Teoria y práctica de la gestión cultural Contextos y realidades Selección de lecturas Compilación Gabriel Enrique Gutiérrez Menéndez Centro Nacional de Superación para la Cultura Colección Punto de Partida La Habana, 2010 1 © Compilador: Gabriel Enrique Gutiérrez Menéndez, 2010 © Sobre la presente edición: Ediciones Adagio, 2010 ISBN: Edición y corrección: MARÍA OFELIA PRENDES VÁZQUEZ Composición electrónica: IRIANA CARRILLO MARRERO Y MARIO RÍOS ARGÜELLES Diseño de cubierta: ELISEO PALACIOS GARCÍA Ediciones Adagio Calle 34 entre 5ta y 7ma, Miramar, Playa, Ciudad de La Habana. E-mail: [email protected] Auspiciado por el Centro Nacional de Superación para la Cultura Calle 15 entre 2 y Paseo, El Vedado. Teléfono: 838-22-99 y 838-23-00 e-mail: [email protected] 2 A los que trabajan todos los días y son imprescindibles 3 4 Presentación El volumen sobre Gestión Cultural que tiene ahora usted, lector, en sus ma- nos, es resultado de la labor docente y la experiencia en el trabajo metodológico de profesores del Sistema de Superación del Ministerio de Cultura; con él pretendemos dar continuidad temática a la precedente Selección de Lecturas sobre Promoción Cultural –Editorial Adagio, 2006–; ambas publicaciones se cuentan entre los esfuerzos que realiza el Centro Nacional de Superación para la Cultura ante la demanda de bibliografía a consultar sobre el tema. No es nuestra intención abarcar la complejidad interna de cada uno de los temas ni las múltiples interconexiones que entre ellos existen ni las que se desarrollan entre ellos y otros procesos con los cuales mantienen estre- chos vínculos. Más bien, se trata de un recorrido a través de los referentes teóricos y metodológicos de la gestión cultural abordado desde una de sus dinámicas, desde los diferentes ámbitos de su realización y tocando, en una primera aproximación, algunas de sus dimensiones. Intencionalmente hemos querido proponer un recorrido desde las políticas culturales como punto de partida para la gestión de los procesos culturales hasta los proyectos de desarrollo socioculturales como expresión concreta de estas políticas en los ambientes institucionales, empresariales, comunita- rios y de otras organizaciones que con su labor contribuyen, desde la partici- pación, con las estrategias de desarrollo sociocultural del país. Considerando las características de la Gestión Cultural en el entorno ibe- roamericano donde los procesos formativos de los diferentes actores sociales 5 que participan activamente en la acción cultural, desde las dimensiones de la Gestión Cultural, se desarrollan desde las más disímiles formas y modalida- des, hemos intencionado la propuesta desde la realidad cubana actual. El colectivo de autores pretende promover la reflexión y el debate desde los conocimientos y prácticas individuales de los lectores, en quienes hemos pensado y con los que desearíamos continuar intercambiando en los espacios académicos mediante la socialización de los saberes y experiencias indivi- duales y colectivas. Esperamos que la presentación de nuestras experien- cias, más que el intento de aseveraciones definitivas, estimulen esa necesidad de diálogo, esa provocación de criterios. Para ello hemos trabajado. M SC. GABRIEL ENRIQUE GUTIÉRREZ MENÉNDEZ 6 7 8 Cultura y práctica política. Reflexiones para el debate desde una perspectiva dialéctica* Sin ánimo de teorizar, para conducir un debate reflexivo, resulta pertinente en primer lugar recordar que la política cultural del Estado cubano se articula desde los mismos inicios de la Revolución, cuando se llevó a cabo el primer gran suceso cultural que significó la Campaña de Alfabetización en 1961, cuyo propósito principal era librar al pueblo de la ignorancia a la que había sido sometido durante tanto tiempo. Sin lugar a dudas este acontecimiento marcó pautas en los procesos de socialización que posteriormente enfrenta- ría la Revolución en el afán de ofrecer igualdad de oportunidades de acceso a la cultura a todos los ciudadanos cubanos. Por otra parte, en el propio año aconteció otro hecho trascendental para la cultura cubana, a partir del cual quedarían esbozadas las bases de la política que el Estado establecería en este sentido: cuando el Comandante en Jefe convocó a los intelectuales y artistas cubanos a participar en el proceso de construcción de la nueva sociedad socialista, precisamente por la significa- ción del arte y la cultura en la esfera ideológica de la conciencia social. Entonces Fidel planteó: La Revolución no puede pretender asfixiar el arte o la cultura cuando una de las metas y los propósitos fundamentales de la Revolución es desarrollar el arte y la cultura, precisamente para que el arte y la cultura * Autora: MSc. Milay Gallardo Rodríguez 9 lleguen a ser un real patrimonio del pueblo. (...) Y lo mismo que la Revolución se preocupa por el desarrollo de las condiciones y de las fuerzas que permitan al pueblo la satisfacción de todas sus necesida- des materiales, nosotros queremos desarrollar también las condicio- nes que permitan al pueblo la satisfacción de todas sus necesidades culturales (...) Hay que esforzarse en todas las manifestaciones por llegar al pueblo, pero a su vez hay que hacer todo lo que esté al alcance de nuestras manos para que el pueblo pueda comprender cada vez más y mejor. (Castro, 1977: 22) De esta forma quedaba oficialmente desechado el concepto de conside- rar el arte y la cultura asociados únicamente a las bellas artes y privilegio de una minoría elitista, por uno que venía transparentándose en las crea- ciones intelectuales de la vanguardia cubana y que comenzó a esbozarse desde la fundación del Grupo Orígenes, por Rodríguez Feo y sus contem- poráneos más cercanos –dígase Marinello, Vitier, Mañach, Carpentier, entre otros–; se asumió de esta forma un concepto de arte más participativo y democrático al cual tuvieran acceso la mayoría de los ciudadanos, como parte de la satisfacción de las necesidades espirituales del pueblo en el camino de la emancipación humana que propiciaría el sistema socialista y en el cual adquiría ahora especial preponderancia, la creación artística popular. Las reflexiones de Fidel Castro en esa coyuntura histórica especial cobra- rían mayor expresión en la Tesis “Sobre la cultura artística y literaria” (1977) del Primer Congreso del PCC en la que se plantea que: “la política del PCC sobre la cultura artística se dirige al establecimien- to en nuestro país de un clima altamente creador, que impulse el pro- greso del arte y la literatura, aspiración legítima de todo el pueblo y deber de los organismos políticos, estatales y de masas”. Como puede apreciarse, en la materialización de esta aspiración se le otorga- ba un papel significativo a los organismos políticos, estatales y de masas, donde ocuparían un puesto relevante las instituciones culturales, y que ven- dría a consolidarse a partir, de la creación del Ministerio de Cultura en 1976 y más adelante con la instauración de las diez instituciones básicas de la comu- nidad; se organiza entonces un sistema institucional con la responsabilidad de orientar, promover y supervisar la política cultural del Estado cubano, dedi- cando los recursos asignados no solo a la producción de obras de calidad excepcional, sino a elevar la producción de valores artísticos y literarios con la intervención de la mayoría de la población para propiciar un nivel estético de apreciación superior. 10