raúl alzogaray una tumba para los romanov y otras historias con adn vyyi siglo veintiuno / a\I editores 'VfcC/1 grupo editorial siglo veintiuno siglo xxi editores, méxico siglo xxi editores, argentina CERRO DEL AGUA 248, ROMERO DE TERREROS GUATEMALA 4824, C1425BUP 04310 MÉXICO, D.F. BUENOS AIRES, ARGENTINA www.sigloxxieditores.com.mx www.sigloxxieditores.com.ar salto de página biblioteca nueva anthropos ALMAGRO 38 ALMAGRO 38 DIPUTACIÓN 266, BAJOS 28010 MADRID, ESPAÑA 28010 MADRID, ESPAÑA 08007 BARCH-ONA, ESPAÑA www.sattodepagina.comwww.bibliotecanueva.eswww.anthropos-editorial.com Alzogaray, Raúl A. Una tumba para los Romanov: y otras historias con ADN. - 2a ed.- Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2012. 144 p.: il.; 19x14 cm. - (Ciencia que ladra... / dirigida por Diego Golombek) ISBN 978-987-629-217-7 1. Genética. 2. Estudios Genéticos. 3. Ciencias Biológicas. I. Título. CDD 616.042 Esta segunda edición ha sido ampliada y actualizada por el autor. © 2012, Siglo Veintiuno Editores S.A. Ilustración de cubierta: Mariana Nemitz Diseño de cubierta: Claudio Puglia Ia edición: 2008 2a edición: 2012 ISBN 978-987-629-217-7 Impreso en Elias Porter Talleres Gráficos // Plaza 1202, Buenos Aires en el mes de mayo de 2012 Hecho el depósito que marca la ley 11.723 Impreso en Argentina // Made in Argentina índice Este libro (y esta colección) Acerca del autor 1. Viaje al ADN Descripto en una carilla, 14. Filamentos en el núcleo celular, 17. Desenrollando la molécula de ADN, 19. El genoma considerado un libro lleno de historias, 22. 2. La otra huella digital Horror en Narborough, 32. La prueba del Dr. Jeffreys, 33. El ADN delator, 34. Tras las huellas del ADN, 35. Abuelas y nietos, 38. 3. Y heredarás este cromosoma... Pensamientos en una sinagoga, 43. Dime cómo es tu cromosoma..., 44. ...y te diré si desciendes de Aarón, 45. 4. Mujeres estelares en la historia de los homínidos Lucy, 50. Eva, 53. Úrsula, Xenia, Helena, Velda, Tara, Katrine, Jasmine, 56. 5. Historias que cuentan los cromosomas Y Matrimonios y ADN, 62. La identidad (genética) de los judíos, 64. La leyenda de los lembas, 66. Cuando Jefferson conoció a Sally..., 68. 6. El último de los neandertales 73 Todos los huesos petrificados, 74. Es un soldado mongol... es un cosaco desertor... ¡No, es un neandertal!, 75. Diez escenas de la vida cotidiana de los neandertales, 77. Entre humanos y neandertales... ¿hubo algo?, 79. Diferencias en el ADN, 81. Observaciones formalmente correctas, 81. El ADN neandertal está entre nosotros, 83. 7. Una cuestión de piel 85 El complejo, impreciso y arbitrario concepto de raza, 85. La supremacía de la raza pura, 87. “En la especie humana, el concepto de raza no sirve para nada”, 88. Daños y beneficios de la radiación UV, 89. Menos pelo, más pigmentos, 90. Nace una hipótesis, 91. Prepucios al sol, 92. Mujeres y otras excepciones, 94. 8. Una tumba para los Romanov 95 Disparos en la madrugada, 97. Un cablegrama con dos mentiras, 98. Huesos con agujeros de balas, 100. Lazos familiares, 102. Una mutación en la familia, 103. Anastasia, 106. La otra tumba, 108. Epílogo, 111. 9. El ADN del Zodíaco 113 El que mataba por diversión, 115. Las víctimas, 115. Las cartas del asesino, 117. El sospechoso número uno, 120. Encontrado en una estampilla, 122. Sueños de crímenes perfectos, 123. Palabras finales 125 Palabras finales para la segunda edición, 126. Lecturas sugeridas 129 Glosario 133 Este libro (y esta colección) Los parroquianos del Eagle, un pub de Cambridge, estaban acostumbrados a que alguno de los científicos locos de la universidad entrara cada tanto al salón diciendo que había hecho El Descubrimiento Que Cambiaría El Mundo. Por eso cuando el sábado 28 de febrero de 1953 los dos hom bres entraron felices y anunciaron que habían encontrado el secreto de la vida, la mayoría siguió bebiendo sus cervezas tibias y comiendo su cordero a la menta. Claro, no tenían por qué saber que efectivamente James Watson, un jovencito norteamericano flaco y alto que según sus propias palabras se la pasaba jugando al tenis y persiguiendo muchachas, y Fran- cis Crick, algo así como su jefe inglés, de aspecto apenas más respetable, decían la verdad: habían descubierto la estructura del ADN. El ácido desoxirribonucleico. La molécula de la vida. Casi nada. Está claró que el gran premio de la biología de estos tiempos ha sido, es y será el desciframiento del genoma humano, el con junto de los genes codificados por el ADN. Nadie puede negar su importancia, real y potencial, tanto en términos científicos y médicos como en sus aspectos económicos y políticos. Por otra parte, también es muy válido el simple hecho de querer saber. Des cubrir qué tienen adentro las muñecas o los trencitos, la nieve, las cucarachas y los genes. Y en este libro, Raúl Alzogaray nos ayuda a descubrir los secre tos del ADN, a través de historias reales de detectives, de sacerdo tes, de emperadores, de hombres y de mujeres. Así nos convence de que conocer el ADN, su historia, su ciencia y sus aplicaciones es también conocernos un poco más a nosotros mismos. Esta colección de divulgación científica está escrita por investi gadores que creen que ya es hora de asomar la cabeza por fuera del laboratorio y contar las maravillas, grandezas y miserias de la profesión. Porque de eso se trata: de contar, de compartir un saber que, si sigue encerrado, puede volverse inútil. Ciencia que ladra... no muerde, sólo da señales de que cabalga. Diego Golombek Director de la colección Agradecimientos A Diego Golombek, que leyó el primer borrador de este libro (y el segundo y el tercero). A Norberto lusem y Esteban Hassón, profesores de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, que leyeron la penúltima versión con ojos moleculares y evolutivos. A Gustavo Vasen y Juan Hugo Mecchia Ortiz, que la leyeron con sus jóvenes ojos de “lectores tipo”. Sus sugerencias, comentarios y correcciones me ayudaron a mejorar el contenido deí libro. A Alejandro Rabossi, por todo ese material bibliográfico. A María, mi amada esposa, que aceptó incondicionalmente mi transformación en un periférico de nuestra computadora durante®el tiempo que me llevó escribir y revisar el texto. ¡Gracias a todos! Acerca del autor Raúl A. Alzogaray [email protected] Nació en Lanús. Es licenciado y doctor en Biología por la Universidad de Buenos Aires. Se desempeña como profesor asociado en la Maestría en Control de Plagas y su Impacto Ambiental (Universidad Nacional de San Martín). Es investigador del CONICET y trabaja en el Centro de Investigaciones de Plagas e Insecticidas del Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa (CIPEIN-CITEDEF). Su área de trabajo es la biología y la toxicología de insectos que transmiten enfermedades a los seres humanos. Desde 1998 escribe para Futuro, el suplemento de ciencias del diario Página/12. También es autor de los siguientes libros de divulgación científica: Historia de las células, El elixir de la muerte, No te comerás a tu prójimo y Ríos de sangre. Dedico este libro, con toda mi gratitud, a Margarita, Marta, Adolfo, Mónica, Susy, Hugo, Natalia, Débora, María, Nelly y Pedro. Y a Tomi, que llegó poco después de la primera edición. El naturalista Edward Wilson calculó que si una per sona se pusiera a caminar en línea recta y a paso normal desde el centro del planeta hacia la superficie, pasaría doce sema nas viajando a través de magma caliente y roca. Tres minutos antes de alcanzar la superficie encontraría algunas bacterias. Al llegar a la superficie se vería repentinamente rodeada por una infinidad de microbios, plantas, hongos y animales que le tomaría sólo medio minuto dejar atrás. Dos horas más tarde, los únicos seres vivos que encontraría serían aquellos transpor tados por los aviones. La franja de unos pocos kilómetros de grosor que se extien de sobre los quinientos millones de kilómetros cuadrados de la superficie terrestre está habitada por millones de especies que dependen unas de otras e intercambian sustancias con el am biente. Esa región del planeta recibe el nombre de biosfera. Los científicos han descripto un millón y medio de especies. Según los cálculos más conservadores, el número total supera los catorce millones. La cifra es impresionante, pero más impresio nante es pensar que representa apenas el 1 % de todas las especies que alguna vez han existido. Claro que no siempre fue así. Hace tres mil setecientos mi llones de' años, unas criaturas microscópicas eran los únicos habitantes de la Tierra. Poco sabemos de ellas. Damos por des contado que eran unicelulares, estamos casi seguros de que no respiraban oxígeno. Puede que vivieran en un estanque de agua tibia o cerca de una hirviente grieta submarina. En su interior,