Description:La señora Lefranc se puso de puntillas para alcanzar el cuello de su hijo. Era muy alto y había cumplido ya los veintiocho años. La señora Lefranc creía que su hijo Jean era un niño indefenso. Lo besó dos veces en la mejilla derecha, dos en la izquierda y, por último, lo besó en la frente. —Mamá, me has embadurnado —dijo Jean pasándose el pañuelo por la frente para borrar las huellas. —Ojalá te hubieses dejado las manchas. Así habrían pensado que eres un hombre casado… Hay cada mujer por ahí.