No hay pasión demasiado decadente y ni deseo demasiado exótico en La casa del placer de la señora Helene —un exclusivo burdel en Inglaterra de la Regencia que ofrece lo último en placeres eróticos...
La seducción poderosa.
Christian Delornay ha observado tantos encuentros ilícitos en la casa del placer de su madre que considera el sexo como un mero pasatiempo agradable, sin duda no es un acto de amor. Así que cuando llega una joven viuda en busca de trabajo, Christian la contrata como su asistente con la intención de instruirla en los caminos de la seducción sensual...
La entrega apasionada.
Desesperada por escapar de su pasado, Elizabeth «Smith» está feliz de aceptar la oferta de trabajo de Christian. Ella está dispuesta a servir a todas sus necesidades, sin embargo, se niega a revelar sus deseos más íntimos. Pero en las manos de un maestro es imposible negar sus propios deseos sin sentido, y pronto sucumbe a su anhelo secreto por puro placer carnal...