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Voces de Chernobil: Cronica del futuro PDF

129 Pages·2002·1.232 MB·Spanish
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id31848015 pdfMachine by Broadgun Software - a great PDF writer! - a great PDF creator! - http://www.pdfmachine.com http://www.broadgun.com Svetlana AleksiØvich VOCES DE CHERNOBYL Traducci(cid:243)n de Ricardo San Vicente Barcelona, mayo de 2001 1 Somos aire, no tierra... Merab Mamardashvili 2 Nota hist(cid:243)rica (cid:147)...Ante todo debemos rasgar el velo del desconocimiento que rodea a Belarœs1. Para el mundo somos una terra incognita -- tierra ignorada, aœn por descubrir. Todos conocen Chern(cid:243)byl, pero en lo que ataæe a Ucrania y Rusia. La (cid:147)Rusia Blanca(cid:148), as(cid:237) suena mÆs o menos el nombre de nuestro pa(cid:237)s en inglØs.(cid:148) Nar(cid:243)dnaya gazeta, 27 de abril de 1996 1Denominaci(cid:243)n oficial. En el texto se respetan las diferentes formas empleadas en ruso: Belarœs y Bielorrusia. Nota del traductor; como lo serÆn el resto de las notas, siempre que no se indique otra cosa. 3 (cid:147)En el territorio de Belarœs no hay ni una central at(cid:243)mica. De entre las centrales elØctricas at(cid:243)micas (CEA) en funcionamiento en el territorio de la antigua URSS, las geogrÆficamente mÆs cercanas a las fronteras bielorrusas son las CEA con reactores del tipo RBMK2: por el Norte, la central de Ignalinsk; por el Este, la de Smolensk, y por el Sur, la de Chern(cid:243)byl. El 26 de abril de 1986, a la 1 h 23' 58'', una serie de explosiones destruy(cid:243) el reactor y el edificio del 4” bloque energØtico de la CEA de Chern(cid:243)byl. La catÆstrofe de Chern(cid:243)byl se convirti(cid:243) en el desastre tecnol(cid:243)gico mÆs grave del siglo XX. Para la pequeæa Belarœs (con una poblaci(cid:243)n de 10 millones de habitantes) represent(cid:243) un cataclismo nacional. Durante los aæos de la Gran Guerra Patria los nazis alemanes destruyeron en tierras bielorrusas 619 aldeas con sus pobladores. DespuØs de Chern(cid:243)byl el pa(cid:237)s perdi(cid:243) 485 aldeas y pueblos: 70 de ellos estÆn enterrados para siempre bajo tierra. Durante la guerra muri(cid:243) uno de cada cuatro bielorrusos; hoy uno de cada cinco vive en un territorio contaminado. Se trata de 2,1 millones de personas, de las que 700.000 son niæos. De entre los factores del descenso demogrÆfico, la radiaci(cid:243)n ocupa el primer lugar. En las regiones de G(cid:243)mel y de Moguiliov (las mÆs afectadas por la catÆstrofe de Chern(cid:243)byl), la mortalidad ha superado a la natalidad en un 20%. Como consecuencia de la catÆstrofe, se han arrojado a la atm(cid:243)sfera 50x10(6) Cu de radionœclidos, de ellos el 70 % ha ca(cid:237)do sobre Belarœs; el 23% de su territorio estÆ contaminado con radionœclidos de una densidad superior a 1 Cu/km2 de Cesio-137. A modo de comparaci(cid:243)n: en Ucrania se ha contaminado el 4,8% del territorio, en Rusia, el 0,5%. La superficie de las tierras cultivables con una concentraci(cid:243)n radiactiva de 1 a mÆs Ku/km2 representa 1,8 millones de hectÆreas; de Estroncio-90, con una concentraci(cid:243)n del 0,3 y mÆs Ku/km2, cerca de medio mill(cid:243)n de hectÆreas. Se han eliminado del uso agr(cid:237)cola 264 mil hectÆreas de tierra. Belarœs es tierra de bosques. Pero el 26% de ellos y mÆs de la mitad de sus prados en los cauces de los r(cid:237)os Pr(cid:237)piat, Dnepr y Sozh se encuentran en las zonas de contaminaci(cid:243)n radiactiva... Debido a la acci(cid:243)n constante de pequeæas dosis de radiaci(cid:243)n, en el pa(cid:237)s cada aæo crece el nœmero de enfermos de cÆncer, as(cid:237) como de personas con deficiencias mentales, disfunciones neuro-psicol(cid:243)gicas y mutaciones genØticas...(cid:148) Chern(cid:243)byl, ed. (cid:147)Belarœsskaya entsiklopedia(cid:148) (Enciclopedia de Belarœs(cid:148)), 1996, pp. 7, 24, 49, 101, 149. (cid:147)Segœn diversas observaciones, el 26 de abril de 1986 se registraron niveles elevados de radiaci(cid:243)n en Polonia, Alemania, Austria, Rumania; el 30 de abril, en Suiza y Norte de Italia; el 1-2 de mayo, en Francia, BØlgica, Pa(cid:237)ses Bajos, Gran Bretaæa, Norte de Grecia; el 3 de mayo, en Israel, Kuwait, Turqu(cid:237)a... Lanzadas a gran altura, las sustancias gaseosas y volÆtiles se dispersaron por todo el globo terrÆqueo: el 2 de mayo se registr(cid:243) su presencia en Jap(cid:243)n, el 4 de mayo, en China, el 5, en la India, el 5 y 6 de mayo en Estados Unidos y CanadÆ. Bast(cid:243) menos de una semana para que Chern(cid:243)byl se convirtiera en un problema para todo el mundo...(cid:148) Consecuencias de la aver(cid:237)a de Chern(cid:243)byl en Belarœs, Minsk. Escuela Superior Internacional de Radioecolog(cid:237)a SÆjarov , 1992, p. 82. 2Los RBMK, que significa "Reactor de gran potencia(cid:148), emplean como combustible el uranio; como moderador, el grafito, y se refrigeran con agua en ebullici(cid:243)n. Los RBMK no s(cid:243)lo producen energ(cid:237)a elØctrica; tambiØn se emplean para generar plutonio, componente de las bombas at(cid:243)micas, subproducto de la reacci(cid:243)n nuclear que se extrae peri(cid:243)dicamente del reactor. 4 (cid:147)El cuarto reactor, la instalaci(cid:243)n denominada (cid:147)Refugio(cid:148), sigue, como antes, guardando en sus entraæas de plomo y hormig(cid:243)n armado cerca de 20 toneladas de combustible nuclear. Nadie sabe quØ ocurre hoy con este combustible. El sarc(cid:243)fago se construy(cid:243) de manera precipitada; se trata de una construcci(cid:243)n œnica en su gØnero; quizÆ los ingenieros petersburgueses que la diseæaron puedan sentirse orgullosos de ella. Sin embargo, los tØcnicos montaron la instalaci(cid:243)n (cid:147)a distancia(cid:148). Las planchas se un(cid:237)an con la ayuda de robots y de helic(cid:243)pteros; de ah(cid:237) que haya grietas. En la actualidad, segœn algunas fuentes, la superficie total de las zonas defectuosas y agrietadas supera los 200 metros cuadrados, por los que siguen desprendiØndose aerosoles radiactivos... ¿Puede el sarc(cid:243)fago destruirse? Tampoco nadie sabe dar respuesta a este interrogante; hasta hoy es imposible aproximarse a muchos de los nudos y construcciones para establecer su grado de seguridad. En cambio, todo el mundo comprende lo siguiente: la destrucci(cid:243)n del (cid:147)Refugio(cid:148) dar(cid:237)a lugar a unas consecuencias aœn mÆs terribles que las que se produjeron en 1986...(cid:148) Revista Ogoniok, N” 17, abril de 1996. 5 6 UNA SOLITARIA VOZ HUMANA (cid:147)No sØ de quØ hablar... ¿De la muerte o del amor? O es lo mismo... ¿De quØ?... ...Nos hab(cid:237)amos casado no hac(cid:237)a mucho. Aœn (cid:237)bamos por la calle agarrados de la mano, hasta cuando (cid:237)bamos de compras... Yo le dec(cid:237)a: (cid:147)Te quiero(cid:148). Pero aœn no sab(cid:237)a c(cid:243)mo le quer(cid:237)a... No me lo imaginaba... Viv(cid:237)amos en la residencia de la unidad de bomberos, donde Øl trabajaba. En el piso de arriba. Y otras tres familias j(cid:243)venes, con una sola cocina para todos. Y abajo, en el primero, estaban los coches. Unos camiones rojos de bomberos. (cid:201)ste era su trabajo. Yo siempre estaba al corriente: d(cid:243)nde se encontraba, quØ le pasaba. En medio de la noche o(cid:237) un ruido. MirØ por la ventana. (cid:201)l me vio: (cid:147)Cierra las ventanillas y acuØstate. Hay un incendio en la central. VendrØ pronto(cid:148). No vi la explosi(cid:243)n. S(cid:243)lo las llamas. Todo parec(cid:237)a iluminado... El cielo entero... Unas llamas altas. Y holl(cid:237)n. Una calor horrorosa. Y Øl segu(cid:237)a sin regresar. El holl(cid:237)n era porque ard(cid:237)a el alquitrÆn; el techo de la central estaba cubierto de asfalto. Sobre el que la gente andaba, como Øl despuØs recordaba, igual que sobre resina. Sofocaban las llamas. Tiraban el grafito ardiendo con los pies... Se fueron sin los trajes de lona; se fueron para allÆ tal como iban, en camisa. Nadie les avis(cid:243); los llamaron a un incendio normal... Las cuatro... Las cinco... Las seis... A las seis nos dispon(cid:237)amos a ir a ver a sus padres. A plantar patatas. De la ciudad de Pr(cid:237)piat hasta la aldea Sperizhie, donde viv(cid:237)an sus padres, hay cuarenta kil(cid:243)metros. A sembrar, arar... Era su trabajo favorito... Su madre recordaba a menudo c(cid:243)mo ni ella ni su padre quer(cid:237)an dejarlo marchar a la ciudad; le construyeron incluso una casa nueva. Pero se lo llevaron al ejØrcito. Sirvi(cid:243) en Moscœ, en las tropas de bomberos, y cuando regres(cid:243) s(cid:243)lo quer(cid:237)a ser bombero. No quer(cid:237)a ser otra cosa. (Calla.) A veces me parece o(cid:237)r su voz... O(cid:237)rle vivo... Ni siquiera las fotograf(cid:237)as me producen tanto efecto como la voz. Pero no me llama nunca... Y en sueæos... Soy yo quien lo llamo... Las siete... A las siete me comunicaron que estaba en el hospital. Corr(cid:237) all(cid:237), pero el hospital ya estaba acordonado por la milicia; no dejaban pasar a nadie. S(cid:243)lo entraban las ambulancias. Los milicianos gritaban: los coches estÆn irradiados, no os acerquØis. No s(cid:243)lo yo, todas las mujeres vinieron, todas cuyos maridos estuvieron aquella noche en la central. Corr(cid:237) en busca de una conocida que trabajaba de mØdico en aquel hospital. La agarrØ de la bata cuando sal(cid:237)a de un coche: (cid:147)¡Hazme pasar!(cid:148) -- (cid:147)¡No puedo! EstÆ mal. Todos estÆn mal(cid:148). Yo la ten(cid:237)a agarrada: (cid:147)S(cid:243)lo verlo(cid:148). -- (cid:147)Bueno --me dice-- corre. Quince - veinte minutos(cid:148). Lo vi... Estaba hinchado, inflado todo... Casi no ten(cid:237)a ojos... (cid:147)¡Leche!.. ¡Mucha leche! --me dijo mi conocida--. Que beba tres litros al menos(cid:148). -- (cid:147)(cid:201)l no toma leche(cid:148). -- (cid:147)Pues ahora la beberÆ(cid:148). Muchos mØdicos, enfermeras y especialmente las auxiliares de este hospital, al cabo de un tiempo, se pondr(cid:237)an enfermas... Morir(cid:237)an... Pero entonces nadie lo sab(cid:237)a... A las diez de la maæana muri(cid:243) el tØcnico Shishenok... Fue el primero... El primer d(cid:237)a... Luego supimos que bajo los escombros se qued(cid:243) otro -- Valera Jodemchuk. No lograron sacarlo. Lo emparedaron con el hormig(cid:243)n. Entonces aœn no sab(cid:237)amos que todos ellos ser(cid:237)an los primeros... Le pregunto: (cid:147)Vasia3, ¿quØ hacer?(cid:148) -- (cid:147)¡Vete de aqu(cid:237)! ¡Vete! Esperas un niæo(cid:148). Estoy embarazada, es cierto. Pero ¿c(cid:243)mo lo voy a dejar? Me pide: (cid:147)¡Vete! ¡Salva al cr(cid:237)o!(cid:148) -- (cid:147)Primero te he de traer leche, y luego veremos(cid:148). Llega mi amiga Tania Kibenok... Su marido estÆ en la misma sala... Ha venido con su padre, que tiene coche. Nos subimos al coche y vamos a la primera aldea a por leche. A unos tres kil(cid:243)metros de la ciudad... Compramos muchas garrafas de tres litros de leche... Seis, para que hubiera para todos... Pero la leche les provocaba unos v(cid:243)mitos terribles... Perd(cid:237)an el sentido sin parar, les pusieron el gota a gota. Los mØdicos aseguraban, no sØ por quØ, que se hab(cid:237)an envenenado con los gases, nadie hablaba de la radiaci(cid:243)n. Entre tanto la ciudad se llen(cid:243) de coches militares, se cerraron todas las carreteras... Dejaron de 3Diminutivo de Vasili. 7 circular los trenes de cercan(cid:237)as, los expresos... Lavaban las calles con un polvo blanco... Me sent(cid:237) alarmada: ¿c(cid:243)mo iba a llegar al d(cid:237)a siguiente al pueblo para comprarle leche fresca? Nadie hablaba de la radiaci(cid:243)n... S(cid:243)lo los militares iban con caretas. La gente de la ciudad llevaba su pan de las tiendas, las bolsas abiertas con los bollos... En los estantes hab(cid:237)a pasteles... Por la noche no me dejaron entrar en el hospital... Un mar de gente alrededor... Yo me encontraba frente a su ventana; Øl se acerc(cid:243) a ella y me grit(cid:243) algo. ¡Se le ve(cid:237)a tan desesperado! Entre la muchedumbre alguien entendi(cid:243) lo que dec(cid:237)a: aquella noche se los llevaban a Moscœ. Las esposas se arremolinaron todas en un corro. Decidimos: vamos con ellos. ¡Dejadnos estar con nuestros maridos! ¡No tenØis derecho! Quisimos pasar a golpes, a araæazos. Los soldados, ya estaban los soldados, nos imped(cid:237)an pasar a empujones. Entonces sali(cid:243) el mØdico y nos confirm(cid:243) que se los llevaban aquella noche en avi(cid:243)n a Moscœ, que deb(cid:237)amos traerles ropa; la que llevaban en la central se hab(cid:237)a quemado. Los autobuses ya no iban, y fuimos a pie, corriendo a casa. Cuando volvimos con las bolsas, el avi(cid:243)n ya se hab(cid:237)a marchado... Nos engaæaron a prop(cid:243)sito... Para que no gritÆramos, ni llorÆramos... Lleg(cid:243) la noche... A un lado de la calle, autobuses, cientos de autobuses (ya estaban preparando la evacuaci(cid:243)n de la ciudad), y al otro, centenares de coches de bomberos. Los trajeron de todas partes. Toda la calle, cubierta de espuma blanca... ˝bamos pisando aquella espuma... Gritando y jurando... Por la radio dijeron que evacuar(cid:237)an la ciudad, para tres o, a lo mejor, cinco d(cid:237)as. LlØvense consigo ropa de invierno y de deporte, porque vais a vivir en el bosque. En tiendas de campaæa. La gente hasta se alegr(cid:243): ¡al campo! All(cid:237) celebraremos el primero de mayo. Algo inusual. La gente preparaba carne de asar para el camino. Se llevaban las guitarras, los magnet(cid:243)fonos... S(cid:243)lo lloraban aquellas a cuyos maridos les hab(cid:237)a pasado algo. No recuerdo el viaje. Cuando vi a su madre fue como si despertara: (cid:147)¡MamÆ, Vasia estÆ en Moscœ! ¡Se lo llevaron en un vuelo especial!(cid:148) Acabamos de sembrar el huerto (¡y a la semana evacuar(cid:237)an la aldea!). ¿QuiØn lo iba a saber? Por la noche tuve un ataque de v(cid:243)mito. Era mi sexto mes de embarazo. Me sent(cid:237)a tan mal... Por la noche sueæo que me llama. Mientras estuvo vivo me llamaba en sueæos: (cid:147)¡Liusia, Liusia!(cid:148). Pero despuØs de muerto, ni una vez. No me llam(cid:243) ni una vez. (Llora.) Me levanto por la maæana y me digo: me voy a Moscœ. Yo que... (cid:147)Ad(cid:243)nde vas a ir en tu estado?(cid:148) -- me dice llorando su madre. TambiØn se vino conmigo el padre. Sac(cid:243) todo el dinero. Sac(cid:243) todo el dinero de la libreta, todo el que ten(cid:237)an. Todo... No recuerdo el viaje. Todo el camino tambiØn se me borr(cid:243) de la cabeza... En Moscœ preguntamos al primer miliciano a quØ hospital hab(cid:237)an llevado a los bomberos de Chern(cid:243)byl, y nos lo dijo; yo hasta me sorprend(cid:237), porque nos hab(cid:237)an asustado: no os lo dirÆn, es un secreto de Estado, ultra-secreto... --A la cl(cid:237)nica nœmero seis. A la (cid:147)Schœkinskaya(cid:148). En el hospital, era una cl(cid:237)nica especial de radiolog(cid:237)a, no dejaban entrar sin pases. Le di dinero a la vigilante de guardia y Østa que me dice: (cid:147)Largo(cid:148) No sØ a quiØn mÆs le roguØ, le implorØ... Lo cierto es que ya estoy en el despacho de la jefa de la secci(cid:243)n de radiolog(cid:237)a: Anguelina Vas(cid:237)lievna Guskova. Entonces aœn no sab(cid:237)a como se llamaba, no se me quedaba nada en la cabeza. Lo œnico que sab(cid:237)a era que deb(cid:237)a verlo... Ella me pregunt(cid:243) en seguida: --¿Tiene usted hijos? ¿¡C(cid:243)mo iba a decirle la verdad!? EstÆ claro que tengo que esconderle mi embarazo. ¡No me lo dejar(cid:237)a ver! Menos mal que soy delgadita y no se me nota nada. --S(cid:237) --le contesto. --¿Cuantos? Pienso: (cid:147)He de decirle que dos. Si es s(cid:243)lo uno, tampoco me dejarÆ pasar.(cid:148) -- Un niæo y una niæa. --Bueno, si son dos, no creo que vayas a tener mÆs. Ahora escucha: su sistema nervioso central estÆ daæado por completo; la mØdula estÆ completamente daæada... (cid:147)Bueno, pensØ, se volverÆ algo mÆs nervioso(cid:148). --Y (cid:243)yeme bien: si te pones a llorar, te echo al instante. No os podØis abrazar, ni besar. No te acerques mucho. Te doy media hora. Pero yo ya sab(cid:237)a que no me ir(cid:237)a de all(cid:237). Si me iba ser(cid:237)a con Øl. ¡Me lo hab(cid:237)a jurado! 8 Entro... Los veo sentados sobre las camas, jugando a cartas, se r(cid:237)en. --¡Vasia! -- lo llaman. Se da la vuelta. --¡Vaya! ¡Hasta aqu(cid:237) me ha encontrado! ¡Estoy perdido! Daba risa verlo, con su pijama del cuarenta y ocho, Øl, que usa un cincuenta y dos. Las mangas cortas, los pantalones... Pero ya se le hab(cid:237)a ido la hinchaz(cid:243)n de la cara... Les inyectaban no sØ quØ soluci(cid:243)n... --¿Tœ, perdido? --le pregunto. Y Øl que ya quiere abrazarme. --Sentadito --la mØdico no lo deja acercarse a m(cid:237)--. Nada de abrazos aqu(cid:237). No sØ c(cid:243)mo pero hicimos de eso una broma. Y al momento todos se acercaron a nosotros; hasta de las otras salas. Todos eran de los nuestros. De Pr(cid:237)piat. Porque fueron veintiocho los que trajeron en avi(cid:243)n. ¿QuØ hay de nuevo? ¿QuØ pasa en la ciudad? Yo les cuento que han empezado a evacuar a la gente, que se llevan afuera toda la ciudad por unos tres o cinco d(cid:237)as. Los muchachos callan; pero hab(cid:237)a all(cid:237) tambiØn dos mujeres, una de ellas estaba de guardia en la entrada el d(cid:237)a del accidente, y la mujer rompi(cid:243) a llorar: --¡Dios m(cid:237)o! All(cid:237) estÆn mis hijos. ¿QuØ serÆ de ellos? Yo ten(cid:237)a ganas de estar a solas con Øl, bueno, aunque fuera un solo minuto. Los muchachos se dieron cuenta de la situaci(cid:243)n y cada uno se invent(cid:243) un pretexto para salir al pasillo. Entonces lo abracØ y lo besØ. (cid:201)l se apart(cid:243). --No te sientes cerca. Toma una silla. --Todo eso son bobadas -- le dije quitÆndole importancia--. ¿Tœ viste d(cid:243)nde se produjo la explosi(cid:243)n? ¿QuØ ha sido eso? Porque vosotros fuisteis los primeros en llegar... --Lo mÆs seguro es que sea un sabotaje. Alguien lo ha hecho a prop(cid:243)sito. Todos los muchachos piensan lo mismo. Entonces dec(cid:237)an eso. Y lo pensaban. Al d(cid:237)a siguiente, cuando lleguØ, ya los hab(cid:237)an separado; cada uno en una sala aparte. Les hab(cid:237)an prohibido categ(cid:243)ricamente salir al pasillo. Hablarse. Se comunicaban golpeando la pared. Punto-gui(cid:243)n, punto-gui(cid:243)n... Los mØdicos lo explicaron diciendo que cada organismo reacciona de manera diferente a las dosis de radiaci(cid:243)n, de manera que lo que aguanta uno puede que no lo resista otro. All(cid:237) donde estaban ellos hasta las paredes reaccionaban al geyger. A la derecha, a la izquierda y en el piso de abajo. Sacaron de all(cid:237) a todo el mundo, no dejaron a ni un solo paciente... Debajo y encima, nadie... Viv(cid:237) tres d(cid:237)as en casa de unos conocidos en Moscœ. Mis conocidos me dec(cid:237)an: toma la cazuela, toma la olla, todo lo que necesites. Y yo hac(cid:237)a una sopa de pavo para seis personas. Para seis de nuestros muchachos... Los bomberos... El mismo turno... Todos estaban de guardia aquella noche: Vaschuk, Kibenok, Titenok, PrÆvik, Tischura. En la tienda les comprØ a todos pasta de dientes, cepillos, jab(cid:243)n. No hab(cid:237)a nada de esto en el hospital. Les comprØ toallas pequeæas... Ahora me admiro de mis conocidos; ellos ten(cid:237)an miedo, por supuesto, no pod(cid:237)an no tenerlo, ya corr(cid:237)an todo tipo de rumores, pero, de todos modos, se prestaban a ayudarme: toma todo lo que necesites. ¡Tomalo! ¿C(cid:243)mo estÆ Øl? ¿C(cid:243)mo se encuentran todos? ¿SaldrÆn con vida? Con vida... (Calla). Entonces me encontrØ con mucha gente buena, no los recuerdo a todos. El mundo se redujo a un solo punto... Se achic(cid:243)... Era Øl... S(cid:243)lo Øl... Recuerdo a una auxiliar ya mayor, que me preparaba: (cid:147)Algunas enfermedades no se curan. Debes sentarte junto a Øl y acariciarle la mano(cid:148). Por la maæana temprano voy al mercado, de ah(cid:237) a casa de mis conocidos, preparo el caldo. Hay que rayarlo todo, desmenuzarlo. Uno me pidi(cid:243): (cid:147)Trae una manzana(cid:148). Con seis botes de medio litro... ¡Siempre para seis! Y al hospital.... Me quedo all(cid:237) hasta la noche. Y luego, de nuevo a la otra punta de la ciudad. ¿CuÆnto hubiera podido resistir? Pero a los tres d(cid:237)as me ofrecieron quedarme en el hotel destinado al personal sanitario, en el territorio del mismo hospital. ¡¡Dios m(cid:237)o, que dicha!! --Pero all(cid:237) no hay cocina. ¿C(cid:243)mo voy a prepararles la comida? --Ya no tiene que cocinar. Sus est(cid:243)magos han dejado de asimilar alimentos. Empez(cid:243) a cambiar. Cada d(cid:237)a me encontraba con una persona diferente... Las quemaduras sal(cid:237)an afuera... Aparec(cid:237)an en la boca, en la lengua, en las mejillas... Primero eran pequeæas llagas, pero luego fueron creciendo... Las mucosas se ca(cid:237)an a capas... Unas pel(cid:237)culas blancas... El color de la cara, el color del cuerpo... Azul... Rojo... De un gris pardo... Y, sin embargo, todo Øl era tan m(cid:237)o, 9 ¡tan querido! ¡Esto no se puede contar! ¡Esto no se puede escribir! ¡Ni siquiera soportar!... Te salvaba el hecho de que todo suced(cid:237)a de manera instantÆnea, de manera que no ten(cid:237)as que pensar, no ten(cid:237)as tiempo ni de llorar. ¡Lo quer(cid:237)a! ¡Aœn no sab(cid:237)a c(cid:243)mo lo quer(cid:237)a! Justo nos hab(cid:237)amos casado... Vamos por la calle. (cid:201)l me levanta en brazos y se pone a dar vueltas. Y me besa, me besa. Y la gente que pasa, r(cid:237)e... El curso cl(cid:237)nico de una dolencia radiactiva aguda dura catorce d(cid:237)as... A los catorce d(cid:237)as el enfermo muere... Ya al primer d(cid:237)a en el hotel, los dosimetristas me med(cid:237)an. La ropa, la bolsa, el monedero, los zapatos, todo (cid:147)ard(cid:237)a(cid:148). Me lo quitaron todo. Hasta la ropa interior. S(cid:243)lo no tocaron el dinero. A cambio me entregaron una bata de hospital de la talla cincuenta y seis y unas zapatillas del cuarenta y tres. La ropa, me dijeron, puede que se la devolvamos, o puede que no, porque serÆ dif(cid:237)cil que se pueda (cid:147)limpiar(cid:148). Y as(cid:237), con este aspecto, me presentØ ante Øl. (cid:201)l se asust(cid:243): (cid:147)¡Madre m(cid:237)a! ¿QuØ te ha pasado?(cid:148). Aunque yo, a pesar de todo, me las arreglaba para hacerle un caldo. Colocaba el hervidor dentro del bote de vidrio. Y echaba all(cid:237) los pedazos de pollo... Muy pequeæos... Luego alguien me prest(cid:243) su cazuela, creo que la mujer de la limpieza o la vigilante de hotel. Otra persona, una tabla en la que cortaba perejil fresco. Con aquella bata no pod(cid:237)a ir al mercado; alguien me tra(cid:237)a la verdura. Pero todo era inœtil: no pod(cid:237)a beber siquiera... Tragar un huevo crudo... ¡Y yo que quer(cid:237)a conseguirle algo sabroso! Como si eso pudiera ayudar. Un d(cid:237)a me lleguØ hasta correos: (cid:147)Chicas --les ped(cid:237)-- tengo que llamar urgentemente a mis padres en Ivano-Frankovsk. Se me estÆ muriendo aqu(cid:237) el marido(cid:148). Por alguna raz(cid:243)n, enseguida adivinaron de d(cid:243)nde y quiØn era mi marido, y me dieron l(cid:237)nea en seguida. Mi padre, mi hermana y mi hermano aquel mismo d(cid:237)a tomaron el avi(cid:243)n para Moscœ. Me trajeron mis cosas. Dinero. El nueve de mayo... (cid:201)l siempre me dec(cid:237)a: ¡No te imaginas lo bonita que es Moscœ! Sobre todo el D(cid:237)a de la Victoria, cuando hay fuegos artificiales. Quiero que lo veas algœn d(cid:237)a.(cid:148) Estoy a su lado en la sala; Øl abre los ojos: --¿Es de d(cid:237)a o de noche? --Las nueve de la noche. --¡Abre la ventana! ¡Van a empezar los fuegos artificiales! Abr(cid:237) la ventana. Era un sØptimo piso; toda la ciudad ante nosotros. Y un ramo de luces se alz(cid:243) en el cielo. --Esto s(cid:237) que... --Te promet(cid:237) que te enseæar(cid:237)a Moscœ. Como te promet(cid:237) que cada d(cid:237)a de fiesta siempre te regalar(cid:237)a flores... Miro y Øl saca de debajo de la almohada tres claveles. Le hab(cid:237)a dado dinero a la enfermera, y ella compr(cid:243) las flores. Me acerquØ a Øl y lo besØ. --Amor m(cid:237)o. C(cid:243)mo te quiero. Y Øl que se me pone protest(cid:243)n y dice: --¿QuØ te han mandado los mØdicos? ¡No se me puede abrazar! ¡No se me puede besar! No me dejaban abrazarlo... Pero yo... Yo lo levantaba, lo sentaba... Le cambiaba las sÆbanas... Le pon(cid:237)a el term(cid:243)metro, le sacaba... Le tra(cid:237)a y le sacaba el bac(cid:237)n.. Me pasaba la noche a su lado... En cuanto a esto, nadie me dec(cid:237)a nada... Menos mal que fue en el pasillo y no en la sala... Pero la cabeza me empez(cid:243) a dar vueltas y me agarrØ de la repisa de la ventana... En aquel momento pas(cid:243) un mØdico, que me tom(cid:243) de la mano. Y de pronto: --¿EstÆ usted embarazada? --¡No-no! -- me asustØ tanto. Ten(cid:237)a miedo de que alguien nos oyera. --No me engaæe --me dijo con un suspiro. Me sent(cid:237) tan perdida que ni se me ocurri(cid:243) decirle nada. Al d(cid:237)a siguiente me llaman a ver a la mØdico jefe. --¿Por quØ me ha engaæado? --me pregunta. --No ten(cid:237)a otra salida. Si le hubiera dicho la verdad, ustedes me habr(cid:237)an mandado a casa. ¡Es una mentira piadosa! --¿¡Es que no ve lo que ha hecho!? --Pero estoy a su lado... 10

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