1 FFLL ORA PESCADOR MONAGAS ^> Viaje a través del patio FLORA PESCADOR MONAGAS BIBLIOTEC/a'^flVERSlTARIA LAS PALMAS D$G CANARIA N.° Documento. N.° Copia t!lV!L_423í Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria Diseño: J. Ignacio Girones Edita: Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria Realización: RED. Comunicación Gráfica, S.L © Flora Pescador Monagas Dep. Legal.: M-40692-1997 Imprime: V.A. Impresores, S.A. PRESENTACIÓN Es grande la satisfacción que me produce, que Flora Pescador, la autora y protagonista de este minucioso trabajo que he leído con agrado, me brinde la posibilidad de redactar esta presentación. Las imágenes, detalles e investigación son de la arquitectura de ayer y de hoy. A través de las páginas de ésta su tesis doctoral, Flora Pescador, nos ha acreditado la huella y la enseñanza, que Nicolás Rubio Tudurí dejó en nuestra ciudad en forma de jardi nes, fuentes y cascadas. i La arquitectura y los espacios que se conforman en Las Palmas de Gran Canaria, son de disfrute de sus usuarios, siendo un deber recuperar, mejorar y mantener el patrimonio arquitectónico.' Jorge Rodríguez Pérez ' Teniente de Alcalde. Concejal-Delegado de Urbanismo, Obras Públicas y Medio Ambiente. Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. ÍNDICE Página Invitación al viaje 11 Manuel Martín Hernández CAPÍTULO I Preparativos del viaje ¡ 19 París ; 33 Río de Janeiro 73 Buenos Aires 91 Méjico 115 Maspalomas 137 Final de viaje 179 CAPÍTULO II Pormenores de un viaje 191 Paisaje y Turismo en Gran Canaria 193 Nicolás María Rubio Tudurí y Gran Canaria 203 Descripción de Maspalomas 207 Situación jurídica de la Intervención 211 Primer Anteproyecto de Nicolás María Rubio Tudurí 215 Decreto sobre Paradores del Estado 223 1.^^ anteproyecto de Parador de Nicolás M.^ Rubio Tudurí ... 227 Primeros proyectos del Condado de la Vega Grande 233 2° anteproyecto para Maspalomas de Nicolás M.^ Rubio Tudurí 237 Conclusiones 243 BIBLIOGRAFÍA El contenido de este libro es consecuencia de una Tesis doctoral leída en diciembre de 1995 en la Escuela de Arquitectura de Las Palmas de Gran Canaria. Para esta edición se han respetado los contenidos teóricos fun damentales de ese trabajo quedando eliminados aquellos otros de carác ter estrictamente académicos así como los anexos documentales. INVITACIÓN AL VIAJE Manuel J. Martín Hernández 1. El viajero romántico sabía de la necesidad del viaje para hacerse como ser humano. La estrechez de las fronteras propias le hacía buscar otros mundos más allá de su entorno y su cultu ra, como método fundamental para su aprendizaje. Así, para vivir una experiencia que no era trasmisible, aquel viajero moderno se embarcaba en una actividad ciertamente heroica. Heroica porque, a la vez que iba a enriquecerse con múltiples experiencias, eso significaba que iba también a perder muchas de sus convicciones. Desde entonces el viaje se ha podido emprender con mentalida des diferentes. Así, por ejemplo, el modelo de quien no quiere ponerse en crisis y pretende configurar y aprehender lo descono cido desde su propia subjetividad, ordenando y adecuando los lugares a esquemas prefijados, como hace el turista contemporá neo mirando el mundo a través de un vidrio. O también el caso contrario, el de quien -como tantos viajeros de los siglos XIX y XX- usa del viaje para madurar y volver «crecido» a casa, después de absorber apasionadamente, con una mirada a menudo descon certada, la realidad de otros mundos. Y está también la figura del errático, de quien vaga experiinen- tando el mundo sin querer teorizarlo, ni explicarlo, ni hacerlo pro pio. Es éste un viaje extraviado a través del que ya no se busca el más allá sino a uno mismo: es el viaje metafísico por excelencia, que no necesita del tiempo, que no lleva a ninguna parte corrió no sea al paraíso -o al infierno-. Esos viajeros son las figuras que Frie- drich pinta en sus cuadros, observando de espaldas los mundos diversos que allí se representan, sabedores de que su experiencia distante e íntima es también intransferible y trágica. Algo de todas esas modalidades, desde la afirmación de principios abstractos al desconcierto y emoción ante lo desconocido o el extravío en un mundo para el que no hay explicación posible, aparece como condición del artista moderno. Baudelaire lo define en El pintor de la vida moderna: el artista moderno debía ser, sobre todo, un «hombre de mundo» cuya razón es la de ser un observa dor. Dotado de la facultad de «ver» y de la capacidad de expresar, aquel artista naciente ha debido empezar por la contemplación de la vida y, sólo más tarde, se habrá preocupado de aprender los medios para expresarla. Haber visto y vivido es la condición para producir cualquier arte. 2. De la necesidad del viaje para aprender arquitectura se ha sabido desde siempre. Un viaje que era intrínseco a la profesión de arqui tecto misma, pues, recordemos lo que sucedía durante el medievo, éste se desplazaba por un territorio más o menos amplio requerido por diversos comitentes en un mundo de fronteras muy tenues. Observar, medir, dibujar o describir son algunas de las operacio nes que desde entonces configuran una parte esencial del apren dizaje de la arquitectura, sabiendo que en cualquier caso, y a dife rencia de otras artes, la arquitectura no representa algo ajeno sino que «es». Pero es durante el siglo XIX, mientras se piensa en sistemas regla dos para los aspirantes a arquitecto, cuando el viaje se hace indis pensable para verificar en la realidad todo aquello que constituía hasta entonces el aprendizaje de los fundamentos teóricos -casi siempre exclusivamente formales- de la arquitectura. Así, el Grand Tour aparece como parte del adiestramiento de los jóvenes arquitectos y, de hecho, obliga a fundar todo un sistema de ayu- das controladas por las Instituciones Académicas a cuya ganancia '•' se abocaba el sistema de enseñanza mismo. De hecho, el «Viaje a Italia» se constituyó en la meta de cualquier arquitecto joven: alli F estaba edificado todo aquello que él conocía y querría como refe- g o rencia para su propia arquitectura. | > < E De muchos de los mejores arquitectos se conservan sus dibujos y sus textos llenos casi siempre, y al mismo tiempo, de admiración y de análisis minucioso. Se sentían frente a la Arquitectura; con mayúsculas, y no sólo querían que esa experiencia no quedara en el olvido sino que deseaban comunicarla a sus contemporáneos. Aquella tradición aún continúa y el dibujo de campo o la fotogra fía son documentos indispensables para mostrar el resultado de algo que, por otro lado, no se puede aprender más que viajando. El viaje arquitectónico se traduce así en una experiencia no mediatizada ante aquellas arquitecturas de las que sólo teníamos una incompleta noticia. Una arquitectura que hasta ese momento solo conocíamos por pequeñísimas representaciones publicadas, casi siempre descoyuntadas (plantas, alzados o alguna perspectiva casi nunca correspondiente con una visión posible] si no manipu ladas [como vemos en las imágenes, a menudo equívocas y ausen tes de vida y uso, reproducidas por medio de unas, por otro lado, excelentes fotografías). Y ese trayecto es importante también por ser la única vía para el descubrimiento, para acercarnos a lo que otros no habían visto, para poner en valor o en crisis lo que otros han convertido en mito. Aquel aprendizaje lo es también de una verdad incuestionable; la arquitectura lo es allí donde se ha realizado y es al recorrerla cuan do se puede por fin saber de ella, interpretarla, hacerla propia. Ninguna de sus representaciones es capaz de reproducir la verdad de aquellas arquitecturas y sólo una fenomenología de la expe riencia aproxima a los valores reales de estas. ¡
Description: