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Tragedias III PDF

228 Pages·1979·14.253 MB·Spanish
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BIBLIOTECA CLASICA GREDOS, 22 - - - HELENA FENICIAS ORESTES IFIGENIA EN AULIDE BACANTES - RES0 INTRODUCCIONFS, TRADuCCI~NY NOTAS DE CARLOS GARc~A GUAL " EDITORIAL GREDOS Asesor para la sección griega: CARLOGSA RC~CAU AL. , Según las normas de la B. C. C., la traducción de esta obra ha sido revisada por AL~NSMOA RT~NEDZfE Z. O EDITORIAL CREDOS, S. A. Sánchez Pacheco, 81, Madrid. España, 1979. Carlos García Gual ha traducido Fenicias, Orestes, Ifigenia en Aulide y Bacantes, y Luis Alberto de Cuenca .y Prado, He- lena y Reso. Depósito Legal: M. 16204-1979. ISBN 84-249-3526-8. Impreso en España. Printed in Spain. Cdcas Cbndor, S. A., Sánchez Pacheco, 81, Madrid. 1979.-5029. INTRODUCCION Por una serie de coincidencias derivables de los es- colio~a Aristófanes, Tesmoforiazusas, versos 1012 y 1060- 1061, sabemos que la Helena se representó por vez primera en 412 a. C. La versión de Eurípides sigue fielmente las de Estesicoro (Palinodias, fragmentos 62- 63 de los Lyrica Graeca Selecta de Page) y Heródoto (11 112-120). Hermes ha trasladado a la esposa de Menelao a Egipto, junto al anciano rey Proteo, una racionaliza- ción del dios marino, tan pródigo en metamorfosis. Entre tanto, los héroes, al pie de Ilión, combaten por una imagen hecha de nube, por una falsa Helena. En Heródoto, esta fantástica visión del mito tradicional explicaba racionalmente la contienda troyana; según esa explicación, Príamo no hubiera dudado en devolver Helena y tesoros para evitar la mortandad, y no hubiese jamás prevalecido el capricho de Paris sobre el buen sentido de Héctor; pero los dánaos, cegados por un dios, se negaron a aceptar las evasivas -lógicas, pues Helena no estaba en Troya- del rey teucro, y la sangre corrió por las llanuras anatolias hasta inundar los ríos de cadáveres. En Eurípides, un espíritu inquieto, siem- pre en renovación, la subversión de la leyenda ya no explicaba nada, justificándose a sí misma en tanto que intriga novelesca o nuevo sesgo de una fantasía. 10 TRAGEDIAS Pues bien, en Egipto ha muerto Proteo, y Helena y Pólux, los Dioscuros, heirmanos de Helena, sancionan es requerida de amor por Teoclímeno, hijo de aquél, ex machina el happy end de la acción dramática. Ésta es, en suma y sin detalles, la trama argumenta1 por más que ella le rechaza una y otra vez, fiel al re- cuerdo rubio de Menelao ( jella, la femme-objet por de Helena, una tragedia sui generis que más parece una comedia fantástica o de enredo, pero con un ele- excelencia de la epopeya! ). Hay que decir que el ena- mento mítico muy desarirollado, lo que aproxima su moramiento de Teoclímeno es creación de Eurípides, contenido al de la novela helenística (Caritón, Jeno- dando vida en el hijo de Proteo a una especie de necio fonte de Éfeso, Jámblico, Aquiles Tacio) y bizantina ogro folklórico de cuya crueldad y torpe lascivia deben los amantes huir. (Calímaco y Crisórroe), y, por citar un ejemplo de- ducido del teatro clásico español, se nos antoja paran- La llegada de Teucro, hermano de Ayante Telamo- gonable con el tipo de comedia que representa La nio (en quien los comentaristas quieren ver un trasunto Gloria de Niquea, de nuestro Villamediana, a caballo del rey Evágoras de Chipre, amigo fiel de Atenas en 10s difíciles momentos en que fue escrita Helena), de paso entre lo mágico, lo fantástico, lo alegórico y lo her- por Egipto en dirección a Chipre, teje una red de fu- mético. nestos presagios en torno a los regresos de los héroes Gilbert Murray considlera la Helena euripidea como victoriosos en Troya. Con todo, nada puede impedir, una urather brilliant failures, y, más adelante, refi- acto seguido, el efectista e imprevisto arribo de Me- riéndose a la protagonista de la pieza, afirma: «En el nelao a las riberas del Nilo, víctima de las tempestades intento de rehabilitar a Helena. ésta queda reducida y, a la vez, contraste feliz con su supuesta muerte en al tipo más insípido de las criaturas imaginarias: una los abismos del océano. Menelao y Helena se encuentran heroína de perfecta belleza y de intachable conducta, junto a la tumba de Proteo y, después de los años y sin el menor carácter fuera del amor a su marido.. .m. del fraude divino, se reconocen. W. Schmid insiste, por su parte, con justicia en el ', virtuosismo de los efectos escénicos del drama. Se di- Karin Alt ha estudiado, en un hermoso artículo esa anagnórisis, momento cumbre en la acción del ría que Euripides, al componerlo, uestaba pensando drama. Al disponer así el reconocimiento de la pareja, sólo en el teatrom. Eurípides anuncia lo que va a ser la escena suprema Albin Lesky justifica la falta de profundidad que de la novela griega, que nacería tres siglos más tarde, preside la obra acudiendo al proceso de secularización y preludia también la comedia nueva de Menandro. que afectaba a la tragedia en época de Eurípides: el El Náufrago y la Bella (otros dos personajes del hombre es aquí juguete del azar, y lo es sin ningún folklore), protegidos por la potestad mántica de Teó- género de implicaciones filosóficas o religiosas. El deus noe, hermana de Teoclímeno, consiguen, merced a una ex machina final no es más que un truco, un artificio serie de ardides y estratagemas, escapar de las inhu- manas leyes de Egipto, y regresar, henchidos de vientos 2 Euripides and his Age, Londres, 1913, págs. 14iF145. favorables y de felicidad, a tierra lacedemonia. Cástor 3 Geschichte der griechischen Literatur, 111, Munich, 1940, pág. 516, nota 1. 1 uZur Anagnorisis in der Helenan, Hermes 90 (1%2), 624. + La tragedia griega, Barcelona, 1966, págs. 204-20ó. 12 TRAGEDIAS HELENA 13 tocki). La psicología de los personajes no es, por su- que desempeña el papel de Azar, pero que es incapaz puesto, estudiada por el dramaturgo de una forma de someterlo a unas normas o a unos esquemas. Teó- exhaustiva. Prevalecen ingenio y agudeza sobre profun- noe, la vidente, tal vez sea el personaje menos frívolo, didad y reflexión. Pero el sabor exótico que imprime pero tiene también ciertos perfiles que la ayudan a no el poeta en su narración, los numerosos elementos ro- desentonar dentro del marco de prestidigitación escé- mánticos con que se enriquece la obra, el agudo sentido nica impuesto por el poeta. Es, pues, la misma dimen- del humor, la habilísirna doble intención en las palabras sión de pensamiento5 que albergará m& tarde a los de la heroína cuando habla con Teoclímeno, todo ello novelistas, desde el autor ignoto de Nino y Semíramis hace de Helena el comienzo -y no la decadencia- de hasta Marie de France, el Roman de Troie, nuestra algo. De ese modo, al concluir el drama con una breve novela de caballerías del siglo XVI,C ervantes, Fielding, y sentenciosa estrofa anapéstica recitada por el Coro Sterne, Stendhal o Tolkien. El mundo de lo divino re- (sistema que ya había utilizado en Alcestis, su primera trocede así ante el mundo de lo puramente humano, tragedia, y del que se sinrió con frecuencia), un nuevo regido por Fortuna, la misma diosa prepotente del drama -nuestro teatro occidental- da comienzo, o, universo renacentista. como dice Antonio Tovar7, «cuando Eurípides, al re- C. M. Bowra6, por ejemplo, se siente cautivado por dactar en su vejez Helenu, corta el cordón umbilical la vivacidad, el encanto y la inteligencia de la Helena que aún ligaba a Esquilo', Sófocles y Aristófanes a la euripidea, una de las heroínas más atrayentes diseñadas tierra sagrada del Atica, abre las posibilidades del teatro por el dramaturgo, «símbolo de lo que pueden el buen en todas nuestras literaturas». sentido y la dulzura allí donde la fuerza ya ha fracasa- do~. A mi parecer, Helena es una deliciosa aventura lite- Esquema de la obra raria tanto para el que escribe como para quien es- M m o ( 1-163). Expuesto por Helena y, a partir del verso 68, cucha o lee, una exquisita ceremonia lúdica tan lejos por Teucro y Helena. de la antigua problemática religiosa como de la nueva P~OD(1O64 385). Propiamente, un largo kommós entre Helena y atormentada distorsión uhumanistan y existencial, un y el Coro. paréntesis de irrealidad y fantasía que sólo podría con- EPISJDIO1P (386-514). En realidad, un segundo Prólogo, esta vez ducirnos a las Etiópicas de Heliodoro o a la anónima a cargo de Menelao y de una anciana portera (versos 437- Queste del Sainct Graal (y, por qué no, al Persiles y 482) del palacio de Teoclímeno. Sigismunda o al Manuscrit trouvé Saragosse de Po- EPIPAR~W(5 15527). A cargo del Coro. EPISODI2O.O (528-1106). Larguísiimo Episodio centrado en dos cues- tiones fundamentales: el encuentro y posterior anagnórisis 5 Cf. A. M. DALE,E uripides: Helen, Oxford, 1967, págs. xv- entre Menelao y Helenzi, en el que se incluye un dúo de xvi. No es ocioso que Dale hable de piezas shakespearianas reconocimiento cantado por ambos (versos 625-697). y la como la encantadora Twelfth Night al referirse a Helena. Tam- elaboración de un plan arriesgado, pero con la aquiescen- bién ha sido comparada con A Midsurnrner-Nighf's Dream y, sobre todo, con dos obras maestras de la última época: Measure for Measure y The Winter's Tale. 7 .Aspectos de la Helem de Eurípidesm, Estudios sobre la 6 Historia de la literatura griega, México, 1967, págs. 93-94. tragedia griega, Madrid, 1966, pág. 137. TRAGEDIAS H. GRÉGOIREE, uripide: Hélene, París, 1%1. cia de Teónoe (que aparece en el verso 865 y desaparece K. ALT, Euripidis Helena, Leipzig, 1%4. en el 1029). para regresar a la patria. A. M. DALE, Euripides: Helen.. Edited with Introduction and ESTASIM1O.O (1107-1164). Tardío primer Estásimo en el que el Coro Commentary, Oxford, 1%'7. se lamenta de las desgracias de los protagonistas y de la R. KANNIE~u,r ipides: Helema, 1 (Einleitung und Text) y 11 inutilidad de la guerra de Troya. (Kommentar), Heidelberg, 1%9. EPISODIO3P (1165-1300). La estratagema da resultado: Helena en- gaña a Teoclímeno en presencia de Menelao, que hge ser un marinero superviviente del naufragio en el que él mismo habna perdido la vida. Para cumplir con 10s NOTA SOBRE LAS FUENTES ritos funerarios de la Hélade, hace falta una nave que transportará las ofrendas.. . Figuran a continuación los pasajes en que no he ESTASIMO2.0 (1301-1368). Estásímo de la Gran Diosa, que aqd es creído oportuno seguir la edición de G. Murray. DemCter, y no Cibele-Rea. Se narra el mito del rapto de Perséfone. Edición Murray Lectura adoptaúa en esta EPISODIO4O. (1369-1450). tHtimos preparativos de la navegación versidn ritual. Teoclímeno ofrece a Menelao el mando de la nave, a instancias de Helena. El engaiio ha surtido definitivo 172 6á~pua' b&~poa. efecto. 173 pbhsa. pdh~a' ESTÁSIMO3O. (1451-1511). Estásimo de los buenos augurios para 218 rlva 6E fHorov T[ 8. &va ~LOTOV~ nihn el viaje de los esposos, y preludio del happy end en la in- 257 - 259 Entre corchetes (d'el. Conservar los tres versos vocación a los Dioscuros de la Antistrofa 11. Wieland) Exooo (1512-1692). Un mensajero informa a Teoclímeno de la 287-292 No ve interpelación 1287-2921 Goguel huida de Helena y Menelao. El rey de Egipto se enfurece 302 0plKpbv op i ~ p kSte phanus y quiere dar muerte a Teónoe, su hermana, pero un ser- o&p~'H ermann Cipep' Keil (ex &pr' LP) vidor de ésta se interpone. Los Dioscuros, ex machina, 324-325 ...~ 6pn/' i%avnap ~t'on . . .~bpn/ Se~vn.qd~o n r&v- ponen fin a la ira de Teoclímeno justificando la actuación r&vra rdlqeíj. . . ra' r&Aqe ?... Musgrave, de la vidente, y anuncian que Menelao y Helena serán Dindorf, Wugk divinizados. 349 66p6~vriR eiske 36p6rvra 352 EA. tl r&6' &&rra; XO. rl r&b' &obvara; post correctorern apogr. Paris. NOTA BIBLIOGRAFICA 358 - 359 rf TE O fi p a y y cx c rQ TE oi5piyyoq a66q 0681- 'I6aíaq tvK,ovr~ Bad- ~OVTLD ale ham Cito tan sólo las ediciones que he tenido a la vista, 388 1613' r6r' sean del texto original griego, bilingües o simples tra- 388-389 No secluye Secluir desde fivl~' hasta ducciones. ~TOLELS. G. MURRAEYu,r ipidis Fabulae, 111, Oxford, 191Y. a306oq Hermann L. DE LISLE, Eurípides: Obras completas (versión española de M' IatopFpai r&t Pp&c G. G6mez de la Mata), IV, Valencia, s. d. 6qAaivlaq TRAGEDIAS Edicion Murray Lectura adoptada en esta versión EK~oA' 01q OrpnLqopa~R eis- ke ARGLIMENTO 441-442 raGra, raUr" &mi Ka- ~Cn:~drar Or' Enq ~. .& M o AqL - hoq A~~EL/c .E bm~... YELV / E C EL.~ Henver- Murray den ' 442 hóyov X~AOVH eimsoeth Con relación a Helen*a , Heródoto dice que marchó 556 rónou T&@U Elmsley a Egipto, y que Homero confirma este hecho, haciendo 866 &i6v TE. u~pv& 0aapbv ~E[OU8 k a~pv6vO E ~ a~[- V que ella, en la Odisea, ofrezca a Telémaco la droga que aWpog, pu~Gv. e ~ p gp q o k Wecklein hace olvidar las penas, lia misma que le había dado 898 pou VOL Seidler Polidamna, esposa de To6n. No es esto precisamente 936 KOXE@yq ~ars$0&pr) Schenkl lo que Eurípides dice. En efecto, Homero y Heródoto3 944946 XOPoI: Dindorf BEONOH LP cuentan que ella, errabunda con Menelao tras el saco 1006 X&p1< Khpr q de Ilión, llegó a Egipto, y que allí consiguió las ante- 1022 686v TLV' ~ ~ E U ~ [ Q K E TKELV ' EZo66v y' E~~P~UKE(TeE dichas drogas, mientras que Eurípides afirma que la Nauck T$)V %o,OS6v y' cbp[o~€ro auténtica Helena no fue jamás a Troya, sino un fantas- LP) ma suyo, pues Hermes, después de haberla raptado 1050 Aóyq Bav~iv por voluntad de Hera, la entregó a la custodia de Pro- 1134 Ep~v, . teo, rey de Egipto. Muerto éste, su hijo Teoclímeno 1135 ve@Aav.. &yov. había intentado obligarla a casarse con él, pero ella fue entonces a sentarse como suplicante junto a la tumba de Proteo. Allí se le presenta Menelao, que había perdido en el mar sus naves, pero conservaba a unos pocos de sus compañeros ocultos en una caverna. Tra- bando conversación, ambos maquinan un ardid para engañar a Teoclímeno y, subiendo a bordo de una nave con la excusa de ofrecer un sacrificio en honor de Me- nelao, muerto en el mar, llegan sanos y salvos a su patria. 1 11 11S119. 2 Odisea IV 221-DO. 3 Heródoto no dice que Helena llegara a Egipto tras asistir con Menelao al saco de Ilih, sino que afirma, por el contrario, que la heroína nunca estuvo en Troya. PERSONAJES - HELENA. He aquí las bellas ondas virginales del Nilo, que, en lugar de la divina lluvia, riega los campos y el país de Egipto cuandlo la blanca nieve se disuelve. HELENA. Proteo, cuando vivía, era el rey de esta tierra, habitaba 5 TEUCRO. en la isla de Faros y eria soberano de Egipto. Había CORO. desposado a una de las doncellas marinas, a Psámate, MBNELAO. después de dejar ésta el lecho de Éaco. Y engendró dos Una ANCIANA. hijos en su palacio, un varón, Teoclímeno, [llamado así Un MENSAJERO. porque honró a los dioses todos los días de su vida], lo TE~NOE. y una noble doncella, Ido, delicia de su madre mientras TEOCLIMENO. fue niña, y a la que, una vez llegada a la edad oportuna Otro MENSAJERO. para el matrimonio, la ILamaron Teónoe, porque sabía SERVIDOdRe Teónoe. las cosas divinas, lo que es y lo que será, prestigios 1s Los D~oscu~os. heredados de su abuelo Nereo. En cuanto a mí, mi patria, Esparta, no carece de gloria, y mi padre es Tinciáreo; pero es fama que Zeus, bajo la apariencia de un cisne, llegó volando hasta mi madre Leda y entró furtivamente en su lecho, fingiendo 20 huir de la persecución de un águila, si es que la his- toria es fidedigna. Me llamaron Helena. Los males que he sufrido, voy a decirlos. En relación con su belleza respectiva, fueron a ver a Alejandro en lo más intrincado del Ida tres diosas, Hera, Cipris y la virgen hija de Zeus, con el deseo de 2s que él dictaminara en juicio acerca de su hermosura. Prometiendo a Alejandro que desposaría mi belleza -si bello es lo que tantas desdichas me ha causado-, Cipris triunfó, y el ideo Paris, abandonando sus esta- blos, llegó a Esparta, seguro de poseer mi lecho. Pero 30 Hera, ofendida por no haber vencido a sus rivales, con- 20 TRAGEDIAS HELENA 2 1 virtió en vano viento mi unión con Alejandro, y no fui TEUCR-O. ¿Quién es el soberano de estos fortifica- yo lo que abrazaba el hijo del rey Príamo, sino una dos recintos? Casa es digna de compararse con la de 35 imagen viva semejante a mí que la esposa de Zeus ha- Pluto. Regios son los pórticos y bien revestida la mora- 70 bía fabricado con aire celeste. Y él creyó que me poseía, da. iAh! Oh dioses, iquk visión es ésta? Estoy viendo vana apariencia, sin poseerme. la odiosísima imagen sanguinaria de la mujer que me Otros designios añadió Zeus a estos males, pues perdió a mí y a todos los aqueos. ¡Que los dioses te llevó la guerra al país de los helenos y a los desventura- rechacen, escupiéndote, por tu parecido con Helena! 75 40 dos frigios, para aliviar a la madre tierra de una gran Si mi pie no pisara tierra extranjera, la muerte te daría multitud de hombres y para que cobrara fama el más con estas flechas infalibles; pagarías así tu semejanza valiente hijo de la Hélade. con la hija de Zeus. No presidía yo el esfuerzo de los frigios; no era yo, HELENA-. ¿Por qué, oh desventurado, quienquiera sino mi nombre, la única recompensa para la lanza de que seas, te diriges a mí y me odias por las calamida- los helenos. Hermes me había conducido envuelta en des de ella? una nube a través de las profundidades del éter -no TEUCRO.-Me he equivocado. Cedí a la cólera más so 45 me había olvidado Zeus- hasta la casa de Proteo, ele- de lo debido. Toda la Hélade odia a la hija de Zeus. gido por ser el más virtuoso de todos los mortales, a Perdóname lo dicho, mujer. fin de que yo conservase para Menelao mi lecho invio- HELENA-. ¿Quién eres? ¿De dónde has venido a lado. Y aquí estoy, mientras que mi desdichado es- esta tierra? 50 poso, después de reunir un ejército, persigue a mis rap- TEUCRO-. Soy, mujer, uno de los desdichados tores al pie de las murallas de Ilión. Muchas almas han aqueos. perecido por mi culpa a orillas del Escamandro, y mal- HELENA-N. O hay que admirarse, entonces, de que 85 dicen por ello de mí, que tanto he sufrido, y me acusan odies a Helena. Pero, ¿quién eres? ¿De dónde vienes? 55 de haber promovido esta terrible guerra traicionando ¿Quién es tu padre? a mi esposo. TEUCRO-M. i nombre es Teucro. Telamón es el padre ¿Por qué estoy viva aún? Al dios Hermes le he oído que me engendró. Salamina la patria que me ha decir que todavía habitaré la ilustre tierra de Esparta criado. en compañía de mi esposo, sabedor él de que nunca HELENA.-( Qué te ha traído a estas. tierras del fui a Ilión ni compartí el lecho con nadie. Nilo? 60 Mientras Proteo vio esta luz del sol, mi matrimonio TEUCRO-M. is parienites me han expulsado de mi 90 se mantuvo intacto; pero ahora que está oculto en la país natal. oscuridad de la tierra, su hijo Teoclímeno persigue HELENA-. ¡Qué desgracia para ti! Y, ¿quién te ha mis bodas. Y yo, siéndole fiel a mi primer esposo, he echado de la patria? venido a postrarme suplicante ante la tumba de Pro- TEUCRO-. Telamón, mi padre. ¿Hay pariente más 6s teo, a fin de que conserve mi lecho para Menelao y para íntimo? que, aunque mi nombre sea infame en la Hélade, al HELENA-. {Por qué? Todo eso esconde grandes ca- menos aquí mi cuerpo no se cubra de vergüenza. lamidades. 22 TRAGEDIAS HBLENA 23 TEUCRO.-Mi hermano Ayante me ha perdido, al HELEN-AY., ¿cuánto tiempo en total habéis estado morir en Troya. en Troya? 9s HELEN-A. ¿Cómo? No le quitarías la vida tú con tu TEUCR-OM. uchas lunas, a lo largo de diez años. - acero.. . HELENA. ¿Recuperasteis también a la mujer es- ir5 TEUCR-OÉ.l mismo se mató, precipitándose sobre partana? - su propia espada. TEUCRO. Menelao se la llevó, arrastrándola por los HELEN-A. LOCOe staría. ¿Qué cuerdo hubiera obra- cabellos. do así? HELENA-¿.H as visto tú a la desdichada, o hablas TEUCR-O. iConoces a un tal Aquiles, hijo de Peleo? de oídas? HELEN-A. Sí. He oído decir que en otro tiempo fue TEUCR-OC.o n mis ojos la he visto, no menos que pretendiente de Helena. a ti ahora. IGO TEUCR-OD.e spués de muerto, suscitó entre sus com- HELENA-P.i ensa que ]pudo ser un fantasma creado pañeros una disputa en torno a sus armas. por los dioses. HELENA-. ¿Por qué supuso eso una desgracia para TEUCR-OH. áblame de otra cosa, no de esa mujer. 120 Ayante? HELENA-A. sí, pues, ¿crees que tu visión fue verda- TEUCR-OA.1 ver que otro obtenía las armas, se dera? quitó la vida. TEUCR-OL.a he visto con mis ojos, y el espíritu HELEN-AY., sin duda, tú sufres por sus padeci- ve 4. mientos. HELENA-Y. Menelao, ¿ya está con su esposa en la TEUCR-O. Sí, porque no caí muerto al mismo tiempo patria? que él. TEUCR-O. En Argos no está. ni a orillas del Eurotas. 105 HELENA-. ¿Significa eso, extranjero, que fuiste a HELENA-. ¡AY! Malas noticias son para aquellos a 12s la ilustre ciudad de Ilión? quienes concierne la desgracia. TEUCR-O. Después de haber contribuido a destruir- TEUCR-O. Dicen que él y su esposa han desaparecido. la, me he perdido a mi vez. HELENA-. ¿NO siguieron todos los argivos el mismo HELEN-A. ¿Ha sido Troya presa de las llamas? trayecto? TEUCR-OH. asta el punto de que no queda huella TEUCR-OS.í , pero una tormenta los dispersó en alguna de sus murallas. todas direcciones. HELENA-. ¡Desgraciada Helena! Por tu culpa yacen HELENA-. ¿En qué punto del mar salado? muertos los frigios. TEUCR-OC. uando se encontraban en medio del mar 130 iio TEUCR-OY. los aqueos. Grandes males se han pro- Egeo. ducido. HELENA-. ¿Y, desde entonces, nadie ha visto a Me- HELEN-A. ¿Desde cuándo está destruida la ciudad? nelao en ninguna parte? - TEUCRO.C erca de siete años de cosecha han pa- 4 Podría ser una aiusibn ai conocido verso de Epicarmo: sado. #El espíritu ve y el espíritu oye; lo demás permanece sordo y ciego., pero tal vez no sea más que una simple coincidencia.

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