Laura, vivía en Málaga. Había terminado enfermería y trabajaba en urgencias en un hospital cubriendo una baja laboral. Se le acababa el trabajo, cuando vio un anuncio en internet, en el que solicitaban enfermeras para hospitales de Londres.
Se lo dijo a su mejor amiga Susana, también enfermera y ambas solicitaron los puestos.
Al cabo de un mes, las llamaron para trabajar. Lástima que cada una iba a un hospital distinto.
Laura encontró una pequeña casita victoriana adosada en un barrio a las afueras de Londres, cerca del hospital.
Le encantaba su casita , pero cuando vio a su vecino, lo único que le gustó de él, era un cachorrito negro que tenía precioso. Por lo demás, le parecía ordinario, engreído, tonto y creído. Sentado en el porche siempre, desnudo de cintura para arriba y con unos pantalones de algodón que enseñaban más que escondían.
Y Laura no quería mirar porque la ponía nerviosa. Le atraía en la misma medía en que lo odiaba.
Jack, era un bombero. Un hombre independiente y tranquilo que necesitaba sexo de vez en cuando. Era sexual, irónico, guapo, alto y gustaba a las mujeres y le gustaba tomarle el pelo a su estirada vecina.... Hasta que se acostó con ella.
¿Dejaría Laura de parecerle engreído su vecino?
¿Seguiría pensando Jack después de acostarse con su vecina que seguía siendo una estirada y una mojigata virgen, como de decía?