JOSÉ LUIS PADILLA CORRAL CURSO DE ACUPUNTURA E L presente tratado de Medicina Tradicional China, auspiciado por la OPS/OMS (Organización Panamericana de la Salud/Organización Mun- dial de la Salud), nace como consecuencia de la necesidad didáctica de los cur- sos que en la actualidad se imparten en su sede de Lima (Perú). La MTC (Medicina Tradicional China), acerbo cultural de la humanidad, es un precioso legado de los antepasados, con una proyección permanentemente presente y, en este sentido, representa una opción necesaria ante los severos pro- blemas de salud de la comunidad humana. Los postulados de salud, enfermedad, prevención y tratamiento de la MTC, no constituyen en ningún caso un enfrentamiento con la medicina moderna. Si así ocurre en la cotidianidad es debido a la escasa formación del médico occi- dental y a un fuerte contingente de prejuicios nacidos de la ignorancia. En la ac- tualidad, en la República Popular China, la permanente colaboración de ambas ópticas ha posibilitado un sinfín de trabajos de investigación y una apuesta en común para hacer del sanador un servidor de la salud con todos los elementos que hoy, de forma fehaciente, dispone la humanidad. La MTC en sus lejanos orígenes de más de cinco mil años, ha corroborado con sus evidencias clínicas —y hoy con sus modernos métodos de investiga- ción— su eficacia. La OMS hace la oportuna recomendación en su empleo y, recientemente, la poderosa Organización Norteamericana de la Salud ha dado luz verde a su empleo en diferentes patologías, con la puerta abierta a futuras in- vestigaciones que corroboren otras aplicaciones. Las credenciales de la MTC, hoy, no admiten controversias. Como en cualquier quehacer humano, su mala práctica o sus escasos conoci- mientos crean estados de desconcierto y aduladoras y agrias expectativas. Es por 8 CURSO DE ACUPUNTURA ello que la labor emprendida por el Instituto Peruano de la Salud, organismo de la OMS, para realizar una preparación teórico—práctica en esta forma de sanar, es una actitud de rigor en la salud y una acción decidida de rescatar, en este ca- so para las comunidades latinoamericanas, el inmenso saber de la tradición, ha- cia los objetivos de sanar y hacer del ser humano una realidad alegre y gozosa, que cumpla con su armonía universal y deseche la idea de un planeta en per- manente enfermedad. La diversificación y complejidad —además en permanente estado de investi- gación— de la MTC no se agota en un texto ni en una biblioteca. Lo funda- mental puede ser un detalle y lo llamado básico puede ser algo sin importancia. El planteamiento energético del hombre como ser de universo es un estilo de vi- da, una manera de concebirse como ser estelar. Todo ello conlleva una eterni- dad permanente y de cada día. Con estos presupuestos se ha de plantear el presente texto: un pretexto de acontecimientos puntuales que ponga en marcha un sentido creativo de arte en el sanador. En consecuencia, la palabra "Curso" o "Tratado" no pretende signi- ficar algo completo y acabado sino tan sólo... algo que trata de... Bajo estas premisas, todo lo que el estudiante encuentre en estas páginas va a constituir un acicate permanente hacia la búsqueda, con unos cimientos filosó- ficos, existenciales y pragmáticos de manera simultánea. Todo un viaje que, guiado por la batuta del profesorado, puede ser una puesta en escena de una la- bor sanadora inmediata, con fundamento, convicción y en permanente estado de evolución. En Madrid (España), a 17—2—2001 Dr. José Luis Padilla Corral Escuela Neijing (fundador). Asociación Hispanoamericana de Acupuntura, Pekín (Beijing) 84. Coordinador. Miembro consultor de la WFAS (Asociación Mundial de Sociedades de Acupuntura). Tian, Centro de estudios y desarrollo de la Medicina Tradicional (fundador). INTRODUCCIÓN AL abordar el estudio de la Medicina Tradicional China (MTC), encontra- mos inicialmente que: 1. — En su origen, no es una medicina. 2. — Sí es una Tradición, transmitida minuciosamente, pero no en el sentido de costumbrismo, sino de transmisión de conceptos universales. 3. — No es específicamente de China. Dada su antigüedad (se habla de más de cinco mil años) se puede considerar referida a todo Oriente. Los textos más antiguos que hablan de esta tradición, se refieren más especí- ficamente a la manera en la que el hombre debe estar en el Universo. Se habla de tres emperadores míticos o celestes: Fu Shi, el Emperador Blanco, padre del famoso "I Ching" o libro del cambio, de la mutación o del oráculo. Shennong o Emperador Rojo, al que se atribuye la descripción de las propiedades medicinales de las plantas. Se dice que fue el que desa- rrolló la agricultura. También fue quien describió el trayecto de los canales energéticos. Cuenta la historia—leyenda que podía ver el mo- vimiento de sus propias energías. Huang Di o Emperador Amarillo, el que desarrolló los conceptos "médicos". Transmitió el Nei Jing ("Tratado de lo Interno"). Se en- cuentra dividido en dos partes: So Wen y Ling Shu. Estos textos nos hablan de toda una forma de concebir la existencia, de cómo debe estar el hombre en su universo. Por tanto: 4. — No tiene en principio, en los orígenes, una intención específicamente de medicina para tratar enfermedades o tratar problemas sino que es todo un tra- tado de cómo vivir la vida. 12 CURSO DE ACUPUNTURA 5. — De esa concepción, surge la idea de cómo prevenir la aparición de posi- bles enfermedades. 6. — Y luego, finalmente —ya muy cercano a nuestras épocas— surge, de la misma concepción, el modo de tratar las enfermedades. Según esta concepción, el hombre enferma o es propenso a enfermar porque no sabe vivir la vida y disfrutarla, porque ha perdido esa conexión, ese inter- cambio con su Universo. Es esa falta de conexión y de interrelación con el medio la que le hace enfer- mar. Es lo que hoy en día se llama "entorno": la relación con mi universo, la re- lación conmigo mismo, la relación con los demás. En ese sentido, la MTC no es algo separado del hombre sino que surge como necesidad de situar al hombre en su verdadera dimensión. Por eso en su origen se dedica fundamentalmente a la prevención. Y aquélla medicina que previene "antes" de que el sujeto enferme es una excelente medicina. Aquella medicina que mejora cuando el sujeto ya tiene los primeros síntomas es una medicina "regular". Y aquella medicina que sa- na o que cura cuando ya el sujeto está enfermo es una medicina "mediocre, vulgar". La historia de la medicina en el planeta sigue ese camino. El hombre, como especie, se va deteriorando. Está cada vez más enfermo y a más temprana edad, eso es evidente. Cada vez son más sofisticados los sistemas de diagnóstico y los abordajes terapéuticos... parece que el modelo de "hombre económico", con el Dinero y el Poder como dioses, no es compatible con la vida "normal", armo- niosa y sin enfermedad. Definir "lo normal" no resulta fácil: bien es cierto que este concepto varía de unas culturas a otras, pero hay una serie de elementos que pueden ser comunes. Ejemplo: NO MATAR, NO MENTIR... pero todos los días hay miles y miles de se- res humanos que son muertos por otros seres humanos; y la mentira es casi una institución. Si pudiéramos tan sólo poder restablecer el equilibrio entre esas dos cosas: muerte, matar, no matar, no mentir, solamente esas dos cosas... indudablemen- te evitarían multitud de enfermedades y prevendrían multitud de aconteci- mientos de dolor y sufrimiento que tiene la humanidad hoy. Mientras no cambie el concepto del hombre como una realidad económica, seguirá desarrollándose la especie bajo el signo de la enfermedad y, obviamente, si sigue así, terminará por desaparecer la especie. La disminución de la capaci- dad reproductora, el aumento de las enfermedades autoinmunes, autoagresivas, INTRODUCCIÓN 13 congénitas y degenerativas, entre otros, marcan claramente los signos típicos de una especie enferma en vías de desaparición. Ante esta situación, es evidente que el hombre tiene que preguntarse si es to- do eso un acontecimiento inevitable o, por el contrario, hay posibilidades de va- riar el curso y el rumbo de esa historia. El planteamiento global, en definitiva, de la existencia. La antigua Tradición Oriental, con su visión del hombre como entidad ener- gética (visión muy similar a la de la actual física cuántica), proporciona claves que el hombre actual —en este caso el médico o el sanador— puede aplicar co- mo elementos preventivos y terapéuticos. De la Tradición antigua china, entresacamos tres textos que van a marcar la manera de ver al hombre en el universo. "I Ching", "Yi Ching" o "Chou Yi": "El Libro del Cambio", "El Libro del Oráculo", del cual existe una excelente traducción de un autor alemán: Richard Wilhelm. A través de él conocemos la visión oracu- lar del hombre en su universo, o dicho de otro modo, la visión que tiene el Cielo del hombre en el universo. Este texto está atribuido a un emperador mítico: Fu Shi. "Dao De Jing" (Tao Te King), atribuido a Lao Tse, en el que se descri- be, de forma filosófica y existencial, cuál debe de ser la presencia del hombre en este universo, bajo la visión del hombre, de un hombre iluminado como era Lao Tse. "Nei Jing", atribuido a otro mítico emperador: Huang Di, quien des- cribe en dos libros, "So Wen" y "Ling Shu", cómo el hombre tiene que sintonizarse con el universo y ya, específicamente, cómo tratar los procesos de enfermar. Siguiendo con la secuencia anterior, repre- sentaría la forma que tiene la Tierra de ver al hombre. ¿Por qué se plantea la idea de cómo debe estar el hombre en el universo? Existen dos razones fundamentales: primero, ese hombre de la alta antigüedad —ya situado fuera del tiempo— tenía un conocimiento bastante extenso del uni- verso, y segundo, porque llega a la visión de que el hombre es también un universo. Se trata de hacer un planteamiento de cómo un universo perdura, o cómo un universo puede convivir en el seno de otro universo. De ahí que aparece la idea del "macrocosmos" (como cosmos general) y al hombre se le referen- cia como un "microcosmos". Esa idea se va a repetir a lo largo de la historia, en diferentes comunidades y concepciones humanas, desde los egipcios hasta los mayas. 14 CURSO DE ACUPUNTURA En definitiva, se trata de conceptualizar al hombre en su comportamiento co- mo universo, dentro de un universo más grande pero, en definitiva, también universo. Cuando el hombre observa su universo, el universo más cercano a él, con- templa una variedad casi interminable de acontecimientos. Igualmente, cuando se contempla a sí mismo o contempla a un semejante, lo que contempla es una infinidad de procesos que no acaba de captar en su totalidad. Cuando vuelve otra vez a contemplar ese universo, ve que ese universo se va modificando, va cambiando... de tal forma que el universo que el hombre contempla es un uni- verso que se caracteriza, básicamente, por la presencia de la luz. De la luz en sus diferentes manifestaciones. De ahí deduce que, si el universo que él contempla es un universo caracteri- zado básicamente por la luz, y él es un universo, él es también una fuerza de luz. Un proceso de luz —en sus diferentes naturalezas— donde también está la luz negra, donde el hombre tiene que investigar cuál es el verdadero sentido y la na- turaleza de la luz... la naturaleza, el desarrollo y el origen de la luz. En la medi- da en que va conociendo los procesos de la luz —globalmente hablando— en esa medida va entendiendo o comprendiendo cuál debe ser su posición como universo, dentro del universo. Ese proceso lleva al hombre a la conclusión de que él, como universo, es una fuerza de luz que tiene una determinada forma, estructura y organización. El gran aporte que hace la tradición es definir la naturaleza de esa luz, deli- mitar cuál es su estructura y describir cuál es su organización. La concepción del hombre como entidad de luz no es difícil de constatar; es un emisor de luz en la gama de los infrarrojos, es un cuerpo caliente; depende, en el desarrollo de sus procesos vitales, de la luz del sol... La física moderna lo corrobora cuando postula que toda la materia, en última instancia, está forma- da por minúsculas partículas (protones, neutrones, partículas subatómicas... ahora incluso los divide en quarks); minúsculas partículas que se mueven a gran- des velocidades dentro de inmensos (proporcionalmente) espacios vacíos. Evidentemente, es una luz que adopta una forma, que tiene una determina- da manera de estructurarse, y que se organiza, porque se mueve —porque la luz tiene la función del moverse— de una manera determinada. Cuando el hombre científico se aproxima a la luz —luz en general— descu- bre una doble naturaleza: a veces se comporta como una partícula y a veces se comporta como una onda. Puede observar los dos fenómenos por separado. Por eso, en el estudio general de la estructura de la materia, cuando se aproxima el INTRODUCCIÓN 15 hombre al estudio de la naturaleza de la luz, al principio aparece la teoría corpuscu- lar y luego la teoría ondulatoria... y, finalmente, la teoría onda—partícula... un sistema unitario de luz... con lo cual se concibe que la luz es de naturaleza on- da—partícula. La naturaleza corpuscular de la luz se correspondería con lo que la tradición antigua define como el Yin; la naturaleza ondulatoria de la luz se corresponde- ría con la naturaleza del Yang; y la conjunción de la onda—partícula, constituiría lo que definimos básicamente como el Tao. Evidentemente, si impulsamos el sentido del movimiento del Tao, podemos desarrollar el aspecto de la partícula, corpuscular, y en un determinado momen- to, la luz empieza a comportarse con naturaleza ondulatoria. Cuando conjugamos los dos procesos (porque un proceso se convierte en otro), es cuando podemos contemplar la onda—partícula: Pero la antigua tradición china nos dice que el Tao que puede ser expresado no es el Tao de lo Absoluto, no es el Tao verdadero. Hay algo más. Ese algo más está fuera de la representación. La representación ya es algo di- ferente al origen de las cosas. Semejante a cuando se tiene una idea y luego se lleva a la práctica. Lo significativo es que la luz, como naturaleza dual Yin—Yang, corpuscu- lar—ondulatoria, ya estaba impresa en el concepto del taoísmo o en el concep- to taoísta de la existencia. La naturaleza de la luz es unitaria, pero se manifiesta de forma dual. 16 CURSO DE ACUPUNTURA Continuando con la observación del Universo, la luz se manifiesta de distintas formas, se mueve, cambia, se transforma, muta y transmuta. Es decir, se mueve básicamente en cinco niveles: movimiento, cambio, transformación, mutación y transmutación. Sucede igual, por ejemplo, en los elementos periódicos: el H, el O ... al modificar su estructura electrónica cambian, se transforman... finalmen- 2 te son un elemento distinto (transmutación)... es el principio general de la ra- diactividad. Si se estudia la vida de un hombre sucede lo mismo: nace, comienza por moverse, en la medida que crece va cambiando su estructura, se va transfor- mando en su pensamiento, va mutando su concepción de la existencia y final- mente, cuando llega el periodo llamado muerte, se transmuta en otra realidad. Se pueden encontrar ejemplos de estas cinco actividades (movimiento, cam- bio, transformación, mutación y transmutación) en todas las manifestaciones del mundo conocido, porque es el proceso natural de cualquier existencia, des- de una estrella a un gusano. Lo que ocurre en el universo ocurre igualmente en el hombre, en diferentes proporciones, evidentemente. Basándonos en esta genérica concepción, el prototipo de la visión del oriental, va a definir cómo la luz tiene diferentes categorías en el ser hasta llegar a constituir un ser humano. La luz se va organizando de una determinada forma, siguiendo unos determinados parámetros, para acabar constituyendo lo que conocemos como "ser humano". O sea, que esa luz del universo, es una luz inteligente. El "Tao Te King" dice: "Existe una fuerza inconmensurable en el universo que da origen y entretiene a todas las cosas, como no sé su nombre, le llamo Tao". La siguiente pregunta es ¿cómo se organiza esa luz inteligente para, finalmente, crear un hombre? En la representación del Tao hay tres movimientos, no dos, que son: 1. — La unicidad se pliega para constituir la parte central o referencia INTRODUCCIÓN 17 2. — Continúa el plegamiento y aparece la contracción 3. — Cuando llega a su máximo, se muta en expansión Luego en esta representación de la luz, está el Uno, el Dos y el Tres, que se conjugan para dar la imagen del comportamiento global de la luz. Esto indica que la luz está, genéricamente, representada en el Tres. Y el Tres, genéricamen- te, implica "Misterio". Misterio en cuanto a que, como dice también el "Tao Te King", el Tao que puede ser representado no es el Tao de lo Absoluto, se aproxima pero no es lo Absoluto. Es útil para ver cómo la luz se va a estructurar, de alguna forma, para dar —finalmente— la configuración que conocemos del hombre. Si se representa la naturaleza de la luz en el proceso de Tao La partícula es la expresión de la contracción, que en la tradición china se define como Yin y se representa con esta expresión: una línea partida: En cambio, cuando la luz se comporta como onda, se corresponde con la expansión, definida en MTC como Yang, y expresada como una línea entera: