Description:Los mejicanos de Boquillas, pueblecito situado junto al Río Grande, conocían muy bien a los gringos. A algunos, por lo menos. A lo que no estaban acostumbrados era a verlos llegar a pie. Casi todos ellos, cuando habían aparecido por Boquillas, montaban un buen caballo. Aquel gringo, no. Aquel gringo llegaba a pie, cargado con una silla de montar y algunas cosas más que se veían sujetas a su silla. Como, por ejemplo, un rifle, unas alforjas, una manta… La pistola la llevaba en la pierna izquierda, muy baja. Debía ser hombre acostumbrado a usarla, y además, seguro que no ignoraba cómo hacerlo bien y en el momento oportuno. La conclusión respecto al forastero no podía ser más fácil: otro “desesperado” que huía de Tejas, creyendo encontrar en Méjico la tranquilidad, la solución a todos los problemas… qué él mismo se había estado creando en la Unión