actitud apropiada es una forma de adoración. 8. La adoración sostiene la esperanza de paz en el mundo. El nuestro es un mundo de incertidumbre política, de ideologías opuestas entre las superpotencias y el tercer mundo. El relativismo religioso, la decadencia moral, la explosión demográfica, los problemas económicos mundiales por la inflación, hambre, pobreza; la lucha por los derechos humanos y la lucha por la conquista de los recursos naturales, tienen a la humanidad al borde de un conflicto mundial. Podemos estar agradecidos de que la adoración tiene un efecto que calma los instintos y deseos del alma humana. Ciertamente, la mayor empresa que tenemos en el mundo es la de traer a todos a la verdadera adoración a Jesucristo, quien vino a traer paz con Dios, paz con nosotros mismos y paz con todos los demás. TERMINOLOGÍA PARA LA ADORACIÓN Ya que la adoración tanto privada como pública es un encuentro personal e íntimo con Dios en Cristo, ello hace casi imposible encontrar una definición precisa. Destacados estudiosos y líderes de las iglesias han tratado de hacer definiciones que sean satisfactorias para “adoración”. La mayoría de las veces esos esfuerzos han dado como resultado una profunda compresión de la naturaleza de la experiencia de adoración y no propiamente una definición completa. Como la adoración es una experiencia espiritual en la que el que adora entra en una comunicación espiritual con el Dios tres veces Santo, esa relación entre Dios y el humano hace que nuestro lenguaje resulte insuficiente para expresarla. Con todo, lo que sucede durante ese encuentro es el punto de partida para desarrollar una compresión posterior de su naturaleza. 1. El origen de la palabra “adoración” proviene de la dignidad de Dios. La palabra “adoración” viene del latín y expresa la acción con que los “reyes magos” rindieron culto al recién nacido Jesús. La palabra “adorar”, por lo tanto, significa “reverenciar” y honrar (con sumo honor) a Dios con el culto religioso que merece. También significa “amar en extremo”, “orar” (hacer oración). En la adoración van implícitas las palabras “mérito, valía, consideración, importancia, dignidad, excelencia, precio”. Así que, la adoración significa reconocer y declarar la excelencia de Dios. En ella, el creyente reconoce el supremo mérito de Dios, quien es el único digno de ser adorado. Dios es absolutamente digno; él es merecedor del más grande reconocimiento. El salmista, con verdadera comprensión declara: Porque Jehová es Dios grande, y Rey grande sobre todos los dioses. Porque en su mano están las profundidades de la tierra, y las alturas de los montes son suyas. Suyo también el mar, pues él lo hizo; y sus manos formaron la tierra seca. Venid adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor” (<199503>Salmo 95:3- 6). La adoración reclama la más alta muestra de reconocimiento que la raza humana puede ofrecer a Dios. 2. El significado bíblico de “adoración” implica nuestra sumisión total a Dios. La palabra más frecuentemente usada para “adoración” en el Antiguo Testamento es sacha, que significa “inclinarse, hacer reverencia”. En el encuentro de adoración, el que adora se postra simbólicamente o físicamente, según siente la necesidad de hacerlo, ante la presencia de la majestad y santidad de Dios. El término sacha conlleva la idea de una actitud de la mente y del cuerpo con la idea de adoración religiosa, obediencia y servicio. Así, el que adora está en completo sometimiento delante de Dios: Dios actúa en el corazón del creyente. La actitud reverente durante la adoración es el reconocimiento de
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