Karl Müller TEOLOGÍA DE LA MISIÓN •• «*^.. , ;>r Karl Müller Teología de la misión EDITORIAL GUADALUPE Mansilla, 3865 BUENOS AIRES 1425 EDITORIAL VERBO DIVINO Avda. de Pamplona, 41 31200 ESTELLA (Navarra) - España 1988 Contenido Prólogo 9 1. La misionología como disciplina teológica Hans-Werner Gensichen 11 1. Entre los frentes 11 2. Nuevas perspectivas 19 2.1. Hermenéutica de la misión 19 2.2. Escritura y misión 21 2.3. Situación y misión 24 2.4. Testigo y testimonio 25 3. Consecuencias 27 2. ¿Qué es la misión? 33 1. Descripción de lo que es la misión 35 2. Esfuerzos por una definición de la misión 39 2.1. Warnecky Schmidling 39 2.2. La escuela de Lovaina 42 2.3. Las Conferencias Mundiales de las Misiones 43 2.4. El decreto misionero Adgentes 47 2.5. Ev angelii nuntiandi 49 3. Elementos fundamentales de la teología de la misión 51 3. La razón de la misión 57 1. Una visión (Col 1,15-20 y Ef 1,3-23) 57 2. El universalismo en el Antiguo Testamento 60 3. La misión mundial en el Nuevo Testamento 65 4. El debate en torno a la misionología 72 4. El fin de la misión 80 Traducción: Constantino Ruiz-Garrido. Título original: Missions Theolo- 1. El sentido de la vocación paulina 80 gie. ® Dietrich Reimer Verlag -e Editorial Verbo Divino, 1988. Es propie 2. La controversia científica en torno a la finalidad de la misión 83 dad. Printed in Spain. Fotocomposición: Cometip, S. L., Plaza de los 2.1. El debate dentro de la Iglesia Católica 83 Fueros, 4. 31010 Barañain (Navarra). Impresión: Gráficas Lizarra, S. L., 2.2. El debate en el lado protestante 88 Ctra. de Tafalla, km 1. 31200 Estclla (Navarra). Depósito Legal: NA. 3. El fin de la misión 90 688-1988. 3.1. La salvación de las almas 90 ISBN 84 7151 592 X 3.2. La salvación integral 92 ISBN 3 496 00822 9, edición original alemana 3.3. La salvación de todos los hombres 98 5 5. La obra de la misión 109 1. Responsables de la misión 109 1.1. La obligación misionera de cada individuo 111 1.2. La obligación misionera de la comunidad 113 SIGLAS Y ABREVIATURAS 1.3. Institutos religiosos y sociedades misioneras 116 1.4. La Iglesia local y la misión 119 1.4.1. Situación dentro de la Iglesia Católica 120 1.4.2. Evolución en el ámbito protestante 124 2. Realización de la misión 127 2.1. Semillas de la palabra de Dios 127 2.2. Eldiálogo 134 AAS = Acta Apostolicae Sedis, Roma 1909s. 2.3. Testimonio de amor 137 AG = Ad Gentes: Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia 2.3.1. La ayuda al desarrollo 139 (Concilio Vaticano II). 2.3.2. La justicia y la paz 143 AMZ = Allgemeine Missionszeitschrift, Gütersloh 1874s. 2.3.3. Laliberación 148 EM = Die evangelischen Missionen, Gütersloh 1895s. 2.3.4. La opción en favor de los pobres 152 EMM = Evangelisches Missionsmagazin, Basel 1857s. 2.4. La proclamación del evangelio 156 EMZ = Evangelische Missionszeitschrift, Stuttgart 1940s. 2.5. La congregación del pueblo de Dios 164 EN = Evangelii Nuntiandi: Exhortación apostólica de Pablo VI, 2.5.1. La Iglesia como comunidad 164 Roma 1975. 2.5.2. La Iglesia como «pueblo de Dios» 166 2.5.3. Las iglesias autóctonas 168 GS = Gaudium et Spes: Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual (Concilio Vaticano II). 6. El peso y las enseñanzas de la historia IRM = International Review of Missions, Edinburgh 1912s. Hans-Werner Gensichen 177 KM = Die katholischen Missionen, Freiburg Br. 1873s. 1. «El pasado está injertado en nosotros...» (R.M.Rilke) 177 LG = Lumen Gentium: Constitución dogmática sobre la Iglesia 2. La razón de la misión en la historia 178 (Concilio Vaticano II). LThK = Lexikon für Theologie und Kirche, Freiburg Br. 1957-1968. 3. El fin de la misión en la historia 183 MAT = Missionswissenschaftliche Abhandlungen und Texte: Veróf- 4. La obra de la misión en la historia 187 fentlichungen des Internationalen Instituts für missionswis 7. El mundo de hoy como contexto de la misión cristiana senschaftliche Forschungen, Münster 1917s. NAMZ = Neue Allgemeine Missionszeitschrift, Gütersloh 1924s. HorstRzepkowski 195 NZM = Neue Zeitschrift für Missionswissenschaft, Schóneck- 1. Los conceptos de Tercer Mundo y Tercera Iglesia 195 Beckenried 1945s. 2. Global2000 200 QD = Quaestiones Disputatae, Freiburg/Basel/Wienl958s. 3. Desarrollo y religión 206 StlM = Studia Instituti Missiologici SVD, St. Augustin 1962s. 4. Población y religión 212 ThB = Theologische Bücherei, München 1953s. 5. Cristianismo y religión 219 ThWNT = Theologisches Wórterbuch zum Neuen Testament, Stuttgart 1924s. 8. Orientaciones bibliográficas sobre misionogía ZMiss = Zeitschrift für Mission (es la continuación de EMM y EMZ), HorstRzepkowski 233 Basel/Stuttgart 1975s. ZMR = Zeitschrift für Missions -und Religionswissenschaft (al princi índice analítico 239 pio: Zeitschrift für Missionswissenschaft = ZM), Münster índice onomástico 242 1911s. 6 7 Prólogo Esta obra pretende ser una ayuda. Muchas cosas se han escrito en los últimos veinte años sobre cuestiones de teología de la mi sión: cosas positivas y críticas, constructivas y destructivas, orien tadoras y desorientadoras. Las exposiciones generales anteriores al Concilio no prestan ya apenas ninguna utilidad. Las de carácter posconciliar no existen. Para los especialistas en misionología, que disponen de la correspondiente bibliografía especializada, sigue siendo fácil desenvolverse en medio de la diversidad de opiniones, pero esto resulta más difícil para otras personas interesadas en el tema, y para ios estudiantes. Precisamente para estos úrtimos se fia concebido la presente «iniciación». La colaboración ecuménica es más factible en el sector misione ro que en otros terrenos. La comparación entre la bibliografía cató lica y la protestante, y, recientemente también, la bibliografía orto doxa, demuestra bien a las claras que en todas partes se siente ardiente interés por el tema de la misión. Pero nos hace ver, al mismo tiempo, que los problemas e intentos de solución son los mismos en todas las iglesias. Es un enriquecimiento el poder tra bajar «ecuménicamente». En la preparación de esta obra se atendió particularmente a este aspecto. Por esta razón estoy muy agradeci do especialmente al profesor Gensichen, por haber redactado el capítulo primero y sexto. Además, su obra Fe para el mundo (Glaube für die Welt) me ha proporcionado abundantes sugeren cias. Espero que la presente obra sea una aportación a la Ecumene. San Agustín, 31 de mayo de 1985 Karl Miiller 9 1 La misionología como disciplina teológica 1. Entre los frentes Los comienzos La misionología, o ciencia de la misión, es una disciplina teoló gica que aparece en época relativamente tardía. El concepto lo acuñó en el año 1832 el historiador de la Iglesia J. T. L. Danz, que enseñaba en Jena. Danz describe por primera vez esta disciplina y le da el nombre de «Apostólica» (Apostolik) *. Desde luego, hay estudios científicos de la misión, aunque en forma diversa, por lo menos desde el gran erudito, poeta, filósofo y misionero francisca no Raimundo Lulio (+ 1315), y entre los protestantes, desde los teóricos de la misión colonial holandesa de principios del siglo XVII. En 1800, J. Fr. Flatt daba ya lecciones en Tubinga sobre la misión. Pero este experimento permaneció oculto y, por el mo mento, no halló imitadores. Posteriormente, en 1836, el Princeton Theological Seminary (seminario presbiteriano de los Estados Uni dos de América) creó una cátedra de «teología pastoral e instruc ción misionera», a cargo de la cual estuvo Charles Breckenridge, pero que volvió a desaparecer después de que el citado profesor abandonara la docencia en 1839. El luterano Karl Graul, que estaba a punto de dar lecciones como encargado de cátedra en Erlangen sobre «historia, estadística y teoría de la misión e historia del paga nismo», y que trataba de exponer científicamente su concepción de 1 Encyclopádie und Methodologie der theologischen Wissenschaften. Weimar 1832, 362-366 (Myklebust, Study of Missions, I, 76, nota 17, en contra de J. C. Hoekendijk, Kirche und Volk, 34s). 11 la misión, falleció en 1864 sin poder siquiera comenzar su actividad diferente y más amplio. En tiempos recientes, esto ha sucedido docente. Tres años más tarde, Alexander Duff, que durante tres programáticamente allá donde la misión quedó desligada en buena decenios había sido misionero de la Iglesia de Escocia en la India, parte de la sujeción a las instituciones de sustentación, principal fue llamado a ocupar una cátedra recién creada de «teología evange- mente de la sujeción a la Iglesia y a su forma concreta, a fin de que, lística» en el «New College» de Edimburgo, llegando a ser de esta dentro del contexto de una orientación cristiana, radical y univer manera «el primer profesor de misión en todo el mundo sal, hacia el mundo, pudiera asignarse a la misión un nuevo lugar: cristiano» 2. intento que, en el ámbito protestante, está asociado más que nada con el nombre y la obra del misionólogo holandés J. C. Hoeken- Problemática dijk (+ 1975) 4, y en la misionología católica, con Ludwig Rütti y su maestro Johann Baptist Metz 5. En todo ello, los acentos pueden La simple mención de Duff era ya objeto de discusión, no marcarse de manera diferente; pero el propósito y la ejecución del porque se pusiera en duda su competencia, sino porque la gente se programa coinciden en buena parte. La misionología no debe ni preguntaba si se hallarían más tarde sucesores competentes para puede tener nada que ver con la actividad misionera en el sentido de una asignatura que se salía tanto de lo corriente. De hecho, la propaganda para conseguir nuevos miembros para la Iglesia, y des cátedra de Duff, después de su transformación en simple cátedra de luego no debe ni puede tener nada que ver con la comunicación auxiliar, fue suprimida por completo en 1909. Mientras tanto, la de la fe como actividad vinculada con instituciones. Su objeto es, misionología ha perdido ya su carácter «experimental» con el que más bien, la práctica de una misión, en la cual el orden del día es tanto había tenido que luchar Duff, y ha encontrado un lugar fijo dictado por el mundo, y por consiguiente el mensaje cristiano se en numerosas facultades y escuelas superiores de teología. Pero, no entiende primariamente como el mensaje de una promesa dirigido nos engañemos. Subsiste el carácter problemático de esta disciplina al mundo, a la historia y a la sociedad, mensaje que no necesita ya y exige, hoy lo mismo que antaño, una reflexión crítica y autocríti ser mediatizado por la tradición y la jerarquía. Por su contenido, ca. Aparecen dos tendencias: en primer lugar, la misionología pue esta práctica, entendida en sentido estricto, no necesita llevar inhe de considerar como su objeto propio las «responsabilidades misio rente una nota específicamente cristiana. Se orienta hacia el shalom, neras» de la Iglesia cristiana como tal, llegando a veces hasta el hacia la «vocación para la paz» en el sentido más amplio del con extremo de que esta ciencia se entienda a sí misma como «la ciencia cepto, y por la cual vocación se llenan de la plenitud prometida del misionero y para el misionero». Puede dedicarse luego a estu todos los aspectos de la vida humana. Rütti, que elaboró más con diar la historia, la geografía y la estadística de la misión, la morfolo secuentemente que Hoekendijk este proyecto, contrapone a la gía y la fenomenología de la misma, y ocuparse también de la práctica tradicional de la misión y a sus implicaciones teológicas investigación y desarrollo del método de misión. Y de esta manera, una «hermenéutica política» que debe hacerse realidad en una ac como veía ya Karl Graul hace casi siglo y medio, «puede salir de la ción sociopolítica. El amplio eco de rechazo que halló este concep penumbra de la credibilidad sentimental y elevarse hasta la claridad to en la misión institucional y en los sujetos de la misma, revela meridiana de una ciencia creíble» 3. Pero, en el mejor de los casos, clarísimamente la polarización. sería dudoso que esta disciplina superase los límites de una teoría de determinada práctica sólidamente establecida, que no tiene por qué interesar necesariamente a las demás disciplinas teológicas. «Teología comparada» Por tanto, la función y la tarea de la misionología consiste, en Apenas sorprenderá que, en esta situación, se realizara entre segundo lugar, en ser interpretada incesantemente en un sentido tanto el ensayo de cortar de un mandoble lo que podría llamarse el nudo gordiano de la cuestión. Ejemplo de ello es una propuesta del 2 Myklebust, The Study of Missions in Theologicul Education, I, 187. Esta magna obra no ha sido superada hasta el día de hoy, pero debería hallar continua 4 Véase principalmente Zukunft der Kirche; Feier der Befreiung; Kirche und ción, porque refleja la situación en 1957. Volk, Anhang (= apéndice) 297s. 3 Citado por Myklebust, /. c, 94s. 5 Véase Theologie der Mission, passim. 12 13 profesor católico de teología pastoral Adolf Exeler, ensayo que no comparación con otros ámbitos del saber. Lo que sí es seguro es debería caer en el olvido después de la temprana muerte del autor que merece reconocimiento sin reservas la intención de Exeler de (1983), ni por su radicalismo ni por sus conclusiones basadas en la superar el cautiverio europa-céntrico de la teología en general, sus teoría de la ciencia 6. Como otros contemporáneos, Exeler creía tituir el paternalismo por la colaboración, y dar al diálogo teológico también que precisamente los éxitos de la moderna misión habían intercultural, que hace ya mucho tiempo que está en marcha, un llevado a ésta y a la misionología a una «crisis de existencia», por lugar en la teoría de la ciencia que haga justicia a esa práctica. Ahora que se habrían modificado radicalmente los presupuestos de los bien, podemos dudar (al menos, por dos razones) de que la sustitu que ambas habían partido. El paternalismo, la tutela, la «mentali ción propuesta por Exeler resuelva los problemas de la misionolo dad de asistencia que se presta, y de considerar a los demás como gía como disciplina teológica: objeto», la pretensión del universalismo occidental: todos estos La «teología comparada», por imprescindible que pueda ser, fenómenos concomitantes de una misión inficionada de colonialis tendría que tener como consecuencia ineludible un estrechamiento mo habrían quedado ya anticuados al surgir «Iglesias de misión» del marco especial de esta disciplina teológica, a la que se habría independientes, y con ello habría perdido también su base de acti dado una nueva finalidad, estrechamiento que no haría justicia al vidad la misionología tradicional. Las consecuencias, según Exeler, carácter abarcante e integral de la misión universal de la fe cristiana. son obvias: ni siquiera las llamadas Iglesias jóvenes se comprenden La misión, que tiene su fundamento en la missio Dei, no puede ya como objetos, sino como sujetos de su existencia como comuni manifestarse simplemente en el ámbito específicamente teológico, dad en misión. ¿Por qué iban a dejar que una misionología occiden sino que abarca también el culto divino, la oración, la proclama tal les dijera cómo debía realizarse en ellas la Iglesia misionera? Y ción, y la comunicación de la fe en todas sus formas. Todas ellas aunque la misionología renunciase a ello y quisiera hablar en senti necesitan estar impregnadas teológicamente, sobre todo en un con do puramente descriptivo de la misión de aquellas Iglesias, ¿estaría texto intercultural, pero no deben quedar por ello reducidas. Ade inmune del peligro de alzarse, ahora igual que antes, con pretensio más, la teoría de Exeler es paradójica por cuanto parece quitar con nes superadas de absolutividad? una mano lo que da con otra. Para hablar claro: esta teoría corre Evidentemente, la única consecuencia válida es liquidar por peligro de hacer que la misión, que acaba de liberarse de la tutela completo la misionología del viejo estilo y sustituirla por algo nue occidental, vuelva a quedar confiada a la sujeción de una teología en vo. Exeler recomienda lo que él denomina «teología comparada». la cual, a pesar de todas las buenas intenciones en contrario, vuelve Atribuye a esta disciplina las siguientes tareas: comunicar una com a imponerse el dominio occidental. prensión de los condicionamientos culturales de la fe y de sus Otra consecuencia, no menos paradójica, y no pretendida desde formas de expresión; diálogo teológico internacional e intercultural luego por Exeler, sería que las Iglesias occidentales, en el curso de (en el cual la teología del Atlántico norte debe tener también dere esta reducción de la misionología, no se expondrían precisamente, cho a expresarse, como subraya expresamente Exeler, a diferencia con toda seriedad, a un compañerismo y colaboración en la misión, de Rütti); método interdisciplinar, sobrepasando incluso las fron con todas las consecuencias que ello tuviera para su práctica misio teras de la teología. nera en el propio ámbito, sino que se sentirían exoneradas descar gando sus tareas en los pocos expertos en teología en quienes se Si todo el conjunto conduce o no realmente, tal como se había pudiera delegar fácilmente, en la práctica, el complicado asunto de pensado, a la «integración de la teología de la misión en las diversas asignaturas teológicas» 7, no lograda por la misionología del viejo la «teología comparada». Si tuviéramos que vérnoslas con Iglesias que se comprometieron más bien demasiado poco en la tarea de la estilo: eso lo juzgarán con reservas otros observadores. Y lo mismo misión cristiana, entonces la «teología comparada» podría lograr se diga de si es pertinente o no orientarse por el método de la algo así como una «purificación de los motivos de la misión», tal como antes se había esperado e intentado sin cesar 8. Pero hoy día 6 Vergleichende Theologte statt Mtsstonswissenschaft? A propósito: Kramm, Was ist von emer «Vergleickenden Theologte» zu erwarten? 8 Véase Dürr, Reimgung der Missionsmotwe; Althaus, Um die Reimgung der Misswn. 7 Kramm, /. c, 72. 15 14 lo que primordialmente interesa es que las Iglesias salgan ya de la se puede definir dentro del «horizonte del mundo». Pero los após complacencia en sí mismas con sentido provinciano y lleguen a una toles difícilmente hubieran estado de acuerdo en que la misión se comprensión de su misión que renueve toda su existencia. Sería independizara como «cosa del mundo», es decir, ajustándose al correspondiente orden del día del mundo, más aún, en que se atrevido encomendar únicamente toda esta tarea a la misionología. legitimara únicamente como «fin programático excéntrico» de un Pero sería también peligroso esbozar una idea directriz de la misio reinado mundano de Dios, y cuyo contenido se redujera a la «rela nología, que no se orientara principalmente hacia esta tarea, tenien ción interhumana» como punto decisivo de la referencia a su con do en cuenta lo urgente que es la situación crítica en que se encuen formidad con el mundo. Según la declaración de intenciones del tra la misión y que movió a decir, hace ya dos generaciones, a uno propio Rütti, no se podría hablar ya de una misionología que «ela de los críticos más enconados de la forma tradicional de llevar el borara el concepto de la esencia y necesidad de la misión a base de asunto de la misión: «La misión de la Iglesia es participación en la los datos bíblicos y dogmáticos». Lejos de eso, la misionología existencia de Dios en el mundo» 9. debe obligarse globalmente a ser una «teología experimental» que Si vemos las cosas bajo este aspecto y retrotraemos nuestra adopte la correspondiente situación histórica nueva y que, precisa mirada a la polarización tradicional que se da en la misionología, mente de esta manera (al precio, claro está, de una «universalidad entonces podemos encontrar aquí razones en favor y razones en consciente y crítica»), muestre a toda la teología el camino de la contra de las diferentes posiciones. La concepción tradicional de la conversión sin reservas al mundo n. Por eso, es muy consecuente «misionología» como ciencia de la «autorrealización misionera de el que la Iglesia, como misterio del cuerpo de Cristo envuelto en la la Iglesia» (Karl Rahner) 10, no debe desecharse en absoluto, como historia, como misterio del tabernáculo de Dios entre los hombres, hace Rütti, como un modelo anticuado de «expansión eclesiológi- quede casi completamente desplazada en la confrontación con el ca». Conserva, en efecto, la referencia, imprescindible para la mi éxodo radical hacia el mundo y hacia el futuro shalom. sionología, a la práctica concreta de la misión y de sus modalidades. Esa referencia ha de ser crítica, como se deduce no sólo del «orden No hace falta demasiada imaginación para comprender la reac del día del mundo», sino también de la función, rectamente entendi ción de las demás disciplinas teológicas frente a una misionología da, del testimonio «nacido de la fe y ordenado a la fe», aspecto que que aparece con tales pretensiones. Una cosa es que la misionología desde los principios de la Iglesia fue constitutivo de la misión de la tiene que ocuparse de la «congregación y misión de la Iglesia» Iglesia en el mundo. Esta herencia, desde luego, hay que conservar como «objeto único de toda teología», pero es otra cosa muy dis la, aunque haya que protegerla de vez en cuando contra la tentación tinta el hacer que sea derecho y obligación de la misionología, de absolutivizarla e institucionalizarla: tarea que en la misionología basándose en ello, «interferir» continuamente en la labor de las no se tomará nunca en cuenta demasiado en serio, y para cuya demás asignaturas teológicas u. En todo caso, se valoran con senti realización tienen importancia orientadora algunas voces como las do más realista las posibilidades de la misionología cuando uno se de Hoekendijk y Rütti. pregunta si la misionología tiene en general la «textura institucional y el poder» para cerciorarse de nuevo de su propio punto de vista y, por tanto, al mismo tiempo, de su tarea dentro del conjunto de las A propósito de Ludwig Rütti disciplinas teológicas 13. Ha señalado en esta misma dirección uno de los representantes actuales más destacados de la misionología, Indudablemente, hay que tener también cautela crítica frente a cuando ha afirmado que la tarea de la misionología es necesaria la unilateralidad con que Rütti principalmente fundamenta su posi mente «controversial, contextúa] y de confrontación», confirman- ción y trata de hacerla obligatoria para una nueva teología de la misión. Los apóstoles supieron ya que la tarea de la misión, en el sentido de una responsabilidad y comunicación de la fe, solamente 11 Theologie der Mission, 12. Por lo demás, Hoekendijk designó ya a la teología de la misión como «teología experimental», aunque basándose en otros fundamen tos (Hoedemaker, Hoekendijk's American Years, 9). 9 Schüte, Zwischen Nil und Kaukasus, 245. 12 Así piensa Linz, Missionswissenschaft und Oekumenik, 35. 10 Grundprinzipien zur heutigen Mission der Kirche, 49s. 13 Kramm, /. c, 69. ir. 17 do con ello, desde luego, que no puede haber ya retirada (con En noviembre de 1966 se reunió en Hamburgo un pequeño autocomplacencia contemplativa) de la posición ocupada entre los grupo internacional de misionólogos para investigar las posibilida frentes 14. des de una unión. Después de una serie de informes sobre la situa ción, hizo uso de la palabra el obispo sueco y profesor Bengt Sundkler y preguntó con impaciencia característica: «¿Nos hemos Comprensión evangelística reunido aquí para contar el número de cátedras?». Con ello dio la y comprensión ecuménica señal para una discusión sobre principios, que condujo dos años más tarde a la fundación de la «Asociación Internacional de Estu Finalmente, todo esto se aplica también a la controversia per dios Misioneros» (International Association for Mission Studies: manente entre la comprensión «evangelística» y la comprensión IAMS). Fue sólo un comienzo. Pero contribuyó a que la misiono «ecuménica» (en el mundo anglosajón se habla de comprensión logía, como «disciplina nueva, pero cuyas raíces se sumergen pro «conciliar») de la misión, controversia que en el ámbito protestante fundamente en la historia» 16, adquiriese cada vez más conciencia viene siendo aguda desde hace tiempo y que impide sensiblemente de sus problemas y de su tarea permanente. ponerse de acuerdo sobre el sentido y la tarea de la misionología. Contribuyen a esto numerosos factores: las diferencias en el desa rrollo histórico y en las tradiciones, las diferencias en materia de 2. Nuevas perspectivas política eclesial y de métodos de misión, y algunos otros factores que no podemos detenernos a analizar detalladamente. Las hábiles 2.1. Hermenéutica de la misión fórmulas y las propuestas para llegar a soluciones de compromiso, con las que se pretende superar los contrastes, han demostrado en La primera y más importante cuestión que hay que dilucidar al general que son tan insuficientes como las descripciones simplifica- hacer una nueva reflexión sobre la justificación teológica de la mi doras de las posturas controvertidas. Por ejemplo, ¿para qué vale sionología es la cuestión acerca de la hermenéutica de la misión, que en uno de los pocos trabajos pertinentes que se han escrito porque constituye, como quien dice, el punto de intersección de las hasta ahora sobre el tema, se afirme que la diferencia fundamental líneas y frentes divergentes que caracterizan actualmente a la ima es la polarización de misiones «de orientación bíblica» y de misio gen de la misionología. Por ejemplo, ¿cómo se podrán suprimir las nes «más comprometidas en el terreno social»? 15. ¿Qué significará, debilidades, lamentadas por Hoekendijk y Rütti, del principio por lo demás, el que las misiones evangelísticas pretendan ser las «eclesiocéntrico», si no es examinando la legitimación bíblica que únicas que escuchan el «clamor de los que están perdidos», mien dicho principio reclama? Por otro lado, ¿cómo podrían determi tras que, por la otra parte, por el lado ecuménico, se escucha el narse las posibilidades y límites del modelo, postulado por Rütti, «clamor de los oprimidos»? Estas cuestiones y algunas otras no de una misión radicalmente orientada al mundo, sin investigar la hallan respuesta en el marco de reflexiones superficiales sobre tácti dialéctica de palabra y situación de la que depende el mencionado cas de misión, pero pueden conducir a que se lleve el ulterior modelo? Finalmente, ¿cómo se puede mantener con sentido el diá debate al nivel propio de la realidad de las cosas, en una búsqueda logo con la fundamentación biblicista de la misión, tal como existe común de la verdad de la cuestión, verdad que es mayor que los por parte evangelística, si no es mediante un esfuerzo crítico común puntos de vista divergentes, y que es la única que puede lograr una en torno al impulso bíblico-escatológico, en torno a la «misión con «transformación en lo común» (H. G. Gadamer), superando el la perspectiva del final», tal como la concibieron Walter Freytag y simple afán de marcar los propios contornos o de adaptarse a sí las personas de sus mismas convicciones en los primeros años de la mismo, aunque con el riesgo de que los interesados dejen de ser lo posguerra, y que actualmente sigue teniendo eco particularmente que habían sido hasta entonces. intenso en la misionología evangelística? El hecho de que el problema hermenéutico no se tratara explíci- 14 J. Aagaard, citado en Missiology 10 (1982) 133. 15 Hering, Missionsverstándnis, 15, 137. 16 Glasser: Missiology, 5. 18 19