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¿Y todo por un infeliz helicóptero? Biografía no autorizada de Álvaro Uribe Vélez PDF

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¿Y TODO POR UN “INFELIZ” HELICÓPTERO? «El segundo Uribe se deja ver en las “tardes doradas de la mafia”, a las que se refiere, en un excelente artículo, el escritor Alpher Rojas. Cuenta él un episodio del que fue testigo presencial. En una de las lujosas ferias de Armenia, cuando la ciudad se preparaba para su centenario. Rojas ve de lejos a Pablo Escobar, a Rodríguez Gacha, a los Ochoa que asisten al espectáculo. Dairo Chica, el consentido de la mafia, presenta su espectáculo de rejoneo. Las jacas encintadas son soberbias. Fabio Ochoa, “el obeso padrino de los nuevos ricos” imparte absoluciones y come mandarinas. “Tupac Amaru”, el caballo de un millón de dólares, opaca con su silueta y con el pequeño lucero de su frente, a las otras cabalgaduras. Rodríguez Gacha, propietario del ejemplar, “disfruta las mieles de su popularidad”. Y allí, en ese mismo sitio y hora está él, el candidato, “con sus magníficas cuadras caballares”. “Allí está el 'doptor Uribe', como le decía El Mexicano, o ‘Varito’, como lo motejaba cariñosamente don Fabio. Y de ninguna manera distante, ni prejuicioso, ni tímido, sino francamente comprometido en el negocio turbio, desde la brevedad ambigua de su atuendo maicero y sus gafas de Harvard, intercambiando información pecuaria para modernizar y ampliar sus dehesas”. “Daba la impresión - añade Rojas - de ser un amigo muy cercano de los padrinos caballistas. Me parece observarlo contemplando la conjunción jinete/caballo de Dairo Chica (el rejoneador de los narcos), con Venus, el espléndido caballo asesinado. Uribe alzaba su entrecejo con visible admiración, seguramente empezando a vislumbrar a un país, brioso y tonto a la vez, montado por él”.» J. Contreras y F. Garavito (Biografía no autorizada de Álvaro Uribe Vélez – El Señor de las sombras - 2002) (1) El helicóptero de “Tranquilandia” Tomado de “Biografía no autorizada de Alvaro Uribe Vélez” (2002) 1 http://colombia.indymedia.org/uploads/2007/09/biografia_auv.pdf 2 «Hace poco Noticias Uno y El Nuevo Herald dieron cuenta, con un intervalo de diez horas, de la incautación por parte de la Policía y de la DEA, de un helicóptero, propiedad de Uribe Vélez y de otros, en la llamada operación Yarí. En el complejo, de 500 hectáreas de extensión, las autoridades encontraron siete pistas de aterrizaje y 14 fábricas capaces de producir 20 toneladas semanales de cocaína. De acuerdo con el reporte del corresponsal del Herald en Colombia, Gonzalo Guillen, el 11 de marzo de 1984, un año después de que Uribe saliera prácticamente destituido de la Alcaldía de Medellín, y en plena campaña electoral para el Senado de la República, las autoridades colombianas y estadounidenses dieron un rudo golpe contra el narcotráfico, que algunos han calificado como “el más grande en la historia”. En el operativo, las autoridades decomisaron un helicóptero Hughes-500, modelo 369D, con matrícula HK 2704-X (amparado hasta ese momento por la matrícula norteamericana N215-FA), que llegó a Colombia el 27 de octubre de 1981, importado por una empresa de Alberto Uribe Sierra. La licencia de operación y la matrícula correspondiente se le otorgaron un día después, luego de un trámite preferencial de cuatro horas que obvió turnos que comúnmente se demoran alrededor de veinte días. El director de Aerocivil en ese momento era Álvaro Uribe Vélez. Ese mismo día Aerocivil “concedió matrículas de bandera colombiana a tres de los seis aviones que la Policía decomisó durante el allanamiento. Uno de ellos fue el HK 2592P, en cuyo expediente figura un oficio de recomendación especial firmado por el entonces jefe de Planeación de la Aeronáutica Civil, César Villegas, principal asesor de Uribe Vélez”. En ese momento el director de la Policía era el general Víctor Delgado Mallarino. Él informó que el complejo, desde el cual se exportaban semanalmente hacia los Estados 3 Unidos toneladas de cocaína, “pertenecía a las organizaciones de Pablo Escobar, Gonzalo Rodríguez Gacha, los hermanos Juan David, Jorge Luis y Fabio Ochoa Vásquez y Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela, quienes manejaban los poderosos carteles de Medellín y Cali. La dirección del operativo estuvo a cargo de los coroneles Jaime Ramírez Gómez (posteriormente asesinado por la mafia cerca de Bogotá) y Luis Ernesto Gilibert, hoy director de la Policía Nacional de Colombia”. El helicóptero fue el mismo en que el padre del candidato viajó a su hacienda ocho meses antes, cuando fue asesinado en un supuesto ataque de las FARC. “El 28 de marzo de 1984, diecisiete días después del golpe a Tranquilandia y Villacoca, la oficina de Registro Aeronáutico de Aerocivil recibió una carta de la firma propietaria del helicóptero según la cual el aparato le había sido vendido a un hombre llamado Fidel Agudelo Chávez. Los anteriores propietarios advertían que no existían escrituras legales que acreditaran la venta, dado que estaban 'pendientes del avance del proceso sucesoral del finado Alberto Uribe Sierra'. "La carta venía acompañada por un documento suscrito ante un notario en febrero de 1984 por Agudelo Chávez y por Jaime Alberto Uribe Vélez (hermano de Álvaro recientemente fallecido), quien se comprometía a entregar el helicóptero en pago de una deuda que su padre había contraído con el presunto nuevo propietario de la nave". En el expediente oficial no aparece hoy ese traspaso. El rastro del helicóptero se perdió. Después de haber sido adjudicado a la Policía Nacional, la fiscalía ordenó devolverlo a los dueños “alegando que no hubo sentencia judicial alguna que condenara oficialmente su relación con el narcotráfico”. Poco después del decomiso, Uribe Vélez le solicitó una cita a Enrique Parejo, ministro de Justicia de ese entonces, durante la cual le explicó que su padre no pertenecía al narcotráfico y que simplemente “le había prestado el helicóptero a un amigo” (2). El informe de Noticias Uno, que se transmitió el domingo 21 de abril, fue elaborado por Ignacio Gómez, director de Investigaciones del Canal Uno, un acreditado periodista colombiano que se ha visto obligado a vivir durante largos períodos fuera del país por razón de las amenazas de que ha sido víctima. En las dos semanas previas a la emisión, Gómez recibió en el teléfono de su residencia particular quince grotescas llamadas de sicarios. Sin amedrentarse, el noticiero publicó su crónica, para la cual le pidió una previa respuesta a Uribe Vélez. El se negó, alegando que sus respuestas podían ser editadas. En consecuencia, se le propuso que hablara en directo, sin límite de tiempo. Respondió que contestaría “más tarde”. Pero no dijo nada. Al día siguiente, sin embargo, aceptó varias entrevistas por la radio, en las que acusó al director del informativo, Daniel Coronell, de ser un testaferro de Noemí Sanín, también candidata presidencial. Coronell respondió enérgicamente. De inmediato recibió tres amenazas en su oficina y varias por su teléfono celular. A las 11 de la noche del lunes 27 un hombre lo llamó desde un aparato no registrado para decirle “te vamos a matar, hijo de puta”. A las 9 y 30 de la mañana del día siguiente, otro hombre llamó al celular y le dijo que matarían a su hijita de pocos años. Coronell se vio obligado a sacar a la niña del país y a enviarla a vivir con unos parientes.» 2 La expresión no está resaltada en el original. 4 El helicóptero e Ignacio Gómez Tomado de una entrevista a Ignacio “Nacho” Gómez 25 de noviembre de 2002 A finales de 2002 el Comité Mundial para la Protección de los Periodistas, CPJ, le concedió al comunicador Ignacio “Nacho” Gómez el Premio Internacional de Libertad de Prensa. Dicha organización invitó a Gómez a su sede y aprovechó su presencia para hacerle una entrevista: «El periodismo colombiano a menudo presencia en la primera línea de butacas el salvaje tiroteo del narcotráfico, la guerra civil y la violencia en general del país. Uno de esos espectadores de excepción es Ignacio "Nacho" Gómez, quien empezó su carrera periodística en la década de los 80 durante el fragor de la lucha contra los carteles de la droga. Desde entonces, las amenazas, los exilios y los atentados contra su vida o su integridad profesional no han amilanado a Nacho, quien concentra hoy sus esfuerzos en delatar la corrupción gubernamental en los más altos niveles. Este batallar de años ha sido reconocido al concedérsele uno de los galardones más prestigiosos del periodismo mundial, el Premio Internacional de Libertad de Prensa del CPJ (3). Nacho visitó la sede del Centro Internacional para Periodistas (ICFJ) y charló con nosotros sobre las lecciones del pasado, la pelea del presente y las incertidumbres del futuro. (…) ICFJ: ¿Por qué te han concedido el premio del CPJ? IG: Por el trabajo de los antecedentes que relacionan a Alvaro Uribe Vélez con el Cartel de Medellín. Es una investigación que se hizo en cinco partes. Una de ellas tenía que ver con la coincidencia cuando Pablo Escobar era miembro del Congreso y tenía muchísima actividad política o proselitista en los barrios pobres de Medellín, y por entonces Alvaro Uribe era el alcalde de Medellín y hacía programas muy paralelos a los de Pablo Escobar. Después Alvaro Uribe fue director de la Aeronáutica Civil. Antes de él, desde 1954 hasta 1981, el Estado había concedido 2.339 licencias, y durante los 18 meses que él ejerció, concedió 2.242 licencias, muy poco menos que en los 35 años anteriores, con el agravante que muchísimas de esas licencias, como 200, quedaron en manos del Cartel de Medellín. Y una de ellas, al menos una de ellas, quedó en manos de su papá, quien fue asesinado un tiempo después por las FARC. Cuando el 3 http://www.cpj.org/awards02/DC_awards02_release.html#more 5 helicóptero era objeto de la herencia, fue encontrado en un laboratorio famosísimo de Pablo Escobar llamado Tranquilandia. El helicóptero pertenecía a Uribe y su hermano. Además había una estrecha relación entre el papá de Uribe y el clan de los Ochoa, que era una familia muy importante en el Cartel de Medellín. Y la última fue cuando Pablo Escobar escapó de la cárcel y trató de hacer un nuevo acuerdo con el gobierno, y el encargado de llegar a ese acuerdo fue Alvaro Uribe Vélez. De todo esto nosotros teníamos cinco historias. Nosotros sólo alcanzamos publicar una, que es la relacionada con el helicóptero. Y el día que la publicamos el presidente se puso demasiado bravo, me insultó a mí por la radio, y comenzaron a presentarse llamadas misteriosas amenazando de muerte a la hija de dos años de Daniel Coronell, director de Noticias Uno, el programa donde trabajo yo ahora. Y se presentaron diversas presiones dentro de los otros socios del canal para que yo fuera expulsado. Entonces la serie se suspendió, no se emitió. ICFJ: ¿Hay planes para que se emita el resto de la serie o las amenazas son demasiado serias? IG: Son demasiado serias. Yo estoy dispuesto a seguirla, pero no hay quien me la apoye. Ni en el canal ni en ninguna otra parte. ICFJ: ¿No hay un medio extranjero dispuesto a emitir el resto de la serie? IG: Estoy tratando de conseguir ese socio. De hecho, algunas partes salieron en el Sunday Times de Londres, pero salieron en la página A-18. ICFJ: Además del Sr. Coronell y su hija, ¿has recibido amenazas de muerte a raíz de esto? IG: No. Yo he estado recibiendo llamadas siempre. Mi correo ha sido interceptado, a mi teléfono se le baja la potencia, pero yo no he recibido amenazas ciertas recientemente, y yo no sé si eso es bueno o es malo porque son uno de esos silencios que a uno lo ponen a pensar…» El helicóptero y Gonzalo Guillén Referencia: Los Confidentes de Pablo Escobar (Guillén, Gonzalo, Un Pasquín, mayo de 2007) «Álvaro Uribe fue copropietario en calidad de heredero, de un helicóptero que la Policía colombiana y la DEA decomisaron el 11 de marzo de 1984 durante un golpe a las mafias de las drogas, que aún, hoy sigue siendo el más grande del mundo en todos los tiempos y es el único que logró hacer que la cocaína escaseara en los grandes mercados del mundo y que su precio se multiplicara. 6 La aeronave, de fabricación norteamericana Hughes-500, modelo 369-D, la introdujo a Colombia el 27 de octubre de 1981 una empresa del padre de Uribe Vélez, Alberto Uribe Sierra (reconocido amigo de Pablo Escobar), al amparo de un registro legal de importación y al día siguiente, en menos de cuatro horas, el Departamento Administrativo de Aeronáutica Civil, Aerocivil, del cual Álvaro Uribe era director en ese momento, le otorgó licencia de operación y matrícula de bandera colombiana HK 2704- X. Un trámite que normalmente suele demorar, cuando menos, 20 días. El helicóptero llegó a Colombia con la matrícula de bandera norteamericana N215-FA. El mismo día en que la Aerocivil incorporó a la flota aérea colombiana el helicóptero de la empresa del padre de Uribe Vélez, también concedió matrículas de bandera colombiana a otros tres aviones de seis que la DEA y la Policía Nacional decomisaron durante el allanamiento a aquel complejo cocainero, de 500 hectáreas de extensión, siete pistas de aterrizaje y 14 factorías capacitadas para producir 20 toneladas semanales de cocaína; quiere decir que podía surtir con creces el consumo mundial de cocaína, estimado en 900 toneladas métricas… De acuerdo con el director de la Policía Nacional de Colombia, Víctor Delgado Mallarino, en esa gigantesca zona industrial de la mafia colombiana, conocida como Tranquilandia y Villacoca, los más grandes narcotraficantes del país se habían asociado para producir la droga que exportaban por toneladas y sin mayores problemas, principalmente hacia Estados Unidos. El mismo día de marzo de 1984 en que comandos policiales tomaron por asalto el complejo y lo destruyeron, Delgado Mallarino afirmó que les pertenecía, entre otros, a las organizaciones de Pablo Escobar, José Gonzalo Rodríguez Gacha, alias El Mexicano y los hermanos Juan David, Jorge Luis y Fabio Ochoa Vásquez y Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela, quienes manejaban los poderosos carteles de Cali y Medellín. La dirección del operativo estuvo a cargo de los coroneles Jaime Ramírez Gómez (posteriormente asesinado en venganza por la mafia cerca de Bogotá) y Luis Ernesto Gilibert, quien llegó a ejercer la dirección de la Policía Nacional de Colombia. Ocho meses antes de haber capturado el helicóptero en ese centro industrial de la cocaína, el padre de Uribe Vélez fue asesinado supuestamente por las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, en una hacienda de su propiedad próxima a Medellín, a la cual había viajado en el controvertido helicóptero. Todos sus bienes quedaron en poder de sus hijos, incluido Álvaro Uribe, y sujetos a una repartición judicial equitativa. El 28 de marzo de 1984, 17 días después del golpe a Tranquilandia y Villacoca, la oficina de Registro Aeronáutico de la Aviación Civil Colombiana, recibió una carta de la firma propietaria del helicóptero según la cual el aparato, para entonces incautado, supuestamente le había sido vendido a un hombre llamado Fidel Agudelo Chávez, con la advertencia de que no existían documentos legales que acreditaran la venta como lo 7 dispone la ley, pues “están pendientes del avance del proceso sucesorial del finado Alberto Uribe Sierra”. La carta fue acompañada por un documento suscrito ante un notario en febrero de 1984 por Agudelo Chávez y por Jaime Alberto Uribe Vélez (hermano de Álvaro Uribe Vélez), quien se comprometía a entregar el helicóptero en pago de una deuda que su padre presuntamente había contraído con el aparente nuevo propietario de la nave. Hoy en día, en el expediente oficial del helicóptero todavía no aparece ningún traspaso a nombre de Agudelo Chávez y las autoridades aeronáuticas dicen desconocer el paradero del HK-2704X, el cual fue adjudicado a la Policía Nacional y once años después de haber sido decomisado en el complejo cocalero la Fiscalía ordenó devolverlo a los dueños legítimos con el argumento de que no hubo, a la postre, sentencia judicial alguna que comprobara oficialmente la relación del helicóptero con el narcotráfico a pesar de haber sido encontrado en el laboratorio de cocaína más grande del mundo en todos los tiempos. Otra de las naves incautadas en Tranquilandia y Villacoca es un avión matriculado en Colombia el mismo día que el helicóptero, con la sigla HK 2592P. En el expediente de este último figura un oficio de recomendación especial firmado por el entonces Jefe de Planeación de la Aviación Civil, César Villegas, a quien Uribe Vélez había llevado para que le sirviera como principal asesor en su controvertida gestión oficial, entre 1980 y 1982. Villegas estuvo preso años después por haber participado en el traslado clandestino de fondos de la mafia a la campaña presidencial de Ernesto Samper Pizano, quien fue sucedido por Andrés Pastrana.» Cabos sueltos en la muerte de Lara Bonilla Gerardo Reyes El Nuevo Herald 9 de diciembre de 2007 8 Semanas antes de ser asesinado, el ex ministro de justicia de Colombia, Rodrigo Lara Bonilla, se quejaba incesantemente, en público y en privado, de la infiltración del narcotráfico en todos los sectores de la sociedad. Y sus señalamientos no eran genéricos. Iban acompañados con nombres propios, fechas y lugares. Como ejemplo de esa infiltración, el ex ministro mencionó al presidente Alvaro Uribe Vélez y a su padre Alberto Uribe Sierra, según una declaración bajo juramento de la hermana de Lara obtenida por El Nuevo Herald. La declaración, rendida en julio de 1984 a raíz de la muerte de Lara Bonilla, sugiere que el ex ministro consideraba que Uribe Sierra estaría vinculado con el mundo del narcotráfico pues se había descubierto un helicóptero de su propiedad en un gigantesco allanamiento a un laboratorio de procesamiento de cocaína al sur del país, en un lugar conocido como Tranquilandia. ''Dijo que lo de Tranquilandia era muy grave y comprometía a gente muy importante de la política del país, que el helicóptero que habían cogido en Tranquilandia era del papá de Alvaro Uribe Vélez'', declaró en ese año la hermana del ministro, Cecilia Lara Bonilla. 'Fue entonces cuando me dijo, en ese momento: `La mafia ha entrado todos los estamentos del país, no sólo a la política sino a la economía' '', agregó. En otra declaración aportada al expediente, también bajo juramento, el coronel de la policía, Jaime Ramírez Gómez, quien fue el coordinador de la operación contra Tranquilandia, relató que tuvo una conversación con Lara Bonilla sobre sus temores de un atentado. 'Me manifestó que si a él le hacían un atentado iban a ser los que eran propietarios de lo cogido en Yarí cuando se descubrieron los laboratorios de cocaína. Le pedí una mayor explicación y él me dijo: `Sí, los dueños del helicóptero y los aviones que ustedes cogieron en el Yarí' '', declaró Ramírez. En esa oportunidad, Lara Bonilla no citó nombres. En entrevista con El Nuevo Herald, Cecilia afirmó que se ratifica ''en todas y cada una de las palabras'' del testimonio rendido por ella ante el juez 77 de instrucción criminal de Bogotá y ofreció otros detalles de su última conversación con su hermano antes del asesinato en una avenida del norte de esa ciudad el 30 de abril de 1983. ''Yo creo que él sí tenía muchas dudas de Uribe [Vélez]. El no las manifestó claramente'', expresó Cecilia en una conversación telefónica con El Nuevo Herald. Cecilia dijo en 1984 que su hermano, al citar el helicóptero, aseguró que Uribe Sierra había sido asesinado bajándose del aparato. 9 ''Inclusive me contó que Alvaro Uribe había dado declaraciones a la prensa de que al papá lo había matado la guerrilla porque no se había dejado secuestrar'', declaró Cecilia, quien fue gobernadora del departamento del Huila. Desde el 23 de octubre, El Nuevo Herald envió al jefe de prensa de la presidencia de la República de Colombia un mensaje electrónico solicitando una opinión del presidente Uribe sobre el tema, pero no fue respondida. La misma solicitud junto con copias de las declaraciones judiciales fue enviada por fax a la oficina de comunicaciones el jueves, y tampoco recibió respuesta. Aunque las sospechas de Lara Bonilla citadas por Cecilia no se conocían, el presidente Uribe se ha defendido alegando que el helicóptero en cuestión fue vendido antes de la operación antinarcóticos en Tranquilandia. Sin embargo, ni el mandatario ni su familia han dado a conocer las escrituras de transferencia del aparato. Uribe es considerado como el mejor aliado de Washington en la lucha contra el narcotráfico en el hemisferio. El mandatario ha firmado la extradición de más de 500 narcotraficantes a Estados Unidos, entre quienes se encuentra Fabio Ochoa, uno de los cabecillas del Cartel de Medellín Rodrigo Lara Restrepo, hijo de Lara Bonilla, fue contratado hace un año y medio por Uribe para dirigir la oficina anticorrupción de la Presidencia de la República. Lara Restrepo explicó a El Nuevo Herald que ni él ni sus hermanos habían estudiado el expediente de la muerte de su padre. ''Ahora que conozco esos documentos creo que el tema es delicado, y sobre eso me voy a pronunciar en los próximos días'', afirmó Lara Restrepo a El Nuevo Herald. La mención del helicóptero en el proceso judicial por el homicidio de Lara Bonilla originó una investigación del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), el cual estableció que, en efecto, el padre del presidente era socio de la firma propietaria de la aeronave, Aerofoto Amórtegui y Cía. Ltda. Sin embargo, en un documento firmado por Jaime Alberto Uribe Vélez, otro hijo de Uribe Sierra, se afirma que la empresa vendió el aparato a un tercero, lo cual ocurrió un mes antes de la operación de Tranquilandia. En los archivos del expediente de Lara Bonilla y en el registro del historial de la aeronave no existen escrituras formales de esa transacción. Uribe Sierra era un ganadero y criador de caballos del departamento de Antioquia que tenía relaciones personales con criadores de caballos, entre ellos los miembros de la familia Ochoa, fundadores del Cartel de Medellín. Fue asesinado el 14 de junio de 1983. Su hijo, el presidente Uribe, ha sostenido que el asesinato fue cometido por 10 el Quinto Frente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) al resistir un intento de secuestro. El 10 de marzo de 1984, la policía colombiana, con el apoyo de la Agencia de Lucha contra las Drogas (DEA), tomó por asalto un complejo de 19 laboratorios de cocaína en el departamento de Caquetá, al sur de Colombia. La operación, que culminó con la destrucción de cocaína por un valor en el mercado de $1,200 millones, se logró gracias a que agentes de la DEA instalaron transmisores satelitales en varios tanques de éter que fueron comprados por Francisco Javier Torres Sierra, un enlace del Cartel de Medellín, en un expendio mayorista en Phillipsburg, New Jersey. El éter es un precursor químico fundamental para el procesamiento de la pasta de coca. Durante varios días la DEA siguió las señales de los dispositivos hasta que el cargamento de químicos fue ubicado en un área selvática en inmediaciones del río Yarí, al sur del país. El complejo de Tranquilandia, controlado por los Ochoa, Pablo Escobar y Gonzalo Rodríguez Gacha, líderes del Cartel de Medellín, contaba con ocho pistas de aterrizaje donde fueron halladas varias aeronaves. Una de ellas era un helicóptero marca Hugues, modelo 369D, con matrícula HK 2704E, construido en 1980 y con capacidad para cinco pasajeros. Cuando el 14 de agosto de 1984 los investigadores del DAS pidieron información sobre la aeronave a la Aeronáutica Civil, el director de esa entidad, Juan Guillermo Penagos Estrada, les entregó el expediente del helicóptero. Penagos había reemplazado a Uribe en la dirección de la Aeronáutica Civil. Uribe fue director del organismo entre 1980 y 1982, período en el cual se aprobaron licencias de operación de aeronaves y pistas a narcotraficantes. De acuerdo con el libro El Señor de las sombras: biografía no autorizada de Alvaro Uribe Vélez, del periodista estadounidense Joseph Contreras, corresponsal de Newsweek, el propio Lara Bonilla calificó de “negligente” y “pasiva” la política de la Aeronáutica Civil en relación con la aprobación de esos permisos que favorecieron aeronaves y pistas de Escobar, los Ochoa y el narcotraficante Carlos Lehder. Uribe ha dicho que fue exonerado de cualquier responsabilidad en la expedición de los permisos por una investigación que realizó el entonces Procurador General de la Nación, Horacio Serpa Uribe. De acuerdo con los documentos oficiales, el helicóptero fue comprado en Los Angeles, luego importado a Colombia en octubre de 1981 y nacionalizado en abril de 1982. Los documentos muestran a Uribe Sierra como socio de la empresa

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