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Teoria Arqueologica PDF

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MAl1111W JOI1NSONes profesor do Anureotogta en la Universidad de Teoría Ilurham. Ha ejercido en las Universidades de Sheffield y SI. David en Lampeter. arqueológica Aclualrnente se dedica a la arqueología nuxlieval. fundamentalmente castillos do la baja Edad Media en Inglaterra. Otros títulos de lacolección: José Fernández Arenas Introducción a la conservación del patrimonio y técnicas artísticas Josep Ballart El patrimonio históricoy arqueológico: valor y uso Emilio Cabrera Historin de Bizancio lgnacln Barandiarán, Bernat Marlí, Mmía ÍI. del Rincón, José Luis Maya Prehistoria de la Península Ibérica Manuel Antonio Castiñeiras González Introducción al método iconográfico 11mry Lord y Gail Dexter Lord Milllllill rlo J;vstión de museos ""f~" Jllill' I llOil. Josl, Alherlo lIilchillor, 1,1111',100 Cil'.I.o y JOillllllll 1.01llhil Arie! NI"'IOIJ""; tll' 1,''''lJoIO¡:liJ V1/1)()11J~:/iJ "IJ I',t'lwiltll/,/ ArielHistoria Matthew Johnson Teoría arqueológica Una introducción EditorialAriel, 8.A Barcelona Diseñocubierta:NachoSoriano Titulooriginal: Arcnacotogica!Thearv.Anlntroduction lD2000:MatthcwJohnson Traducciónde JOSEl' B.\lL\RT lo'edición: junio2000 Derechosexclusivosdeedicióncuespañol ParaJo que aprendió a apreciarla teoría reservadosparatodoelrnumlo ypropiedadJ.;:latraducción: ID2000:EditorialAricl.S.A. Provencn.260-0800SBarcelona ISBN:84-.144-6623-6 Depósitolegal:B.226Ji -2000 ImpresoenEspaña Nmgunapartedeestapublicación.incluidoeldiseño delacubierta.puedeserreproducida.almacenadaOunnsnutida <.:11maneraalgunaniporningúnmedio,yaseaeíécwico. químico,mecánico,optlco.ticgr:l.bciónodefotocopia. sinpermisopreviodeleditor. PRÓLOGO A LA EDICIÓN ESPAÑOLA Quisiera agradecer a Editorial Ariel por su traducción al espa 1101 de Teoria Arqueológica, y por ofreccrnlc la oportunidad de diri girrnc a una audiencia mucho 111ás extensa. Cuando recibí la noticia de que Editorial Aríel estaba íntere sada en traducir mi libro, lo volví a leer pensando en el público es pañol y Iatinoamer-icnno l'vIc sorprendió cornprobnr que mientras que las inquierudcs que reflejaba respondían a las preocupaciones de! conjunto del pensamiento arqueológico, e! lenguaje utilizado y los ejemplos dados se circunscribían al espacio angloamericano Ello es debido en parte a la forma como se concibió el libro. Cuan do empecé el trabajo, I11i intención era realizar una introducción a la teoría arqueológica desde las islas, destinada al lector británico. NIi editor acertadamente lTIC persuadió ele que abandonara una perspectiva tan limitada y procurara ampliar e! alcance del libro con el fin de cubrir también las aportaciones y puntos de vista de la arqueología norteamericana. La bibliografía que se incluye al final da cuenta de la existencia de los 11115n105 fundall1entos teoréticos entre la arqueología españo la, la latinoanlericana y las demás tradiciones. En los últimos a110S se ha insistido en la necesidad de alentar perspectivas «europeas» y «mundiales» C0111UneS en el pensamiento arqueológico. Por 111i parte apruebo este punto de vista y espero que vaya a más. Sin ern bargo, existe una cierta tensión entre el deseo de ser «globai» y la necesidad dc ser sensible a las realidades locales y sus tradiciones. Muchos de nosotros enfatizamos la necesidad de comprender de terminados contextos culturales específicos en el pasado antes de procurar establecer generalizaciones; cosa que es tan cierta con respecto al análisis de la arqueología en el presente, como con res- 6 TEORÍA ARQUEOLÓGJCA. UNA INTROIHJCUÚN J'I{O!,O{;() A l.A FIHU()N 1':SI'A:'\OLA 7 tariador cultural dice: «No soy un teórico; sólo describo, clasifico pecto al análisis dc las sociedades del pasado. Las tradiciones re y organizo la información que obtengo de acuerdo con el método gionales y nacionales de la investigación arqueológica se nutren de tradiciones intelectuales distintas y se enmarcan en contextos di tradicional». De ahí que gran parte de lo que se cliceen el capítulo 1 ferentes por lo que requieren ser discutidas por propio derecho. No acerca de estc tipo de afirmaciones es particularmente pertinente. creo, por ejemplo, que tradiciones del pensamiento arqueológico He aprovechado la oportunidad de añadir una corta introduc en la Europa continental o cn América Latina puedan o deban ser ción bibliográfica a este prólogo, proporcionando bibliografía co fácilmente asimiladas a categorías del pensamiento arqucológico mentada que cubre este y otros temas en la literatura española y angloaITIcricano tales corno la arqueología «procesuah y «postpro- latinoamericana. Agradezco a mi colega en Durharn, Margarita Díaz-Andreu, su ayuda al aconsejarme sobre la misma, aunque cesual». En el prefacio de estc libro sugiero quc cualquier guía para la hay que decir que si hubiera errores son de mi sola responsabi teoría es como un «libro eleruta» en el que el terreno descrito es el lidad. En la bibliografía comentada y en la bibliografía genera] mismo, pero sobre el que se pueden tornar rutas alternativas que pueden encontrarse los trabajos editados en inglés sobre todos es varían de acuerdo con las preferencias del autor. Si tuviera que es tos temas. cribir una introducción a la teoría destinada a las audiencias espa MATTHEW JOHNSON ñola y Iatinoarnericana. el ámbito teorético que cubriría no variaría Durham, England, abril 2000 snstancialmente; sin embargo, modificaría el trayecto en tres áreas. En primer lugar en el apartado en quc examino la arqueología en su contexto social y político, abordaría de forma más extensa Bibliografía las relacioncs entre arqueología y nacionalismo. Pienso que el de sarrollo de la arqueología está entrelazado en todos los países con Alcina Franch, J. 1989. Arqueología Antropológica. Madrid, Akal. las inquietudes nacionalistas. Creo que uno de los desarrollos más Ballcstín, X., Gonzá1cz Mareen, P.y Lluró, J. M. (eds.) 1988. Corrents Tcorics en interesantes del pensamiento arqueológico dc los últimos tiempos Arqueología - Actes del Colloqui a la Facultat de Geografia i Historia de la Universitat de Barcelona els dies 11,12 i 13 de 1986. Barcelona, Columna. ha sido la predisposición de los arqueólogos a examinar de una Bardavio Novi. A. 1990. EIs coneixements en arqueología, per aquí? Per a Iorma honesta, humana y autocrítica estos lazos. que? Arqueocrítica 2, 5-10. En segundo lugar trataría con más extensión las diferentes tra Ber-na], 1. 1979. Historia de laarqueología en México. México DF, Pon-úa. diciones del marxismo. Ni que decir tiene que el corpus teorético Brading, D. 1988b. Mito y profecía en la Historia de México. México, Vuelta. que conocemos por «arqueología sociallatinoamericaml» requeri Chapa, T. 1988. Perspectivas actuales de la arqueología española. Revista de Occidente 81,135-42. ría por lo menos un capítulo entero. También dedicaría más aten Colomer i Solsona, E., S. Gili i Sur'iñac.h, P. González Mareen, S. Montón ción a las relaciones entre las distintas tradiciones del marxismo. Subías. M. Picazo, Gut-ina, C. Rihuete Herrada, M. Ruiz Parra, M.E. Sa Los debates entre las diferentes escuelas marxistas a menudo se nahuja Yll y M. Tenas i Busquets 1993. Género y Arqueología; Las mujeres hacen en paralelo a debates que ocurren fuera del mm-xismo. por en la prehistoria. Arqrítica 6: 5-7. ejemplo, el debate que enfrenta al entorno medioambietltal con la Díaz-Andreu, M. y Mora, G. 1995. Arqueología y política: cl dcsarollo dc la arqueología española en su contexto histórico. Trabajos de Prehistoria 52: 1, lucha dc clases como motores del cambio cultural .Y social. 25-38. En tercer lugar serían examinadas COIl 111tldH) III;\S ddalle y cri Díaz-Andreu, M. 1997. Prehistoria y Franquismo. En G. Mora y M. Díaz-An ticadas más extensamcute tanto la «¡¡H1IIl'O!o}l,i;1 lr;ldiciol1al» C01110 dreu (cds.) La cristalización del pasado. Génesis y desarrollo del marco insti la «historia cultural». La historia cnluu.rl ~i",lll' Cll'11P;llldo un lugar tucional de la arqueología en España. Madrid, Málaga: Ministerio de Cultu de privilegio en gran parte de \;\ ;n-qtll'CdOj',I;' l'sp;lllola y latino ra, Universidad de Málaga, 547-551. Díaz-Andrcu, M. 1998a. ldentitats iel dret al passat. Deí nou al veíí mon. Cota americana de modo parecido;, arqueología 14) (11W 1)('11111' ("()Il 1;1 Zero 14: 41-52. británica medieval. La prilwip;ll ddlllllLllllit' ('scrihir sobre histo Díaz-Andreu, M. 1998b. Nacionalismo y arqueología: del Viejo al Nuevo Mundo. ria cultural corno cnr()qlll' (1"II(,till) It",i(1t- ...'11 d hecho de que la Arqueología. Revista de la Coordinación National de Arqueología del Institu historia cultural ¡lO ;WqJl.l ',(1 1111,\)[.1 ll;lllll";dl'/.<.l tcorctica. El his- to National de Antropología e Historia de Mexico 20: 115~138. 8 TEORÍA AROUEOLÓGICA. UN/\ INTROI)I1Cc\(>N Díaz-Andrcu, M. 1'199.Elestudio del género en elArte Levantino:una asigna tura pendiente. SagLIII/tlllz·PLiH/ Extra- 2: 405-412. Dupla. A. 1997. La semana Augnstca de Zaragoza (30 de mayo ~ 4 de junio 1940).En G.Mora y 1\1.Dtnz-Andreu (eds.)La cristníizacián del pasado. Ge 11CSjSy dcsarvollo del lJIarco il1StituciOlJal de la arqueología en ESjJClIl(/. Mn drid.Málagn: Ministerio de Cultura. Universidad de Málaga, 565-572. ESCOri7.<'l Maten.T. 1996. Lecturas sobre las representaciones femeninas en el arte rupestre levantino:una revisión critica.Arenal 3: 5-24. Freitas, L. 1999. Cultura material, prática arqueológica e genero: 1111l cstudo de case.En P.Funarl (ed.)Cultura M(lIerú¡{ei1rqul!(J!()¡.!,ia Hisnuíco,Colccño Idéias.Carnpinas: Univcrsidnde Estadunl de Campinas. 275-317. PREFACIO Gurda Santos.J.e. 1997. La arqueología española eh: los SO. Una visión de las raíces teóricas. En G. Mora VM. Dtaz-Ancircu (ads) La crístotizacion del LAS CONTRADICCIONES DE LATEORÍA pasado. Genes..is y desarrollo d~l marco ínstítucional(ie la arqucotogiaeH E.-.; palia. Madrid, Málaga: Ministerio de Cultura, Universidad de Málaga. 685-694. Este libro es un ensayo introductorio sobre teoría arqueológi- ._ Jimeno. A. y J,J. dc la Turre 1997. Numancia y Regeneración. En G. Mora y M. Dfaz-Andrcu (eds.) Ú1 cristalización del pasado. Génesis y desarrollo del ca. Intenta explicar algunas cosas sobre qué es «teoría», sobre sus JI1arco instítncíonaí de la urqueologta ell España. Madrid, Málaga: Ministe relaciones con la práctica arqueológica,sobre cómo se ha desarro rio de Cultura, Universidad de Málaga.471-484. llado la teoría arqueológica durante las últimas décadas, .Y sobre Lópcz Mazl.,J.M. 1992.La reconstruccióndelpasado.Luidentidad nacionaly cómo el pensamiento arqueológico se relaciona con la teoría en el In labor arqueológica:"el caso uruguayo».EnG.Politis (ed.)Arqueologíaen conjunto de las ciencias humanas .Y el pensamiento en general. Ainerica Latina. Bogotá: Biblioteca del Banco Popular; 167-175. LlIlI, V. YMicú, R. 1997. Te()rí~\ arqueológica. 1. Los enfoques tradicionales: Dentro y fuera de la arqueología hay mucha gente a la que la Las arqueologíasevolucionistase histórico-cult\lralcs.Revista d'Arqneologiu palabra «teoría» les suena muy mal. El príncipe Carlos de Inglate de POlleJ11 7: 107-128. rra se ganó un aplauso casi general cuando condenó a los «teóri Lull,V. y Picazo.M. 198Y.Arqueologfa de hlmuerte y cxu-uctura social.Archí cos de moda» del mundo de la educación; sin embargo, nadie, in va Español deArqueología 62, S-20, cluido el mismo príncipe, pareció entender claramente a quién se Lumbreras, L.C. 1991. LaArqueología co/I/o ciencia social. Lima: Peisa. Martín de Guzmán, C. J988. Arqueología y paradigma: lendencies y resisten refería. Hace pocos años, estando de visita en un yacimiento ar das. Revista de Occidente 81,27-46. queológico, a una sugerencia de mi parte se me respondió con ri Mora,G. y Díaz-Andrcu. M. (ccls.) l.a cristalimcián del pasado. GeucsisJ'desa sas y con estas palabras: «ésta es la típica indicación de un teóri rrollo del marco instltucíonal elela arqneoíogia en España. Madrid, Málaga: co». No recuerdo a nadie que me explicara por qué mi sugerencia Ministerio de Cultura, Universidad de Málaga. resultaba tan absurda, pero cuando visité de nuevo el yacimiento Ruiz, A., Chapa, T. y Ruiz-Zapatcro. G. 1988. La arqueología coutvxtuul: una revisión crítica, Trabajos dePrehistoria 24, 11-17. al año siguiente resultó que la estrategia había sido adoptada. En Viccnt García,J.I\1. 1990. Eldebat post-processual:olguncs O!JS('II'{lcioIlS «radi el mundo anglosajón en particular parece que la teoría es algo que cals»sobre LUla arqueologia IICOI1Serv(uJoralJ• Barcelona. C(JI~ll.l'1"lI. levanta profundas sospechas. En Inglaterra, la cultura popular Viccnt García.J.M, 1994.Perspectivasde la tcorfa ~\l"lllll·()k)¡'.i{':\ e-n lixpuña.En sostiene que ser llamado intelectual es convertirse cn sospechoso P. López (ed.) Congreso Hispano-Ruso de Histotiu, I'vl;ullid: Cou...eje Supe. de querer robar la mujer de alguien (así de sexista). La teoría, lo rior de Investigaciones Científicas, Fuudnciou ('111[\\1;11 H;llll'...tlJ, 215-224. "políticamente correcto» y ser extranjero, son tres cosas candida tas a ser contempladas, al menos en el mundo de habla inglesa, con gran hostilidad. En el capítulo 1 dedicaré unas páginas a al gunas de las razones que sustentan tales comportamientos. Al mismo tiempo, sin embargo, la teoría goza de creciente po pularidad .Y es vista como algo cada vez más importante, tanto dentro como fuera de la arqueología. Valentino Cunningham re- 10 TEORíA AKUUEO!.<)(;ICI\. UNA INTIHJlHJCU ÓN I'I~l'1,\.( Il) 1I cientemcnte comentaba en el suplemento de educación del diario Este lihru ~c IIa ~:Sl'l jlo para proporcionar al estudiante una in Times que los teóricos académicos constituían «un grupo en as troducción ,obre algunas de las principales corrientes del pensa censo, engreídos, confiados en sus credenciales académicas,con el miento actuaI sobre teoría de la arqueología. Es deliberadamente puesto de trabajo asegurado y con un alto prestigio intelectual». una ohra introductoria, eserila buscando la m áxima claridad ex Hay varios indicadores del «éxito» de la arqueología teórica; pu positiva y evitando en lo posible la jerga cienlírica (aunque como diéndose citar la frecuencia de simposiums sobre cuestiones teóri veremos, juzgar sobre lo que es claro y lo que constituye jerga no cas como parle del programa de los principales congresos sobre está exento de problemas). Se ha concebido como un «libro de ru arqueología, como los que organiza la Sociedad Americana de Ar ta» para el estudiante; esto es, intenta señalar los hitos ll1ÚS signi queólogos; o el éxito de Michael Schiffer con sus publicaciones re ficativos en el terreno de la teoría, comentar las relacioncs entrc cogidas en Advances in Arcliacological Me/Izad and Theory, Un in los diferentes corpus te óricos y clarificar los fimdamcnlos intelec dicador especialmente significativo es el impacto creciente de las tuales de determinados puntos de visla. Por lo tanto, no es en ab convocatorias del Grupo Británico de Arqueología Teórica (TAG). soluto una enciclopedia; apenas es una décima parte de una guía Este grupo se formó hacia finales de los años setenta como un pe comprensiva sobre el tema, si tal guía pudiera escribirse. Por queño taller de discusión de los arqueólogos teóricos de Gran Bre ejemplo, en el capítulo 4, la teoría de Binford sobre el alcance me taña; desde entonces sus congresos anuales se han convertido en dio es enfatizada a expensas de la arqueología del eomportamicn los más concurridos de las Islas,dentro del ámbito de la arqueolo to de Schiffer; y cn el capítulo 7 los modelos lingüísticos sobre el gía, con parlicipación de gente procedente de Europa y América significado tienen más presencia que la moda actual por la feno del Norte. Los congresos de Durham y Bradford, en I993 Y 1994, menología, El texto debería leerse prestando atención paralela a respectivamente, Ilcgaron a reunir cada uno a más de 650 partici las secciones dcdieadas a la bibliografía comentada y al glosario. pantes. Siguiendo con la analogía del libro de rula, la ru ta escogida Es verdad que muchas de las ponencias presentadas en esos en aquí es una de las muchas posibles que podríamos tomar una vez cuentros no merecen el calificativo de «teóricas» y que muchos de adentrados cn el territorio de la teoría arqueológica, Podría haber ios que allí acuden lo hacen movidos sólo por la aureola de «infa dedicado un capítulo a cada una de las posibles áreas temáticas, a mes» que los del TAG se han ganado. Hay que conceder también saber: espacio, producción e intercambio, culturas, formación de que el nivel de impacto del TAGYla intluencia que la «teoría»ejer entidades estatales, etc, En cada caso se podrían ofrecer aproxi ce sobre el mundo real de la práctica arqueológica es, sin embar macioncs distintas al tema para mostrar cómo diferentes teorias go, discutible.Al final de este libro explicaré mejor mi punto de vis se contradicen o se complementan para producir distintas inter ta personal acerca de si el avance de la teoría de los últimos tiem pretaciones del registro arqueológico, De forma alternativa se po pos ha creado una división cada vez más artificial de la actividad dría abordar la cuestión sirviéndonos de los diferentes «ismos»: arqueológica entre una «arqueología de orientación científica» y positivismo, funcionalisrno, marxismo, cstru cturalismn, postes «lodo lo dem ás». Este punto de vista ya fue alimentado por Lewis tructuralismo, feminismo. Se trataría de senderos muy razonables Binford hace quince años en su obra In Pursuit o( the Past (1983a: de seguir, que otros autores, por otra parte, ya han tomado, 15-16), con sus comentarios sobre la arqueología británica.A pesar Este libro, sin embargo, opta por abordar las relaciones exis de tal crítica, los laboratorios de dataciones y medio ambiente si lentes entre el pensamicnto arqueológico y la teoría general que guen siendo financiados por el NERC (Consejo de Investigación del sustenta la vida intelectual. Persigue mostrar cómo las opciones Medio Natural), mientras que la arqueología «humanística» o «cul teoréticas específicas que los arqueólogos toman individualmente, tural» lo es por la Academia Británica y el Patronato de Investiga adquieren sentido dentro de un contexto más general de carácter ción en Artes y Humanidades. Los teóricos, a menudo se sienten cultural, socialy político, así como académico.Este libro pretende como Casandra, constantemente ofreciendo lo que entienden como también mostrar de forma más clara que en anteriores tentativas profundas reflexiones y predicciones y al mismo tiempo ignorados las relaciones entre teoría y práctica arqueológicas, Atal fin se ha en todo momento por los responsables de tomar decisiones. adoptado una estructura a propósito, Con una aproximación histó- '- . ') L/ 12 TEORI,\ .'\ROlJEOIÚ(;(CA. UNA INTIHHHi('U ÚN I'REh\{'I() 13 rica que atiende de entrada a la Nueva Arqueología y a las reac emanan de la importancia concedida a determinados contextos o ciones que suscitó, para proseguir con los debates del momento problemáticas; es decir, las creencias filosóficas son, en parte, res presente, puestas a grupos de problemas, debiendo ser comprendidas como Hay muchas áreas de interés que han quedado fuera del libro tales, en vez de tratar de concederles una apariencia intelectual. de ruta. Por ejemplo, sólo se abarca la arqueología anglo-america Los oponentes intelectuales de cada uno de nosotros no son todos na; importantes tradiciones del pensamiento arqueológico en unos ineptos charlatanes, ni todos los compañeros de nuestra mis América Latina, Asia, África y Europa continental no ban sido ma cuerda, una maravilla de sabios. Con todo, hay que recordar abordadas. Una vez más, he de decir que sobre estos lemas se han que ello no significa que ciertas posiciones no deban salir inmunes realizado algunas sugerencias de lectura en el apartado dedicado a a la crítica. Por ejemplo, las metas y puntos de partida de la Nue la bibliografía comentada. va Arqueología aparecen más claros cuando se contemplan en tér Se ha dicho más arriba que este libro pretende ser una guía minos del contexto intelectual y práctico de su momento, en parti para "el estudiante»;me refiero a estudiante en un sentido amplio. cular con relación al tipo de arqueología que se hacía hasta enton Distintos arqueólogos que hacen arqueología práctica y trabajan ces. Su énfasis en In idea «ciencia»es, así, inteligible en aquel con fuera de la universidad me han informado de su interés por los de texto (véase capítulo 2). Este tipo de observaciones ayuda al estu bates teoréticos y de la importancia de los mismos para su traba diante a entender los orígenes y el ímpetu que adquirió la Nueva jo.No cabe duda de que hay un número importante de ellos que se Arqueología. Ello no significa que el programa de la Nueva Arqueo sienten alienados por lo que para ellos es un exceso de pretencio logía no conllevara problemas intelectuales y prácticos. sidad y un innecesario oscurantismo, que, sin embargo, parecen La adopción de un tono informal y la omisión de referencias consustanciales con el escenario teórico. Aunque personalmente detalladas a pie de página es deliberada, La intención ha sido ha no subscriba este punto de vista, debo reconocer que es muy habi cer más claros los argumentos y facilitar la lectura. Muchos auto tual. Esté en lo cierto o no, confío que lo que van a encontrar aquí res «académicos» hemos sido advertidos de la necesidad de aban les sea de ayuda. donar el uso de la primera persona en nuestros textos para apare Alintentar examinar las distintas perspectivas teoréticas he du cer m ás neutrales y distantes, así corno evitar un tono informal o dado entre optar por un análisis neutro, objetivo de las diferentes polémico. Todo ello puede ser muy válido en ocasiones. Aquí, sin corrientes de pensamiento o desarrollar mis propios puntos de vis embargo,la intención es instructiva y no erudita en un sentido res ta necesariamente polémicos. El producto final creo que se sitúa, tringido. aun a mi pesar, en un punto intermedio entre ambos extremos. Una de mis cuestiones clave, particularmente en el capüulo pri Electivamente, la elaboración de un análisis totalmente objetivo es mero, ha sido dar a entender que lodos los arqueólogos utilizan la intelectualmente una entelequia; los puntos de vista más parciales teoría, quieran o no. Para dejar la idea clara y proporcionar ejem y sesgados sobre cualquier tema académico acostumbran a prove plos, a menudo he aportado citas de autores «ateóricos» declara nir de aquellos que abiertamente proclaman que su posición es dos y las he comentado para señalar las teorías y presunciones im neutral, distante y desinteresada. Además, sería insincero afirmar plícitas en tales textos. En muchos casos las citaciones provenían que el libro ha sido escrito desde una neutralidad desinteresada. del primer libro que tenía a mano. Debo puntualizar que las críti Es obvio que el interés por la teoría va de la mano de un apasio cas vertidas a propósito de tales ejemplos no son ataques persona nado convencimiento de su importancia y de la proximidad a de les a sus autores. A veces, la necesidad de usar ejemplos prácticos terminadas opiniones, más o menos polémicas, dentro del ámbito. para clarificar una cuestión teórica choca con el deseo de evitar la Por otro lado, si queremos entender el lugar que ocupa boy la percepción de una crítica personal y deshonesta. teoría, cualquier repaso a la extensa variedad de posiciones inte Este texto se basa en parte en notas tomadas al hilo de las cla lectuales debe procurar ser razonablemente comprensivo con to ses impartidas a diversos cursos en las universidades de Shcffield, das las partes, Tal como R. G. Collingwood señaló con relación a Larnpeter y Durham. Los estudiantes de las tres universidades me la historia de la filosofía, la mayoría de las posiciones tcoréticas recen mi agradecimiento por sus respuestas constructivas y enri- 14 TEORÍi' ARQUEOLÓG.lCA. L:N/\ I\:TRODUCU ÓN quecedoras. Algunos estudiantes de Durharn quizás se reconozcan en los diálogos reproducidos en algunos de los capítulos, por lo que les pido disculpas. El libro fue en parte concebido mientras realizaba una estancia en la Universidad de California en Berkcley como investigador in vitado durante la primavera de 1995. Quisiera agradecer a Meg Conkey, Cristine Hastorf, Marcia-Ami Dobre,Margot Winer y otros muchos más, demasiado numerosos para mencionarlos a todos aquí, su hospitalidad durante el tiempo que pasé en California y CAPiTULO l por hacer mi estancia allí tan provechosa y agradable. También quisiera agradecer a la Universidad de Durham haberme concedi EL SENTIDO COMÚN NO BASTA do tal licencia de estudios y de forma más general por apoyarme en mi cambiante visión sobre la arqueología a Jolargo de estos úl timos siete años. La arqueología puede ser muy aburrida, penosa y pesada físi Debo citar también a la gente que ha revisado el texto, algunos camente. Cada año excavamos miles de yacimientos, algunos con anónimos, y han opinado sobre el mismo, puesto que sin sus co paciencia dolorosa hasta emborra- la merite, otros con gran e in mentarios la obra sería más dogmática, tendvía miras mucho más digna prisa. Cada año pasamos un frío que nos llega a los tuétanos estrechas y sería mucho menos comprensible. En este capítulo in o somos comidos a picotazos por los insectos mientras visitamos cluyo especialmente a Randy McGuire, Jim Hil!, Chris Tilley y Eli un montículo poco atractivo situado en medio de la nada.Avarios sabeth Brumfiel. Robert Prcucel y lan Hodder revisaron el último kilómetros del restaurante o el albergue más próximo intentamos borrador de forma profunda. Dominic McNamara me proporcionó Inostrarnos interesados mientras la lluvia cae a cántaros y algún la citación de Foucault del capítulo 6. afamado profesor, cuyo mejor trabajo ya tiene más de veinte años, Dentro del Departamento de Arqueología de la Universidad de diserta sobre lo que fue encontrado en la cala 4B. Cada año pro Durham, Helena Harnerow, Colin Haselgrove, Anthony Harding, ducimos miles de interminables e insulsas memorias de excava Simon James, Sam Lucy y Martin Millett leyeron el primer borra ción .Y nos preocupamos por la precisi ón de innúmeros planos y dor y realizaron comentarios IT1UY oportunos. Algunas conversa diagramas, así corno por cotejar largas listas de objetos para llenar ciones con mi padre, C. David Johnson, sobre filosofía de la cien con ellas una microficha que muy pocos llegarán nunca a consul cia sirvieron para clarificar diversos puntos. Más conversaciones tar o usar. ¿Por qué? con Chris TayJor, Paul Everson y David Stocker sirvieron para in Podríamos usar el dinero invertido en hospitales, o quizás des formar la discusi ón sobre Bodiarn del capítulo 10; sin embargo, viar parte del dinero para escribir una versión más entretenida .Y los posibles errores que puedan detectarse son todos de mi res ficticia sobre el pasado, sentados en una terraza mientras toma ponsabilidad.John Davcy yTessa Harvev,de la empresa editora,se mos el sol. Si tuviéramos inquietudes ideológicas muy serias qui comportaron conmigo pacientemente, animándome en todo mo zás crearíamos una brigada internacional para luchar a favorde la mento y apareciendo siempre a punto para proporcionarme cual libertad en alguna parte. Cada una de esas alternativas tiene su quicr tipo de ayuda. Mi mujer Becky hizo comentarios a los suce atractivo pero nosotros 110 hacernos esas cosas. Seguirnos con lo sivos borradores, corrigió el manuscrito final, y, m ás importante nuestro como siempre hemos hecho. aún, me apoyó emocional e intelectualmente en todo momento; Una de las razones por las que no hacemos esas cosas es por sin tales apoyos, este libro nunca hubiera visto la luz. En retorno. que la arqueologta es algo muy importante,El pasado ha muerto,ya espero que este libro le aclare por qué los arqueólogos constituyen no existe, pero es algo muy poderoso. Es tan poderoso que una na un ramillete tan peculiar de seres humanos, aunque sé que ella ya ción entera (Zimbabwe) puede tomar el nombre de un yacimiento tiene al respecto sus propias teorías. Gracias a todos. arqueológico. Es tan poderoso que los yacimientos arqueológicos

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