Esta obra escrita a la vuelta de su destierro (año 365 en Poitiers) parece un manual de exégesis tipológica o espiritual para uso, bien de los presbíteros, bien de otros obispos, encargados de explicar a los fieles las lecturas bíblicas que se realizaban en las asambleas litúrgicas. Se trata de una lectura cristiana del Antiguo Testamento que trata de mostrar cómo los diversos personajes y acontecimientos veterotestamentarios prefiguran a Cristo y a la Iglesia. En suma, se trata de una lectura cristológica y eclesiológica del Antiguo Testamento.