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Viajeros al infierno verde : Madre de Dios, 1893-1921 PDF

137 Pages·2008·7.385 MB·Spanish
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MADRE DE DIOS, 1893-1921 E D R E V O N R E I F N I L A S O R E J A I V María Belén Soria Casaverde HI5TORIA Seminario de Historia Rural Andina t/NIVERSIPAD NACIONAL MAYOR PESAN MARCOS A M BIM A María Belén Soria Casaverde VIAJEROS A L IN FIERN O VERDE M A D R E DE DIOS, 1893-1921 Seminario de Historia Rural Andina UNIVERSIDAD NACIONAL MAVOR DE SAN MARCOS © D.R. VIAJEROS AL INFIERNO VERDE. MADRE DE DIOS, 1893-1921 María Belén Soria Casaverde © D.R. 1a edición Seminario de Historia Rural Andina SEMINARIO DE HISTORIA RURAL ANDINA - UNMSM Rector: Luis Fernando Izquierdo Vásquez Vicerrectora de investigación: Aurora Marrou Roldán Director fundador: Pablo Macera Director: Honorio Pinto Herrera Jr. Andahuaylas 348, Lima 1 Teléfono: (51-1) 619 7000 anexo 6158-6163 Correo electrónico: [email protected] Página Web: http://www.unmsm.edu.pe/shrural/ Lima-Perú, octubre 2008 Carátula: Maymanu. Choza donde se difuma la chiringa (jebe) 1914. Pedro Portillo “Departamento de Madre de Dios” Contracarátula: Hombres Mashcos. Joaquín Barriales. Los Mashcos: Hijos del Huanamei Edición: Norma Gutiérrez Enriquez Impresión: Seminario de Historia Rural Andina (Miguel Ángel Pinto Huaracha) Escaneo: Juan de Dios Zárate Cuadrado Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú N° 2008-13685 ISBN: 978-9972-231-32-2 INTRODUCCIÓN En la última década del siglo XIX, la región comprendida entre los ríos Madre de Dios, Inambari, Tambopata, Los Amigos y Las Piedras constituyó un mundo misterioso e inaccesible para los exploradores orientales peruanos. Ubicada al este de las montañas de los departamentos de Cuzco y Puno, había sido anteriormente recorrida por los coroneles Faustino Maldonado y Baltasar La Torre en 1861 y 1873 respectivamente. En ese sentido, la imagen geográfica de esta zona en los años de la posguerra del Pacífico, provenía básicamente de las informaciones proporcionadas por ellos. En el caso de Maldonado, sus viajes permitieron descubrir el verdadero trayecto del río Madre de Dios distinguiéndolo del curso de los ríos Purús, Yurúa y Ucayali, con los cuales frecuentemente solía confundírsele. A su vez, La Torre precisa el derrotero del Alto Madre de Dios. No obstante, ninguno de ellos pudo emprender planes de colonización. Por el contrario, las audaces exploraciones de Maldonado y La Torre acabaron con la muerte de ellos por obra de los caudalosos ríos y ataques nativos. Recién a finales de 1912, el gobierno de Guillermo Billinghürst crearía en esas tierras el departamento de Madre de Dios, cerrando un extenso ciclo de mrmerosas y fracasadas tentativas por establecer la soberanía nacional en este infierno verde1. 1 Durante el siglo XVI, diversos conquistadores y exploradores españoles como Hernández de Girón, Ñuño Chávez, Andrés Gatos, Diego Alemán, Diego Maldonado, llamado el Rico, Gómez Tordoya, Gaspar Sotelo, y Juan Álvarez Maldonado, intentaron reconocer sin éxito la cuenca del Madre de Dios y sus afluentes. En los dos siguientes siglos, la región cayó en un profundo abandono y olvido, llegando incluso a perderse completamente la noción de este río así como de su curso e importancia. Recién a mediados del siglo XIX, con Julián Bovo de Revello, vuelve a tomarse interés en esta parte oriental del Perú, pero sus tentativas no tuvieron el éxito apetecido, y en una de ellas el esforzado misionero casi pierde la vida producto de naufragio ocurrido en la confluencia de los ríos Piñipiñi y Pilcopata. Ese fue el escenario previo a las expediciones de Maldonado (1861), Baltasar La Torre (1873), y finalmente a la de Carlos Fermín Fitzcarrald (1894). El cauce del Madre de Dios, por la peligrosidad de sus cachuelas y rápidos, convirtió la región en una zona inexpugnable. A ello debía agregarse, la resistencia y belicosidad de las tribus nativas, principalmente las de los mashcos, sirmeris y huarayos, entre otros. En 1894, Carlos Fermín Fitzcarrald, cauchero peruano natural de Ancash, establece la primera conexión fluvial y terrestre con la selva cuando encuentra un istmo o varadero entre las cuencas del Urubamba y Madre de Dios. Sin embargo, aunque dicho istmo era la mejor puerta de ingreso a la zona no hubo apoyo del gobierno para construir allí un camino de penetración, dando preferencia al camino abierto por la Inca Mining Co., largo, privado y costoso, pues se cobraba peaje por acémila y carga. Con todo, a partir de la citada fecha, las entradas de viajeros fueron más frecuentes hallándose nuevas entradas francas, como el varadero de Antonio de Sousa y Vargas en el Alto Madre de Dios, y otras en los ríos Colorado, Inambari, Tambopata, Las Piedras, etc., todas ellas establecidas y transitadas por los caucheros. A inicios del siglo XX, la cuenca del Madre de Dios fue intensamente explorada, generándose una abundante bibliografía y cartografía sobre esta sección de las montañas orientales. Ciertamente, las imprecisiones y errores en la descripción hidrográfica regional son notables, debido fundamentalmente a dos causas: el uso de documentación anticuada, como las descripciones geográficas coloniales, en las cuales se hablaba todavía de dicha zona con mucha incertidumbre y la segunda causa era el crédito dado a los testimonios falsos y grandilocuentes de aventureros mitomaniacos. No en vano, el misionero Pío Aza decía de ellos: “Hubo ciertos individuos que por el sólo título de haber vivido algún tiempo en esta región salieron de aquí dándose aires de grandes, intrépidos arriesgados exploradores de la Montaña, y como comprobante de su labor investigadora, ofrecían al público una descripción del Madre de Dios que se distinguía verdaderamente por su novedad y originalidad. Pero lo nuevo y original lo raro y peregrino de esas publicaciones consistía en un cúmulo de errores en una sarta tal de disparates geográficos, La exploración sistemática y científica de Madre de Dios comienza con la creación de la Junta de Vías Fluviales en 190P. Ésta formó comisiones exploratorias de carácter 2 3 2 Pío Aza, José. Apuntes para la Historia del Madre de Dios..., p. 2, 3 Esta Junta fue encabezada por el coronel Ernesto La Combe y el ingeniero Jorge Von Hassel, organizó la exploración de los ríos amazónicos, trabajo que permitió tener una visión integral de la red hidrográfica de la región. 6 oficial convocando a viajeros militares, ingenieros y médicos dándoles el apoyo de las autoridades políticas. Entre los principales exploradores auspiciados por esta institución podemos citar a Juan S. Villalta, Germán Stiglich, Jorge M. Von Hassel, Juan Manuel Ontaneda y Fernando Carbajal entre otros. Ellos con sus nuevos informes y descripciones contribuyeron a construir la visión real de la montaña de Madre de Dios. A estos exploradores se unieron los misioneros amazónicos, específicamente los padres dominicos, quienes desde 1902 ingresan a esta misteriosa selva, destacándose Ramón Zubieta, Mario Palacios, José Torres, Manuel Álvarez, José Pío Aza, y Wenceslao Fernández. Entre los viajeros civiles, se encontraban en primera línea, los numerosos caucheros como Carlos Fítzcarrald, Perdiz, Souza, Vargas, etc., cuyos intereses por comercializar la citada resina vegetal los impulsó a penetrar en las cuencas con sus ejércitos de shiringueros blancos, mestizos y nativos de la selva peruana norte y central, como los huitotos, campas, piros, shipibos y otros grupos nativos. Entre los viajeros civiles también podemos incluir a los corresponsales locales que enviaron algunos de sus informes a la Sociedad Geográfica de Lima e importantes periódicos capitalinos y regionales. Con todo, no puede negarse la activa infiltración de patrones caucheros brasileños y bolivianos en estas descolonizadas tierras de nuestra amazonia sur. La fundación de Puerto Maldonado en 1902 establece un hito histórico en la construcción de la soberanía peruana en Madre de Dios, porque a partir de dicho año se instituye un Comisariato como eje centralizador de la autoridad politica nacional. Esta labor fue encargada inicialmente a Juan S. Villalta, jefe de la comisión encargada de entrar a esta zona desde Sandia (Puno). Este modesto puesto de Comisario continúo existiendo hasta 1910, cuando el gobierno nombra un Comisionado o Delegado Especial, cuya autoridad se extiende hasta las apartadas regiones del Purús, y sólo el 26 de diciembre de 1912, la región del Madre de Dios y Acre fue elevada a la categoría departamental, dividiéndosela en tres provincias (Tahuamanú, Tambopata y Manú). De igual forma, en la jurisdicción eclesiástica es creado un Vicariato Apostólico para administrar el trabajo misionero en el territorio mencionado. La alta cotización obtenida por el caucho en los mercados mundiales empujó a muchos patrones loretanos a invadir las selvas de Madre de Dios en una afanosa búsqueda de nuevos manchales (zonas abundantes en árboles de caucho). Estos patrones, 7 a diferencia de los Arana en el Pu tu mayo, ofrecieron menos resistencia a la constante penetración en sus tierras de los caucheros provenientes de los países vecinos fronterizos. La pasión por alcanzar una rápida fortuna convirtió a los caucheros (peruano o extranjero) en exterminadores de la mano de obra indígena, los cuales eran esclavizados luego de haber sido capturados en las temidas correrías. Por otro lado, el Gobierno jamás pudo fortalecer una buena administración en Madre de Dios, debido a su lejana posición respecto de la capital Ello explica porque la explotación de las gomas no trajo beneficios para las arcas fiscales. Además éstas salían mayormente de contrabando, y las exiguas recaudaciones fueron irrisorias en comparación con las obtenidas en de los estados vecinos de Brasil y Bolivia. El negocio del caucho en las hoyas del Madre de Dios originó las fortunas particulares de patrones bolivianos, brasileños, españoles e ingleses entre otros, y en menor grado la de sus similares peruanos. De esa manera, la explotación del llamado oro negro atrajo a territorio peruano oleadas de caucheros extranjeros, cuyo posicionamiento en nuestras cuencas orientales sureñas provocaron en las primeras décadas del siglo XX varios conflictos con sus gobiernos, los cuales no quisieron reconocer la validez de los títulos coloniales peruanos, anexándose por la fuerza y malicia diplomática grandes extensiones de terreno, reduciendo así en más de la mitad la composición original de Madre de Dios. Durante casi tres décadas, entre 1893 y 1921, el impulso de la actividad cauchera incrementa la población y actividad comercial del departamento de Madre de Dios, pero cuando termina el boom sobreviene la decadencia económica y el recuerdo ignominioso del genocidio cometido contra los nativos y su cultura. En esa coyuntura de efímera bonanza, los gobiernos peruanos perdieron la oportunidad de integrar Madre de Dios al resto del país, y esa condición de aislamiento se ha mantenido incluso hasta nuestros días. Dividimos este trabajo en dos capítulos. En el primero, exponemos las causas que motivaron los planes de integración de las montañas orientales del Madre de Dios al territorio peruano, el rol cumplido por la explotación del caucho en dicho proceso, la era de las nuevas exploraciones realizadas entre los años 1893 y 1921, cuyo mérito fundamental fue el reconocimiento del verdadero recorrido de los ríos y el hallazgo de nuevas rutas de acceso a dicha cuenca, la débil presencia estatal en estas regiones, el volumen del comercio del caucho y las pérdidas cuantiosas en derechos aduaneros de 8 importación y exportación impagos, y finalmente el cercenamiento territorial de gran parte de Madre de Dios. En el segundo capítulo, estudiamos los elementos dinámicos de la explotación cauchera y las consecuentes repercusiones sociales y económicos en la población. A partir de ello, analizaremos los efectos diversos producidos por la integración del caucho en la fiscalidad peruana, y en la conformación del espado social mestizo de la amazonia sureña expresada a través de las relaciones surgidas entre la gente “civilizada” y los indios. Habiendo pasado más de un siglo desde el descubrimiento del istmo de Fitzcarrald y estando próxima a cumplirse la primera centuria de vida política del departamento de Madre de Dios, la situación de aislamiento, pobreza y explotación sigue imperando en esta región oriental. En el período estudiado (1893-1921), los gobiernos no tuvieron un plan vial adecuado para integrar Madre de Dios a los circuitos comerciales del resto del país, y en general mostraron incapacidad geopolítica para definir planes de desarrollo durante el auge del caucho. La debilitada infraestructura estatal de la región, y la ausencia de una política colonizadora condujeron a una creciente depresión en las condiciones de vida de las poblaciones. Por lo demás, la localización de esos centros poblados no respondía a criterios técnicos, sino que surgían como anexos repartidos junto a los manchales. En ese contexto, Puerto Maldonado constituyó un mercado fluvial que no contribuyó con el desarrollo local ni la integración del departamento. Esa situación de aislamiento de Madre de Dios se agrava cuando los centros auríferos puneños se conectan directamente con el Cuzco, dejando fuera del circuito regional a Puerto Maldonado. 9 CAPÍTULO I MADRE DE DIOS: UNA REGIÓN OLVIDADA Hasta antes del hallazgo del istmo de Fitzcarrald, a fines del siglo XIX, el inmenso espacio peruano bañado por los ríos Madre de Dios, Madidi y Beni se mantenía incomunicado con el resto de nuestro territorio nacional. El verdadero curso de su principal río, el Madre de Dios, así como el de sus afluentes, recién empezaban a conocerse con la ayuda de los informes recogidos por numerosos exploradores oficiales, civiles y misioneros dominicos. Existían entonces únicamente dos vías para ingresar a esta zona. La primera ruta atravesaba territorio brasileño surcando el Amazonas para penetrar luego sucesivamente a los ríos Madera y Beni. Este largo e inconveniente recorrido estaba supeditado a la autorización brasileña para poder efectuarse. Además, los navegantes fluviales peruanos afrontaban muchos peligros cuando hacían este viaje, debido a las numerosas cachuelas existentes en el Madera, que incluso hacían imposible el tránsito en algunos puntos. La segunda vía, aunque íntegramente nacional, partía desde Macusani en dirección al río Yahuarmayo, afluente del Inambari, el cual finalmente desembocaba en el Madre de Dios. Esta vía no estaba comunicada con la parte norte del oriente peruano bañado por el río Amazonas, porque no se conocía senda medianamente transitable entre ellos. Esta última ruta, transitada por los grandes negociadores de gomales ubicados en Sandia y Carabaya, facilitaba el único acceso peruano a Madre de Dios4. 4 Junta de Vías Fluviales. El istmo de Fiscarrald, p. V. 1.1 Viajeros a Madre de Dios: descubriendo una región Los conquistadores españoles del siglo XVI fueron los primeros viajeros hacia la cuenca del río Madre de Dios. Ellos intentaron infructuosamente penetrar en el misterioso Amarumayo, nombre dado por los incas al citado río, desde las vecinas montañas de Cuzco y Puno. Aunque posteriormente y hasta principios del siglo XIX se sucedieron varias exploraciones, sólo la de Juan Álvarez Maldonado realizada en 1568, recogió informaciones sobre la existencia del río Madre de Dios, llamado Tono o Mano por los nativos, bautizando además esta nueva región con el nombre de Nueva Andalucía5. Este descubrimiento fue tardíamente reconocido, a fines del siglo XÍX, como el primer paso dado para conocer la región, pues en su relación: “Sorprende la precisión de los datos geográficos que contiene, cuando se les examina a la luz de los conocimientos modernos (...), La formación de ese río, que hasta este siglo ha sido un problema, está en ella perfectamente indicada: los nombres de casi todos los confluentes que lo componen, Pilcopata, Coznipata, Tono, etc., son hoy todavía los mismos que les daban [Álvarez] Maldonado y sus compañeros [es decir] se habría adelantado de cien años de conocimiento geográfico y la colonización del interior de Sud América”6, Álvarez no pudo continuar su trabajo de reconocimiento de esta zona a causa de haber naufragado con toda su tripulación en uno de sus tantos viajes. El desastre de la expedición causó un fuerte impacto en las autoridades del Cuzco, las cuales no quisieron hablar más de exploraciones, colonización o conquista de esa montaña, cayendo así Madre de Dios en un profundo abandono por espacio de tres siglos, llegándose a perder completamente la noción de este río, de su curso e importancia. La pérdida de información geográfica sobre estas montañas provocó groseras confusiones, como la ocurrida al naturalista alemán Tadeo Haenke en 1794 durante su viaje por el país de los Moxos, cuando lanzó la afirmación de que el río Mano o Madre de Dios era realmente el origen del Purús. Esta opinión fue aceptada por la mayoría de viajeros, aunque algunos insistían en considerarlo un afluente del Ucayali. 5 El conquistador salamanquino, Juan Álvarez de Maldonado; fue autorizado en mayo de 1568 por el Gobernador del Perú, Lope García de Castro, para iniciar una Jornada de descubrimiento a los Mojos del Paititi. Esta expedición fracasó por las inclemencias de la selva, la belicosidad de los nativos que habitaban la región; y los conflictos surgidos dentro del seno de los propios conquistadores españoles. 6 Ulloa, Luis. Relación de la Jornada y descubrimiento del río Manú (Hoy Madre de Dios) por Juan Álvarez Maldonado en 1567, pp. XV-XXL 12

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