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Estudios NURYA MARTÍNEZ-GAYOL FERNÁNDEZ, ACI* IRENEO DE LYON: LA IDEA DE «REPARACIÓN» EN EL CONTEXTO DE LA «RECAPITULACIÓN» Fecha de recepción: octubre 2009. Fecha de aceptación y versión final: noviembre 2009. RESUMEN: En este artículo trataremos de sondear qué términos podrían constituir el campo semántico de la idea de «reparación» en la obra Adversus Haereses de Ireneo de Lyon. Una vez delimitados los conceptos y el significado con que son utilizados, intentaremos mostrar cómo el término de «reparación» sólo puede ser cabalmente comprendido al ser situado en el horizonte del dinamismo recapitu- lador que marca la comprensión teológica histórico-salvífica del obispo de Lyon. En este contexto, la idea de reparación es liberada de ser entendida como mero retorno a la situación original participando del propio dinamismo ireneano de la recapitulación de todo en Cristo, en el que toda la creación es reconducida a su plenitud. PALABRAS CLAVE: Ireneo, reparación, recapitulación, reintegración, reconciliación. Irenaeus of Lyons: The Idea of «Reparation» within the framework of «Recapitulation» ABSTRACT: In this article are explored the terms that would constitute the semantic field of the idea of «reparation» in the work of Irenaeus of Lyons Adversus Haereses. * Profesora de la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia Comillas, Departamento de Teología Dogmática y Fundamental; [email protected] ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS, vol. 85 (2010), núm. 332, ISSN 0210-1610 pp. 3-42 4 Ν. MARTÍNEZ-GAYOL, IRENEO DE LYON: LA IDEA DE «REPARACIÓN» Once defined the concepts and meaning with which they are used, we will try to show how the concept of «reparation» can only be fully understood when placed within the horizon of recapitulative dynamism that marks the theological understanding of salvation history of the Bishop of Lyon. In this context, the idea of reparation is liberated from being understood as a mere return to the original situation; instead, it is understood as participating in the Irenean process of the recapitulation of all things in Christ, in whom all of creation is guided towards its fullness. KEY WORDS: Irenaeus, Reparation, Recapitulation, Reintegration, Reconciliation. 1. LA IDEA DE REPARACIÓN Para San Ireneo, el sentido de la venida de Cristo es el de redimir al mundo y abrirle como totalidad el camino al Padre. Rastrear desde esta perspectiva, su idea de reparación nos abre un horizonte de gran interés para la intelección del concepto. El verbo latino «reparo» (άνανεόω: renovar), como tal, aparece en con­ tadas ocasiones en la obra de Ireneo Κ En Adver sus Haereses nos lo encon­ tramos por primera vez, en el capítulo 3 del Libro 3. Ireneo está dando cuenta de la sucesión de la iglesia de Roma, y de la necesidad de que toda iglesia esté en armonía con ella. La fundación de la iglesia de Roma es para él la más garantizada porque «en ella» todos «los que se encuentran en todas partes» han conservado la Tradición apostólica. Por tanto, el problema central que se debate en el texto es la unidad de fe, y la bús queda de armonía entre todas las iglesias por distantes que estén, algo que sólo es posible porque todas provienen de una misma fuente. En este contexto aborda la cuestión de las divisiones entre los her manos de Corinto y de cómo la Iglesia de Roma les escribe una carta «para congregarlos/reconciliarlos en la paz y reparar/renovar su fe» prépa rons fidem forum: άνανεουσα την πίστιν). Pero veamos el texto2: «Luego de haber fundado y edificado la Iglesia los beatos Apósto les, entregaron el servicio del episcopado a Lino: a este Lino lo recuer- 1 Lo encontramos en catorce ocasiones en Adversus Haereses, de ellas diez en el Libro V, dos en el Libro III y dos en el Libro IV. Cf. Thesaurus Irenaei Lugdunensis, Adversus haereses, Corpus Christianorum, Brepolis, Turnhout 2005. 2 La traducción la tomamos habitualmente de San Ireneo de Lyon. Contra los herejes: exposición y refutación de la falsa gnosis, traducción, estudio introductivo, ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS, vol. 85 (2010), núm. 332, ISSN 0210-1610 pp. 3-42 Ν. MARTÍNEZ-GAYOL, IRENEO DE LYON: LA IDEA DE «REPARACIÓN» 5 da Pablo en sus cartas a Timoteo (2Tim 4,21). Anacleto lo sucedió. Des pués de él, en tercer lugar desde los Apóstoles, Clemente heredó el epis copado, el cual vio a los beatos Apóstoles y con ellos confirió, y tuvo ante los ojos la predicación y Tradición de los Apóstoles que todavía resonaba; y no él solo, porque aún vivían entonces muchos que de los Apóstoles habían recibido la doctrina. En tiempo de este mismo Cle mente suscitándose una disensión no pequeña entre los hermanos que estaban en Corinto, la Iglesia de Roma escribió la carta más autoriza da a los Corintios, para congregarlos en la paz y reparar su fe, y para anunciarles la Tradición que poco tiempo antes había recibido de los Apóstoles...» (Adversus Haereses III, 3,3). El término «reparar», tal como es empleado por Ireneo en esta oca sión, está vinculado a tres ideas importantes: reintegrar en la unidad, armonizar lo discordante y renovar. A estas habrá que ir añadiendo las particularidades que surgen de su uso en contextos de curación, así como su intelección con el sentido de restauración, restitución o reintegración. a) REINTEGRAR EN LA UNIDAD Y ARMONIZAR LO DISCORDANTE Se trata explícitamente de «reparar la fe», y puesto que lo que está en juego es la tradición recibida, sin duda en una primera aproximación, repararla consiste en restaurarla llevándola a su estado original, es decir, a la unidad que precedió las divisiones entre los Corintios. Esta situación añade un segundo significado al término, que queda reforzado por la expresión anterior «reconciliar en la paz» y por la búsqueda de armonía formulada en el párrafo precedente. Reparar la fe posibilita la armonía entre las Iglesias, por tanto, este reparar alberga en sí el significado de rein tegrar en la unidad, en el sentido de armonizar lo discordante y reunir lo distante. b) RENOVAR En segundo lugar, el término que aparece en el fragmento griego expre sa más bien la idea de «renovar». De hecho la traducción escogida por notas e índices: CARLOS IGNACIO GONZÁLEZ, Conferencia del Episcopado Mexicano, México 2000; confrontada y corregida en algunos casos según la versión crítica de ADELIN ROUSSEAU - Louis DOUTRELEAU, Irénée de Lyon. Contre les hérésies, Éditions du Cerf, Sources Chrétiennes (SC), Paris 1952-1982, 11 vols. ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS, vol. 85 (2010), núm. 332, ISSN 0210-1610 pp. 3-42 6 Ν. MARTÍNEZ-GAYOL, IRENEO DE LYON: LA IDEA DE «REPARACIÓN» Sources Chrétiennes es «renouveler». En consecuencia, es preciso no per der de vista la idea de confirmación en la fe, que hay tras la expresión «repararla», que añade un plus de novedad (re-novar) a la concepción de una mera restauración a la situación primera, y que se expresa en este caso en el fortalecimiento en dicha fe. c) EXPIAR, SATISFACER, CONDONAR, PERDONAR En el libro V, el tema reaparece al afrontar la cuestión de la necesi dad de «reparación de la desobediencia de Adán»3. El argumento es recu rrente en la tradición. Ireneo concede a la Cruz de Cristo esta virtualidad reparadora al mismo tiempo que percibe cómo en ella se nos revela Dios Padre: «Porque disolviendo la desobediencia del hombre que tuvo lugar al principio en el árbol, "se hizo obediente hasta la muerte y muerte de cruz" (Fil 2,8), curando por la obediencia en el árbol la desobediencia en el árbol... de la manera más evidente nos mostró al mismo Dios al que habíamos desobedecido en el primer Adán no cumpliendo su man dato, al ser reconciliados por el segundo Adán haciéndose obediente hasta la muerte; porque tampoco éramos deudores de ningún otro, sino de aquel cuyo precepto habíamos transgredido al principio» (Adversus Haereses V, 16,3). Nos encontramos, en este texto, con la idea clásica de reparación como condonación y perdón de nuestra deuda4. Ireneo cita el texto de Col 2,14: «borró (έέρλείφω) el documento de nuestra deuda y lo clavó en la Cruz». 3 Así titulan esta sección tanto la traducción de SC como la del Episcopado de México. 4 Adversus Haereses V, 17,1. «Porque éste es el Demiurgo que por su amor es Padre, por su poder es Señor, por su sabiduría Hacedor y Creador de todo, del que nos hemos hecho enemigos al transgredir su precepto. Y por eso en los últimos tiem pos el Señor nos ha restituido a la amistad por su propia encarnación: haciéndose «mediador entre Dios y los hombres» (ITim 2,5), propiciando por nosotros al Padre contra el cual habíamos pecado, y consolando nuestra desobediencia con su obediencia, puso en nuestras manos la conversión y la sumisión a nuestro Hacedor. Por ello nos enseñó a decir en la oración: «Perdónanos nuestras deudas» (Mt 6,12), porque cier tamente es nuestro Padre del que somos deudores al transgredir su mandato... Por que el precepto ha sido dado al hombre por el Verbo, pues está dicho: «Adán escuchó la voz del Señor Dios» (Gen 3,8). Bellamente su Verbo dice al hombre: «Te son per donados tus pecados» (Mt 9,2; Le 5,20), porque es aquel mismo contra el cual había mos pecado al principio, y que al fin nos ofrece el perdón de los pecados». ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS, vol. 85 (2010), núm. 332, ISSN 0210-1610 pp. 3-42 Ν. MARTÍNEZ-GAYOL, IRENEO DE LYON: LA IDEA DE «REPARACIÓN» 7 Esa cruz que nos ha permitido «recuperar» el Verbo de Dios que por negli gencia habíamos perdido5; la Cruz en la que este Verbo «extendiendo las manos congregó los dos pueblos en el único Dios». Aparecen nuevamen te aquí, las ideas de reconciliación, unidad, integración, junto a la del per dón o cancelación de la deuda contraída. Pero, además, la reparación de la desobediencia de Adán a través de la obediencia de Cristo es expresada con una serie de términos, que nos ayu darán a matizar el trasfondo semántico del concepto «reparación» en la mente de Ireneo. Se trata de «curar»6 la. desobediencia «disolviéndola»1 y de este modo «consolarnos»8. La comprensión de «reparar» como «curar» ciertamente recorre la tradición de la Iglesia de los primeros siglos9, pero resulta altamente original el uso de la idea de «consolar» —típica de la comprensión moderna de la reparación, pero absolutamente extraña al sentido que se le da aquí—, así como la expresión «disolver la desobe diencia» para dar razón del modo de repararla. d) REPARACIÓN COMO CURACIÓN Entramos —como acabamos de señalar— en un tema muy recurren te en la tradición cristiana y con fuertes raíces bíblicas: la comprensión de la salvación como curación y, por ende, la consideración del estado 5 Adversus Haereses V, 17,4: «Este Verbo, que estaba oculto para los hombres, se manifestó, como dijimos, según la Economía del árbol. Porque así como por el árbol lo perdimos, así por el árbol a todos se nos reveló de nuevo, mostrando en sí mismo la altu ra, anchura y profundidad y, como dijo uno de nuestros mayores, extendiendo las manos congregó los dos pueblos en el único Dios. Fueron las dos manos, porque eran dos los pueblos dispersos por la tierra (Is 11,12; Ef 2,15), y una sola cabeza en medio, porque «uno es Dios que está sobre todos, por todos y en todos nosotros» (Ef 4,6). 6 «Curando por la obediencia en el árbol la desobediencia en el árbol... (Adver sus Haereses, V, 16, 3). 7 «Disolviendo la desobediencia del hombre» (Ibidem). 8 «Consolando nuestra desobediencia con su obediencia» : Adversus Haereses, V, 17,1. 9 Por ejemplo, afirma Ignacio de Antioquia: «Uno es vuestro médico, carnal y pneumático, nacido y no nacido, Dios venido a la carne, la verdadera vida a la muer te, tanto de María como de Dios, primero pasible y después impasible, Jesucristo nues tro Señor» (Ef. 7,2). Ser reparado significa también para san Agustín la «restitución de ia salud», ser curado, recuperar la visión, etc. La salvación es comprendida como un «reparar curando» (AGUSTÍN DE HIPONA, Sermo 142: 3); se ilumina la intelección del dinamismo salvifico presentándolo como un proceso de curación que posibilita el paso de la enfermedad a la salud (AGUSTÍN DE HIPONA, In epistola Joanis 18, 11). ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS, vol. 85 (2010), núm. 332, ISSN 0210-1610 pp. 3-42 8 Ν. MARTÍNEZ-GAYOL, IRENEO DE LYON: LA IDEA DE «REPARACIÓN» caído como una situación de enfermedad de la naturaleza humana y de Cristo como el único médico que nos puede curar. «El Verbo divino, Hacedor de todas las cosas, que al principio plas mó al ser humano, encontró a su creatura caída por él pecado10; mas de tal manera lo curó en cada imo de sus miembros para volverlo tal como él lo había plasmado, y reintegró " al hombre completo a su estado ori ginal, que lo dejó enteramente preparado para resucitar. ¿Y qué otro motivo podría haber tenido al curar los miembros de la carne y resti tuirles su estado original, sino para salvar aquellos mismos miembros que había curado? Pues si la utilidad que ellos sacaban hubiese sido sólo temporal, nada de extraordinario habría concedido a aquellos que él había curado. ¿O cómo pueden afirmar que no es digna de la vida que procede de él, siendo la misma carne que de él recibió la curación? Pues la vida se restituye por la curación, y la incorrupción por la vida. Y es el mismo quien da la curación y la vida; y el mismo que da la vida reviste de incorrupción a su criatura» (Adversus Haereses V, 12,6). Nos ofrece aquí Ireneo un texto muy interesante en orden a percibir ya la cuestión de la reparación dentro de un proceso o movimiento que apunta hacia la salvación plena. El autor de la reparación, quien repara, claramente es el mismo que otorga la vida, es decir, quien crea, el único capaz de conducirnos a la plenitud a la que estamos destinados. Cierta mente, hay expresiones en las que parece que nuestro autor apunta a un mero retorno de la criatura a su condición inicial. Así la curación tiene por finalidad «volverlo tal como él lo había plasmado» y reintegrar al «hom bre completo a su estado original»12. Y, sin embargo, se añade como matiz que «lo dejó enteramente preparado para resucitar». Esta disposición al acrecentamiento, apuntando hacia la superación de las condiciones de fragilidad de la naturaleza humana, nos permite interpretar esta repara ción-curación dentro de un proceso en el que la vida, que «se restituye por la curación», pueda ser pensada en términos dinámicos, apuntando hacia un cierto progreso o mejora —aún si éste aparece sólo como dis posición—. 10 La edición crítica de Rousseau traduce «habiendo encontrado su obra estro peada por el mal», con lo que refuerza la interpretación de esta curación como una «reparación» de aquello que estaba estropeado. 11 La edición crítica de Rousseau traduce «restaurando», aquí seguimos el frag mento armenio 12, que lee redintegravit (redintegrare). Cf. Irénée de Lyon. Contre les héré sies, Livre V (*), Éditions du Cerf, Sources Chrétiennes (SC 152), Paris 1952-1982, 254. 12 Nótese también aquí la presencia del verbo «reintegrar» (cf. apartado a, supra). ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS, vol. 85 (2010), núm. 332, ISSN 0210-1610 pp. 3-42 Ν. MARTÍNEZ-GAYOL, IRENEO DE LYON: LA IDEA DE «REPARACIÓN» 9 El doble paralelismo que Ireneo nos brinda en este texto: la vida que se restituye por la curación y la incorrupción [que se restituye] por la vida, abre la posibilidad de pensar la reparación en una perspectiva cada vez más amplia. Si la reparación-curación posibilita la restitución de la vida, la vida —en sí misma— parece gozar de una cierta virtualidad reparado ra, puesto que dicha vida «curada/reparada», se convierte en reparadora de la condición corruptible de nuestra naturaleza, conduciéndola hacia la incorruptibilidad. Se confirma aquí una vez más ese contium en el que el de Lyon piensa la historia salvifica. Pero es destacable este modo de plantear cómo la vida, que se deja rehacer y reparar de las «deformida des» con las que el pecado hiere su naturaleza, se convierte no sólo en vida reparada, sino también en reparadora, si se deja revestir de inco rruptibilidad por el mismo que la cura y repara. La propia vida es pen sada así como camino (reparador) hacia esa restitución final en la que gozaremos de la incorruptibilidad13. La narración del obispo de Lyon de la resurrección de Lázaro nos apor ta otro matiz de interés a la hora de intentar comprender el sentido de la «curación-reparación» como portadora de novedad, y como preludio de esa «nueva criatura» que estamos destinados a ser. «Y "llamó a Lázaro con una fuerte voz, diciendo: ¡Lázaro, sal fuera! Y el muerto salió, atado de las manos y los pies" (Jn 11,43-44). Este es un símbolo del hombre ligado por el pecado. Por eso el Señor le dice: "Desatadlo y dejadlo andar" (Jn 11,44)... Así pues, aquellos enfermos fueron curados en los mismos miembros dolientes y los muertos resu citados con sus mismos cuerpos, recibiendo del Señor la vida y la curación en sus mismos cuerpos y miembros, lo cual es un signo tem poral que preludia lo eterno y muestra que es el mismo aquel que da 13 En Adversus Haereses III, 5,3, encontramos otro texto que, desde otra pers pectiva, refuerza sin embargo nuestra interpretación. Aquí Ireneo afirma que Cristo es el Hijo de Dios, y lo manifiesta mostrándose a los hombres como «aquel que res taura (άνθρωποι^ άποκαθιστάνοντα) su libertad y les procura la herencia de la inco­ rruptibilidad». De nuevo se subraya la única autoría de la reparación y de la consu mación, y al mismo tiempo la procesualidad, el carácter dinámico que contienen ambos conceptos. La incorruptibilidad hace ahora pareja con la libertad. Ambas nos son alcanzadas por Cristo, y así nos restaura. También en el Libro II, 31,2 el término restaurare reaparece para ser utilizado con el significado de «devolver la integridad a los miembros del cuerpo accidentados o enfermos». En la mayor parte de las apari ciones de este verbo en el texto de Adversus Haereses, el sentido del mismo está vin culado con el tema de la salud o la curación. Y restituir la salud habla fundamental mente de «dar dicha salud» (Cf. Adversus Haereses II, 32,4). ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS, vol. 85 (2010), núm. 332, ISSN 0210-1610 pp. 3-42 10 Ν. MARTÍNEZ-GAYOL, IRENEO DE LYON: LA IDEA DE «REPARACIÓN» la curación a su creatura y que puede dar de nuevo la vida» (Adversus Haereses V, 13,1). Para Ireneo, el ser humano está destinado por Dios a ser glorificado en su carne, mientras tanto estamos en periodo de construcción, caminando hacia una semejanza que implica la asimilación con Dios: ser divinizados, deificados14. Es en este periodo de construcción donde adquiere más sen tido hablar de «reparación», y donde ésta puede ser comprendida como «curación» que libera de las ataduras del pecado, de la enfermedad que daña y desfigura esa carne destinada a la glorificación en la semejanza. e) RESTITUIR, RESTAURAR (RECONSTRUIR) En estrecha relación con el término «reparo» encontramos en los es critos de Ireneo un uso más habitual de otros términos, tales como άποκαθίσημι (restitute, restauro), redintegro-redintegratio, restauratio, apo- catastasin15. Aunque la idea fundamental del término άποκαθίστημι (res- tituto, restauro) sea la de retornar algo a su estado primitivo, de hecho los LXX lo utilizan para referirse a la restauración escatològica, y también Ireneo lo hace en contextos que nos permiten comprender que tras la mencionada restauración se encuentra la esperanza de alcanzar una rea lidad enriquecida, más consumada. Así, por ejemplo, habla de cómo Cris to restauró la libertad de los hombres (άνθρωποι^ άποκαθιστάνοντα)16; de cómo él, Verbo hecho carne, entra en comunión con nosotros y restituye (restituens) así nuestra comunión con Dios (αποκατάστησα^ την προς τον θεον κοινωνίαν)17. En las refutaciones a L· doctrina del Pléroma, nos encontramos de nuevo con los verbos restituo18 y restauro. No son de tanto interés para nuestro 14 La divinización del hombre viene de que la sustancia humana se olvide de sus facultades (corruptible, mortal, y pasible) y asuma las cualidades divinas (impasible, inmortal, incorruptible). 15 Adversus Haereses I, 17,1; I, 14,1; ΠΙ, 5,3; III, 18,7; III, 23,3; II, 32,4; III, 21,3; I, 8,4; I, 2,4. 16 Adversus Haereses, ΠΙ 5,3. La misma idea de «restauración de la libertad», pero teniendo por sujeto la justicia y la potencia de Dios, en Adversus Haereses, III, 23,2. 17 Ibidem, III, 18,7. 18 Así en el Libro II, 32,3 al afirmar que Judas no fue restituido en el número de los doce. En el contexto de la explicación de la doctrina gnostica del desarrollo del Pléroma, lo encontramos en Adversus Haereses 1,2,4 (και άποκατασταθηναι τη συζυγία) y Adversus Haereses, I, 8,4 (άποκαθίστάσθαι κατ' αυτούς- εντός· Πληρώματος). ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS, vol. 85 (2010), núm. 332, ISSN 0210-1610 pp. 3-42 Ν. MARTÍNEZ-GAYOL, IRENEO DE LYON: LA IDEA DE «REPARACIÓN» 11 objeto las ocurrencias en las que la restitución afecta a los temas con cretamente refutados, mientras que la aparición del término en el con texto de las curaciones de Jesús, vuelve a situarnos en el campo semánti co que tratamos de esclarecer. Llama nuestra atención, en primer lugar, que el verbo άποκαθίστημι sea el utilizado por el evangelista Marcos en la curación del hombre con la mano paralizada (Me 3,1-6). Este restablecimiento de la mano, en una curación realizada en sábado, pone de relieve cómo Jesús está también restaurando la Torah en tanto que le devuelve su significado salvifico ori ginal. Ireneo utiliza el verbo en este mismo sentido y no sólo en referencia a la Ley19, sino también en referencia a la acción curativa de Jesús, con templándola como orientada a «restaurar» al ser humano en su integri dad (αποκατάστησα^ τον άνθρωπον)20, en tanto parte de la creación de Dios y de su proyecto para con lo creado21. Aquí, nos encontramos nue vamente con un uso del término «restaurar» muy cercano a la idea de «renovar» y «reintegrar»22 —o que nos va aproximando al tema ireniano de la recapitulación—. Cristo resucitado es el modelo que Dios tuvo delante al modelar a Adán. Por tanto Cristo es el objetivo al que ha de llegar la carne humana. El hombre es un ser «in fien», como ya hemos dicho, está como en cons trucción, se está haciendo, sólo después de la resurrección llegará a ser 19 Para preparar nuestra fe en el Hijo, Dios inspiró a Esdras para que, recordan do todas las palabras de los antiguos profetas, restituyese al pueblo la Ley de Moisés (άποκαταστησαι τφ λαφ): Ibidem, III, 21,2. 20 Adversus Haereses V, 12,6. 21 Ireneo ve en los milagros de Jesús signos de la Resurrección, de forma para lela a como lo es la conversión (por ejemplo de Pablo). Un lugar donde lo explicita con claridad es el caso de la curación de los ciegos, donde vuelve a hablar de «restitución de sus ojos» y de cómo ésta supone la reparación de los ojos con los que antes no veían. Lo que se transforma son los mismos ojos. Esta restauración de todo lo que constitu ye al ser humano tal como lo había proyectado Dios al crearnos nos encamina hacia la «reintegración» del hombre completo, es decir a prepararlo para resucitar {Adversus Haereses V, 12,5-6). Esta misma idea de «restaurar» (άποκαθιστάσιν) la integridad del cuerpo, como efecto salvifico del poder curativo de Jesús o por la imposición de las manos, las encontramos en el Adversus Haereses II, 31,2 y 32,4 respectivamente. 22 El término «reintegrano» lo encontramos también en el Libro I, en la explica ción sobre la doctrina gnostica de la primera Cuaterna, al referirse a la finalización futura de todo el universo (apocatástasis) en una concurrencia en una letra única y en una única resonancia. ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS, vol. 85 (2010), núm. 332, ISSN 0210-1610 pp. 3-42 12 Ν. MARTÍNEZ-GAYOL, IRENEO DE LYON: LA IDEA DE «REPARACIÓN» perfecto hombre, cuando su carne haya adquirido la incorruptibilidad y la inmortalidad. Mientras tanto, está sometido al trabajo de las manos divinas, que lo van reconstruyendo, rehaciendo y reparando, para que recupere su cercanía al modelo hasta que alcance la perfecta semejanza con él. La historia, puesto que en ella se han dado la ruptura, el pecado y la muerte, es el tiempo de la reparación y, también, el espacio de su madu ración para que el hombre, desde la imagen en la cual fue creado en el origen, llegue a la perfecta semejanza con Dios en la consumación y reca pitulación escatológicas. f) INTEGRACIÓN POR EL AMOR El ser humano necesita de «reparación» en el sentido de integración, de reorientación y restauración, de recuperación de sentido de su vida. Necesita de la reparación como el movimiento que le conduce hacia el destino de plenitud y realización eterna, a la unidad en Dios. El ser huma no tiende a su total cumplimiento en Dios, pero este fin no lo puede alcan zar por sus propias fuerzas. Además vive en el tiempo, en la historia, en el ámbito de la finitud y de la contingencia, y se siente disperso, separa do, fraccionado... Al mismo tiempo también siente dentro de sí mismo una tensión, una tendencia a una felicidad a una realización última, a una consumación y meta. Es decir, el ser humano vive una experiencia de ruptura interior, en un mundo también roto; vive en una economía de pecado en una situación de «ruptura», que no es su condición original y primaria, ni es su destino último. La consumación, integración, y unifi cación final, a la que está llamado, la hará posible el Amor. El Amor gene ra unidad, comunión, síntesis. La acción reparadora de Jesús sobre el ser humano, tiene una doble vertiente integradora. Integra al individuo en sí, lo recoge de su dispersión y lo orienta hacia su fin. Pero todo ello no se realiza en el ser humano como en un ente aislado del resto de la humanidad y del mundo, al con trario, este movimiento de convergencia atañe a la entera humanidad y a la entera creación, porque sólo si este proceso de reunificación incumbe al ser humano en sus relaciones constitutivas puede ser verdaderamente plenificante e integrador. Es «todo el ser humano» el que está destinado a la salvación con todos los hombres y mujeres (la entera humanidad) y en tanto que ser mundano, con el mundo (Nueva Creación). Ireneo afirma ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS, vol. 85 (2010), núm. 332, ISSN 0210-1610 pp. 3-42

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el campo semántico de la idea de «reparación» en la obra Adversus Lo encontramos en catorce ocasiones en Adversus Haereses, de ellas diez en el cómo el segundo Adán vivo desciende al pan y el vino, a los productos de.
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