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Transcrítica. Sobre Kant y Marx PDF

386 Pages·2020·7.17 MB·Spanish
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Este libro es resultado del Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica (PAPIIT-403917) “Teoría crítica en México”. DGAPA-UNAM. Transcrítica Sobre Kant y Marx Kojin Karatani Andrea Torres Gaxiola TRADUCCIÓN Carlos Oliva Mendoza REVISIÓN Judith Romero DISEÑO EDITORIAL Y COMPOSICIÓN Jorge Pech CORRECCIÓN DE ESTILO Judith Romero. Chipehua, Oaxaca, 2015 FOTOGRAFÍA DE PORTADA Primera edición, 2020 ISBN: 978-607-30-3233-9 D.R. © 2020 Universidad Nacional Autónoma de México Avenida Universidad 3000, Universidad Nacional Autónoma de México Ciudad Universitaria, Coyoacán, C. P. 04510, Ciudad de México. Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales. Impreso y hecho en México / Printed and made in Mexico Kojin Karatani Tr a n s c r í t i c a Sobre Kant y Marx Traducción Andrea Torres Gaxiola Revisión Carlos Oliva Mendoza Contenido Prefacio 7 Introducción: ¿Qué es la transcrítica? 17 I Kant 1. El giro kantiano 45 1.1 El giro copernicano 45 1.2 La crítica literaria y la crítica trascendental 51 1.3 La paralaje y la cosa-en-sí 61 2. La problemática del juicio sintético 71 2.1 Fundamentos matemáticos 71 2.2 El giro lingüístico 81 2.3 La apercepción trascendental 92 3. Transcrítica 97 3.1 El sujeto y su topos 97 3.2 Trascendental y transversal 108 3.3 Singularidad y socialidad 115 3.4 La naturaleza y la libertad 128 II Marx 4. La transposición y la crítica 149 4.1 La transposición 149 4.2 El sistema de representación: Darstellung and Vertretung 158 4.3 La crisis económica como una paralaje 168 4.4 La micro diferencia 177 4.5 Marx y los anarquistas 181 5. La crisis de la síntesis 203 5.1 La forma de valor como un juicio sintético: ex ante facto y ex post facto 203 5.2 La forma de valor 211 5.3 La pulsión del capital 219 5.4 El dinero y su teología, su metafísica 230 5.5 El crédito y la crisis 237 6. La forma de valor y el plusvalor 243 6.1 El valor y el plusvalor 243 6.2 La aproximación lingüística 249 6.3 El capital mercantil y el capital industrial 254 6.4 El plusvalor y la ganancia 261 6.5 La naturaleza global del capitalismo 271 7. Hacia acciones transcríticas contrarias 285 7.1 El Estado, el capital, la nación 285 7.2 Un posible comunismo 303 Notas 327 Índice onomástico 363 Prefacio Este libro está divido en dos partes: reflexiones sobre Kant y sobre Marx. Aunque los dos nombres parecerían dividir el libro, de hecho, éste es pro- fundamente indivisible; las dos partes interactúan por completo. El proyecto entero —aquello que llamo Transcrítica— forma un espacio de transcodi- ficaciones entre el dominio de la ética y de la economía política, entre la crítica kantiana y la crítica marxiana. Éste es un intento de leer a Kant por medio de Marx y de leer a Marx por medio de Kant, y de recuperar el signi- ficado de la crítica común a ambos. Esta crítica comienza con un escrutinio, un auto-escrutinio bastante elaborado. Ahora, respecto a la pareja misma: desde finales del siglo diecinueve, muchos pensadores han intentado conectarlos. Éste fue un esfuerzo por asir un momento subjetivo/ético ausente en el materialismo que es llamado marxismo. Esto refleja el hecho de que Kant no era en lo más mínimo un filósofo burgués. Para él, ser moral, más que una cuestión sobre el bien y el mal, era una cuestión de ser causa sui y por lo tanto libre; y esto nos obliga a tratar a las otras personas como agentes libres. El último mensaje de la ley moral kantiana reside en el imperativo: “Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio.”1 Ésta no es una doctrina abstracta. Kant consideraba que dicha doctrina era una tarea que debiera ser realizada progresivamente en el contexto histó- rico social. Es posible que, concretamente, su objetivo fuera establecer una asociación de pequeños productores independientes frente a la sociedad civil dominada por el capitalismo mercantil. Este fue un ideal concebido 7 8 KOJIN KARATANI en la Alemania capitalista pre-industrial; sin embargo, más tarde, en forma paralela con el ascenso del capitalismo industrial, se disolvió prácticamente la unidad de los pequeños productores independientes. Pero la ley moral de Kant sobrevivió. La posición de Kant, tan abstracta como pudo ser, fue precursora de las visiones de los socialistas utópicos y de los anarquis- tas (tales como Proudhon). Precisamente por esta razón, Hermann Cohen identificó a Kant como el verdadero precursor del socialismo alemán. En el contexto de una economía capitalista en la que las personas se tratan como meros medios para un fin, el “reino de la libertad” o “el reino de los fines” kantiano toma claramente un nuevo significado: es decir, el del comunis- mo. Si lo pensamos desde el principio, el comunismo no hubiera podido conceptualizarse sin el momento moral inherente al pensamiento de Kant. Sin embargo, desafortunada e injustamente, el marxismo kantiano ha sido eclipsado por la historia. Yo, también, conecté a Kant con Marx en un contexto diferente al del neokantismo. Desde el principio, me pareció muy débil el reconocimiento del capitalismo de los kantianos marxistas. Pensé lo mismo sobre los anarquistas (o asociacionistas). Si bien son dignos de atención su sentido de la libertad y su disposición ética, innegablemente les hace falta una aproximación teórica sobre las fuerzas de las relaciones sociales que compelen a la gente. Por esta razón, sus luchas fueron, en su mayoría, impotentes, y miserablemente derro- tadas. Mi postura política fue, alguna vez, anarquista, y jamás simpaticé con ningún partido o Estado marxista. Al mismo tiempo, sin embargo, estaba profundamente asombrado por Marx. Mi admiración hacia El capital, el libro con el subtítulo: “Kritik der politischen Ökonomie” (“Crítica de la eco- nomía política”) sólo se ha intensificado año con año. Al ser un estudiante de economía política que leía El capital a detalle, oración por oración, siem- pre estuve consciente y molesto con el hecho de que los filósofos marxistas, desde Lukács hasta Althusser, no lo leyeron con toda dedicación; en su lugar sólo tomaron aquello que era adecuado para sus preocupaciones filosóficas. A su vez, estaba inconforme con la mayoría de los economistas políticos que consideraron a El capital simplemente como un libro de economía. Mientras tanto, reconocí paulatinamente que la crítica marxiana no era una mera crí- tica del capitalismo y de la economía clásica, sino que era un proyecto que elucidaba la naturaleza y el límite de la pulsión [Trieb] del capital, y que además revela, sobre la base de este impulso, la dificultad implícita en el acto humano de intercambio (o más ampliamente, de la comunicación). El capital TRANSCRÍTICA 9 no ofrece una salida fácil del capitalismo; más bien, debido a la carencia de salidas, sugiere una posibilidad de intervención práctica. En el camino, cada vez fui más consciente de que Kant es un pensador que también sugirió la posibilidad de una práctica —más que por una críti- ca de la metafísica (como usualmente se piensa), por iluminar valientemente los límites de la razón humana—. El capital comúnmente es leído en rela- ción con la filosofía hegeliana. En mi caso sostengo que, al hacer referencias cruzadas en El capital, sólo debe leerse la Crítica de la Razón Pura. Así es la intersección Marx/Kant. Marx habló muy poco de comunismo, con la excepción de las raras oca- siones en las que criticó los discursos de otros sobre el tema. Incluso, en algún lugar dijo que hablar sobre el futuro era en sí mismo reaccionario. Hasta el cambio de clima de 1989, yo también despreciaba todas las ideas sobre posibles futuros. Yo creía que la lucha en contra del capitalismo y en contra del Estado era posible sin ideas de un futuro, y que debíamos sola- mente sostener una lucha constante en respuesta a cada contradicción que surgiera de una situación real. El colapso del bloque socialista en 1989 me obligó a cambiar mi postura. Hasta ese momento, yo, como muchos otros, reprendía a los Estados marxistas y a los partidos comunistas; esa crítica daba por sentado, inconscientemente, su existencia sólida y la apariencia de que perdurarían por siempre. Mientras sobrevivieron, podíamos sentir que habíamos hecho algo simplemente negándolos. Cuando colapsaron, me di cuenta de que mi postura crítica dependía, paradójicamente, de su exis- tencia. Sentí que debía plantear algo positivo. Fue en esa coyuntura que comencé a confrontar a Kant. Kant es comúnmente —y no de manera equívoca— conocido como un crítico de la metafísica. Para desarrollar esta línea, la influencia del empiris- mo escéptico de Hume fue muy amplia; Kant confesó que ésta fue la idea que interrumpió, por primera vez, su sueño dogmático.2 Pero lo que se ha pasado por alto es que en el momento en que escribió la Crítica de la Razón Pura, la metafísica era poco popular e incluso desdeñada. En el prólogo ex- presa su arrepentimiento: “Hubo un tiempo en que a ésta [la metafísica] se le llamó la reina de todas las ciencias; y si se toma la intención como un he- cho, ella merecía ciertamente este título honorífico, en virtud de la eminente importancia de su objeto. Ahora, el tono de moda de la época lleva a mos- trarle un completo desprecio”.3 Se sigue que, para Kant, la tarea primordial de la crítica era recuperar las funciones propias de la metafísica. A su vez,

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