Description:Elizabeth Webster salió de su domicilio y recogiéndose ligeramente la falda, echó a andar por la ancha acera de madera. La lavandera irlandesa de la casa de enfrente la saludó con un amistoso: —Buenos días. La joven respondió distraídamente y continuó su camino. Los transeúntes que a aquellas horas, como en todas, llenaban la calle, se apresuraron a dejarla pasar. Una anciana que se asomaba a una de las ventanas le hizo un ademán de despedida. Tres niñas que jugaban delante de su domicilio corrieron a rodearla. —Buenos días, miss Webster. Elizabeth sonrió, pero no se detuvo como otras veces y siguió adelante. En un portal charlaban tres mujeres que, al verla, le dirigieron una inclinación de cabeza. —Hermoso día, miss Webster. La joven asintió sin ningún, entusiasmo.