Description:La noche tiene sus encantos, sobre todo cuando los vientos femeninos soplan a tu favor. A veces crees que has llegado al paraíso, te llevas de sus hazañas y terminas con dolor de cabeza, pero lo normal es que recuerdes siempre los mejores momentos. Antes eran las luciérnagas: avispas de neón que traspasaban las tinieblas. La muchacha que te acompañaba hasta el río y dejaban sus sueños eróticos tendidos en la arena y qué decir de aquellas que alimentaban los peces con los impulsos que brotaban de una furia masculina. La mujer cuya euforia renacía en las espumas orgásmicas de la cascada y la que te esperaba en los caminos del cacaotal. También recurrías a las fogatas en el río para saciar los calores de verano. El sonido del sapo dejando en el corazón de la noche tranquila sus notas desafinadas. Luego vinieron los placeres de los seres invisibles, que reinando eternamente en los mundos posibles de las aguas, se inmortalizaron en el trago. En la ciudad cambiaron los escenarios, pero siempre reinaba el placer, aunque en escenarios distintos. Si nunca te has encontrado con alguna de estas hazañas nocturnas es porque no has recorrido las calles de “Tentaciones de la noche”.