ebook img

Tal como el Jazz (Spanish Edition) PDF

238 Pages·1989·1.3 MB·spanish
Save to my drive
Quick download
Download
Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.

Preview Tal como el Jazz (Spanish Edition)

Quién recomienda la lectura de Tal como el Jazz «Es difícil encontrar autores que escriban acerca de Dios desde una postura de compromiso sin dejar de sonar humanos y honestos, sin pasar cada palabra por el filtro de la subcultura religiosa. Donald Miller es uno de ellos. Además, escribe con garbo, astucia y humildad sin par». —John Ortberg Autor de Everybody’s Normal Till You Get To know Them [Toda la gente es normal hasta que uno llega a conocerla] «No se me ocurre un libro mejor que Tal como el Jazz para introducir la espiritualidad cristiana (un estilo de vida) a personas a quienes el cristianismo (un sistema de creencias) les recuerda un problema gordo de matemáticas o un embotellamiento vehicular. Donald Miller escribe como el protagonista de un buen monólogo improvisado y maneja los temas con sutileza, dulzura, sublimación y elemento de sorpresa, en un libro repleto de las furias y alegrías del alma humana. Tras leer la última página me sentí entusiasmado, lleno de esperanza y con plena confianza que este libro resonará bellamente en muchas vidas, tal como lo ha hecho en la mía». —Brian McLaren Pastor (www.crcc.org), autor de A New Kind of Christian [Una nueva especie de cristiano] y promotor del movimiento emergente (www.emergentvillage.com) «Donald Miller ha logrado lo que todo escritor cristiano se esfuerza en alcanzar: Relevancia espiritual. En su último esfuerzo literario se ha revelado por completo a sí mismo. Armado de giros humorísticos inesperados, observaciones mordaces y sinopsis que van al punto, Tal como el Jazz es un viaje en el pensamiento que nos lleva hacia el Dios que no solo es real sino también asequible. —David Allen HM Magazine «Necesitamos más gente como Donald Miller, que se dispongan no solo a interpretar las Escrituras sino también la cultura». —Ben Young Anfitrión del programa radial The Single Connection [La conexión de los solteros] y coautor de The One y Devotions for Dating Copules [El (La) Único(a) y Devociones para parejas no casadas] «Honesto, apasionado, crudo… real. Como la música jazz, el libro de Donald Miller es una canción engendrada por la libertad. Como la música buena, Tal como el Jazz va más allá de ser cierto, es significativo. Trata acerca de Jesús y Su historia insuperable, y de la libertad que Él anhela darnos. —Paul Louis Metzger, Ph.D. Profesor asistente de teología cristiana y teología de la cultura en el seminario bíblico de Multnomah «Donald Miller ve la fe como un gran músico de jazz ve una melodía sencilla. Para él es un objeto digno de exploración minuciosa, un pasadizo que conduce a un cofre de melodías, ritmos y armonías de mayor riqueza y complejidad. Gracias, Don, por atreverte a excavar y explorar, y gracias por hacernos partícipes de tus hallazgos maravillosos». —Mark Atteberry Pastor y autor de The Samson Síndrome [El síndrome de Sansón] «¡Gracias a Dios por el jazz! Con su mezcla improvisada de humor seco, candidez al desnudo y comentario provocativo, Donald Miller ha compuesto una obra literaria de brillantez intelectual. Al igual que la música, Tal como el Jazz no se lee tanto como se siente. Atrévete a sentirlo, y verás cómo te cambia su voz con melodías fascinantes». —Julie Ann Barnhill Oradora de fama nacional, autora del éxito de ventas Scandalous Grace [Gracia escandalosa] Editorial Betania es una división de Grupo Nelson © 2006 Grupo Nelson Una división de Thoma s Nelson, Inc. Nashville, TN Estados Unidos de Amé rica www.gruponelson.com Título en inglés: Blue Like Jazz © 2003 por Donald Miller Publicado por Thomas Nel son, Inc. A menos que se indique lo contrario, todos los textos bíblicos han sido tomados de la versión Reina- Valera, de la Santa Biblia, revisión 1960. Usado con permiso. Traducción: John Bernal Diseño de la portada: Dav id Carlson Design Foto de la portada: Paul Mason / Photonica Diseño interior: Grupo Nivel Uno, Inc. ISBN 0-88113-957-2 Reservados todos los derechos. Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra sin la debida autorización por escrito de los editores. Impreso en Estados Unidos de América Contenido Nota del autor 1. Comienzos: Dios viene por un camino polvoriento, hacia mí 2. Problemas: Lo que aprendí viendo televisión 3. Magia: El problema de Romeo 4. Cambios: La persecución de Penny 5. La fe: El sexo de los pingüinos 6. Redención: Las zanahorias sexy 7. Gracia: El reino del mendigo 8. dioses: Nuestros amiguitos invisibles 9. Cambio: Un nuevo comienzo en la antigua fe 10. Fe: El nacimiento de lo boníto 11. Confesión: Saliendo a la luz 12. La iglesia: Cómo asisto sin sentir rabia 13. Romance: Encontrar chicas es fácil 14. Solo: Cincuenta y tres años en el espacio 15. Comunidad: Viviendo entre locos 16. Dinero: Pensamientos sobre el pago de arriendo 17. Adoración: El asombro místico 18. Amor: Cómo amar de verdad a los demás 19. Amor: Cómo amarse a uno mismo, de verdad 20. Jesús: Las líneas en Su rostro Reconocimientos Acerca del autor Nota del autor NUNCA ME GUSTÓ LA MÚSICA JAZZ PORQUE EL JAZZ NO resuelve los temas musicales. Resulta que una noche estaba en el teatro Bagdad en Pórtland y vi a un hombre tocando saxofón. Me quedé mirándolo como quince minutos, y el tipo nunca abrió los ojos. Después de eso me quedó gustando la música jazz. A veces hay que mirar a una persona que ama lo que hace antes que uno pueda amarlo por iniciativa propia. Es como si esa persona le mostrara a uno el camino. A mí antes no me gustaba Dios porque Él tampoco resolvía los temas de la vida. Pero eso fue antes de que sucediera todo lo que viene a continuación. Dedicado a David Gentiles En los Estados Unidos, la primera generación que salió de la esclavitud inventó la música jazz. Es una expresión de forma libre. Viene de adentro, del alma, y es su verdad. 1 Comienzos Dios viene por un camino polvoriento, hacia mí CIERTA VEZ OÍ DECIR A UN INDIO POR TELEVISIÓN que Dios estaba en el viento y en el agua, y me maravilló ese concepto tan hermoso porque significaba que uno podría nadar en Él o sentirlo en el rostro como la brisa. Sé que apenas comienzo mi historia, pero mi creencia firme es que me extenderé hacia la eternidad, y en el cielo reflexionaré acerca de estos primeros días, los días en que me parecía que Dios iba por un camino polvoriento, dirigiéndose hacia mí. Años atrás, Él fue para mí como una fibra que se balanceaba en la distancia, en cambio ahora está tan cerca que puedo escucharle cantar. Sé que pronto podré ver las líneas en Su rostro. Mi papá se fue de la casa cuando yo era pequeño, por eso cuando me introdujeron al concepto de Dios como Padre le imaginé como un hombre taciturno y grasiento que quería venirse a vivir a nuestra casa y meterse a la cama de mi mamá.Solo recuerdo que esta era una idea espantosa y terrible. Como éramos una familia pobre que asistía a una iglesia de gente rica, me imaginé que Dios era un tipo con mucho dinero que manejaba un automóvil de lujo. En la iglesia nos dijeron que éramos hijos de Dios, pero yo sabía que Su familia era mejor que la mía, que Él tenía un hijo que jugaba fútbol americano y una hija que vitoreaba al equipo. Nací con una vejiga pequeña y mojé la cama hasta los diez. Más tarde, fui flechado por la reina de la fiesta escolar quien era amable conmigo, como lo sería un buen político, lo cual probablemente aprendió de su padre que era presidente de un banco. Esto explica en parte por qué, desde un principio, el abismo que me separaba de Dios era tan profundo como la riqueza y tan ancho como la moda. En Houston, Texas, donde yo crecí, el único cambio en el clima se da a finales de octubre cuando llega el frío que baja desde Canadá. Los meteorólogos de Dallas llaman a los meteorólogos de Houston para informar a la gente que ya es hora de meter las plantas a la casa y estar pendientes de los perros. El frío bajaba alto y azul por la carretera principal, dejando su reflejo en las ventanas de los edificios altos. Se posaba sobre el Golfo de México como para demostrar que el cielo sobrepasa grandemente al agua en su magnitud. En Houston, en octubre, la gente va por todos lados con cierta energía, como si fueran a ser elegidos presidente al día siguiente, o como si fueran a casarse. En el invierno me resultaba más fácil creer en Dios, y supongo que esto tenía algo que ver con el clima, los colores de las hojas aferradas a los árboles, y el humo que salía por las chimeneas de las casas grandes en los vecindarios opulentos donde yo montaba mi bicicleta. Yo creía más o menos que si Dios viviera en uno de esos vecindarios, me invitaría a entrar, me prepararía chocolate caliente y me hablaría mientras Sus hijos jugaban Nintendo y volteaban la cabeza de vez en cuando para clavarme miradas feas. Yo paseaba en bicicleta por esos vecindarios hasta que mi nariz se congelaba. Luego volvía a casa para encerrarme en mi cuarto, poner un disco de Al Green y abrir las ventanas para sentir el frío. Pasaba horas estirado en mi cama, imaginando cómo sería la vida en una casa grande, recibiendo visitas de amigos importantes que montaban bicicletas nuevas, y cuyos padres tenían cortes de pelo caros y eran entrevistados en los noticieros. Con mi propio padre apenas he estado en tres ocasiones. Cada visita tuvo lugar en mi niñez y cada una sucedió en clima frío. Él era un entrenador de baloncesto y no sé por qué dejó a mi mamá. Solo sé que era alto y guapo, y que olía a cerveza. El cuello de su camisa olía a cerveza, sus manos olían a cerveza y su cara áspera y sin afeitar olía a cerveza. Yo no tomo mucha cerveza, pero la intensidad de ese olor nunca me ha dejado. Cada vez que mi amigo Tony el Poeta Radical se toma una cerveza en el bar Horse Brass, el olor me lleva a un lugar placentero que solo existe en los recuerdos de mi niñez. Creo que mi padre era un hombre grande, más grande que la mayoría, muy alto y fuerte, como un río en una inundación.En mi segunda visita le vi lanzar una pelota de fútbol de un extremo al otro en un gimnasio, la cual después de dar una espiral perfecta se clavó en la canasta y dejó temblando todo el armazón. No había una sola acción de mi padre que yo no estudiara como un prodigio de la naturaleza. Le observaba mientras se afeitaba y cepillaba los dientes, al ponerse las medias y los zapatos con movimientos más musculares que sutiles, y me quedaba parado en el umbral de su habitación esperando que él no notara mi mirada absorta. Prestaba atención cada vez que abría una cerveza y la lata se veía diminuta en su mano, y mientras la espuma salía a borbotones él la sorbía con sus labios rojos y se relamía el sabor del bigote. Para mí era como una máquina genial. Cuando mi hermana y yo visitamos a mi padre, comíamos lo que él preparaba cada noche en el asador del patio, algo que nunca hacíamos con mi mamá. Trituraba galletas que amasaba en la carne, añadía sal y salsas, y yo pensaba que mi padre era alguna especie de chef, una persona que debería escribir libros sobre cómo preparar carnes. Después nos llevaba a mi hermana y a mí al almacén de

See more

The list of books you might like

Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.