Caminar es mucho más que poner un pie delante del otro. ¿Y si solo se pudiera pensar bien a través de los pies? Andar no exige ni aprendizaje, ni técnica, ni material ni dinero. Sólo requiere de un cuerpo, de espacio y de tiempo. Cada día son más los aficionados a caminar, y todos ellos obtienen los beneficios de esa propensión: sosiego, comunión con la naturaleza, plenitud… Andar, una filosofía es un recorrido (a pie), filosófico y literario, en compañía de ilustres autores como Rimbaud, Thoreau o Kant cuyo hilo conductor es el simple hecho de caminar. Andar como experiencia de libertad, como acto solitario y propicio para la ensoñación, como motor de creatividad… Este libro es una celebración del paseo y una reivindicación de virtudes elementales que parecemos haber olvidado en esta época de prisas y de monotonía. Desde un enfoque cultural, Frédéric Gros se adhiere a la corriente de loslowy nos invita a valorar las ventajas de la lentitud. «Para ir más despacio no se ha encontrado nada mejor que andar. Para andar hacen falta ante todo dos piernas. Todo lo demás es superfluo. ¿Quieren ir más rápido? Entonces no caminen, hagan otra cosa: rueden, deslícense, vuelen». Frédéric Gros Andar, una filosofía ePub r1.0 Titivillus 22.05.15 Título original: Marcher, une philosophie Frédéric Gros, 2014 Traducción: Isabel González-Gallarza Diseño de cubierta: Eduardo Nacarino Editor digital: Titivillus ePub base r1.2 A NDAR NO ES UN DEPORTE A ndar no es un deporte. El deporte es una cuestión de técnicas y de reglas, de resultados y de competición, y todo ello requiere un largo aprendizaje: conocer las posiciones, dominar los gestos adecuados. Y, mucho después, vienen la improvisación y el talento. El deporte es cosa de resultados: ¿qué puesto ocupas en la clasificación?, ¿qué tiempo has conseguido?, ¿qué resultado? Se da siempre esa distinción entre vencedor y vencido, como en la guerra —hay, entre la guerra y el deporte, un parentesco del que la guerra extrae su honra y el deporte su deshonra: del respeto al adversario al odio al enemigo—. Obviamente, el deporte es también afán de resistencia, gusto por el esfuerzo, disciplina. Una ética, un empeño. Pero también es material, revistas, espectáculos, un negocio. Proezas. El deporte da pie a inmensas ceremonias mediáticas a las que afluyen los consumidores de marcas y de imágenes. El dinero lo invade para empobrecer las almas, y la medicina para construir cuerpos artificiales. Andar no es un deporte. Poner un pie delante de otro es un juego de niños. Cuando dos caminantes se encuentran, no es cuestión ni de resultados ni de números: uno le dirá al otro qué camino ha tomado, qué sendero ofrece el paisaje más hermoso, qué panorama se contempla desde tal o cual promontorio. Y eso que, sin embargo, se ha intentado crear un nuevo mercado de accesorios: un calzado revolucionario, calcetines fabulosos, mochilas eficaces, pantalones con grandes prestaciones… Se intenta desde luego colar en la
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