BIBLIOTECA CLÁSICA GREDOS, 92 A LUCILIO EDITORIAL GREDOS Asesor para la sección latina: SEBASTIÁMNA RINEBRI GORRA. Según las normas de la B. C. C., la traducción de este volumen ha sido revisada por José ESTEVEF ORRIOL. INTRODUCCI~NG ENERAL O EDITORIAL CREDOS, S. A. l. Caracterkticas generales de las epístolas Sánchez Pacheco, 8 1, Madrid. España, 1986. Señalamos los aspectos más relevantes del género: 1) EP~TOLADESS TINADAS A LA PUBLICIDAD. - Aunque esta aseveración resulta obvia, queremos con ella resolver, por cuanto tiene de clarificadora, la cuestión que pudiera ' plantear la diferencia establecida por Deissmann entre lit- terae y epistulae, correspondiente a la tradicional entre M- terae priuatae y litterae publicae. Para nosotros «cartas» y «epístolas». Las primeras van dirigidas a una persona singular o círculo de personas -pudiera ser un ente jurídico- para ser mantenidas en secreto; las motiva una ocasión concreta que deben conocer los comunicantes para interpretarlas de- bidamente, y responden a un momento de la vida privada más o menos trascendental. No sólo el contenido se refiere a temas personales e íntimos, sino que hasta la forma debe ser coloquial, empleando normalmente el lenguaje familiar Depósito Legal: M. 13844-1986. de cada día. ISBN 84-249-1033-8. Las epístolas, en cambio, aun cuando vayan dirigidas a una sola persona, por su propia índole están destinadas Impreso en España. Printed in Spain. Gráficas Cóndor, S. A., Sánchez Pacheco, 8 1, Madrid, 1986. - 5946 ' Cf. A. DEISSMANLNi,c ht vom Osten, Tübingen, 1923, págs. 193-213. a divulgarse entre un amplio número de individuos que mediante la epistola, que, sin dejar de tener presente al puede llegar al máximo posible, y donde la ocasión concre- destinatario concreto, piensa en un público más amplio, ta que motiva la comunicación, aunque exista realmente, y hasta en la publicación de sus epístolas en libros; de suerte queda diluida, como producto del arte, entre los ornamen- que no siempre enviaba a Lucilio cada epistola en particu- tos de la ficción literaria. lar, sino libros enteros o grupos de ellas para que se reu- Así, según Deissmann, deberíamos hablar de litterae o niesen en un corpus. Cartas de Cicerón y de Epístolas de Séneca. Estas últimas Séneca sofíaba con el público y la posteridad que había constituyen un verdadero género literario. de inmortalizarles tanto a él como a Lucilio 3. Insistiendo más aún en esta diferenciación, en orden Por eso, según Elorduy 4, las epístolas quizá no Ilega- a descubrir mejor el carácter de las epístolas de Séneca, ron a Lucilio antes de ser publicadas. * distingue Scarpat dos grandes categorías de misivas: las - 2) NO SON ESCRITOS PURAMENTE ARTIFICIALES. Ya en privadas, dirigidas a una persona o grupo determinado, 191 1 se preguntaba Bourgery si las epístolas de Séneca eran como medio de simple comunicación: informan al amigo auténticas epístolas, y terminaba su análisis respondiendo de un suceso, participan de su alegría o le consuelan y ani- '. que se trataba de un corpus casi del todo artificial man en la adversidad; y aquellas otras que, si bien dirigi- A juicio de Scarpat la cuestión está hoy dilucidada: al- das a una persona determinada, tratan de problemas doc- gunas páginas se afincan en la realidad, han surgido de trinales, filosóficos o morales que interesan a un público las vivencias cotidianas del filósofo 6. mucho más vasto. Así, entre otras, hemos de referirnos a la asistencia de De esta segunda clase son las de Séneca a Lucilio. Séneca a los horribles espectáculos del anfiteatro ', a su Lo cierto es que la tradición romana no ha distinguido visita a la quinta junto a Roma, que halla muy descuida- formalmente entre carta y epistola. Pero la comunicación da '; a la constatación que hace de la energía de A. Baso epistolar de carácter filosófico fue empleada ya desde el ante la muerte 9; a su propia estancia en Bayas 'O; al ma- comienzo por los griegos como procedimiento literario. Así lo hicieron Empédocles, Platón y Epicuro. Cf. G. SCARPAT,« L 'Epistolografia... D , págs. 503-504. Entre los latinos, como precedentes de Seneca cabe ci- Cf. Sdneca, I: Vida y escritos, Madrid, 1965, pág. 296. tar, en especial, a Lucilio y a Horacio. No así a Cicerón. En su articulo: «Les Lettres a Lucilius sont-elles de vraies lettres?~, De forma análoga a San Pablo, a media distancia entre Rev. de Philolog. 35 (1911). 40-55. la carta privada y el tratado doctrinal, Séneca habría esco- Así lo demuestra, a propósito de la Ep. 12 y otras más del libro gido para su correspondencia con Lucilio un tertium quid, 1, en el estudio introductorio a las mismas: cf. L. A. Seneca, Lettere a Lucilio. Libro 1, Testo, introduzione, versione e commento, Brescia, 1975. un género literario más libre, la comunicación doctrinal ' Cf. Ep. 7, 1-5. Cf. Ep. 12, 1-3. Cf. «L7Epistolografia», Introduzione allo studio dello cultura clas- Cf. Ep. 30, en particular §§ 1-9. sica 1, Milán, 1972, pág. 499. 'O Cf. Ep. 51, 1. reo que ha experimentado en el mar "; al dolor que le sus amigos 27; al abandono en que se encuentra, al regre- ocasiona su asma al paseo en litera por la costa con- sar de Alba cansado 12; 28. templando la quinta de Vatia a los ruidos que no le Éstas y otras más, entre las numerosas alusiones a pe- 13; impiden filosofar 14; a la travesía del túnel de Nápoles, tan queños, y a veces grandes, sucesos contemporáneos, son rica en sugerencias 15; al dolor de Lucilio por la muerte auténticas y reales, y hasta es posible encontrar, como ve- de Flacio a la contemplación de Pompeya, que le re- remos, el marco cronológico de la correspondencia mante- 16; cuerda la muerte 17; al suicidio, que elogia, de T. Mar- nida día a día, conforme ocurrían los hechos que daban celino 18; a la descripción pormenorizada de su jornada ha- ocasión para comunicarse con Lucilio. bitual 19; a su estancia en la quinta de Escipión Africano, Las relaciones cronológicas, a juicio de Grimal 29, exis- sumamente aleccionadora 'O; al desconsuelo de Ebucio Li- ten entre distintas epístolas; la sucesión de éstas en un marco beral por el incendio de Lyon "; a la censura dirigida a temporal, y no lógico, excluye que el Corpus pueda ser con- Lucilio, que considera prematura la muerte de Metronac- siderado como un tratado filosófico, dividido artificialmente te "; al consuelo que brinda a Marcelo por la muerte del en partes que adoptan la forma literaria de epístolas. hijo "; a la defensa del estilo de P. Fabiano, criticado por Que éstas se apoyan a menudo en sucesos de la vida Lucilio 24; al relato de la muerte de C. Seneción a punto cotidiana lo demuestran las alusiones, antes mencionadas, de ser rico a la partida de Roma hacia Nomento, que a personajes e incidentes que desempefian un papel muy 25; protagoniza el filósofo, afectado de fiebre 26; al reproche secundario con relación al objetivo primordial de la obra: que dirige a Lucilio, dolido por la huida de los esclavos, el de guiar a Lucilio hacia la consecución de la sabiduría. Dichos acontecimientos son utilizados por Séneca, y no in- ventados, en orden a su reflexión filosófica. l' Cf. Ep. 53, 3. 12 Cf. Ep. 54, 1-2. Como subrayará el propio Grimal a propósito de la 13 Cf. Ep. 55. 2. edición de las Epístolas a Lucilio de Scarpat 30, éste ha l4 Cf. Ep, 56, 1-3. comprobado con feliz intuición que el pensamiento de Sé- 1s Cf. Ep. 57, 1-2. neca toma su relieve a partir de lo real, y por ello se ha l6 Cf. Ep. 63, 1. esforzado en hermanar el pensamiento filosófico con el con- l7 Cf. Ep. 70, 1-2. texto histórico de las epístolas. Éstas suponen siempre una l8 Cf. Ep. 77. 5-10. l9 Cf. Ep. 83, 2-7. conversación más íntima con el amigo ausente que los diá- 20 Cf. Ep. 86, 1-5. logos filosóficos escritos por Séneca, con cuya temática coin- 21 Cf. Ep. 91, 1-3. ciden en gran parte. 22 Cf. Ep. 93, 1-2. Cf. Ep. 99, 1-2. 27 Cf. Ep. 107, 1-2. 24 Cf. Ep. 100, 1 y cs. Cf. Ep. 123, 1. " Cf. Ep. 101, 1-4. Cf. Mque ou la consciente de I'Empire, Pan's, 1978, págs. 441-442. 26 Cf. Ep. 104. 1. 30 Cf. Rev. Ét. Lat. 53 (1975), 471. INTRODUCCIÓN GENERAL 13 Aunque es forzoso reconocer que la sola investigación No en vano Séneca establecerá la ecuación entre epistu- histórica en torno a las epístolas no bastaría para la recta la y sermo (= «conversación»). y cabal interpretación de las mismas, sus logros importan- Por ello concluirá en 55, 11: «Al amigo se le ha de tes serán siempre parciales en una obra de alcance literario poseer dentro del alma, y aquí él nunca está ausente: a y doctrinal. todo el que ella ama lo contempla cada día. Así, pues, entrégate al estudio conmigo, cena conmigo, pasea conmi- 3) DOCUMENTDOE AMISTAD Y AUTOBIOGRÁFICO. - go.. . Te contemplo, querido Lucilio; ahora en particular Como tales, las Epístolas a Lucilio descubren los dos tipos te escucho; estoy en tu compañía de tal suerte que dudo que, según la teoría de los antiguos, transmitida ya desde si voy a escribirte billetes en lugar de cartas)). el siglo I de nuestra era, pertenecen a la esencia del género Lo que demuestra que el tema de la amistad no se limi- epistolar: la imagen constante del propio escritor y la efu- ta a unas pocas cartas del libro 1, que lo desarrollan de sión de la amistad. Ambos extremos se complementan forma específica, la 3, 6 y 9 en concreto, sino que se di- 31. La amistad se interpreta como un presupuesto esencial funde por todo el Corpus epistolar. del intercambio epistolar. Incluso la Epístola 109, que continúa el tema de la pre- Al definir Cicerón la carta como ((conversación entre cedente sobre la utilidad que un sabio presta a otro sabio, amigos ausentes)), en Fil. 11 4, 7, significa que ésta determi- constituye un canto bello y sutil a la amistad: los amigos na la compafiía de los amigos por encima de la separación útiles son aquellos que comparten el beneficio de la virtud; espacial: el amigo ausente se torna presente de forma nue- tendrán un mismo querer y un mismo no querer. Expone, va y directa. pues, los frutos saludables de la comunicación entre los Varios pasajes de las Epístolas a Lucilio encarecen el sabios y, así, ofrece una legitimación de la amistad, como aspecto de la amistad: una de tantas epístolas, aunque entre las mejores, que des- En 67, 2, Séneca dice a Lucilio: «. .. siempre que me tacan nuevos aspectos del significado de la amistad. llegan tus cartas tengo la impresión de estar en tu compa- El otro tipo esencial del género epistolar, el de ofrecer ñía, y dispongo mi alma de tal suerte que imagino no con- la imagen o presencia del propio escritor, ha quedado en testarte por escrito, sino responderte de palabra)). cierto modo ya sugerido. Igualmente en 55, 9: «Es posible conversar con los ami- Con todo, el mismo Séneca lo corrobora al comienzo gos ausentes, sin duda cuantas veces quieras, todo el tiem- de la Epístola 40: «Te agradezco)), dirá a Lucilio, «que po que lo desees. Y de este placer, que es el más grato, me escribas con frecuencia, pues de la única forma que gozamos más plenamente estando ausentes. La presencia puedes te me das a conocer. Jamás recibo tu carta sin que nos vuelve melindrosos.. .D. estemos en seguida juntos. Si los retratos de los amigos ausentes nos resultan gratos porque renuevan su recuerdo y aligeran la nostalgia de su ausencia con falaz y vano con- " Cf. H. Cmcm, Untersuchungen zu Senecas Epistulae Morales, Hil- desheim, 1967, págs. 46-58. suelo, jcuánto más gratas nos resultan las epístolas, que nos procuran las huellas auténticas del amigo ausente, sus autén- rales 41 y la dialéctica 42, valora las teorías de Platón y de ticos rasgos! Porque la mano del amigo impresa en la epís- Aristóteles, sin dejar de criticarlas 43, manifiesta un cierto tola brinda lo que sabe muy dulce en su presencia: el aprecio por Epicuro 44, pero no incondicional ni acrítico 45, reconocerlo». y enseiía con frecuencia las ventajas y excelencia de la Y así acontece con el epistolario de Séneca, que infor- filosofía 46. ma abundantemente sobre la persona, vida y carácter de La investigación actual insiste, partiendo del epistola- su autor. rio, en la transparencia y rectitud de la vida de Séneca, Aparte la información antes indicada sobre alusiones en la adecuación de ésta con sus enseiíanzas, a través de reales a diversos momentos de su vida postrera, que se con- las cuales ha expresado no un pensamiento fluctuante, si- tienen en las Epístolas, cabe ahora aiíadir que su corres- no su propia experiencia espiritual 47. pondencia revela no menos el talante espiritual y científico Como en el caso de Lucilio y Horacio, también en las de Séneca, que la sinceridad de su alma: de quien sufre Ephtolas se trasluce la personalidad toda de Séneca, quien, disnea, pero que está preparado para la muerte y que acon- al igual que sus dos predecesores, se halla plasmado en seja esperarla con ánimo tranquilo 32; que proclama las su propio retrato como en una tabla votiva 48. ventajas de la tranquilidad de espíritu que pondera la Y no sólo Séneca, también Lucilio, su confidente. 33; fortaleza del sabio y exhorta a la perseverancia que con- Ha sido L. Delatte quien, partiendo de las indicaciones 34; sidera un bien ventajoso la pobreza que reconoce la pre- de Séneca, ha reflejado de forma inmediata el carácter, 35; sencia de Dios en el alma del justo que patentiza el posición social, aspiraciones y progreso espiritual de 36; cariño hacia su esposa 37 y la indulgencia y afecto a los Lucilio 49. esclavos 38; en fin, que proclama la belleza y el gozo inhe- Respecto a las 22 primeras epístolas, supone que cada rente a la virtud 39, considerando lo honesto como el bien una es respuesta a un escrito del amigo que por entonces supremo regentaba una procuraduría en Sicilia; que, sin embargo, 40. Por otra parte, como hombre de estudios sumamente " Cf. Ep. 89. erudito, descubre su actitud de reserva ante las artes libe- 42 Cf. Ep. 45; 48; 49; 82; 83; 85; 87. A ellas dedica breves, pero agudas, acotaciones Cancik al referirse a la distribución de las formas de argumentación: cf. Untersuchungen.. ., págs. 35-42. 3"2 Cf. Ep. 54, 1-5; 30, 11. " Cf. Ep. 58 y 65. Cf. Ep. 19; 36; 56 y 105. " Casi en todas las 99 primeras epístolas. '345 CCff.. EEpp.. 1137;. 37 y 107. 4' CCff.. EEpp.. 55;9 1y6 ;9 21. 7; 32; 44; 53; 72; 90; 94; 111. 36 Cf. Ep. 41. '' Cf. P. G w ,~N aturee t limites de I'eclectisme philosophique 37 Cf. Ep. 104. chez Sénkque)), Les Ét. Clas. 38 (1970). 3-17. Cf. Ep. 47. Cf. H. CANCM, Untersuchungen. .., págs. 54-58. 4309 CCff.. EEpp.. 7271 ; y7 41;1 57.6 y 118. 49 En «Lucilius, l'ami de Stneque)), Les Ét. Clas. 4 (1935), 367-385; 546-590. a partir de la 23 no se puede afirmar otro tanto, porque Entre los primeros nos referimos a los diálogos sobre resulta difícil apreciar cuál fuese el efecto producido en la brevedad de la vida, sobre la felicidad, sobre la constan- Lucilio por las misivas de Séneca, toda vez que los dos cia del sabio, sobre la tranquilidad del alma, sobre el ocio, amigos se correspondían sin esperar siempre la respuesta la ira, los beneficios, la clemencia y la consolación. a sus epístolas. De los segundos citamos la serie de exhortaciones a la Con todo Lucilio, además del cargo en Sicilia, había filosofía, el tratado de los deberes, de la muerte prematu- desempeñado otros anteriormente en las provincias de los ra, de la amistad, de los remedios contra la fortuna, para Alpes, de Macedonia y de Cirenaica. Amante de las letras, aludir solamente a aquellos que ofrecen verdadero interés compuso poemas y escribió sobre temas filosóficos. en relación con la temática desarrollada por las EplSto1a.s. Seguidor, en un principio, de Epicuro, conocemos a Aunque el contenido ideológico de éstas sea preferente- través de la correspondencia de Séneca sus progresos en mente de orden ético, no lo es exclusivamente, ya que mu- la doctrina del Pórtico. chas desarrollan además temas que corresponden a las otras Quizá las constantes alusiones a Epicuro con aproba- dos partes en que los antiguos dividían la Filosofía: la Ló- ción explícita de su doctrina, en las 29 primeras epístolas, gica y la Física. tienen como finalidad disponer favorablemente el ánimo La Lógica-Dialéctica se analiza especialmente en las Epís- de su iriterlocutor reconociendo cuanto de positivo había tolas 45, 48, 49, 82, 83, 85 y 87, aunque no de forma en las ensefianzas del maestro de Atenas para facilitar de sistemática y dependiendo además de la preponderante in- este modo la conversión de Lucilio a los dogmas de la tención ética y educativa. Estoa. La Física es considerada particularmente en las Epísto- las 58 y 65, en intima relación con el sistema platónico 4) EXPOSICI~DNOC TRINAC DE CARÁCTER FILOS~FICO Y de los modos del ser, por una parte, y del problema de MORAL. - ES el rasgo distintivo del género epistolar em- las causas en PIatÓn y Aristóteles, por Ia otra. Sin embar- pleado por Séneca, que contrasta poderosamente con el go, pueden apreciarse repetidas veces verdaderos fundamen- de las cartas ciceronianas, según apuntábamos al principio. tos metafísicos de la moral senequista a lo largo de toda Las Epístolas constituyen básicamente una exposición la producción epistolar ". de la doctrina estoica tradicional, aunque renovada y ac- Acabamos de seiíalar los capítulos más importantes de tualizada, de acuerdo con los postulados de la época impe- la Ética, pero al hablar de una Ética política descubrimos rial, y que no hacen sino repetir en gran parte, si bien en las epístolas numerosos pasajes en los que Séneca juzga de forma más íntima, los grandes temas de los diálogos la actuación política de las grandes figuras de la historia filosóficos, tanto de los conservados íntegramente como romana, lo que nos permite deducir en buena medida su de los que sólo lo han sido en fragmentos 50. posición frente a la forma de gobierno del Principado. Cf. P. GRIMALS, énPque. Sa vie, son oeuvre, sa philosophie, 2.a Cf. M. GENTILEI, fondamenti metafsici della morale di Seneca, edición, París, 1957, págs. 37-40. Milán, 1932, pigs. 9-17. a partir de la 23 no se puede afirmar otro tanto, porque Entre los primeros nos referimos a los diálogos sobre resulta difícil apreciar cuál fuese el efecto producido en la brevedad de la vida, sobre la felicidad, sobre la constan- Lucilio po'r las misivas de Séneca, toda vez que los dos cia del sabio, sobre la tranquilidad del alma, sobre el ocio, amigos se correspondían sin esperar siempre la respuesta la ira, los beneficios, la clemencia y la consolación. a sus epístolas. De los segundos citamos la serie de exhortaciones a la Con todo Lucilio, además del cargo en Sicilia, había filosofía, el tratado de los deberes, de la muerte prematu- desempeñado otros anteriormente en las provincias de los ra, de la amistad, de los remedios contra la fortuna, para Alpes, de Macedonia y de Cirenaica. Amante de las letras, aludir solamente a aquellos que ofrecen verdadero interés compuso poemas y escribió sobre temas filosóficos. en relación con la temática desarrollada por las Epístolas. Seguidor, en un principio, de Epicuro, conocemos a Aunque el contenido ideológico de éstas sea preferente- través de la correspondencia de Séneca sus progresos en mente de orden ético, no lo es exclusivamente, ya que mu- la doctrina del Pórtico. chas desarrollan además temas que corresponden a las otras Quizá las constantes alusiones a Epicuro con aproba- dos partes en que los antiguos dividían la Filosofía: la Ló- ción explícita de su doctrina, en las 29 primeras epístolas, gica y la Física. tienen como finalidad disponer favorablemente el ánimo La Lógica-Dialéctica se analiza especialmente en las Epís- de su i~~terlocutorerc onociendo cuanto de positivo había tolas 45, 48, 49, 82, 83, 85 y 87, aunque no de forma en las enseñanzas del maestro de Atenas para facilitar de sistemática y dependiendo además de la preponderante in- este modo la conversión de Lucilio a los dogmas de la tención ética y educativa. Estoa. La Física es considerada particularmente en las Epísto- las 58 y 65, en íntima relación con el sistema platónico 4) EXPOSICIÓND OCTRINAL DE CARÁCTER PILOSÓFICO Y de los modos del ser, por una parte, y del problema de MORAL. - ES el rasgo distintivo del género epistolar em- las causas en Platón y Aristóteles, por la otra. Sin embar- pleado por Séneca, que contrasta poderosamente con el go, pueden apreciarse repetidas veces verdaderos fundarnen- de las cartas ciceronianas, según apuntábamos al principio. tos metafísicos de la moral senequista a lo largo de toda Las Epístolas constituyen básicamente una exposición la producción epistolar 'l. de la doctrina estoica tradicional, aunque renovada y ac- Acabamos de seilalar los capítulos más importantes de tualizada, de acuerdo con los postulados de la época impe- la Ética, pero al hablar de una Ética política descubrimos rial, y que no hacen sino repetir en gran parte, si bien en las epístolas numerosos pasajes en los que Séneca juzga de forma más íntima, los grandes temas de los diálogos la actuación política de las grandes figuras de la historia filosóficos, tanto de los conservados íntegramente como romana, lo que nos permite deducir en buena medida su de los que s610 lo han sido en fragmentos 'O. posición frente a la forma de gobierno del Principado. 'O Cf. P. GRIMALS, énkque. So vie, son oeuvre, so philosophie, 2.a '' Cf. M. GENTILEI, fondamenti metafsici della morale di Seneca, edición, París, 1957, págs. 37-40. Milán, 1932, págs. 9-17. por la misma razón, el ritmo medio de frecuencia de 2. Número y cronología nueve días para las Epístolas de la 86 a la 91, escritas en Respecto al número, parece haber duda de que las 124 el verano del 64, de mediados de junio a principios de agos- epistolas, repartidas en 20 libros, que según la tradición to, resulta demasiado lento. Ello hace suponer que se ha- manuscrita y las ediciones críticas dirigió Séneca a Lucilio, yan desechado algunas cartas, máxime si tenemos en cuen- sean las únicas que el filósofo intercambió con su corres- ta que fue en este tiempo cuando ocurrió el incendio de pondiente. Roma, provocado por Nerón, al que las epistolas recogi- Ya Aulo Gelio se refirió a un libro XXII, del que adu- das no aluden. ce fragmentos relativos a los juicios que Séneca había emi- Además de estas supresiones, del todo verosímiles y jus- tido sobre Ennio, Cicerón y Virgilio y que suelen reprodu- tificables, existen otras en el interior de las epístolas con- cir las mejores ediciones después de la Epístola 124, como servadas, v. gr. en la 121, 12; esto, sin duda, evidenciaría final del texto de la correspondencia senequista el esfuerzo de Séneca por suprimir dentro de lo posible 52. P. Grimal, profundizando en el tema, supone que el todo lo personal y anecdótico, conforme a las leyes del corpus de las epistolas que tenemos a mano, publicado an- género literario empleado, para insistir en las consideracio- tes de la muerte del filósofo, «ha consistido en recoger nes de carácter general. entre las cartas reales las que presentaban un valor verda- En intima relación con cuanto venimos diciendo res- deramente filosófico» A su juicio, ha de admitirse la pecto al número de las epistolas, está el otro problema, 53. supresión de algunas epístolas de los diversos períodos de más importante y discutido, el de su cronología. su producción Pensamos que las conclusiones a iue ha llegado P. Gri- 54. Así para el primer grupo de la correspondencia, Epís- mal son prácticamente definitivas; sus puntos de vista difí- tolas de la 1 a la 11, escritas desde finales de julio a princi- cilmente podrán mejorarse a partir de los datos de que ". pios de octubre del 62, ya que el ritmo de frecuencia cons- disponemos. Aprovechamos su exposición tatado es demasiado lento con relación al considerado Ante todo se impone admitir que el Epistolario fue es- normal: supone doce días de media entre dos epístolas, crito desde el comienzo del verano del aíío 62 hasta finales cuando el ritmo óptimo es de ocho días, tratándose del del 64 (últimos de noviembre). tiempo de verano. Además sorprende que no se haga men- Diversos acontecimientos importantes, vinculados a epís- ción, en ninguna de las misivas, del terremoto de Pompe- tolas concretas, van jalonando la sucesión de las mismas ya, patria de Lucilio, acaecido por estas fechas. en el plano temporal: Poco antes de la muerte de Octavia, esposa de Nerón Cf. F. PRÉCHACS,é neque. Letlres Lucilius 1, 6. a ed., París, 1969, (9 de junio del 62), Séneca había solicitado al emperador páginas 11 y 111; C. C d ,Sk neca. Lletres a Lucili 1, Barcelona, 1928, retirarse, después de ofrecerle la restitución de cuantos ob- páginas X-XI. 5"3 Séneque ou la consciente. .., pág. 443. - Cf. ibidem.. págs. 452-456. s5 Cf. ibidem, págs. 220-224, 443-455. sequios había recibido de él. Cuando comienza la corres- Con la Ep. 29 terminan las citas de máximas tomadas pondencia, Nerón acababa de unirse a Popea. El principio en préstamo a diversos filósofos, en particular a Epicuro. de la Ep. 5 contiene una velada alusión a la todavía muy ~ l l ose debería al viaje y estancia de Lucilio en Roma, reciente ejecución de Rubelio Plauto, estoico, de costum- a principios de la primavera del 63, pero por poco tiempo, bres austeras, que evocaba la imagen de Catón, y cuya donde su contacto personal con Séneca aceleró su acepta- tragedia infundía en el ánimo de los senadores estoicos el ción del estoicismo, haciendo innecesarias las máximas temor de correr una suerte parecida: (t.. .Bastante odioso epicúreas. resulta el propio nombre de filosofía)), dice Séneca, «aun- En cambio, las Ep. 31 y 45 lo suponen de nuevo en ... que la practiquemos con discreción » 56. Sicilia. La Ep. 7 se refiere a los Ludi Victoriae Caesaris, jue- La Ep. 49 cuenta el viaje de Séneca a Campania, du- gos del Anfiteatro, celebrados entre el 20 y el 30 de julio rante el cual ha contemplado Pompeya, mientras se dirigía del 62, en los que se obligaba a los condenados a muerte a Nápoles por mar. a exterminarse unos a otros. Séneca hace votos para que En la Ep. 57, que debe situarse entre noviembre y di- Nerón no aprenda las lecciones de crueldad que le dan Ti- ciembre del 63, Séneca se encuentra en Campania. Al co- gelino y Popea. mienzo del escrito dice que va de regreso a Nápoles y que La Ep. 12 habla de los plátanos resecos, sus hojas, cir- atraviesa el túnel de Pausilipo. cunstancia que nos lleva, ya en pleno otoño, a los prime- El ritmo de la correspondencia, desde la Ep. 67 a la ros días de octubre del propio año, siempre de acuerdo 77, es muy rápido; Séneca no espera la vuelta del correo con el ritmo de frecuencia exigido entonces para la corres- para escribir de nuevo. pondencia epistolar. En concreto la Ep. 67 fue escrita en la primavera del La Ep. 18 data de fines de diciembre del mismo 62, 64, ya declinando hacia el verano, cuando se abren las flo- toda vez que alude a las fiestas Saturnales. res, según indica la propia carta. La Ep. 23 debe fecharse al final de febrero o principios La Ep. 68 presenta a Lucilio entregado al retiro, pero de marzo del 63, adelantándose un tanto al comienzo de éste ha abandonado ya Sicilia y se halla verosímilmente la primavera. En este momento Lucilio temió por el resul- en Pompeya. La 69 se hace eco de los frecuentes viajes tado de un proceso judicial que un enemigo suyo le susci- que Lucilio realiza. tara injustamente. En la Ep. 70 no se trata de contemplar la vista de Pom- Entre la Ep. 23 y la 67 hay que suponer el transcurso peya, como en la 49. Séneca se encuentra instalado en la de un aiio completo; de otra suerte, con dos meses, cual querida patria de Lucilio, entre la primavera y el verano pretenden algunos, no sería posible dar cabida a los nume- del 64, ya que la naumaquia, probablemente con ocasión rosos acontecimientos ocurridos, a saber: de los ludi Megalenses, entre el 4 y 10 de abril, situaría a la epístola en torno a estas fechas.