Soy leyenda, saludada como una incomparable novela de horror, intenta la difícil tarea de dar a una imagen legendaria una verosimilitud actual, y plantea a la vez un difícil enigma, con un vigor, según Boucher, que sólo se encuentra en algunos escritores de la ”escuela dura” norteamericana. Pero es, además, de acuerdo con la sagaz interpretación del crítico francés Claude Ernoult, un viaje en el tiempo, y el lector asiste gradualmente al nacimiento invertido de una leyenda. El punto de partida no es aquí -como habitualmente- un efecto, sino una causa: la supervivencia de un hombre normal en una sociedad anormal. Este vuelco de nuestro acostumbrado punto de vista, concluye Ernoult, es la angustia misma del libro, su horror y su particular grandeza.