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Teologia Sistematica De La Vida Religiosa PDF

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Lucas Gutiérrez Vega,c. M. F. / i w instituto teológico de vida religiosa Lucas Gutiérrez Vega, C. M. F. teología sistemática vida religiosa Segunda edición, totalmente refundida v aumentada Instituto Teológico de Vida Religiosa Víctor Pradera, 65, dpdo. MADRID-8 1979 Í N D I CE Págs. PRESENTACIÓN 15 PRÓLOGO A LA PRIMERA EDICIÓN 19 PRÓLOGO A LA SEGUNDA EDICIÓN 21 PRIMERA PARTE INTRODUCCIÓN 25 1. Inexistencia y necesidad de la teología de la vida religiosa 25 2. Del hecho religioso a la doctrina 28 3. De la doctrina y la espiritualidad a la teoría. 30 4. De la Edad Media al comienzo del Concilio Vaticano II 35 ' 5. Funcionalidad de la vida religiosa 37 6. La doctrina tradicional sobre la vida religio sa, sometida a revisión 40 7. Nuevos factores socio-culturales y religiosos pi den la revisión 42 CAPÍTULO I.—EL REINO DE DIOS, ANUNCIADO Y COMEN ZADO POR CRISTO. CARÁCTER AMBIVALENTE DE ESTE EDITA: Publicaciones Claretiatuu REINO 45 (Coa las debidas licencias) 1. El Reino de Dios en la predicación, obras y vida de Cristo, según el Vaticano II 46 ISBN 84-85167-49-X 2. Presente, futuro inmediato y futuro lejano del Reino de Dios 49 Depósito legal: M. 27.644-1979 3. El Reino de Dios y el «reino de los hombres». 52 4. Síntesis 56 Sáez. Hierbabuena. 7. Madrid-29 7 Págs. Págs. CAPÍTULO II.—CRISTO, INSTAURADOR DEL REINO, COMO 3. El misterio del nuevo Pueblo de Dios ...... 94 «HECHO DE VIDA» 59 4. Pueblo antiguo y Pueblo nuevo 96 5. Pueblo de Dios y dimensión escatológica ... 97 1. Acontecimiento pascual o «Hecho de vidü de 6. Pueblo de Dios y vida religiosa 98 de Cristo en su Pascua» 60 2. El «hecho de vida de Cristo», como «polo mi sional» y de Encarnación 62 CAPÍTULO V.—POSIBILIDADES DE EXISTENCIA CRISTIA- * 3. Pascua y misión, inmanencia y trascendencia, NA AL SERVICIO DEL REINO 101 dos vertientes de la existencia cristiana 65 1. Plano institucional. Iglesia, sacramento de san 4. Inmanencia y trascendencia, Pascua escatológi- tificación 101 gica y encarnación intramundana en Rahner ... 65 2. La Iglesia, sacramento de santidad 107 5. De la encarnación y pascua de Cristo a la en 3. Los modos de existencia cristiana como tota carnación y pascua de la Iglesia 67 lidad 108 6. Plano de posible prevalencia, en el propio 4. Conclusión 116 proyecto de vida, del polo pascual o del polo misional incarnatorio 68 7. Elección de proyectos de vida desde un plano CAPÍTULO VI.—EL PROYECTO DE VIDA RELIGIOSA DES existencial humano 70 DE su PECULIARIDAD CRISTIANO-EVANGÉLICA 117 8. Cristo, en su proyecto de vida humana, como 1. Crisis de identidad y dificultad de determinar justificante del proyecto de vida religiosa. la especificidad 117 Cristo, «hecho de vida» 73 2. Vías posibles para un replanteamiento de la 1. Dimensión básica del modo existencial hu vida religiosa 119 mano de Cristo 74 3. Estudio de la vida religiosa en su historia ... 121 2. Unas preguntas y sus respuestas 77 1. Un método inadecuado 121 2. Sentido de la historicidad 123 CAPÍTULO III.—LA IGLESIA COMO SACRAMENTALIZADO- ' 3. Respuestas tradicionales 125 RA DEL «HECHO DE VIDA», CRISTO, IGLESIA MIS 4. El verdadero punto de partida 127 TERIO 79 4. Dos modos de existencia cristiana en el ser 1. De una Iglesia jerarcológica a una Iglesia como vicio total al Reino bajo el Evangelio 129 misterio 80 1. Análisis de unas modalidades 129 2. Noción de misterio 82 2. ha articulación de contenidos 132 3. Conclusión 88 5. Especificidad del modo de existencia religioso. 134 CAPÍTULO IV.—LA IGLESIA COMO REALIZACIÓN DEL REINO- EN EL TIEMPO. LA IGLESIA, PUEBLO DE DIOS. 91 CAPÍTULO VIL—FUNDAMENTACION DEL PROYECTO DE VIDA EVANGÉLICO EN EL MODO DE VIDA DE CRISTO 1. La Iglesia como Pueblo de Dios, nueva visión Y EN SU DOCTRINA 141 de la eclesiología 91 2. El capítulo del Pueblo de Dios en las etapas 1. Interpretación del modo de existencia religio conciliares 93 sa en los textos evangélicos 142 8 9 Págs. Págs. 1. La respuesta de la tradición 142 4. Configuración de todo el vivir evangélico 2. Revisión crítica de hoy 144 desde el carisma 203 5. Convergencia entre carisma del Instituto 2. Identidad en la doctrina de todo el Nuevo Tes y el de sus miembros 204 tamento 146 6. Fidelidad al carisma fundacional y su rein 3. Exigencias del Reino en los Sinópticos 147 terpretación hoy 209 4. Las palabras de Mateo en la teología de la 7. Configuración plena desde el carisma ... 210 vida religiosa 154 5. Contexto doctrinal del texto de San Mateo ... 156 6. La castidad por el Reino de los cielos 158 CAPÍTULO' IX. LA VIDA RELIGIOSA COMO CONSAGRA 7. El caso del joven rico 160 CIÓN 213 8. Alcance de la respuesta del Señor 165 1. La consagración religiosa después del Vatica 1. Interpretaciones teológicas 166 no II 214 2. Reflexiones críticas 168 1. Factores determinantes del cambio de pers 9. En qué consiste radicalmente el modo de exis pectiva en torno a la consagración 214 tencia cristiano-religiosa 172 2. Nuevo horizonte para la consagración ... 216 3. El núcleo del problema: consagración bau 1. Contenido de un compromiso 172 tismal y consagración religiosa 218 2. Su realización existendal 176 2. El sentido de la consagración en la Iglesia ... 222 1. Cristo, punto de partida de toda consa gración existencial cristiana, fundamento SEGUNA PARTE de toda consagración 223 2. La consagración desde los sacramentos de INTRODUCCIÓN 181 iniciación 227 3. Especial importancia de la consagración t CAPÍTULO VIII.—ESTRUCTURA CARISMÁTICA DE LA del binomio bautismo-confirmación 228 4. Proyección consacratoria del bautismo y VIDA RELIGIOSA 185 de la confirmación en la vida 229 1. Los carismas en la doctrina de San Pablo ... 187 5. Diversidad de vocaciones como principio 1. La palabra «carisma» en San Pablo 187 de diversidad de consagraciones 235 2. Coordenadas de la «charis» y del «cha- 6. La historia como Historia de salvación risma» 188 comunitaria y personal 236 3. Textos paulinos 189 7. Todo es vocación y todos somos portado res de vocación eclesial en Cristo desde 2. Los carismas en el Vaticano II 190 el Espíritu 237 3. El carisma de los fundadores 195 8. Peculiaridad de las diversas consagracio 1. Situando el tema 195 nes como despliegue ulterior del bau 2. Los carismas de los fundadores como mo tismo 241 dos diversos de vivir el Evangelio 196 9. Presencia de ambas dimensiones en las 3. El carisma claretiano 200 fórmulas del Concilio 250 11 Págs. págs. 1. La doctrina del Concilio 285 10. Diferencias entre las tres consagraciones 2. Entusiasmo ante esta doctrina 287 que prolongan la consagración bautismal. 253 3. Del contagio al sentido crítico 287 3. Síntesis 254 4. Algunas visiones insuficientes 288 5. Aplicaciones a la virginidad 289 CAPÍTULO X.—VIDA RELIGIOSA Y MISIÓN ECLESIAL ... 255 2. Reflexiones para una posible teología de la vir ginidad como signo escatológico 290 1. Tipificación de Institutos religiosos en la his toria 255 1. \Keflexión teológica de Rahner 29o 2. Trascendentalismo teológico de Rahner ... 291 2. El Concilio, la configuración de la vida reli giosa y su tipificación 257 3. Manifestación del amor en cuanto escato- lógico-trascendente 294 3. Misión en Cristo. Cristología de la misión ... 259 4. Misión en la Iglesia: consagración-misión o mi 4. Teología de la renuncia 295 sión-consagración 261 5. Supuestos no probados de Rahner 298 5. Carácter eclesial de la «misión» y «misiones» 6. Mitigación de la doctrina de Rahner, he de la vida religiosa 264 cha por él mismo 300 3. Una teología de los consejos evangélicos como 1. Todo Instituto religioso tiene una consa opción existencial 302 gración-misión-acción propia 265 2. En cada Instituto religioso su consagra 1. Valoración antropológica de la virginidad. 302 ción-misión-acción forma una unidad, sin 2. Sentido cósmico 305 separaciones ni divisiones, ni siquiera dis 3. Su sentido signológico 305 tinciones más allá de un valor simplemen 4. Conclusión 308 te lógico 268 3. La peculiar consagración-misión-acción de cada Instituto es abrazada por el religioso CAPÍTULO XII.—POBREZA EVANGÉLICA 311 totalmente en su profesión. Esta lo integra 1. La pobreza como consejo evangélico 312 todo unitaria y diferenciadamente 270 2. La pobreza evangélica desde el modo de vida 4. Cada Instituto debe configurar unitaria de Cristo 316 mente su consagración-misión-acción, sal 3. El ejemplo de Jesús pobre, en sus seguidores. 319 vando así su identidad; debe vivir ésta go 4. Dialéctica del orden del Génesis y el orden zosamente, perfeccionando cada día su pertenencia 272' de la redención 321 5. Normativa para una pobreza evangélica 324 6. Aplicaciones concretas 274 7. Misión e historia: la misión de la vida religio sa dentro de la historia. La misión hoy 28(1 CAPÍTULO XIII.—LA OBEDIENCIA RELIGIOSA DESDE UNA TEOLOGÍA DE LAS MEDIACIONES 327 CAPÍTULO XI.-—VIRGINIDAD EVANGÉLICA 285 1. Ámbito universal humano de las mediaciones. 328 2. La historia de la salvación como mediación. 329 1. La dimensión signológica y escatológica de la 3. La mediación de Cristo Mediador 331 vida religiosa 285 12 Págs. 4. La Iglesia, Cuerpo del Señor. Mediación sacra mental de la Iglesia 332 5. La Iglesia en su totalidad es la que visibiliza a Cristo 333 6. La vida religiosa como mediación en la Iglesia- Sacramento de santidad 337 PRESENTACIÓN 7. El carisma del Fundador hecho realidad ecle- sial visibilizadora de gracia ... * 338 Los libros, cuando no son mero recuento de especulaciones o 8. La vida religiosa de un Instituto, mediación recogida y ordenación de fichas, sino que reflejan, de una u otra mediada 338 manera, la preocupación más íntima de su autor, merecen una 9. Relación y ordenación de mediaciones dentro atención especial. Un poco, bastante, sucede con esta «Teología del Instituto 339 sistemática de la vida religiosa». 10. La autoridad como mediación mediada 342 11. La mediación no puede disolverse en otras co El teólogo, que lo es de verdad, se expresa como creyente. sas que no son mediación 343 Habla de lo que lleva dentro. Reflexiona y escribe desde su propio 12. Mediaciones religiosas y mediación ministerial. 343 vivir, que como ya sabemos, supone siempre un convivir. Pero 13. La mediación mediadora de los subditos como un convivir que le obliga a estar pendiente, por un lado, del Mis mediación carismática 344 terio actuante en su propia existencia, y, por otro, de los demás 14. Posibles tensiones dentro de las mediaciones. 346 creyentes que reclaman su esfuerzo para clarificarles los efectos 15. La obediencia religiosa como obediencia misio de esta misma presencia bienhechora del Misterio. El teólogo, nal en las mediaciones 350 testigo personal de lo que explica, no especula sobre formulacio nes abstractas, no observa y analiza desde fuera, sino que intenta dar razón de lo que ya es en él y en los demás cristianos una CAPÍTULO XIV.—LA COMUNIDAD RELIGIOSA 353 vida llena de urgencias y responsabilidades. Una gran diversidad 1. Dimensión teológica de la koinonía de gracia. 354 de coyunturas le ponen siempre alerta, le interpelan y le hacen 2. Origen y naturaleza de la comunidad religiosa. 355 adentrarse, recobrar su más rica dimensión contemplativa, cobrar 3. La comunidad religiosa y su origen carismático. 360 distancia y resituarse en la convergencia de lo divino y lo humano. El verdadero teólogo se halla siempre en el corazón del diálogo, 4. La comunidad tradicional en crisis 361 que es profunda y continua comunión, entre el Padre que se re 5. Elementos favorecedores del cambio 362 vela y el hombre que humildemente escucha. Por eso, su tarea 6. Procesos y etapas de la renovación 363 es semejante a la del traductor y a la del guía; es un genuino 1. Primera etapa 364 servidor. Misión sublime, por muchos conceptos, pero también 2. Segunda etapa 365 llena de incomodidades y renuncias porque no se trata de decir lo que a uno se le antoja, ni de indicar sin recorrer el camino, 7. Luces y sombras 366 sino de expresar cómo hemos sido alcanzados por el Misterio de 1. Primera etapa 366 amor y de constituirse en pura transparencia para los demás, a 2. Segunda etapa 373 fin de que puedan apreciar con claridad y responder en fidelidad 8. Conclusión 375 al don inmerecidamente recibido. ha función profética del teólogo, durante tanto tiempo oscu recida, recobra hoy nuevo relieve. Existe una viva conciencia de 14 15 Hoy no son tanto las instituciones las que preocupan a los la necesidad de su servicio en la edificación de la comunidad religiosos. Nos inquieta más el contenido de nuestra fe, el sen eclesial. Particularmente se está echando en falta a la hora de tido último de nuestra vida consagrada en la Iglesia, cuya signi- dilucidar la identidad de las formas de existencia cristiana. El Jicatividad pocos aprecian en ella y bastantes religiosos no acaban sacerdocio y la vida religiosa, concretamente, requieren urgente de encontrar su exacta justificación para seguir abrazándola. Si mente teólogos con esta vocación profética existencial. queremos dar una respuesta precisa desde esta perspectiva existen cial, que es donde se encuentra actualmente planteado el proble Durante estos últimos años —ciñéndonos al cometido que nos ma, no hay más remedio que reflexionar desde dentro, desde una hemos propuesto al presentar este libro— hemos estado bastante convicción profunda en la propia llamada, desde esa realidad gra bien surtidos en literatura sobre la 'vida religiosa'. Pero no hemos tuitamente ofrecida y enraizada en el corazón del creyente. Sólo disfrutado tanto de una auténtica teología sistemática de la vida así podrán sacarse todas las consecuencias que iluminarán, sin religiosa. En los escritos o publicaciones posconciliares han abun duda, las nuevas pautas de comportamiento y las formas de agru dado los comentarios a los documentos d* la Iglesia, los análisis parse en la Iglesia y en la sociedad. críticos a la herencia jurídico-moral, se han incorporado atinadas observaciones venidas de las ciencias humanas: psicología, socio Creo que en esta perspectiva se sitúa el autor de esta «"Peo- logía y pedagogía, y se ha intentado, incluso, resituar a los reli logia sistemática». El valor fundamental —posiblemente para al giosos en el ámbito eclesial que les correspondía. Esta resituación gunos llegue a ser una limitación— de esta obra es que está es no siempre ha sido afortunada por incompleta e insuficiente y crita desde esa imperiosa necesidad de clarificación personal, la por los extendidos criterios igualitaristas o demasiado pragmatís- clarificación que un religioso necesita para mantenerse fiel a su ticos que se han apuntado desde una pastoral no del todo bien vocación en un momento como el presente, y la intención de po fundada. En el fondo, como es natural, estaba la ausencia de una profunda eclesiología, por una parte, y, tal vez, por otra, la falta der ayudar también a sus hermanos. Hay en su reiterado len de un serio compromiso de los religiosos, que nos hemos dedi guaje una pasión por defender la validez y la irreemplazable mi cado más a ser observadores de la situación que agentes, actores sión del religioso en la Iglesia y en el mundo. La dimensión de responsables, de nuestra propio destino en la Iglesia y en la socie profundidad en que se sitúa el autor, sin decir que sea entera dad. Los ha habido, sí, y algunos bien prestigiosos, por cierto, mente nueva, la verdad es que no es común, ni es fácil encontrar pero han sido pocos en número los religiosos empeñados en «res una coherencia tan sistemática en la exposición de los aspectos ponder» con su carisma de «doctores» a lo que era una exigencia centrales de la vida religiosa. Hay un hilo conductor a lo largo de vida en ellos por vocación y misión en la Iglesia. Hemos de los capítulos de esta obra: la permanente llamada a la viven- especulado demasiado sobre la «vida religiosa», abstractamente ciación personal y comunitaria del misterio de Cristo pobre, obe considerada, y nos hemos entretenido innecesariamente —como diente y virgen en la Iglesia y en el mundo. aquellos doctores de la ley del tiempo de Cristo— en ver hasta dónde y cómo habían de hacerse los cambios. Nos hemos situado Decíamos antes que el teólogo se expresa como creyente y cómodamente desde el exterior sin hacer nuestra la lucha por ejerce una función de servidor. Pues bien, el P. Lucas Gutiérrez una vida más ajustada a las instancias del seguimiento de Cristo Vega ha escrito estas páginas pendiente del doble filo de su vo según el Evangelio. Hemos cambiado las expresiones y creíamos cación-misión. Ha sido especialmente notoria en estos últimos años que estábamos ya convertidos. Pero la vida religiosa no es una su preocupación por los problemas de su propia vida religiosa. abstracción elaborada a partir de unos modelos socioculturales, ni La participación en los dos últimos Capítulos generales de la Con un simple producto de las instituciones históricas más brillantes gregación Claretiana le permitió entrar en contacto con sus her del cristianismo, sino una forma de existencia cristiana, cuya ra manos teólogos de la vida religiosa y vivió la rica experiencia del dical pretensión es presencializar y actualizar el género de vida mutuo intercambio, del continuo enriquecimiento y de la amplia que llevó Jesús entre los hombres cuando vino a traernos la sal ción de miras. La responsabilidad del rectorado del Teologado vación (Cfr. LG 44,3). Claretiano de Salamanca, justamente en la etapa inmediata al Con cilio, le llevó repetidas veces a replantear y reformular los crite- 16 17 2 ños básicos de la vida religiosa para aquellos inquietos semina ristas. Ha asesorado a muchos Institutos religiosos en sus respec tivos Capítulos generales y provinciales. Y, sobre todo, ha man tenido fielmente su propósito —a pesar de que ahora la "Prefectura General de Formación en su Congregación le ocupa una buena parte del tiempo— de llevar adelante el propósito con que se creó el Instituto Teológico de Vida Religiosa de Madrid, del que fue cofundador, director y sigue siendo profesor. PROLOGO DE LA PRIMERA EDICIÓN Creo que esta presentación debería haberse ceñido a un sim ple gesto de gratitud a su autor por el esfuerzo que ha hecho La presente obra es término, por ahora, de un largo período para poner en nuestras manos sus originales* Cuantos conocemos de preocupación y reflexión sobre la vida de los religiosos. de cerca al P. Lucas Gutiérrez sabemos bastante de su habitual Tan sólo he querido trazar las líneas generales de una teología aversión a la pluma. Lee mucho, piensa más, pero escribe sólo sistemática de la vida religiosa. Palta una teología analítica de por compromiso. La obra que el lector tiene en sus manos está sus diversas formas, igualmente necesaria. Otros la harán o, aca escrita tras una machacona insistencia de algunos compañeros. so, yo mismo en el futuro si tengo tiempo y ambiente para esa Su resistencia ha sido fuerte, pero ha podido más nuestra cons nueva tarea. tancia. Dentro de la teología sistemática he tratado todos aquellos Estoy seguro de que la ilusión del autor coincide con los que temas que creía necesarios. Algunos van estudiados de manera editan la obra. Si con su lectura se llega a la conclusión de que implícita, pero creo que suficiente, aunque no digo que no hu es algo serio y merece la pena vivir como religiosos, nos daremos biera sido útil dedicarles un capítulo explícito. lodos por muy satisfechos. He intentado en todo momento estudiar la vida religiosa den AQUILINO BOCOS MERINO, C.M.F., tro del conjunto de la teología de la Iglesia. Así se explica el que Director de la revista haya dado una notable extensión a los primeros capítulos, en los «Vida Religiosa» que se centra la visión de la vida religiosa dentro del conjunto del Pueblo de Dios. La teología de la vida religiosa o es una parte de la eclesiología o se hace ininteligible. Y, por desgracia, no es frecuente ver siquiera una alusión a la vida religiosa en los tratados de eclesiología que se siguen escribiendo. Únicamente se la encuentra en libros que quieren ser un comentario completo a la Constitución Lumen Gentium, sobre la Iglesia. Otra preocupación constante en mi trabajo ha sido intentar una coherencia de principio a fin, coherencia obligada desde la visión complexiva de toda la vida de la Iglesia, sin que nada de cuanto diga sobre la vida religiosa suponga una ofensa o al me nos una falta de atención a la misión eclesial de los demás miem bros de la Iglesia: sacerdotes y laicos. Pero éstos han sido los proyectos y las intenciones. Tal vez, contra mi voluntad, no siempre lo habré logrado. 18 19 Tampoco he pretendido escribir la teología de la vida reli giosa. Creo que todavía queda mucha tarea previa. He intentado, únicamente, ofrecer una concreta visión, como lo han intentado otros tantos compañeros de trabajo. Si con ello se prepara el ca mino para el gran teólogo que realice la síntesis armónica y ple na, no habremos perdido el tiempo quienes hemos iniciado una tarea difícil, como sucede en todos los comienzos. PROLOGO A LA SEGUNDA EDICIÓN Para mi reflexión he mantenido contacto continuo con la bi bliografía, cada día más numerosa, sobre vida religiosa. Muchas Esta segunda edición de la Teología Sistemática de la vida re veces he consentido, otras disentido, en los planteamientos y so ligiosa no es una simple reimpresión de la primera. Bajo no pocos luciones de los demás teólogos. Muchos de entre ellos han sido aspectos es una obra nueva, aunque dentro de la línea de pensa para mí el incitante más fuerte para pensar. Diría, más bien, que miento de la primera. han hecho posible mi propio pensamiento, lo mismo cuando he encontrado convergentes su pensamiento y el mío que cuando he Ha habido lector que en su día me indicó que tal vez la pri creído deber disentir. Mi agradecimiento a los unos y a los otros mera parte era demasiado extensa. Por otro lado, como indicaré es idéntico. A lo largo de mi estudio no aparecerá siempre la pre luego, la segunda parte de esta edición incluye dos capítulos nue sencia de quien me hizo pensar, ya que un trabajo analítico de vos, con lo que la obra resultaría muy voluminosa. citas y compulsación de pensamiento hubiera dado una extensión excesiva a mi trabajo. Creo, no obstante, no haber distorsionado Por ello la primera parte ha sido ahora notablemente reducida el punto de vista de dichos autores; al menos conscientemente en número de páginas. Conserva, sin embargo, todo el contenido no lo hecho nunca. Debería citar al menos los nombres que fundamental de doctrina, porque sigo convencido de que la vida han sido el más fuerte incitante de pensamiento, pero acaso religiosa sólo puede ser entendida dentro de la Iglesia —y por caería en omisiones injustas, cuando a todos les debo gratitud. tanto de la Eclesiología— y dentro del «hecho de vida» de Jesús y de su mensaje o Buena Nueva del Reino. Si en ocasiones la manera como presento mi forma de enten der las cosas pareciera demasiado segura, afirmo que tengo con El trabajo de revisión, de síntesis y, en buena parte, de nueva ciencia de caminar todavía entre tanteos y en plena búsqueda. redacción ha sido realizado por mi compañero y hermano Macario Y no me costará ningún trabajo cambiar de ruta cuando vaya Diez Presa. Ha trabajado intensamente con la maestría en él ha comprendiendo que me había equivocado. bitual. Dentro de la plena fidelidad al contenido doctrinal ha lo grado una condensación, una síntesis y una redacción a mi modo de ver ejemplares. La segunda parte introduce varios capítulos nuevos, escritos pensando en una visión de conjunto armónica e integrada. Dedico un primer capítulo al estudio del carisma; un capítulo tercero a la misión eclesial de la vida religiosa. Este capítulo, precedido por el dedicado a la consagración, permite una visión global y to talizante de cada forma de vida consagrada. Es igualmente nuevo en su totalidad el dedicado a la obediencia, enfocada desde la teo logía de las mediaciones; en mi intención es un estudio tanto de la autoridad como de la obediencia, bajo vertientes diferentes. Es 21 20

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