Description:El viejo tendría unos sesenta años. El joven, apenas quince. Los caballos caminaban al paso, con las cabezas agachadas, moviendo las patas trabajosamente. —Un poco más, chico —dijo el viejo—. Sólo un poco más. Sus ojos, enrojecidos por el reflejo del sol en la arena, miraban ante sí, guiñando continuamente. —Seguro que antes de que anochezca habremos llegado. Ya lo verás. —Claro que sí, abuelo. —Espera... ¿qué es aquello? Había algo oscuro tendido sobre la arena. Podía ser un cacto seco, derribado por el viento, pero... no lo era. El viejo tocó el caballo con la espuela, pero el animal apenas respondió al acicate. No le quedaban fuerzas para ello. —Es un hombre —dijo el chiquillo—. Es un hombre, abuelo. Quizá esté muerto.