Description:—Tenemos que matarla —dijo Pauline. Jean Lacomte tomó a la joven de los hombros y miró su cara. Pauline era muy bella y, sobre todo, seductora. —No sabes lo que dices. —Claro que lo sé, Jean… Tú lo has confesado, ella no te concederá el divorcio. —Eso está claro. Además, no me convendría. Recuérdalo, es Danielle quien tiene todo el dinero. —Oh, sí, tú te has acostumbrado a la buena vida. No puedes prescindir de tu Danielle, de sus billetes.