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Teoría y práctica de la educación popular PDF

559 Pages·1983·9.098 MB·Spanish
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International Development Research Centre MANUSCRIPT REPORTS Teorla y Prãctica de Ia Educaciôn Popular ARCHly 370 (8) G 3S U August 1983 The International Development Research Centre is a public corporation created by the Parliament of Canada in 1970 to support research designed to adapt science and technology to the needs of developing countries. The Centre's activity is concentrated in five sectors: agriculture, food and nutrition sciences; health sciences; information sciences; social sciences; and communications. IDRC is financed solely by the Government ofCanada; its policies, however, are set by an international Board of Governors. The Centre's headquarters are in Ottawa, Canada. Regional offices are located in Africa, Asia, Latin America, and the Middle East. IDRC Manuscript Reports This series includes meeting documents, Internal reports, and preliminary technical documents that may later form the basis of a formal publication. Manuscript Reports are given a small distribution to a highly specialized audience. 97-2 IDRC-MR81s TEORIA Y PRACTICA DE LA EDUCACION POPULAR 58465 MARCELA GAJARDO, Edjtora Carlos R. Brando Isabel Hernndez Manuel Barrera Pablo LatapC Flix Cadena Robert G. Myers Eduarcio Coritreras Jaime Ramfrez Enzo Faletto Francisco V(o Orlando FalS Borda Jacobo Waisclfisz Juan Eduardo Garcca-Huidobro Jorge Werthein INDICE Pa g. 1. INTRODIJCCION 5 PRIMERA PARTE CUESTIONES DE CONTEXTO 30 Notas sobre estilos alternativos de desarrollo, polftica y movimientos sociales. Enzo Faletto 33 La educaciôn popular y el contexto rural. Cam bio agrario, movilización campesina y progra mas de clesarrollo rural. Francisco VIo 64 Conciencia étnica y educación indigeria. Isabel Hernâridez 92 SEGUNDA PARTE ESTRATEGIAS METODOLOGICAS E INTENTOS DE SISTEMATIZACION 126 Estructuras sociales de reproducciôn del saber popular. Carlos R. Brando 130 La relación educativa en proyectos de educación popular. Análisis de quince casos. Juan Eduardo Garcfa-Huidobro 166 La sistematizaciôri de la práctica de la educación radiofónica. La experiencia del proyecto ASER. Eduardo Contreras 260 La educación no-formal en Mxico: un an.álisis de sus metodologias. Pablo Latap( Flix Cadena. 291 3 g. Una experiencia de educaci6n popular en contexto estatal: los programas m6viles del SENA. Jaime Ram(rez 359 TERCERA PARTE ESTRATEGIAS DE INVESTIGACION Y ESTILOS DE EVALUACION 393 Reflexiones sobre la irivestigaci6n y la educaci6ri popul.ar. Jacobo Waiselfisz 396 Evoluci6n, situaci6n actual y perspectivas de las estrategias de investigaci6n partici pativa en Amrica Latina. Marcela Gajardo 409 Evaluaci.6n educacional. Tendencias hacia el desarrollo de enfoques participativos. S. Kiees; P. Esmanhoto; J. Werthein 466 CUARTA PARTE COMENTARIOS 495 li De Manuel Barrera a Enzo Faletto 598 Be Pablo Latapc a Juan Eduardo Garc6-Huidobro 506 De Orlando Fals Borda a Marcela Gajardo 511 De Robert G. Myers sobre el Encuentro 518 APENDIC ES Apndice 1 Convocatoria: Teorca y Pr.ctjca de Ia Educaci6n Popular. Aritecedentes para un Debate 536 Apndice 2 Lista de Documentos de Apoyo 553 Apndice 3 Lista de Participarites al Taller sobre Ia Teora y la Prctica do la Educaci6a Popular, Punta de Tralca, Chile, 1982 555 A GRA DECIMIENTOS Los trabajos reunidos en este volumen fueron presentados al Taller sobre la Teorla y Ia Práctica de la Educación Popular. Dicho encuentro se realizó en Punta de Tralca, Chile, entre los d!as 29 de marzo y 10 de abril de 1982 bajo el copatrocinio de Ia Facultad Lati.no americana de Ciencias Sociales (FLACSO), el Programa Interdiscipli nario de Investi.gaciones en Educación (PIlE), el International Develop- ment Research Centre (IDRC) y la Fundación Ford. Se ha tratado, en esta edición, de ser fieles a lo que fue el. en cuentro recogiendo, para ello, el material escrito y los resultados del debate. Esto fltimo es lo que se rescata en Ia iritroducci6n y los comen tarios finales. Dichos resultados, marcan, tambin, Ia estructura del libro en tres grandes apartados: cuestiones de contexto, estrategias me todológicas y estilos de investigación y evaluación en el campo de Ia educación popular. Tanto el encuentro como la ediciôn de este libro no habria si do posi.ble sin la colaboración de muchas personas. Sin embargo, que remos dejar aqu expreso reconocimiento a Elizabeth Fox, Robert G. Myers, Nefly Stromquist y Jos JoaquIn Brunner por su apoyo perma-. nente a nuestro trabajo. A Enrique D' Etigriy y Duncan Livingston por brindarnos el patrocinio de Ia Academia de Humanismo Cristiano cuaa do se nos negara Ia autorización oficial para' reunirnos en. Isla Negra, lugar original de Convocatoria del encuentro. A Gabriela Lopez por su val.iosa ayuda durante los dias de la reuni6n, a Magdalena Astorquiza, quien nos brindara 'su hospitalidad en Punta de Tralca y a los grupos tea trales ICTUS y TIT. Por (iltimo, pero no por ello menos importante, a Violeta Cuevas quien se encargO de Ia transcripciOn de nuestros nianus critos para su edici6n final. No qui.siramos dejar de agradecer, tambiOn, a todos aquellos que participaron de la reuniOn por Ia disponibilidad con que asumierori un trabajo que vino a sumarse a sus miiltiples actividades y por l.a altu- ra de miras con que se corifroritaron ideas y experiencias. EU.o no s6l.o facilitO el trabajo editorial sino que hizo de Ia reuniOn una verdadera ex periencia de aprendizaje. SANTIAGO, Octubre de 1982 INTRODUCCION 6 EN TORNO A LA TEORIA Y LA PRACTICA DE LA EDUCACION POPULAR Marcela Gajardo I. ANTECEDENTES GENERALES En Arnrica Latina rio puede hablarse de Ia existencia de una educaci6n popular si por ella se entiende Ia extension del servicio edu.- cativo a toda Ia poblaci6n. Tampoco puede hablarse de la existencia de uria educación popular si se Ia considera como una actividad vinculada a procesos de participaciOn social, econ6mica y politica cuya base de susteritaci6rt se ericuentra en un orden social basado en principios de igualdad en el acceso a los berieficios del trabajo y el poder social. Si bien esto sera lo deseable lo cierto es que, en la mayora de estas sociedades, el conicepto de educación popular ha surgido como parte de una tenidencia que viene a contraponerse a las concepcionies y erifoques existerites tras diferentes propuestas educativas para los sec- tores populares. De hecho, la evoluci6ni de estas actividades permite seflalar que stas se han veriido dando en estrecha relaci6n con los esti los de desarrollo predorniriantes en la regi6n. En ellos, Ia educaci6n aparece como un bin desigualmerite distribu(do existlendo una segrega- dOn de granides sectores de Ia poblaci6n que se traduce en inescolari- dad, deserci6n y bajos niveles de instrucciOn y calificaci6n para los gru pos que se ubican en los tramos rns bajos de Ia estructura social y pro ductiva. Por dOcadas estos grupos fueron atenididos por programas edu cativos desarrollados bajo Ia forma de actividades de suplericia o corn- plernentariedad. Coriocidos coma tales cran los programas de alfabeti- zaci6n, en sus diversas modalidades, aquellos de educaci6ri compensa- toria y las actividades de extensiOn cultural y educativa. Es sabido ya que esta situaciOn se rnodific6 sustancialmente hacia fines de Ia dcada de los cincuerita coincidiendo con los procesos generales de moderniza- ciOn social a que se vieron sometidos los pacses latinoarnericanos y la emergericia, en ellos, de grupos que acarrearon transformaciones rns o menos profundas tanto en las estructuras sociales corno en los siste- mas de poder. La educaci6n de los sectores populares se v16 alterada, tarn bin, como producto de estos can-ibios. La diversificaci6n del apara- to productivo y los nuevos requerirnientos ocupacionales, los procesos de cambio agrario y Ia presi6n de grupos emergentes por una mayor participaci6n en Ia producción., el consumo y los berieficios de Ia socie dad condujeron a una ampliación del sistema regular de ens efanza y a ut-ia diversificaci6n de Ia oferta educativa. Se llegó, entonces, a diseilar poli'ticas estatales de educaci6ri de adultosycalificaci6n de la fuerza de trabajo ocupada en Ia iricustria y ta agricultura. La alfabetización fun.- cional, Ia formaci6n b.sica y lahoral y, en general, los programas de educaci6n orientados al desarrol.lo de la comunidad fueron, entre otros, instrumentos utilizados para incorporar a los sectores populares a Ia vida nacional y difundir las pautas y valores que impotifari los requeri- mientos de la modernización social. Tras el disei'io de tales politicas subyacra un modelo de interpretación de Ia realidad que atribu(a Los dficits educacionales al "atraso" que manifestabat-i ciertos sectores en relaci6ri a otros a los que se definca como "modernos" y desarrollados. Ampliamente difundida como teorra de la margirialidad sta atribu(a a Ia educacisSn un papel central como motor del desarrollo econtSmico-so cial. Sin embargo, las contradicciones inherentes a un estilo de desa- rrollo integracionista y modernizador dejaron de manifiesto que Ia si- tuaci6n de pobreza y marginalidad vivida por algunos grupos no era con secuericia de atrasos o vacios sino producto directo de un mod do de de sarrollo capitalista y dependiente. La marginalidad pas6, entonces, a entenderse como una forrna particular de -inserci6n de los sectores p0- pulares en Ia sociedad siendo su participaci6n err ella limitada, discon- tcnua, escasarnente estructurada y altamente conflictiva. Los nuevos modelos de interpretaci.6n social basados en una concepcióri hist6rico-estructural del desarrollo y de la existenci.a de so ciedades organizadas sobre relaciones de dominaci6n ecori6mica y so- cial generarori,tambin, enfoques renovados en el campo de Ia educaci6n y la cultura. Surgieron asc formas alternativas de educaci6n de los sec tores populares. Entre ellos, Ia concepci6n concientizadora de Ia edu- cacicSn y las corrientes liberadoras y socio-pol(ticas a que sta di6 on- gen destacan como enfoques determinarites de estas prácticas educativas. Al concepto de marginalidad se contrapuso el de opresión y dominio. Al hombre marginal se contrapuso el hombre oprimido. A las lecturas par ciales de la realidad se contrapusieron las interpretaciories de corte his t6rico que velan en Ia estructura de clases y en ci papel hegem6nico de los grupos dominantes ci centro de los problemas de desarrollo. En este 8 contexto, la educaci6a empezó a aparecer explcitamente como un ins- trumen.to de lucha ideol6gica. En el caso particular de los sectores po pulares sta se entenda como un mecanismo que, ins erto en procesos de movilizacin y organización popular, podia utilizarse como apoyo en Ia tarea de elevar los niveles de conciencia poirtica, rnejorar la capaci dad de rnovimi.ento y viabilizar Ia adquisici6n de los conocimientos, ha bilidades y destrezas para participar del poder social. y la gesti6n co- lectiva de los medios de producci6n. De este modo empezaron a coexistir experiencias educativas con connotaciones diversas dependiendo del contexto en que se insertan y los grupos qte las impulsan. En algurios casos estas han nacido y se mantienen al amparo del aparato estatal. En otros se han. generado a partir de Ia iniciativa de las iglesias, grupos de inspiraci6n cristiana, organismos no.-gubernameritales de carcter privado. No han faltado tampoco aqueflas actividades impulsadas por frentes poifticos y movi- n-iientos sociales, en general. As, los actores, el origen y la ubica-. ci6n de estas experiencias ha condicionado tanto las orieritaciones gene ral.es como las funciones de dicha práctica. En Ia actualidad, y como elementos hasta cierto punto polari- zados, se pueden ubicar tendencias diversas e incluso, contrapuestas. Por una parte, existen prograrnas estatales de educaci6a con sectores populares que visualizan estas actividades corno un factor de integraci6n iniportante en la tarea de apoyar procesos de desarrollo econ6mico-so cial en el marco de las estructuras vigentes. Otros, se ubican en una perspectiva de cambio estructural proyectndose como un tipo de educa ci6n que se orienta a Ia transformaci6n del orden existente y al estable- cimiento de un nuevo sisterna de relaciones sociales. En una posici6n intermedia, se ubican aquellas concepciones que visualizan estas prc- ticas como un conjunto de esfuerzos sistemticos orieritados a ubicar las estrategias de desarrollo existentes en Ia perspectiva de satisfacer nece sidades autodeterminadas por los sectores populares y sus organizacio- nes de base. Lo que suporie una reformulaci6n de las relaciones de p0 der con el fortalecimiento de lo que actualmente se conoce como socie- dad civil. Ahora bien, a pesar de Ia disparidad de criterios y diversidad de enfoques con respecto a la educaci.6n con sectores populares se pue-

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