Description:Abraham Douglas, apoyado en la cruz del mango de su pala, cuya cuchara había clavado en tierra del revés, seguía con ojos turbios e irritados al caballo brioso y braceante que se alejaba raudamente por la llanura amenazando perderse pronto de vista. Le seguía furioso porque él no era hombre a quien la gente hubiese amenazado nunca impunemente y el jinete aquel había osado hacerlo, sin que él, por prudencia, le hubiese cerrado la boca a puñetazos. Y esto era precisamente lo que encendía en él aquella sorda irritación; no haber aplastado la lengua de Roger Kaistein, después que le había amenazado agriamente si no se doblegaba a sus mandatos.