COLECCIÓN EXPERIENCIA í ROGER BASTIDE SOCIOLOGÍA Y PSICOANÁLISIS ROGER BASTIDE SOCIOLOGÍA y PSICOANÁLISIS Jí COMPAÑÍA GENERAL FABRIL EDITORA BUENOS AIRES Título del original francés: SOCIOLOGIE ET PSYCHANALYSB © hv Presses Universitaires de France Traducción de HBBMAN MAMO CUEVA y SUSANA DE ALDECOA IMPRESO EN LA ARGENTINA PRINTED IN ARGENTINA Queda hecho el depósito que previene la ley número 11.723. @ 1961 by COMPAÑÍA GENERAL FABRIL EDITORA, S. A., B5. As- INTRODUCCIÓN En la obra de Freud debemos distinguir dos partes muy diferentes: una psicología social y una sociología psico lógica. La psicología social de Freud (que se confunde, dicho sea de paso, con la psicología individual) presenta, res pecto de las doctrinas clásicas que estaban de rnoda cuando Freud escribía sus primeros trabajos, un progreso inne gable. El padre del psicoanálisis tiene en cuenta, en efecto, la influencia ejercida sobre el niño, en su formación y en su desarrollo, por la constelación familiar en la cual vive, y en las experiencias que afronta en sus relaciones con los demás. Sin duda, su biologismo, su teoría de los instin tos, y su concepción de la inmutabilidad de los complejos que explican la conducta humana, le impidieron elaborar una psicología social más precisa. La sociedad continua siendo aún exterior al individuo; más que fuerza creadora es obstáculo, y no actúa sino desviando el flujo de la libido o provocando una serie de dolorosos traumatismos. Aun cuando la sociedad se internalice en forma de Padre introyectado y sublimado, constituye un superyó, un estra to superior del espíritu (dicho sea de paso, inconsciente), cuyas relaciones con el Yo o Ego son aún poco conocidas. En suma, atrapado entre la psicología clásica (que consi dera las almas de las distintas personas como otras tantas islas cerradas, impenetrables entre sí) y la sociología de las representaciones colectivas, de las instituciones crista lizadas, Freud no logró alcanzar la solución hacia la cual se orienta cada vez más la ciencia actual. Sin embargo tuvo el mérito de situar al individuo en sus relaciones con los demás; su psicoanálisis está vinculado a la inter- psicología. 9 La sociología de Freud está emparentada con todo ese grupo de sociologías representadas en Francia principal mente por Tarde, pero que conocieron sus más vivos éxi tos, hace ya algunos años, en Estados Unidos, y que se pueden llamar sociologías psicológicas. Al partir del hecho de que la sociedad está compuesta por individuos, se quiere hallar la explicación final de los hechos sociales en los instintos, en las necesidades, los deseos y los intereses de los individuos; en una palabra, en los hechos de orden psicológico. Pero la mayoría de estas doctrinas buscaba esa explicación en los fenómenos conscientes, tales como los sentimientos o los intereses. Olvidaban que nuestro comportamiento no siempre está guiado por ideas claras y que nuestras ideologías son casi siempre racionaliza ciones elaboradas demasiado tarde. Al internarse median te el psicoanálisis hasta lo más íntimo del individuo, al descubrir la acción de deseos inconscientes en las imáge nes de los sueños, en los síntomas histéricos o en los ritos de los obsesos, Freud no tuvo más remedio que pregun tarse si las instituciones humanas no provenían sobre todo de esas fuentes secretas y ocultas, y si las más bellas flores de nuestra civilización no nacían, en definitiva, en el equívoco estiércol de nuestra sexualidad. Aunque den tro de los límites de esa orientación psicológica, Freud proporcionó, pues, las bases de una sociología nueva que, tal como su psicología, incluía los hechos por explicar en la interpsicología. Dos grandes instintos luchan en el hombre: el instinto de muerte, destructor de todo vínculo social, y el instinto de vida, la libido, creador, por lo con trario, de la sociabilidad. Es menester aún, ya que lo genital continúa siendo un peligro, que la libido se dese- xualice y que el vínculo fraternal homosexual ocupe el lugar del vínculo filio-paternal. Examinaremos, en una primera parte, esta psicología social y esta sociología freudiana. Veremos en qué medida los conceptos directivos de la psicología social y de la interpsicología de Freud, por muy vinculados que puedan parecer con ciertos conceptos de la sociología durkheimia- na, están en el fondo alejados de ellos. En consecuencia, una conciliación entre Freud y Durkheim, como la que soñaba Jones, era imposible. El psicoanálisis no puede constituir un feliz complemento de la sociología objeti- vista. Es antagonista de ésta y veremos construir a los discípulos de Freud, sobre los principios de su maestro, 10