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viento y arena sjvb PDF

215 Pages·2008·6.98 MB·Spanish
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Viento y arena Testimonios de un pueblo nahua Sergio Javier Villaseñor Bayardo Prólogo de Jean Garrabé Universidad de Guadalajara Centro Universitario de Ciencias de la Salud Viento y arena Testimonios de un pueblo nahua © Sergio Javier Villaseñor Bayardo Prohibida la reproducción total o parcial del contenido, sin la autorización del autor o del editor. ISBN 978-968-5876-26-1 TonoContinuo • Enrique Díaz de León 514-2 • Guadalajara, Jalisco, México • Tel 38 25 94 41 • [email protected] Universidad de Guadalajara Dedicatoria Contenido A los miembros de Gladet, A.C. 9 Prólogo Grupo Latino Americano de Estudios Transculturales A.C. 13 Primeros contactos 19 Segunda visita 27 Entrevistas escogidas A mis amigos 423 Epílogo José de Jesús Tadeo Viscarra y 426 Agradecimientos Jorge Arturo Serna Ornelas Prólogo Me complace presentar el volumen de anexos, entrevistas y notas de terreno que constituye el tomo segundo de la tesis doctoral de Sergio Villaseñor Bayardo, edición que resuelve lo mejor posible un problema que se plantea a los investigadores en el ramo de la antropología médica: el de la lengua en la que han de publicar el material recogido para su estudio. Cuando Sergio Villaseñor presentó su tesis en l´Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales de Paris, el tribunal presidido por el Profesor Duverger, amén de felicitar al autor por la calidad de su trabajo, votó unánimemente a favor de la publicación del texto, redactada en francés, de Vers Une Ethnopsychiatrie Mexicaine. Esperamos que esta publicación se haga pronto en una editorial que pueda darla a conocer a un público lo más amplio posible. Pero a los estudiosos les interesa conocer no sólo el texto elaborado de la tesis, sino también el material sobre el que se apoya ésta elaboración, en éste caso las entrevistas con los chamanes, los habitantes y las notas de terreno recogidas en el Alto Balsas. Naturalmente, el doctorante no ha traducido al francés éste material, pues al hacerlo habría perdido todo sentido. Ha escogido traducir para incorporar al tomo primero de la tesis sólo párrafos selectos de las entrevistas con los chamanes, para darlos como ejemplos que aclaran la interpretación que propone Sergio Villaseñor de esta medicina náhuatl actual, en la que se vislumbran las huellas de la antigua medicina azteca enmascarada con el velo de la cultura o de la aculturación postcolonial. Ha quedado ahora establecido, en particular por la escuela de historia de la medicina mexicana, que para entender un sistema médico, cualquiera que éste sea, para establecer cuál es su nosología, puesto que todas las medicinas tienen una, y entre otras cosas, si diferencia – como lo hace la medicina occidental moderna – entre enfermedades mentales o psíquicas por un lado y orgánicas o somáticas por el otro, qué etiología y qué tratamiento propone al respecto, etcétera, hay que reconstituir la visión del mundo, la cosmovisión de la cultura en que se desarrolla. En otras palabras, hay que relacionar el sistema de pensamiento médico con los otros “systèmes de pensée”: el astrológico, el religioso y el científico, cuya conjunción da fundamento a las culturas humanas. Sergio Javier Villaseñor Bayardo • Viento y arena TTeessttiimmoonniiooss ddee uunn ppuueebblloo nnaahhuuaa 10 El gran psiquiatra y filósofo Eugen Minkowski, judío, polaco de origen pero de aspectos culturales que provienen de las ideas religiosas y los conocimientos 11 que ha vivido en Francia desde la gran guerra del 16, ha escrito casi toda su compartidos entre el enfermo y el terapeuta, cuando pertenecen al mismo obra en francés y ha titulado uno de sus textos, a nuestro modo de ver uno de mundo y tienen la misma visión de él. los más importantes a pesar de ser un opúsculo de pocas páginas, “Vers une Es por lo tanto imposible traducir, por decirlo así, la nosología de una Cosmologie”, un enfoque fenomenológico de la visión del mundo. Ahora bien, medicina a la de otra, diciendo por ejemplo que tal enfermedad reconocida no estamos conscientes de la visión del mundo que nos da la cultura en que por la medicina náhuatl corresponde a la que se llama de otra manera en la vivimos. Por ejemplo, ningún médico de Europa Occidental sabría especificar medicina occidental moderna. Resultaría exacto el famoso traduttore, traditore cual es la relación que tiene la medicina científica que le guía con la visión del italiano. mundo de la cultura helénica, judeocristiana en la que seguimos aún viviendo. El investigador debe, como lo ha hecho Sergio Villaseñor en los documentos Sin embargo, el idioma que hablamos, mediante el cual se nos ha transmitido que siguen, recoger lo más exactamente posible lo que dicen los que practican la cultura a la que pertenecemos, refleja en parte esta lógica cósmica. la medicina, estudiándola sobre la teoría de enfermedad que rige su conducta Los intentos para hacernos una idea de una cultura extranjera, de otra terapéutica. visión del mundo, empiezan por el estudio de su lengua. En el caso de México Esto justifica el interés de esta publicación de las entrevistas con los pensamos en los esfuerzos de los misioneros franciscanos por profundizar en chamanes y los pobladores de la región del Alto Balsas con las mismas el estudio del náhuatl y de sus ideogramas, aunque su intención primera fuera palabras utilizadas por ellos cuando han expuesto al médico-antropólogo su conocer mejor la religión para ellos idolátrica de los aztecas y combatiéndola cosmovisión. El lector podrá comprobar así por sí mismo cuan ardua es la evangelizar a los habitantes del nuevo mundo. Recíprocamente los indios, tarea de construir una verdadera etnopsiquiatría y el valor de esta tesis para como se ve precisamente en algunas de las entrevistas con los chamanes, se contribuir a ello. apoderaron del santoral de los monjes cristianos para equipararlo con su propio panteón politeísta. Otro ejemplo que viene a propósito para los textos que aquí presentamos son los esfuerzos que hicieron los médicos renacentistas españoles por estudiar la sorprendente botánica de la Nueva España e interpretar, conforme a la medicina hipocrática que Europa Occidental volvía a descubrir en el renacimiento, su utilización terapéutica por los curanderos indígenas. Naturalmente fracasaron en su intento, ya que desconocían la mayor parte de las plantas mesoamericanas, cuyo nombre en náhuatl era imposible de traducir al latín que utilizaban los médicos hispánicos. Muchas de esas voces se han integrado pasando por la Dr. Jean Garrabé de Lara. lengua castellana a las demás lenguas europeas, latinas e incluso anglosajonas, Genêts, Julio de 2000 conservando en ellas su forma náhuatl originaria para seguir designando en el viejo mundo las plantas que se transplantaron a él desde América. Solo en el siglo XIX, utilizando la clasificación de Carlos de Linneo en clases, géneros y especies designadas por palabras de morfología latina, se pudo trazar el cuadro universal de los reinos vegetales y animales de la naturaleza. Este modelo taxonómico botánico fue el que inspiró a los primeros nosólogos, que pensaban que las enfermedades eran también cosas exclusivamente naturales. Pero cuando la antropología médica ha empezado a estudiar y a comparar las nosologías propias de cada medicina, ha descubierto que las definiciones y las concepciones de las entidades patológicas dependen Primeros contactos San Marcos Empecé a incursionarme en el fascinante mundo de las comunidades nahuas de la zona del Alto Balsas, Guerrero, gracias a la invitación de unos antropólogos, a quienes el interés de un psiquiatra por su área de estudio debe haber despertado sorpresa y curiosidad. El sábado 23 de octubre de 1993, día de la fiesta del tercer aniversario del Consejo de Pueblos Nahuas del Alto Balsas, salimos a la comunidad de San Marcos, donde tendría lugar la celebración. Salimos temprano desde Xalitla, poblado que luego se convertiría en mi centro de operaciones. La vieja camioneta en que viajamos parecía conocer bien el camino de terracería que, en ocasiones, nos mostraba peligrosamente bellos paisajes de la región. El río Balsas y sus afluentes dibujaban caprichosas serpientes, horadando las montañas. Tuvimos que dejar al vehículo estacionado a un lado del camino. Bajamos al río para esperar nuestro turno. Unas barcazas maltrechas ayudaban a que la gente atravesara el río. Los habitantes del pueblo se habían ofrecido para transportar a los visitantes. Remando contra corriente nos depositaron en la otra orilla. Llegamos al pueblo alrededor de las 11 a.m. Todo el día hubo música de banda. En el atrio de la iglesia se concentraba toda la gente. Allí estaban varias mesas dispuestas para que comieran todos los asistentes. Las señoras preparaban la comida en inmensos calderos y hacían tortillas. El primer acto que realizaron para estos festejos fue el que denominan “llevar la vela al templo”. Para esto hubo una concurrida procesión con música de banda, cirios, muchas flores y un grupo de jovencitas púberes, vestidas con llamativos colores. Me llamó la atención la religiosidad de la gente. Aunque los cantos eran desafinados, la inmensa devoción era evidente. Los cantos se escuchaban como un lamento. A la mañana siguiente, muy temprano, continuaron cantando y rezando en el templo. No había sacerdote, pero no parecían necesitarlo. Sergio Javier Villaseñor Bayardo • Viento y arena TTeessttiimmoonniiooss ddee uunn ppuueebblloo nnaahhuuaa 14 Las jóvenes portaban en la cabeza penachos vistosos, cuya base era de Al día siguiente, en casa de una familia del pueblo, conseguimos en donde 15 cartón pintado de colores, y llevaban tres espejitos, uno en la frente y otro darnos un medio baño, a jicarazos. Desayunamos en el atrio de la iglesia. Allí a cada lado. Algunas jóvenes llevaban listones de llamativos colores. Unas se seguía preparando, incansablemente, la comida para todos los asistentes. plumas de guajolote les adornaban la nuca. Durante todo el tiempo que duró esta breve visita, tuve la incertidumbre Los espejitos tal vez cumplían la función de ahuyentar a los “malos aires”. de las decisiones aparentemente imprevistas, o al menos no exteriorizadas, del Los adolescentes están siempre muy atentos a estas danzas, porque ello les antropólogo que me guiaba. El papel de guía no parecía satisfacerle. La noche permite ir eligiendo a su futura pareja. anterior no había querido molestarse con mis ronquidos y me había despachado Esas jovencitas bailaron dentro del templo. Las danzas se llamaban de con los fotógrafos. Su capacidad de hablar bien el náhuatl le abría las puertas “Las Coronas” y de “Las Bolas”. de esta maravillosa gente. Las jóvenes continuaron danzando aun después de que los dirigentes de la procesión, es decir, los líderes políticos, habían terminado de pronunciar sus discursos junto al altar e incluso habían salido del templo. San Agustín Oapan 24.X.93 Además de los habitantes de los pueblos circunvecinos, había periodistas, políticos y gente que trabaja para el desarrollo de las comunidades. Los Después de almorzar y despedirnos de los habitantes de San Marcos mensajes se transmitían con altoparlantes en idiomas español y náhuatl emprendimos el camino rumbo al pueblo más antiguo de la región, San alternadamente. Agustín Oapan. La mayor parte de los asistentes escuchábamos bajo un sol implacable. Luego de los discursos hubo una asamblea muy larga que se vio entorpecida por las falsas promesas de la SEDESOL (una Secretaría de Estado de corte populista) cuya representante era una antropóloga de apellido extranjero. Después de la asamblea hubo juegos pirotécnicos, un “castillo” y “toritos” que terminaron hasta ya entrada la noche. La música de un grupo amenizaba un baile en el que nadie bailaba. Los cansados y curiosos visitantes tuvimos que esperar hasta que empezó a declinar el festejo y la gente de San Marcos se empezó a repartir a los visitantes bajo diversos techos, prestándonos algunos petates para pasar la noche. A los fotógrafos y a mí nos tocó dormir en el piso de la escuela. No me podía dormir por la deshidratación y el temor a los alacranes. Me levanté a conseguir agua y un amable poblador bastante embriagado me llevó a una casa para darme de beber el agua que tenían en una gran vasija de barro. La sed me hizo olvidar los inconvenientes higiénicos (Al día siguiente este hombre seguía bebiendo y me sugirió que le invitara unas cervezas y yo, evidentemente agradecido por el gesto de la noche anterior, se las invité con gusto). Después de aliviar un poco mi deshidratación, me volví a acostar tratando de conciliar el sueño. Empezaba a dormirme cuando me desperté sobresaltado a eso de las dos de la mañana. De momento no estaba seguro, pero sí, efectivamente, se trataba de un temblor. Desperté a mis compañeros y de inmediato salimos, espantados, de la escuela. Cuando consideramos que las sacudidas de la tierra habían terminado, volvimos a nuestro lecho. Sergio Javier Villaseñor Bayardo • Viento y arena TTeessttiimmoonniiooss ddee uunn ppuueebblloo nnaahhuuaa 16 Llegamos a la casa de “Octavio Casas”, líder del movimiento indígena de su casa. Le pedí autorización para tomarle una fotografía con sus niñas y se 17 que surgió para evitar que los habitantes de la región fueran desplazados negó rotundamente explicando que no se quería morir, que había visto en la geográficamente ante la inminente construcción de una presa hidroeléctrica. televisión que había mucha “cólera” y que no quería que se le “pegara”. El hogar del maestro Casas era, a la vez, una tienda de abarrotes y un Antes de regresar a San Agustín nos detuvimos en un expendio de expendio de cerveza. refrescos. El propietario espontáneamente nos ofreció posada en su casa. Un grupo de habitantes del poblado estaba reunido en torno a Octavio. Luego de conversar un buen rato, otro de los pobladores nos invitó a su casa Al parecer tenían una reunión informal, nos invitó unas cervezas y siguieron a cenar. La esposa ya estaba acostada, pero la levantó para que nos preparara charlando. El grupo colaboraba con el trabajo de lingüística que el unas tortillas. Mientras ella lo hacía nosotros fuimos a la tiendita de enfrente a antropólogo estaba realizando. comprar bebida, sardinas enlatadas y chiles jalapeños. Cuando terminaron la pequeña entrevista, quien me guiaba, me presentó manifestándoles en lengua náhuatl, que yo estaba interesado en conocer a los curanderos de San Agustín. Llegado mi turno de hablar, tuve que contentarme 25.X.93 con explicarles en español, el motivo de mi visita. Desgraciadamente, creo que fui demasiado técnico. Allí me di cuenta de lo difícil que es tomar distancia del Aquí ando, nuevamente de extranjero, pero ahora dentro de México. La lenguaje técnico aprendido. Supongo que comprendieron algo de lo que dije, diferencia con respecto a mi estancia en Francia es que aquí la gente intenta pues todos me externaron verbalmente su acuerdo y su apoyo, pero en realidad hablar español desde que te ve. Toda la gente es muy amable, al primer contacto nadie se atrevió a darme pistas concretas ni de los brujos ni de los curanderos. ya te invitan a comer, a beber, incluso te ofrecen posada. Efectivamente, “su Evidentemente, nadie quiso señalar quiénes eran los médicos indígenas, ni casa es tu casa”. mucho menos quienes eran los sujetos portadores de algún problema emocional Hoy conocimos a “Martín Cienfuegos” que es “tlacuilo” o pintor y además o psicopatológico. Ahora me parece evidente que, ante un grupo tan numeroso, es el comisario del pueblo. Está orgulloso de su trabajo, tanto de sus pinturas era muy difícil obtener datos para ese tipo de planteamientos.En determinado como de su cargo honorífico. Unos “gringos” que lo conocen, y que le compran momento se unió al grupo un sujeto muy singular. Era mucho más moreno que su producción artística, prácticamente le exigen que siga pintando y que deje los demás, y mostraba ciertos modales femeninos. Al parecer era un curandero el trabajo de comisario. No comprenden la importancia que para él y para la nómada. Una vez que planteé de nuevo mi pregunta, este personaje respondió comunidad tiene el cargo anual de comisario del pueblo, aunque éste no sea con gran parsimonia que no sabía nada y que además no podía decirlo. lucrativo y le impida dedicarse a otras labores. Definitivamente, la escala de El grupo empezó a burlarse de él, a bromear a costa suya, pero como lo valores es otra. No es la misma economía, ni la misma lógica de pensamiento. hacían en náhuatl no pude comprender el sentido del juego. Tuve la impresión Estaba en la orilla del río, reflexionando un poco, y se me acercó un de que la sorna era causada por la posible homosexualidad del curandero. borrachito queriendo platicar. Me invitaba un trago de refresco de cola con Él escuchaba impasible, hablaban en náhuatl y mezclaban algunas frases en alcohol puro. Aunque no acepté su invitación, conversamos un momento y me español para que yo entendiera. Le decían que él iba a dormir en medio del dio una lección de respeto a la naturaleza: “Aquí, si uno quiere comer mojarra, par de extranjeros preguntones. Todos tuvimos que reír y celebrar el chiste. viene a pescarla al río, pero no hay que pescar diario, sólo a veces, si no, se Los asistentes siguieron conversando. Poco a poco se fueron despidiendo. acaban los pescados”. Por la tarde de ese día fuimos al poblado de San Miguel. Había que llevar unas revistas de “Hojarasca” que se iban a obsequiar a la comunidad. De paso compramos unos “chiquihuites” pues los artesanos del lugar se especializan en hacerlos. Visitamos a dos familias que se dedican a ello y conversamos un rato, mientras ellos les daban el terminado a los cestos. Para localizar a los artesanos preguntamos en varias casas. En una humilde casita encontramos a la esposa de un artesano. Estaba sola. Nos atendió afuera Sergio Javier Villaseñor Bayardo • Viento y arena TTeessttiimmoonniiooss ddee uunn ppuueebblloo nnaahhuuaa 18 19 Segunda Visita Analco 22.X.94 Tengo la impresión de que la resistencia indígena está expresada en la conservación secreta de sus costumbres y tradiciones. Resulta difícil escudriñar sus pensamientos. Aún ante los mismos miembros de sus comunidades que han realizado estudios profesionales, como los profesores o los antropólogos, ocultan el significado profundo de algunos actos o ritos. Un ejemplo palpable de lo anterior es lo que me cuenta Alfredo Ramírez, antropólogo, originario de Xalitla, respecto a la fiesta del “Cruztépetl”, del 1 de mayo. Ese día los campesinos de la región van al cerro a ofrendar un guajolote sacrificado, preparado con mole y unos tamales. La comida debe llegar caliente al cerro, y sólo puede ser depositada en su altar por las niñas. Después de hecha la ofrenda y cumplido el ritual, cuyos rezos son en náhuatl, esperan a saber qué clase de zopilote la recibe. Según Alfredo, hay zopilotes de cabeza roja o Tzomacoltzin y de cabeza negra. Unos de ellos son los que auguran buena lluvia para todo el año y otros no. En una ocasión un vecino del pueblo de San Miguel Tecuiziapan se robó la ofrenda, y al descubrirlo lo obligaron a reponerla, pero doble. Además, le fue mal en todo lo que emprendió. Todos entendieron que era el castigo por haberse robado la ofrenda. Cuando Alfredo les preguntó a los campesinos que si era la cruz quien había castigado al ladrón, le contestaron que no era la cruz quien se llevaba la ofrenda, sino el Tzomacoltzin, respuesta lacónica e incompleta. Los jóvenes de los pueblos de esta zona traen la moda del pelo largo. Al parecer la trajeron quienes trabajan en las grandes ciudades o en Estados Unidos. Por allí andaba un “enfermo”. Así nació, es huérfano, duerme donde puede y la gente le va dando de comer. Me comenta el “profe” Gerardo que falta un lugar para esos enfermos, y me preguntan si ese problema de nacimiento no tiene remedio. Explico, según yo, el problema de la hipoxia neonatal y me entero que todos los partos son atendidos por las comadronas: “si viene mal, si viene atravesado, ¡ni modo! No hay a dónde llevarlos”. Filemón Atilano, habitante de Analco que ha trabajado como bracero en California, quiere que sus hijos aprendan inglés.

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