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Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa PDF

879 Pages·2006·5.996 MB·Spanish
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Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa UAM-I División de Ciencias Sociales y Humanidades CSH La narrativa de las Cristiadas. Novela, cuento, teatro, cine y corrido de las Rebeliones Cristeras Tesis que, para obtener el grado de Doctor en Humanidades, con especialidad en Historia, presenta Antonio Avitia Hernández Bajo la dirección de la Doctora Andrea Olivia Revueltas Peralta México, 2006 COMITÉ DE SEGUIMIENTO: Dr. Jean Meyer Barth Dr. Mario Ramírez Rancaño Dr. Aurelio de los Reyes García Rojas Dr. Eduardo de la Vega Alfaro 2 Introducción Y aunque fuera cierto... cada quien tiene su modo de contar el mismo cuento. (Parlamento del personaje Melitón, en la película El Gavilán de la Sierra, de Juan Antonio de la Riva, 2002) Las dos Rebeliones Cristeras, o Cristiadas mexicanas del siglo XX, la Primera que transcurrió de 1926 a 1929 y la Segunda de 1934 a 1941, son guerras en las que pelearon algunos sectores de campesinos católicos mexicanos y sus aliados en contra del Estado persecutor, propiciadas, a grandes rasgos, por los grupos de poder emergentes de la Revolución mexicana que, en su afán de limitar el poder político de los grupos tradicionalistas católicos, involucraron y enfrentaron a una gran diversidad de actores y grupos sociales difícilmente controlables en ambos bandos contendientes. Con la publicación del libro La Cristiada, de Jean Meyer, en 1973, que sacó del closet el tema que, hasta ese momento, de manera generalizada era considerado tabú, prejuzgado y tratado de manera superficial y maniquea por la mayoría de los historiadores y narradores de ficción, paulatinamente se propició y se estimuló la realización de diversas investigaciones y el desarrollo de diversos productos académicos: libros, ensayos, filmes documentales y museos, entre otros que abrieron al debate académico el periodo histórico, en los ámbitos nacional y regional. Las Cristiadas y sus actores generaron la creación de un abundante corpus de obras narrativas de ficción histórica, la mayoría en términos de impostura y legitimación de los discursos ideológicos de las facciones en pugna, en diferentes formas de novelas, cuentos, piezas teatrales, películas cinematográficas y 3 corridos, entre otras. Estas piezas narrativas, a su vez, son el sustento del tema principal de esta tesis. Es pertinente aclarar que en el límite del universo de esta investigación, en la misma, solamente se incluye a la narrativa de las Cristiadas, en virtud de que frecuentemente se confunde a la persecución religiosa con las Rebeliones Cristeras, porque son temas relacionados y colaterales, toda vez que, en la mayoría de los casos, la persecución fue una de las principales causas de las rebeliones. Sin embargo, en algunas entidades en las que hubo persecución no hubo rebelión, de tal suerte que la narrativa que se refiere específicamente a la persecución y temas análogos solo será mencionada de manera secundaria. Partiendo del análisis del corpus de obras narrativas de ficción sobre las Cristiadas, el objeto principal de este trabajo se centra en el recuento y situación del corpus de obras narrativas ficcionalizadas de tema cristero, así como su ubicación en tiempo y espacio histórico. En cada una de las obras de narrativa ficcionalizada sobre las Rebeliones Cristeras que se han logrado localizar, se ubica a los relatos, de acuerdo a las regiones, los sucesos y los personajes históricos reales, en su propia recreación y, en su defecto, se establecen los procesos de ficcionalización o falsificación total del relato histórico, con sus diversas parcialidades ideológicas y de interpretación de la realidad, así como las limitantes y controles políticos e ideológicos que, en sus respectivos momentos, se ejercieron para evitar su libre divulgación. Otro de los objetivos de este trabajo es el de la ubicación de los autores y sus relatos, con sus filias y sus fobias, de acuerdo con su respectiva carga ideológica: cristera, anticristera, neutral y colateral, en su relación discursiva con la historia del conflicto. En el primer capítulo: Pequeña historia de las Rebeliones Cristeras se presenta los personajes y grupos protagónicos de los bandos en pugna que tuvieron participación en la guerra y se hace un resumen de la evolución de los acontecimientos políticos y guerreros relativos a las acciones y situaciones de las Rebeliones, como punto de referencia para establecer una posterior confrontación del discurso histórico con la narrativa de ficción histórica. 4 El segundo capítulo: Las Cristiadas noveladas, se ocupa de la reseña, el análisis, clasificación y relación histórica de las treinta y siete obras que conforman el corpus de novelas, de la Primera y la Segunda Rebeliones Cristeras; a favor, en contra y neutrales, con respecto a la guerra, al tiempo que se abunda sobre los pormenores relativos al comportamiento político y la biografía de los creadores, los motivos que los estimularon a escribir sus obras y la interesante historia de la suerte editorial de las mismas, en la que se destacan los mecanismos de control y de divulgación de las letras de las Cristiadas por parte de los grupos políticos en pugna. Es de hacer notar que la mayoría de los escritores de novelas a favor de las Cristiadas fueron citadinos de clase media y que, en el tratamiento de las tramas y situaciones ficcionalizadas de sus escritos, ubican a personajes citadinos y de clase media como los protagonistas y dirigentes del movimiento, aunque en el balance histórico general los citadinos no fueron quienes tuvieron mayor participación en la guerra cristera, misma que fue peleada esencialmente por campesinos. Esta impostura de protagonistas y situaciones generó un imaginario colectivo que resultó en una fuerte confusión de motivos y personajes de las Cristiadas, confusión que ha llevado a establecer la falsa idea de que algunos personajes y organizaciones católicas citadinas fueron las que mayor actuación y protagonismo tuvieron en el transcurso de la guerra. En este apartado, por el hecho de ser la obra narrativa que, por su calidad narrativa y de relación histórica, ha recibido una mayor cantidad de elogios de la critica literaria y de los historiadores, se dedica especial atención a la novela Rescoldo. Los Últimos Cristeros, de Antonio Estrada Muñoz. Las novelas de las Cristiadas han sido objeto de estudio en los trabajos de investigación de: Manuel Pedro González, Frank León Gelskey Beier, Alicia Olivera de Bonfil, Agustín Cortés Gaviño, Luisa Paulina Nájera Pérez, María del Carmen Lucía Ramírez Coronado, Jean Meyer, José Luis Martínez, Christopher Domínguez Michael, Guy Thiebaut, Xorge del Campo, Álvaro Ruiz Abreu, Ángel Arias Urrutia, Irma Angélica Camargo Pulido, Rosa María Sauter Bindel, Agustín Vaca y Lourdes Celina Vázquez Parada, que han precedido al presente. 5 En el tercer capítulo: Los cuentos de las Cristiadas, se hace la reseña, el análisis, la clasificación y la relación histórica de los veintidós cuentos de tema cristero que ha sido posible localizar, sobre la Primera y Segunda Rebeliones Cristeras; a favor, en contra y neutrales con respecto a la guerra y al igual que con la narrativa novelística, se ubica a sus autores en sus detalles biográficos y los posibles motivos que los llevaron a escribir sus relatos breves. Guy Thiebaut, Frank León Gelskey Beier, Álvaro Ruiz Abreu, Lourdes Celina Vázquez Parada, Xorge del Campo, Jean Meyer y Juan José Doñán han sido los investigadores que han precedido al presente trabajo en la ubicación y recuento de la narrativa breve de tema cristero. En el cuarto apartado: La teatralidad cristera, se hace el recuento, reseña, análisis y ubicación histórica de las siete piezas teatrales de tema cristero localizadas, todas ellas referentes a la Primera Cristiada. Hasta donde ha sido posible, se estableció la identidad y motivos que estimularon la creatividad de los dramaturgos para redactar los guiones teatrales de la Cristiada, mismos que eran representados en los teatros y atrios aledaños a los templos del país. Es de aclarar que no se localizaron textos dramáticos referentes a la Segunda Rebelión. Por otra parte, John B. Nomland ha sido el único investigador que, hasta donde se ha podido investigar, previamente y de manera somera, se había ocupado de la dramaturgia de tema cristero. La Cristiada en celuloide, es el título del quinto capítulo que se ocupa de la reseña y ubicación histórica de los dos filmes silentes y de las siete películas sonoras de tema cristero que se han logrado localizar haciendo énfasis en los problemas de autorización y limitaciones de tipo ideológico y de contenido a que, en su momento ante la censura previa por parte del Estado Mexicano, se vieron sometidos los creadores para la realización de sus rodajes. Cabe destacar que no se localizaron filmes cuyo contenido tenga relación con la Segunda Cristiada y que, hasta donde se sabe, Aurelio de los Reyes García Rojas y Eduardo de la Vega Alfaro son los investigadores que han precedido a este trabajo en relación con el tema específico del cine de tema cristero. 6 En el sexto apartado Los corridos de las Cristiadas, se hace la ubicación histórica, espacial y temporal de las setenta composiciones de lírica narrativa de tema cristero que se han localizado, abundando en los datos y hechos históricos que dieron lugar a la composición. En virtud de que las composiciones corridistas se refieren a un suceso o personaje en específico, el corrido es la única forma de expresión histórico narrativa a la que se le puede ubicar geográfica y cronológicamente y establecer una relación más estrecha con los hechos históricos que relata sobre las dos Rebeliones Cristeras, por supuesto que desde el punto de vista ideológico y de interés de sus propios creadores. En este apartado, por el hecho de ser la composición corridista más famosa de la Primera Rebelión Cristera, se trata de manera especial a las Mañanas de Valentín de la Sierra. También se describen los mecanismos de control que, en los medios de difusión, ha tenido esta forma de expresión cultural, por parte del Estado. Vicente T. Mendoza, Armando de María y Campos, Cuauhtémoc Esparza Sánchez, Alicia Olivera de Bonfil, Guillermo Hernández, Juan Diego Razo Oliva, Irene Vázquez Valle, José de Santiago Silva y Jean Meyer, son los investigadores que han precedido en las tareas de compilación y relación histórica de la lírica narrativa de tema cristero. En el séptimo apartado: Historia y narrativa de las Cristiadas, partiendo de la confrontación del discurso histórico con las obras de narrativa de ficción se establece otra historia, la de la diversidad de interpretaciones y versiones de una misma historia que, a la larga, se transforma en una fuente más del propio discurso histórico. Historia que, por su impacto social y mediático, genera y divulga los mitos y las ficciones de las diversas parcialidades y que influye directamente en el imaginario colectivo conformando una visión generalizada, a veces distorsionada, de los hechos históricos del periodo específico. Los estudios para obtener el grado de Doctor en Humanidades con especialidad en Historia, en la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa, UAM-I, han sido posibles, gracias al goce de la licencia por beca comisión que, como trabajador adscrito, en primera instancia, a la Subdirección de Superación y Actualización de Personal, SSAP, de la Dirección General de Educación 7 Secundaria Técnica, DGEST, dependiente de la Subsecretaría de Educación e Investigación Tecnológicas, SEIT, de la Secretaría de Educación Pública, SEP, me ha sido autorizada por el Consejo del Sistema Nacional de Educación Tecnológica, COSNET. Actualmente la SSAP depende de la Coordinación Administrativa de Secundarias Técnicas, de la Administración Federal de Sertvicios Educativos en el Distrito Federal. Para la elaboración de esta tesis: La narrativa de las Cristiadas. Novela, cuento, teatro, cine y corrido de las Rebeliones Cristeras, se contó con el invaluable apoyo académico, en calidad de directora de tesis, de la Doctora Andrea Olivia Revueltas Peralta, por lo que le expreso mi más profundo agradecimiento por su paciencia y sus atinadas sugerencias y correcciones. Por los mismos motivos, mi gratitud a los Doctores: Jean Meyer Barth, Mario Ramírez Rancaño, Aurelio de los Reyes García Rojas y Eduardo de la Vega Alfaro, quienes fungieron como sinodales de este trabajo y lo apoyaron con sus atinadas y pertinentes sugerencias y revisiones. Por múltiples razones que van desde el apoyo moral, hasta la aportación de datos y materiales, así como la aclaración de dudas, en mayor o menor cuantía, ésta tesis está en deuda con las siguientes personas: Francisco Javier Gómez Muñoa, Guy Thiebaut, Patricio Avitia Hernández, Irma Angélica Camargo Pulido, Elizabeth Brody, Martha Irene León Vera, Juan Antonio de la Riva Gutiérrez, José Luis Sagredo Castillo, Fernando del Moral González, Jorge E. Medina Villanueva, Rosalía Salas García, Dora Maldonado viuda de Estrada, Walter Bishop, Manuel Deras Rodríguez, Francisco Félix, Francisco Hernández Hernández, Vicente Leñero, Juan López Mendoza, Abel Martínez, Abelardo de la Peña, Santos Quirino Navarro, Casimiro Ruiz, Xorge del Campo, Luis de la Torre, Germán Pintor y Rosa Isabel Vereo Pinto. A todos ellos, mi gratitud por su desinteresada colaboración. 8 I Pequeña historia de las Rebeliones Cristeras Antecedentes lejanos. Estado e Iglesia en el conflictivo siglo XIX Al concluir de los tres siglos novohispanos, durante los que la Iglesia Católica estableció y afianzó la hegemonía espiritual y parcialmente material, sobre los feligreses indígenas, mestizos, negros y criollos, con estos últimos a la cabeza de la jerarquía social, las reformas borbónicas aplicadas durante las postrimerías del siglo XVIII y principios del XIX debilitaron a la Iglesia, eficiente como instrumento social, con diversas medidas que le arrebataban el lugar privilegiado que había ocupado y que desamortizaban parcialmente sus bienes, incautando su capital líquido mediante un decreto de 1804. Este decreto afectaba el dinero del Juzgado de Capellanías y Obras Pías, utilizado como banco por los mineros, comerciantes y rancheros. Para cumplir con el decreto, el Juzgado tenía que redimir los préstamos para enviar los capitales a la metrópoli, lo que no sólo dejaba sin crédito a la economía novohispana, sino que obligaba a los deudores a devolver los préstamos; situación que generó una honda crisis en el sector productivo novohispano. 1 Tras los primeros violentos años de la guerra de independencia, dirigida inicialmente por miembros del clero bajo, en enero de 1820, se inició la rebelión liberal española que obligó al rey Fernando VII a jurar, de nueva cuenta, la Constitución de Cádiz, situación que no convenía a los intereses de los criollos ni de los miembros del alto clero de la Nueva España. La Independencia de 1821 fue inmediatamente provocada por los decretos anticlericales de las Cortes de 1820. Los liberales españoles a la sazón en el poder perdieron inmediatamente el apoyo de las clases dirigentes criollas, las mismas que habían contribuido a la derrota de los insurgentes y a la pacificación realizada en esa fecha. Y ellos que, por su fidelidad al 1 VAZQUEZ, JOSEFINA ZORAIDA. “Los primeros tropiezos”, en: Historia general de México. Versión 2000, México, El Colegio de México, p. 527. 9 virrey, habían vencido a Hidalgo y Morelos, proclamaron la independencia con el apoyo de los prelados que condenaron a los sacerdotes que habían luchado por ella. 2 En la Nueva España, criollos y obispos del alto clero, en la defensa de sus privilegios e intereses ante el poder imperial, optaron por la separación definitiva de la Colonia e iniciaron sus labores de conspiración. A la sazón, el virrey Juan Ruiz de Apodaca envió a Agustín de Iturbide, quien era uno de los principales conspiradores, a combatir a los últimos insurgentes encabezados por Vicente Guerrero. Como realista defeccionado, en la búsqueda de la independencia criolla, Iturbide logró la alianza con Guerrero y proclamó la independencia del Imperio Mexicano, mediante el Plan de Iguala, impreso y distribuido por sacerdotes y frailes, que proclamaba tres garantías: la libertad de México, la unión entre los americanos y los españoles y la conservación de la Religión Católica, legitimadas por el gobierno del breve Primer Imperio Mexicano de Agustín de Iturbide Al cesar la dominación española surgió la cuestión de si el gobierno de México había heredado o no el derecho del Patronato Regio, que consistía en la delegación, por parte del Vaticano a los reyes de España, de la facultad de ejercer el gobierno de la Iglesia en los territorios de sus dominios. El emperador Iturbide se dirigió al arzobispo Pedro José de Fonte y Hernández para consultarle sobre la cuestión y, en marzo de 1822, éste convocó a una Junta Interdiocesana a la que concurrieron varios obispos quienes, por unanimidad, resolvieron que: Por la independencia del Imperio que en sus iglesias se concedió por la Silla Apostólica a los reyes de España y para que las hubiera en el supremo gobierno del Imperio Mexicano sin peligro de nulidad de los actos, era necesario un concordato o tratado entre el Vaticano y México, como los existentes entre Roma y otros muchos países. 2 MEYER, JEAN. La Cristiada. Tomo 2. El conflicto entre la Iglesia y el Estado, 1826-1929., Siglo XXI Editores, 1980, p.13. 10

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