Description:Tim Farr barría por tercera vez aquella mañana el trozo de acera lindante con la peluquería. Era el trabajo que más le molestaba, pero su patrón, Carroll Larsen, no podía verlo quieto o sentado en una silla, a la espera del cliente y Tim ahora refunfuñaba por lo bajo porque Carroll lo había enviado fuera precisamente cuando él tenía más interés en permanecer en el interior. Le gustaba hablar con el *sheriff* Smiler, y era el representante de la ley a quien ahora su patrón estaba afeitando en uno de los dos sillones de la peluquería. Tim sólo contaba dieciséis años. No le gustaba su trabajo y bien sabía Dios que estaba allí a la fuerza. Su madre era muy amiga de Carroll y aquel viejo gruñón, necesitando un dependiente, se las había arreglado para lograr su colaboración. ¡Y todo por dos dólares a la semana! ¡Maldita sea! ¿Qué clase de justicia había en la tierra?