ebook img

¿...y de kataristas a MNRistas? La sorprendente y audaz alianza entre aymaras y neoliberales en Bolivia PDF

41 Pages·1992·5.894 MB·Spanish
Save to my drive
Quick download
Download
Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.

Preview ¿...y de kataristas a MNRistas? La sorprendente y audaz alianza entre aymaras y neoliberales en Bolivia

¿...y de kataristas a mnristas? la sorprendente y audaz alianza entre aymaras y neoliberales en Bolivia Author(s): xavier albó Source: Boletín de Antropología Americana, No. 25 (julio 1992), pp. 53-92 Published by: Pan American Institute of Geography and History Stable URL: http://www.jstor.org/stable/40977964 Accessed: 18-08-2016 13:25 UTC Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at http://about.jstor.org/terms JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. Pan American Institute of Geography and History is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Boletín de Antropología Americana This content downloaded from 200.58.81.27 on Thu, 18 Aug 2016 13:25:48 UTC All use subject to http://about.jstor.org/terms xavier albo* ¿...y de kataristas a mnristas? la sorprendente y audaz alianza entre aymarás y neoliberales en Bolivia Introducción En el mismo simposio participó también el aymara Víctor Hugo Cárdenas, uno de los fun- Hace nueve años, en un simposio sobre rebe- dadores de la CSUTCB, dirigente del partido liones en los Andes,1 presenté una ponencia katarista MRTK2 y uno de los principales titulada "De MNRistas a kataristas", en la que impulsores de toda esa transformación. En su rendía cuenta del proceso por el cual el cam- ponencia dijo: pesinado boliviano, liderizado por el sector aymara -llamado katarista en recuerdo del líder 'Trente a un Estado (actual) de esa natura- anti -colonial Tupaj Katari, muerto en 1781- leza, la CSUTCB -y de alguna manera la habían concluido tres décadas de íntima rela- propia COB [Central Obrera Boliviana] se ción primero con el partido MNR (Movimiento va convirtiendo en un Estado germinal y Nacionalista Revolucionario), gestor de la paralelo al Estado oficial". (Cárdenas 1984; Revolución Nacional y la Reforma Agraria de subrayado del original). 1953, y después, con los regímenes militares En la tesis política de la CSUTCB, apro- con los que se había suscrito el Pacto Militar bada unos meses antes, se había delineado lo Campesino. La ponencia presentaba cómo fundamental de este nuevo estilo estatal: los campesinos habían recuperado su indepen- dencia sindical y cómo, en combinación con "Podemos desarrollar una lucha unitaria de otros sectores aymarás urbanos, iniciaban todos los oprimidos del campo, pero res- un proceso de recuperación étnica y esboza- petando la diversidad de nuestras lenguas, ban un proyecto alternativo de sociedad y es- culturas, tradiciones históricas y formas de tado, que -decía entonces- "parece apuntar hacia un Estado plurinacionar (Albo 1985). 2 CSUTCB: Confederación Sindical Unica de Trabajado- res Campesinos de Bolivia. MRTK: Movimiento Revo- lucionario Tupaj Katari: desde 1985, como resultado de ♦ CIPCA, La Paz. una división préélectoral, se transformó en MRTKL 1 Organizado por el Social Science Research Council en (L = "de Liberación"), mientras la facción MRTK se Madison, Wisconsin 1984, ver Stern ed. (1987). aliaba con el MNR y al poco tiempo desaparecía. This content downloaded from 200.58.81.27 on Thu, 18 Aug 2016 13:25:48 UTC All use subject to http://about.jstor.org/terms 54 BOLETÍN DE ANTROPOLOGIA AMERICANA • 25 JULIO 1992 organización y de trabajo m. eDdideabs "enemoliboersa leds"e3 cdei r1985, que incluye- basta a una falsa integra rcoinó lan m oyder nhizoacimón oefgicieen-tista del Estado, neización que pretende de rsepduecriesndoon suasl ifzunacrionneos,s y el MRTKL, a través de la castellanización forzosa... liderizado por el citado Víctor Hugo Cárdenas, No queremos parches ni reformas parciales, ahora vicepresidente del país. Tal alianza re- queremos una liberación definitiva y la cons- sultaba inaudita tanto desde la perspectiva del trucción de una sociedad pkiri nacional que, manteniendo la unidad de un Estado, MNR, cuyo "nacionalismo" siempre significó homogeneizar el país, como desde la del combine y desarrolle la diversidad de las na- ciones aymara, quechua, tupi-guaraní, katarismo, que por este mismo motivo siem- ayoreode y todas las que la integran. No pre había sido crítico de ese partido. puede haber una verdadera liberación si En cambio ahora, en la clausura de su cam- no se respeta la diversidad plurinacional paña electoral, el candidato presidencial del de nuestro país y las diversas formas de MNR describió a Bolivia como una "nación de autogobierno de nuestros pueblos." muchas naciones", algo que seguía siendo (CSUTCB:1983). impensable en el MNR de apenas cuatro años antes. Poco después, al conocer su triunfo, el Una característica de aquellos años de eu- vicepresidente ganador remachaba: foria ascendente era el deseo, expresado por el propio Cárdenas, de ver la realidad con "dos "El marginamiento, la desigualdad y la dis- ojos", el de campesinos explotados, junto con criminación disminuirán en Bolivia, para toda la clase explotada, y el de aymarás opri- construir un país pluricultural, pluriétnico y midos, junto con todos los demás pueblos (o plurinacional" (La Razón 7- VII- 1993). "naciones") oprimidos del país. Poco después precisaba el órgano oficial del MRTKL: ¿Qué ha ocurrido en todos estos años? ¿De- bemos hablar de la "katarización" del MNR, "Los kataristas somos el instrumento cons- siquiera en su tendencia hegemónica? ¿o de ciente del eje social nacional (clases explo- la MNRización del katarismo, al menos en la tadas y naciones oprimidas)" (Wayra, n. 6, corriente que lideriza Cárdenas? ¿o de un mayo 1986). neokatarismo neoliberal? Estas páginas pre- Hasta 1993 -sólo nueve años después de 3 Así se llaman localmente las medidas que, bajo las re- aquel simposio- el escenario se ha modifica- comendaciones y presiones del FMI y otras instancias do de manera significativa por ambas partes. internacionales, han ido tomando diversos países de La mayor expresión de este cambio viene dada América Latina hacia el "libre mercado". En realidad se trata del liberalismo más clásico, por no decir "salvaje", por la victoria electoral de un sorpresivo fren- que deja la economía a la merced de los mercados te formado por el MNR, que lideriza el prós- más poderosos, sin siquiera el tipo de regulaciones so- pero empresario minero Gonzalo "Goni" ciales por parte del Estado, que existen en los países del Sánchez de Lozada, principal gestor de las Primer Mundo, que promueven ese modelo. This content downloaded from 200.58.81.27 on Thu, 18 Aug 2016 13:25:48 UTC All use subject to http://about.jstor.org/terms XAVIER ALBO ¿...Y DE KATARISTAS A MNRISTAS?.... 55 tenden dar algunas pistas de resp Suine setmab. arDgeos, -el proceso de reconocimien- pués de resumir brevemente lo o tcou drer eisdtoa rheaalisdtaad social por parte de las es- aproximadamente 1984, nos con tcreunctturraarse emstoatsales, está apenas en sus en los procesos posteriores,4 cproinnci piloas. antena puesta siempre hacia un posi bLa lCeol onEias etspaañdoloa había reconocido, a su plurinacional. modo, la diversidad socio-cultural, al estable- cer su modelo de las dos repúblicas: la de es- Hasta 1984 pañoles, dominante, y la de indios, que brindaba a la primera su tributo y su mano de Un dicho popular local ha repetido desde tiem- obra. Este arreglo siguió a principios del perio- po atrás que "de cada cuatro bolivianos tres son do republicano, siquiera por la necesidad prag- indios". Las estadísticas más recientes mues- mática de sacar impuestos a las comunidades tran ciertos cambios cuantitativos pero confir- indígenas, consolidando de alguna manera la man la intuición fundamental. Según el censo idea de la unidad en la diferencia, por de 1992, el 43% de la población boliviana se asimétrica y discriminante que fuera la rela- encuentra en centros rurales con menos de ción enfre sus componentes. 2,000 habitantes, en los que -«alvo en sectores El esquema sufrió su primer asalto serio en geográficos minoritarios- sigue viviendo de la segunda mitad del siglo XIX, con el resurgir acuerdo a su cultura autóctona, más o menos minero que ya no hacia necesario el tributo modificada por los esquemas de la cultura y indígena. Tras la derrota en la Guerra del Pa- sociedad dominante. Además en casi todas las cífico (18 y 79), se quiso, por fin, reconstituir ciudades importantes hay sectores, que en el Estado a partir de los principios liberales que la región andina pueden llegar a la mitad de la basaban la igualdad en la propiedad individual. población urbana, cuya lengua materna es indí- En la práctica, con esta retórica de igualdad, gena. El castellano es ahora conocido, en respeto y progreso, se expolió gran parte de la diversos grados, por una importante mayorí atierra de las entonces llamadas "ex-comuni- y es la lengua que más monolingues tiene. Per odades" para transformarlas en haciendas neo- aproximadamente uno de cada tres bolivianos feudales. Pero, pese al discurso modernizador sabe quechua, lino de cada cuatro aymara, y en de la nación, las exigencias prácticas mantu- los llanos tropicales otros grupos, mucho más vieron vivo el viejo esquema dual, transforma- reducidos, saben alguna de las otras 30 o do ahora en una república oligárquica de más lenguas indígenas.5 Bolivia sigue siendo, patrones blancos y algunos mestizos, por un pues, un país plurilingüe y pluricul turai. lado, y la otra, oficialmente ignorada, de sus peones indios más los restos de las viejas co- 4 Retomo aquí parte de la argumentación desarrollada en munidades, que nunca se lograron extirpar. un trabajo más amplio para el libro El Estado La culminación de la tendencia unifor- Plurinacional, que están editando Pablo González madora vino después de otra derrota interna- Casanova y Marcos Roitman (Albo, en prensa). Para un análisis más detallado de la evolución histórica, ver cional, esta vez en el Chaco (1935). De nuevo Klein (1982) y, desde una perspectiva más campesina y se planteó la necesidad de reconstituir el Es- popular, Albo y Barnadas (1990) y Rivera (1984), con tado, a partir de la mayor "integración" de sus respectivas bibliografías. Para la época inmediata- aquellos sectores sociales, culturales o geográ- mente anterior a 1984, ver Albo (1985) y Hurtado (1986). ficos hasta entonces marginados, mediante 5 El Censo Nacional de Población realizado en 1992 in- reformas agrarias, económicas, educativas y cluyó preguntas lingüísticas pero hasta el momento (oc- políticas. Tras dos décadas de gestación, la tubre 1993) los cuadros publicados no permiten todavía exitosa revolución nacional del MNR (1952) una cuantificación más precisa. Sobre la composición -inspirada a la vez en las revoluciones mexi- lingüística y étnica del país, ver Diez Astete (1986), Pla- za y Carvajal (1985), Albo (1980, 1988b) y Albo, cana y rusa y en el nazismo alemán- abrió por Libermann et al., (1991). fin la era de este nuevo Estado. Fue la época This content downloaded from 200.58.81.27 on Thu, 18 Aug 2016 13:25:48 UTC All use subject to http://about.jstor.org/terms 56 BOLETÍN DE ANTROPOLOGIA AMERICANA • 25 JULIO 1992 del "nacionalismo" y de las "n Eanc ieosntea lpizrao-ceso de desencanto e independi - ciones", en el sentido más estata l zdacei óenst ofsr etnétre- a la pseudo-tutela gubernamental, minos. Los indios fueron rebaut iezla dliodse rcoazmgoo de todo el campesinado nacional campesinos; y sus viejas comun ivdoaldveisó (ai nloclsu ai-ymarás de comunidades origina- das las haciendas ahora distribu ridiaass , ye np atrocren-o a La Paz y Oruro, después de ladas entre sus peones) se trans fhoarbmearr oenst eando en manos de los quechuas "sindicatos agrarios". cocha bambinos, ex-peones de hacienda, duran- En medio de un sistemático giro desde la te todo el periodo nacionalista del MNR y su izquierda hasta la extrema dere cshecau, edlea leal dPeM-C. Estos aymarás no habían te- mocracia autoritaria hasta la dictadura militar, nido una vivencia tan masiva de las transfor- el llamado "Estado del 52" ha persistido hasta maciones ocurridas desde 1952 y, en cambio, medianos de los años 80, en que volvió a ser a medida que se deterioraba su relación amis- desmontado precisamente por el mismo MNR, tosa con el Estado, recordaban las rebeliones hecho ahora paladín del llamado neolibe- que habían protagonizado desde épocas colo- ralismo. niales y las masacres que, como consecuencia, Dentro del campesinado este enfoque sufrieron hasta poco antes de 1952. Empeza- uniformizador y "civilizador" primero se acep- ron a recordar su "historia larga" (Rivera tó e interiorizó con entusiasmo, como el cami- no de liberación. Agradecidos a l1 M98N4)R, mpourc hsuo más allá de la reforma agraria reforma agraria, por la masific adceió 1n9 5d3e yla, ecso-n ello, se empezó a cuestionar el cuela rural castellanizadora y por E hstabaderol eys ad aldanozar otra propuesta de país. el voto universal, estos campesin oPso lre eassee gcua-mino ya a fines de los años 60 raban su permanencia en el po dsuerrg sióe a- peonr llaas convergencia de distintas inicia- elecciones o sofocando conatos s tuibvvase resni vLoas .Paz y en Oruro, en el campo y entre Mantenían, con todo, la difere mnciigar: aenstteas fuurebanos- el movimiento que desde también la época de los "supere sutna dionsi cciaom spe el-lamó katarista, en recuerdo del sinos" que, muy adheridos al M NhéRr,o et oamyamraorna de 1781. Iniciado como un mo- con frecuencia la iniciativa impo nviiemndieon stuo psórloo- cultural, poco a poco desarrolló pio estilo de gobierno local en uinma pfouretratne tveesrtiente sindical y desde 1978 otra, sectores del agro.6 más embrionaria, directamente política (Albo El entusiasmo persistió, de al g1u9n85a ,f Horumrtaa,do 1986, Cárdenas 1988). Incluso en el primer gobierno militar e nd e1l 9g7e4n, ecruaalndo Bánzer sofocó con una ma- Barrientes, que logró transform asra clar ea duhneas iómnasiva protesta de los campesinos al MNR (al que inicialmente pertenecia) en el quechuas del valle cochabambino,7 fueron los "Pacto Militar-Campesino" (PMC). Pero pron- lejanos aymarás quienes -sin haber puesto to fueron imponiéndose las div ilsoiosn mesu yer ctoons-- sacaron las consecuencias más tradicciones, surgidas ya en la fase final del radicales no sólo contra el PMC sino incluso MNR, y finalmente llegó el total desencanto. contra lo que Miguel Uri oste (1984) ha llama- La dictadura del general Bánzer (1971-1978), do "el Estado anticampesino". que incluyó represiones e incluso masacres a Ocurrió entonces un interesante contrapun- campesinos, marcó este giro final y los desma- to dialéctico entre dos enfoques campesinos: el nes del régimen delicuencial del general García-Meza (1980-1981) sellar odne dloefs ignrituipvoas- más ligados a los partidos polí- mente la rotura del PMC. 7 Ver APDHB (1979), Laneuville (1986) y Gutiérrez 6 Dandier (1969, 1984a, 1984b) es quien m á(s1 9h9a 3e)s. tEudni ae-l prólogo de esta última obra y en dolos movimientos e ideología del campe sAinlbaod o( 1e9n8 5e:s1t1e8-120) analizo más este contraste entre el periodo, con énfasis en el sector quech uraa ddiec aClioscmhoa- de los aymarás y la mayor contemporiza- bamba, que entonces era hegemónico. ción de los quechuas sublevados en Cochabamba. This content downloaded from 200.58.81.27 on Thu, 18 Aug 2016 13:25:48 UTC All use subject to http://about.jstor.org/terms XAVIER ALBO ¿...Y DE KATARISTAS A MNRISTAS?.... 57 ticos de izquierda y el de los n unaedvo,o dsen ulnídciaebra etasmbién la discriminación aymarás.8 étnica y proponía ya la formación de un Esta- Los primeros, que fueron pioneros en la do Plurinacional. oposición ya desde los tiempos del MNR y del Este ascenso, hegemonizado por el general Barrientes, se adherían a la propuesta katarismo aymara, tuvo su época de oro desde socialista en la versión de sus respectivos par- el deterioro final de la dictadura de Bánzer tidos y se expresaban con mayor brillantez hacia 1977 hasta los primeros años de la demo- conceptual. Sin embargo, tuvieron con frecuen- cracia, entre 1982 y 1984. En 1979 se había cia una mayor dificultad en conseguir apoyo de logrado la fusión de varias organizaciones en las bases, quizás por no partir tanto de la or- la llamada CSUTCB (Confederación Sindical ganización comunal preexistente. Por otra par- Unica de Trabajadores Campesinos de Bolivia, te, salvo incorporar matices conceptuales, o "La Unica"), que, desde entonces, ha lleva- nunca llegaron a plantear algo propio con re- do la batuta de todo este proceso. lación al Estado, más allá de lo que habían La euforia se expresó en muchos frentes. A aprendido de sus mentores urbanos. fines de 1979, tras un frustrado golpe militar, En cambio los nuevos líderes aymarás, sin el campesinado de todo el país organizó un ser conceptualmente tan precisos, estaban más masivo bloqueo de caminos a nivel nacional, ligados a las organizaciones comunales y en su que consolidó su identidad y conciencia y le discurso apelaban más al uso de símbolos po- ganó el respeto de la COB.9 En el plano parti- pulares: posters y hasta un monumento a Tupaj dario -más simbólico que electoralmente efi- Katari, énfasis en las autoridades originarias, ciente- las reiteradas y confi icti vas elecciones uso de la indumentaria tradicional, difusión de 1978, 1979 y 1980 dieron lugar al masiva de la wiphala como bandera aymara, surgimiento de varios partidos inspirados en el etc. En la práctica lograron un rápido apoyo katarismo y al nombramiento de candidatos popular, primero en sus lugares de origen campesinos en otras fórmulas de izquierda.10 (1969); pero en apenas dos años llegaron a En los primeros meses de democracia (1982- escalar hasta la cúspide de la principal organi- 1983) hubo por todo el país tomas de proyec- zación campesina nacional (1971) y, desde los tos y oficinas gubernamentales. En 1984, el años 80, fueron lanzando novedosos plantea- mismo día en que se conmemoraban los cinco mientos incluso hacia una nueva Constitución Política del país. Debemos precisar que las dos corrientes 9 La ocasión eran unas medidas económicas que perjudi- caban más al sector rural. Sin embargo, una motivación mencionadas dentro del campesinado no se fundamental de los dirigentes, que explica la masiva presentaron como dos posturas totalmente respuesta de sus bases, era el deseo de "hacerse sentir" contrapuestas. Desde la instalación de la de- ante el país e incluso ante los obreros y mineros de la mocracia en 1982, y en medio de sus pugnas COB. La siguiente anécdota muestra los nuevos vientos: En el santuario nacional de Copacabana quedaron blo- para conquistar el liderazgo dentro de la orga- queados centenares de peregrinos y negociantes. Los nización campesina, ha ocurrido un interesante medios de comunicación, que por primera vez lanzaron acercamiento entre ambas corrientes, que en el una cadena en quechua y aymara para disuadir a II Congreso de la CSUTCB, en 1983, llevaron los bloqueadores, apelaron a los sentimientos humani- tarios de éstos: "Ya llevan cuatro días esperando". La a suscribir una tesis conjunta, que, al tiempo respuesta de Jenaro Flores, dirigente máximo de que ratificaba la lucha de clases del campesi- la CSUTCB resultaba inaudita: "Nosotros hemos estado esperando más de 400 años" (Albo 1985:112-113). 8 Un tercer grupo, que seguía adhiriéndose al PMC, fue 10 La transición de la dictadura a la democracia, entre 1978 eclipsándose entre 1978 y 1982, aunque su enfoque si- y 1982 no fue fácil; hubo un total de tres elecciones, seis gue teniendo cierta vigencia sobre todo en los valles cuartelazos o golpes militares sangrientos y un total de centrales de Cochabamba y algunas zonas de coloniza- trece presidentes. Sobre los varios partidos "indianistas" ción. Se expresa ahora en su vinculación con partidos o "kataristas" y su ulterior evolución, ver Pacheco que suponen continuidad con aquella situación. (1992). This content downloaded from 200.58.81.27 on Thu, 18 Aug 2016 13:25:48 UTC All use subject to http://about.jstor.org/terms 58 BOLETÍN DE ANTROPOLOGIA AMERICANA • 25 JULIO 1992 años desde la creación de la C(MSUovTimCiBen,t os eIn hdiioz oTupaj Katari) y el entrega oficial del proyecto c aMmRTpKe s(Minoovi mdiee nLtoe yRevolucionario Tupaj Agraria Fundamental (CSUTC KBat a1ri ),9 e8n4 q)u ea lla PI ry ela- R expresaban la di- sidente de la República, en un afe rmenacisai fvuan dcamonenctealn en-tre dos corrientes, la tración frente al palacio presi dpreimnceriaa ld ey id etorloagsí a umnás indianista y la se- largo y participativo proceso g udned a,e mlaábs ovrinaccuilaódna .a la CSUTCB y a la Vino a ser la culminación de toda esta fase. izquierda. Posteriormente cada uno de estos partidos ha tenido sus propias subdivisiones y Se diluye la organización, se difunde la han surgido otros nuevos, llegando en algún idea momento a contarse más de diez partidos kataristas, en su mayoría minúsculos.11 La euforia ascendiente del katarismo, como Limitándonos a la corriente del MRTK, que organización hegemónica del campesinado y conservó más para sí el autocalificativo de como grupo político, se fue esfumando a me- "katarista", los dos siguientes procesos electo- dida que se profundizaba la crisis interna, eco- rales supusieron otras tantas subdivisiones. En nómica y política, del primer gobierno 1985 se separó la facción liderizada por democrático, entre 1982 y 1985 (Mayorga, Macabeo Chila para probar suerte parlamenta- comp. 1987). Por diversas razones, la crisis ria con el MNR, que acabó absorbiéndolo ple- había afectado muy particularmente al poder namente. El resto, rebautizado como MRTKL, ejecutivo del gobierno, a los partidos de iz- sufrió una segunda escisión en las siguientes quierda y al movimiento obrero. En el sector elecciones de 1 989, en que cada facción pre- campesino y katarista se manifestó también, sentó su propio candidato presidencial. La aunque en menor grado, sobre todo por las pug- rama de» Víctor Hugo Cárdenas, que había re- nas internas por el liderazgo, magnificadas presentado al partido en el Parlamento entre por la frustración que daban los llamados "de- 1985 y 1989, retuvo para sí la denominación cretos de papel mojado". Con sus moviliza- MRTKL. La otra, jefaturizada por el viejo lí- ciones los campesinos lograban conquistas der Jenaro Flores, se transformó en FULKA legales que nunca llegaban a ejecutarse. De ahí (Frente Unido de Liberación Katarista) y, no surgía la pérdida de credibilidad en sus dirigen- sin protestas por parte de otros grupos, adoptó tes, el eclipse de unos líderes y partidos, la como símbolo partidario la wiphala o bande- emergencia de otros y, sobre todo, las intermi- ra aymara. Ni uno ni otro lograron amplia res- nables divisiones. puesta electoral, en parte por sus escasos En el III Congreso de la CSUTCB, en 1985, recursos financieros y organizativos, pero en surgió una grave división entre los kataristas, parte también porque las bases les exigían una liderizados por Jenaro Flores, y el MCB (Mo -reconciliación. vimiento Campesino de Bases), liderizado por Pero lo notable del caso es que, mientras el Víctor Morales, más ligado a la COB (Centra lkatarismo se iba dividiendo y hasta diluyendo, Obrera Boliviana) y a los partidos de izquier -sus planteamientos centrales pasaban a ser da. A partir del IV Congreso, en 1 989, ambo sparte del ambiente ideológico en otros secto- dirigentes fueron desconocidos y surgiero nres políticos del país. En medio de esta crisis nuevas fuerzas, ninguna de las cuales se pre -de las organizaciones kataristas, que habían sentaba ya como katarista. De manera crecient esido las primeras en lanzar el debate sobre un la pugna de diversos partidos para ganar in- Estado Plurinacional, la propuesta misma -o al fluencia dentro del movimiento campesin omenos algunos de sus elementos- ha ido ga- influía a su vez en estas divisiones. El katarismo tenía también sus escisiones 11 Remitimos a Pacheco (1992) para un recuento detalla- internas. Su rama política había nacido, el año do de esta evolución, con énfasis en la corriente indianista, de la que aquí hablaremos menos. 1 978, bifurcada ya en dos partidos: el MITKA This content downloaded from 200.58.81.27 on Thu, 18 Aug 2016 13:25:48 UTC All use subject to http://about.jstor.org/terms XAVIER ALBO ¿...Y DE KATARISTAS A MNRISTAS?.... 59 nando espacio en otro medios relati Evsatem doeblne tpreo cedsoi,- interno y externo, lle- versificados. vó recién a varios sectores de la desconcerta- Para explicar este fenómeno, puede ayudar da izquierda a fijar los ojos en el campesinado, el análisis de los siguientes momentos y fac- como posible sucesor del perdido liderazgo tores: obrero y minero, y a tomar en serio lo que el katarismo había estado diciendo desde una La crisis general de la izquierda década atrás, incorporándolo en mayor o me- nor grado en sus nuevos enfoques. La triple elección previa al retorno a la demo- Nótese, con todo, que bastantes sectores cracia, entre 1978 y 1980, había dado un cre- de esta izquierda, incluso de la ya remozada ciente voto de confianza a la izquierda. Sin por esas nuevas perspectivas, han seguido embargo, cuando tras varios golpes militares mostrando cierta dificultad para incorporar a el frente ganador (UPD) llegó finalmente al suficientes líderes de origen autóctono en sus poder (1982-1985), tropezó con grandes difi- propios cuadros directivos. Retoman y ha- cultades, por sus contradicciones internas, sus cen propias algunas ideas de ellos pero se conflictos con el Parlamento y la COB, y por resisten a dar responsabilidades en plano la crisis económica que generó una superinfla- de igualdad a quienes las generaron. Por lo mis- ción récord. La izquierda y la COB organi- mo, estos últimos, al sentirse simples depen- zaban huelgas continuas y utilizaban otros dientes, con frecuencia acaban formando su medios tradicionales de presión sobre todo propia organización política disidente.13 para mejorar salarios pero, por los factores se- Lo mismo ha ocurrido con la COB, que, ñalados, no lograban resultados reales. además, ha mostrado en los últimos años una Por lo mismo, perdieron credibilidad y, sin cerrazón difícil de comprender para aumentar pretenderlo, allanaron el camino para la intro- las bajas cuotas de representación campesina- ducción del duro programa neoliberal del mi- indígena en sus congresos y en sus cargos di- nistro Gonzalo Sánchez de Lozada, próspero rectivos, llegando a veces por ese motivo al empresario minero, en el siguiente periodo borde del rompimiento con la CSUTCB. Pen- democrático presidido por Víctor Paz samos que esta resistencia por parte de ciertos Estenssoro (1985-1989). Con éste, llegó la sectores obreros no puede explicarse sólo, ni "relocalización", eufemismo local para los quizás principalmente, por razones ideológicas masivos despidos en el sector asalariado, que o por simples cálculos políticos. Como ya lo llevaron a la pérdida de la fuerza estratégica mostramos hace tiempo al analizar las relacio- del movimiento obrero y minero. nes entre mineros y campesinos (Harris y Albo, A todo ello se añadió, llovido sobre moja- 1 986), es probable que una raíz, tal vez incons- do, la crisis mundial de los países del Este eu- ropeo. Implicó en la izquierda boliviana el ciente de tanto recelo por parte de los obreros derrumbe o reestructuración de utopías y de sea el hecho de que ellos, por su enfoque cul- partidos. El análisis de clase empezó a caer en desuso -demasiado, probablemente- y, en 13 Este fenómeno ocurrió primero con el propio katarismo, cambio, se descubrió la nueva problemática dentro de la UDP (y, en particular, con relación al pri- étnica. Los conflictos étnico-nacionalistas de- mer MIR, que era parte de dicho frente); después, con el Movimiento Campesino de Bases, dentro de otros satados por la propia crisis de la antigua URSS frentes de izquierda; y, más recientemente, con el llama- y otros regímenes socialistas12 subrayaba tam- do Eje Comunero, dentro del Eje de Convergencia Pa- bién la importancia de esta dimensión antes triótica. No seria exacto cargar toda la culpa de estos soslayada. rompimientos sólo a la dirigencia del grupo político matriz, pero pensamos que la falta de aceptación paritaria de lo líderes campesinos (de diversas proce- 12 Ver, por ejemplo, los análisis en Rupesinghe, King y dencias étnicas) ha sido siempre un factor muy determi- Vorkunga, (eds. 1982). nante. This content downloaded from 200.58.81.27 on Thu, 18 Aug 2016 13:25:48 UTC All use subject to http://about.jstor.org/terms 60 BOLETÍN DE ANTROPOLOGÍA AMERICANA • 25 JULIO 1992 turai más urbano, perciben a s allioerson caal emncpueentsrion eno sel peaso más alto de la indígenas como aún poco "ci Cvoirldiilzlearda, oa s4",7.010 4metros, sellando allí mis- mo su alianza con un sacrificio de llama Nuevas organizaciones indí g(Ceonntarseras 1991, Ipamo 1992). Ha sido también significativo el avance de La década de 1980 vio el su rlag AimPGi (eAnsatmob ldeae d ella Psueblo Guaraní), crea- primeras organizaciones ind díag een n19a87s. Treans s u lúaltsim at dieerr-ota en 1892 los rras bajas y tropicales del Ori egunartaen í-bchoi lriivguiaanno oha,b íeann ido disminuyendo torno a la Confederación In dpoírg meingraa cidoneels oO asrimieilnaci-ón y, hace apenas te, Chaco y Amazonia de B 20o alñiovs,i laas (2C0,0I0D0 OperBso)n.as que entonces se Posteriormente se añadieron oastigrnaasba nv aa résitae sp aorercígana -irremisiblemente nizaciones locales, asociada cso nade nCadIasD aO quBed arp seimrpolemente asimiladas cada una con su propia diná ma lai csoac.iedad dominante, con plena pérdida de El caso más notable fue el de la CPIB su identidad cultural. Hoy, a través de su APG, (Coordinadora de Pueblos Indígenas del Be snoin), los interlocutores indispensables de todo' que en 1991, a poco de haberse constituid por aograma de desarrollo en su región. Están partir de otras pequeñas organizaciones l odceas-arrollando uno de los programas más auda- les, protagonizó una masiva y bien publicit acdeas de recuperación de su identidad étnica- "Marcha por el Territorio y la Dignidad" ,c ueln turai, tanto en la escuela como entre adultos. la que 12 grupos étnicos recorrieron a pie H7a0b0lan ahora de 50,000 miembros o más y su km de la selva a las nieves andinas hasta la presencia se hace sentir en todo el país: ocu- ciudad de La Paz, manteniendo en vilo al país pan la tercera cartera de la CSUTCB y en 1993 durante 40 días y aumentando notablemente l ahan ganado un curul parlamentario, en alian- conciencia nacional sobre su problemática. za con el MRTKLde Cárdenas. En 1992, mien- El lema del "territorio" expresaba sus de- tras otros hablaban de los 500 años del mandas contra la penetración de los maderero sdescubrimiento, miles de ellos se trasladaron y por el reconocimiento jurídico de sus dere -a pie desde sus comunidades hasta Kuruyuki, chos territoriales; el lema complementario d eel lugar de su última derrota 100 años atrás, la "dignidad" tenía que ver muy directamen -marcando así simbólicamente su espectacular te con la nueva conciencia de identidad étnica resurgimiento.16 de estos pueblos orientales. Estuvo lleno de Por estos y otros desarrollos, actualmente contenido simbólico y emotivo el encuentro ha crecido muy significativamente la cobertu- formal de esta columna humana con sus her- ra de todos estos grupos minoritarios en los manos aymarás, que a miles, y con sus medios de comunicación social y su problemá- infaltables wiphalas, ponchos y pututus,15 les tica peculiar ha empezado a ser mucho más tomada en cuenta por instituciones y partidos políticos. 14 En cierta ocasión, en el curso de un tenso debate sobre Los propios aymarás, cuyo fervor katarista este punto dentro de un Congreso de la COB, el desapa- recido dirigente campesino quechua Enrique Encinas estaba en retirada, y los quechuas, más tardos me confesó: "Es que en el fondo nos desprecian". El en todo este movimiento, se han contagiado y testimonio tiene más fuerza si se tiene en cuenta que han retomado la misma causa, ahora desde una Encinas anteriormente había sido dirigente minero, des- perspectiva más pluriétnica. Paulatinamente en pedido de la empresa por sus actividades sindicales. Ver su autobiografía en Encinas, Mayor ga y Birhuet (1989). Sobre las tensiones más recientes entre la COB y la de un grupo uru, de orillas del río Desaguadero, al que CSUTCB, ver informe R (1992). los etnógrafos habían declarado virtualmente extingui- 15 Cuernos utilizados por quechuas y aymarás para con- do varias décadas atrás. vocar a la asamblea o llamar a la lucha. Se utilizan 16 Hasta ahora el principal estudio sobre la APG es la tesis con frecuencia también en las marchas. En este encuen- de Eduardo Mendoza (1992). Ver también el análisis de tro no faltó tampoco una orgullosa y vistosa delegación uno de sus fundadores, Guido Chumiray (1992). This content downloaded from 200.58.81.27 on Thu, 18 Aug 2016 13:25:48 UTC All use subject to http://about.jstor.org/terms XAVIER ALBO ¿...Y DE KATARISTAS A MNRISTAS?.... 61 casi toda la región andina, dticeanmtenrtoe sud ede sleao de transformar la estructu- CSUTCB, el énfasis ha ido pasan rda od ed uen lEosst asdion, -controlado hasta ahora por los dicatos hacia las comunidades yno -sourisg ionrargioasn. iE-ste cerco simbólico de la sede zaciones tradicionales, mientr daes geolb ileernngo ucualjmeinó con actos más formales clasista ha ido complementándos ee nc oqune esel céotnnsitcitouyó la "primera piedra de la y cultural. Asamblea de Nacionalidades".18 Varios co- En 1992, la coyuntura de los 500 años -de mentaristas subrayaron que en todas estas "algo", nunca bien acabado de definir- encon- manifestaciones apenas se veían banderas bo- tró un eco muy particular en todos estos sec- livianas: todo el panorama estaba dominado tores autóctonos. También en Bolivia las por un mar de wiphalas. organizaciones autóctonas, tras un encuentro Resulta sugerente la presencia del mismo continental en Quito, hicieron suyo el lema d teema en el movimiento de los productores de "500 años de resistencia". Como consecuencia hoja de coca, uno de los sectores más organi- del creciente debate entre los pueblos andinos zados y movilizados en el país durante la últi- y los de las tierras bajas, en que cada uno op- ma década (ŒDIB 1992, 1993), constituido en taba por diversas denominaciones,17 han acu- su inmensa mayoría por migrantes quechuas y ñado nuevos términos de consenso: ahora se aymarás. Aun cuando para muchos de ellos la identifican como los pueblos (o naciones) or ci-oca tiene ante todo un valor económico de ginarios, término comparable al de firs tsobrevivencia (inevitablemente relacionado nations y ya consagrado por los pueblos nativ ocson la economía paralela de la cocaína), su norteamericanos. La propia wiphala -un gra dniscurso incorpora muchos elementos étnicos tablero de 7 x 7 cuadros cruzados por los siet ey culturales. El lema central es la defensa de colores del Arco Iris- cada vez es menos una "la sagrada hoja de coca", que -enfatizan- no bandera sólo aymara y se va transformando e ndebe confundirse con la cocaína, elaborada y un símbolo muy palpable y expresivo de est uatilizada por otros. Coherentemente, los prin- pluralidad originaria. cipales dirigentes de este sector han participa- El 12 de octubre de 1992 hubo movi- do en varios de los encuentros internacionales lizaciones masivas, cargadas de contenido na- de los pueblos indígenas. cionalista étnico, en casi todas las ciudades del país. En La Paz, la fuerza pública formó un Nuevas corrientes internacionales sólido cinturón de seguridad que bloqueaba el acceso a la Plaza Murillo, donde están los pa- La emergencia de los grupos anteriores, ha lacios presidencial y legislativo; pero los miles encontrado coyunturas favorables en el contex- de manifestantes, que incluían a representan- to internacional, sobre todo gracias a la nueva tes de las demás regiones del país, dieron la preocupación mundial por la ecología y el vuelta en forma pacífica pero clamorosa a lo medio ambiente. Para bien o para mal, muchos largo de todo el cinturón, expresando mu yli gpalnás -esta problemática con la de los pueblos indígenas, sobre todo con los selvícolas. Este 17 Los pequeños grupos orientales estaban más abiertos al término "indígena", que los andinos (o "collas") con- sideraban demasiado despectivo. Estos seguían prefi- 18 Lamentablemente este aspecto, que ya pretendía ser riendo el de "campesino", el de su propio grupo cultural orgánico, quedó desvirtuado por la lluvia que dispersó (aymara, quechua) o, sólo los más militantes, el de "in- a los participantes y sobre todo por pugnas políticas in- dio". A casi nadie le convence el apelativo "etnia" por ternas que impidieron llegar a crear una sólida base asociarlo con primitivo. Es fascinante la forma con organizativa. Sigue en pie una comisión para llevar ade- que cada cual, según su propia experiencia, ya añadien- lante el proyecto, pero las tensiones políticas internas, do cargas ideológicas o emotivas a los diversos térmi- particularmente en el seno de la CSUTCB, más bien han nos. En muchos talleres o asambleas, he sido testigo de aumentado. De la expresión de deseos a la estruc- inacabables deliberaciones en torno al uso de tal o cual turación de alternativas viables va aún un largo término identificatori o (ver Albo 1992). camino. This content downloaded from 200.58.81.27 on Thu, 18 Aug 2016 13:25:48 UTC All use subject to http://about.jstor.org/terms

See more

The list of books you might like

Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.