Description:El jefe de la casa de postas salió al porche, echó una ojeada al carruaje y masculló: —¿Es que la diligencia va a salir con un solo pasajero? ¡Por cien mil diablos! ¡Hacen falta más! ¡Tú, mayoral! ¡Retrasa la salida un poco! El hombre que estaba en el interior del carruaje, y que en efecto era el único pasajero asomó la cabeza por la ventanilla. Era joven, de facciones recias, como talladas a cincel. Aunque no podía verse del todo su cuerpo, se adivinaba que tenía la fortaleza de un toro. Iba bien vestido, con blanco sombrero «Stetson» y levita negra. Preguntó: —Eh, caballero. ¿Por qué no da la salida a la diligencia?