Description:Ha llegado a resultar axiomático el hecho de que hasta los secretos mejor guardados se descubren tarde o temprano. La nequicia en el ser humano recorre toda la babilónica escala de clasificaciones y, de fijo, no deja parangón posible para equipararla con la tan cacareada maldad de las criaturas de otros mundos habitados. Dígase lo que más guste, el hombre -aunque adornado con indiscutibles virtudes- es el más perverso de los seres. Precisamente, y en materia de secretos, debía implantarse un régimen punitivo que escarmentase de una vez para siempre a los violadores. Sin embargo, desde que el mundo es mundo -y en él impera el despreciable dinero- no existen prácticamente secretos que puedan tildarse de desconocidos para esa prolífera legión de indeseables que se dedican a descubrirlos, utilizando los resortes de mil maneras innobles, para hacer uso de ellos, no sólo indebido, sino lamentablemente nefasto.