Description:EMPEZÓ todo un día cualquiera. Un día en el que amaneció igual que siempre, en el que el sol salió a la misma hora de costumbre, y en el que el tiempo no fue ni más frio ni más caluroso que en los demás días. Como siempre, a las siete en punto de la mañana, ni un segundo antes ni un segundo después, mi robot mayordomo acudió a despertarme a mi dormitorio. Me levanté, me duché, me vestí, me desayuné, y a las ocho en punto cogía mi monobólido y ponía rumbo a la fábrica, dispuesto a cumplir el ritual de costumbre. Y el ritual de costumbre se fue cumpliendo. A mi despacho llegaron cartas y documentos para firmar, contratos para estudiar, diagramas de fabricación para refundir... todo igual que cada día. Pero a media mañana sucedió un hecho que, si bien es normal dentro de una fábrica de robots, no suele suceder a diario.