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Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles PDF

287 Pages·2007·5.021 MB·Spanish
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FRANZ BRENTANO Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles Presentación y traducción de Manuel Abella ENCUENTRO Titulo original Von der mannigfachen Bedeutung des Seienden nach Aristoteles © 2007 Ediciones Encuentro, S.A., Madrid Diseño de la cubierta: o3, s.1. - www.o3com.com Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cual­ quier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con la autorización de los titulares de la propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser consti­ tutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y ss. del Código Penal). El Centro Español de Derechos Reprográficos vela por el respeto de los citados derechos. Parac ualquiienrf ormacsioóbnr lea so brapsu blicadoa esn p rograma y parap ropuestdaesn uevas publicadciiroingeisar,:s e RedaccidóenE dicionEensc uentro Ramírez de Arellano, 17-10.ª- 28043 Madrid Tel9.0 2 999 689 www .ediciones-encuentro.es PRESENTACIÓN (/) Tiene el lector en sus manos una versión española de la diser­ tación con la que un jovencísimo Franz Brentano de apenas 25 años se doctoró in absentia por la Universidad de Tubinga, en 1862. La obra fue publicada ese mismo año por la prestigiosa edi­ torial Herder1, de Friburgo, sin que desde entonces haya conoci­ do nueva edición alemana. Y si en algún momento del siglo XX volvió a estar disponible comercialmente, fue gracias a una reim­ presión fotomecánica de la princeps, realizada por la benemérita editorial Georg Olms, de Hildesheim, y hoy nuevamente agota­ da 2• Por lo demás, esta precaria situación editorial afecta en mayor o menor medida a la totalidad de la obra brentaniana. En un mundo editorial como el alemán, tan generoso a la hora de levantar panteones de papel, Franz Brentano debe de ser el único filósofo de primera fila del que no hay, ni ha habido nunca, unas obras completas propiamente dichas3. Desde el momento de su publicación, la obra conoció cierto succes d'estime, que instaló a su autor en el selecto grupo de los Trendelenburg, Brandis, Bonitz, Zeller y demás artífices del renaci­ miento de los estudios aristotélicos en la Alemania del XIX. Desde entonces, la disertación se mantien� en los repertorios bibliográficos 5 Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles sobre metafísica aristotélica, también en los que no tienen pre­ tensiones de exhaustividad, convertida en clásico de referencia obligada para el estudio del problema del ser en Aristóteles4• No se puede dejar de recordar, por lo demás, que buena parte de este prestigio académico proviene de la admiración entusiasta que la obra suscitó en uno de los grandes filósofos del siglo XX, Martin Heidegger, quien al parecer la leyó por primera vez hacia 1907, siendo todavía estudiante de secundaria en Friburgo, encontrando en ella ·la revelación de la filosofía.. y un estímulo en su propio camino de pensamientos. (JI) Franz Brentano (Marienberg 1838-Zúrich 1917) fue un pensa­ dor de gran originalidad, que conoció como pocos la historia de la filosofía (especialmente en sus períodos antiguo y moderno) y realizó aportaciones de interés en prácticamente todas las áreas del conocimiento filosófico y en psicología empírica. Entre sus principales campos de investigación destaca la ontología, disci­ plina que cultivó con asiduidad durante toda su vida y en la que se volcó especialmente durante sus últimos años6. La evolución de las principales ideas ontológicas de Brentano es compleja y no puede exponerse en los ceñidos límites fijados para esta intro­ ducción. Cabe señalar, en cualquier caso, que las investigaciones ontológicas de Brentano tienen como punto de partida sus tra­ bajos en el campo de la psicología descriptiva o fenomenología (ambas expresiones pueden encontrarse en los textos de Brentano, así como una tercera de idéntico significado: psico­ gnosia)7. En concreto, Brentano veía en la descripción de los actos de conciencia y sus contenidos, tal como se expone en líneas generales en su Psicología desde el punto de vista empíricos y con 6 Presentación mayor detalle en manuscritos póstumos de investigación9, la con­ dición de posibilidad de una teoría de objetos u ontología gene­ ral. Su propósito, desde este planteamiento, era la fundamenta­ ción de un cierto tipo de realismo critico, no muy distinto, en sus pretensiones, del de Locke, pues entendía que el origen y legiti­ midad de los principales conceptos ontológicos (substancias, pro­ piedades absolutas de substancias -i.e. cualidades- y relacio­ nes) debe aclararse investigando la naturaleza de los actos en que se dan tales conceptos y, sobre todo, su contenido empírico. El fracaso histórico del proyecto lockeano, es decir, el hecho de que el empirismo, históricamente, hubiese terminado abandonando el proyecto del realismo crítico para vincularse más bien a un plan­ teamiento fenomenista10 (Berkeley) o escéptico (Hume), no cons­ tituía para Brentano una prueba del error del proyecto en su con­ junto sino, más bien, el testimonio de que en su realización se habían deslizado una serie de errores. Desde la perspectiva bren­ taniana, el programa realista habría quedado hipotecado, básica­ mente, por tres deficiencias: En primer lugar, no haber sabido distinguir con precisión los polos subjetivo y objetivo de la conciencia, entremezclándolos en una noción híbrida, ·idea•, que sirve para pensar tanto los actos de conciencia como el contenido de dichos actos. En segundo lugar, no haber logrado garantizar la validez de los propios análisis fenomenológicos, esto es, la evidencia de los resultados obtenidos en el examen de la propia conciencia, librando así la totalidad del programa a la crítica escéptica. Y, en tercer lugar, haber organizado arbitrariamente el campo de conciencia según un modelo atómico, quizá por influencia de la física de la época, viendo en las llamadas ·ideas simples· (de sensación y reflexión) una suerte de átomos mentales, con lo que el estudio de la conciencia no sería ya la descripción o aná­ lisis de dichos elementos en sus partes (pues no habría tales 7 Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles partes), sino sólo la explicación de la síntesis de lo complejo a partir de lo simple. Para solventar estas carencias, Brentano introdujo una serie de correcciones en la teoría empirista clásica, tomando ideas de dife­ rentes autores para darles un sesgo profundamente original y producir, al tiempo, un programa que resulta bastante coherente. Así, para compensar la primera de las dificultades expuestas, desarrolló su concepto de intencionalidad, que es posiblemente el aspecto más conocido de su pensamiento y viene, justamente, a establecer una distinción nítida entre fenómenos físicos y psí­ quicos y a caracterizar la relación entre unos y otrosn. Brentano llegó a disponer incluso de una teoría ontológica de la intencio­ nalidad (o, mejor dicho, de varias sucesivamente12), inspirada en Aristóteles y en sus comentaristas medievales13. Para subsanar la segunda deficiencia, Brentano echó mano de Descartes y su teoría de la evidencia del cogito, reinterpretada ahora como evidencia de una dirección secundaria de la inten­ cionalidad, referida esta vez al propio acto, e inseparable en tér­ minos reales de la primera (relativa al fenómeno físico o a cual­ quier otro contenido dado objetivamente). La evidencia en que se funda la validez de los propios análisis psicológicos queda garantizada, en primer lugar, por la propia unidad real del acto en que se integran la conciencia que observa y la conciencia observada y también, en segundo lugar, porque dicha unidad real es uno de los contenidos conocidos por la conciencia que obser­ va --dicho de otro modo, porque el objeto de la dirección secun­ daria no es sólo la dirección primaria, sino la suma de las dos direcciones, primaria y secundaria 14. Finalmente, para resolver el tercer problema, Brentano se ins­ piró en Stuart Mill (con su conocida distinción .entre la compleji­ dad lógica de los conceptos y la complejidad psicológica de los actos en cuanto tales15) y, sobre todo, en una peculiar lectura del 8 Presentación tratado aristotélico Acerca del alma, donde se habla de la pre­ sencia simultánea de sensibles propios (cualidades) y comunes (movimiento y reposo - por consiguiente, espacio y tiempo) en el contenido de sensación16, quedando así establecida la necesa­ ria complejidad de los fenómenos en el nivel mismo de la sensa­ ción y, por consiguiente, la posibilidad de un análisis capaz de distinguir una pluralidad de elementos en un todo articulado (frente a los átomos de sensación del empirismo clásico). Desde el modelo instituido por la psicología brentaniana, por tanto, la psicología no empieza con la descripción del proceso causal que lleva a la configuración de totalidades psíquicas complejas (aso­ ciación), sino con la mera descripción de totalidades de natura­ leza puramente estructural, anterior a toda causación psíquica17. Lo mismo vale, por supuesto, para el ámbito de los fenómenos psíquicos (esto es, de esas otras ideas simples que Locke, para contraponerlas a las de sensación, denomina ·de reflexión•). También aquí nos hallamos ante estructuras complejas suscepti­ bles de un análisis previo a toda explicación genética. Con esto, cabe ver en qué sentido la psicología descriptiva puede ponerse nuevamente al servicio de una ontología realista. La actitud crítica nos impide aceptar, desde luego, que los conte­ nidos de nuestros fenómenos tengan su trasunto fiel en la reali­ dad empírica externa (en la interna sí, pues la dirección secun­ daria de la intencionalidad es evidente, como vimos). Pero aunque tengamos que dudar o, incluso, negar que en la realidad misma se den propiedades como el color o el calor (y, por con­ siguiente, tengamos que suspender críticamente el juicio respec­ to a las determinaciones de lo real en sí), es innegable, en todo caso, que nuestros fenómenos no son sólo su contenido, sino que poseen también una forma que no es, en última instancia, sino la propia estructura del fenómeno, expresada en los modos de conexión de las partes que lo componen. Analizar esos modos 9 Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles de conexión y, por consiguiente, los diferentes tipos y niveles en que se expresa la relación parte-todo es, así, el camino adecua­ do para producir una teoría de las categorías. Una teoría de las categorías que tiene, con ello, un doble fundamento: (a) feno­ menológico (el punto de partida es el fenómeno) y (b) mereoló­ gico (porque lo que interesa es precisamente el modo de cone­ xión de las partes del fenómeno)ta. El modo en que este planteamiento se esgrime frente a las limi­ taciones de Locke, se apreciará mejor mediante un ejemplo: los críticos fenomenistas de Locke insistieron en que, cuando se ana­ liza el contenido de nuestras ideas, no se descubre en ellas nada que pueda valer como garantía fenoménica de la idea de subs­ tancia. La respuesta de Brentano, desde el planteamiento que aca­ bamos de bosquejar, sería que, si Locke hubiese sido consciente de la necesaria complejidad estructural de todos los fenómenos físicos en el nivel que él considera •simple· (por ser genéticamen­ te originario) de la sensación, habría podido preguntarse si hay algo necesariamente presente en todo fenómeno estructurado y, caso de descubrirlo, caracterizarlo como pendant, en el fenóme­ no, de lo que en la realidad misma sería la substancia. Para ello, por ejemplo, hubiera valido con advertir que los datos de sensa­ ción cualitativa y espacial constituyen partes inseparables de un mismo fenómeno, o también (por situarnos en el plano de lo mental) que todo acto de conciencia se construye, como acciden­ te, sobre un substrato cuya presencia es, si no observable, sí al menos deducible a partir de la peculiar estructura del fenómeno 11conciencia·19. El descubrimiento en el fenómeno de un elemento que actúa como substrato respecto de las restantes partes del fenómeno es, así, el fundamento fenomenológico de la idea de substancia y, con ello, del programa mismo del realismo crítico. El descubrimiento de la complejidad de los fenómenos es, así, la mejor arma contra el fenomenismo y el escepticismo, pero 10 Presentación también, según Brentano, contra idealismos del tipo kantiano20 - pues traslada al correlato objetivo de la conciencia perceptiva una serie de determinaciones que en Kant (y, con él, en toda otra filo­ sofía que conciba el conocimiento básicamente como síntesis) se explicaría en términos de constitución subjetiva. Eliminada la concepción sintética del conocimiento gracias a un planteamien­ to que presenta fenómenos complejos en el nivel de la pura receptividad, desaparece también la idea de una subjetividad constituyente. Como puede verse, carece enteramente de sentido presentar a Brentano como una especie de filósofo escolástico perdido en el siglo XIX. Si la filosofía de Brentano resulta, en alguna medida, un cuerpo extraño a su propia época, no lo es, desde luego, por­ que pretenda asumir un programa filosófico anterior al giro epis­ temológico moderno, sino por conseroar el programa moderno en su versión prekantiana21• Para Brentano, el proceso que conduce del realismo de Locke al fenomenismo de Berkeley, y de éste al escepticismo de Hume, es la consecuencia de errores en la rea­ lización del programa lockeano, no de un defecto en el proyec­ to mismo. Por eso, Kant se equivoca al asumir como fatalidad (del devenir filosófico moderno) lo que en sí mismo no es sino una deriva contingente. Aristóteles y Tomás (pero también Descartes o Leibniz) son interesantes porque corrigen el progra­ ma de Locke en sus principales carencias. Como consecuencia de este planteamiento, el programa filosófico de Brentano entra en conflicto con toda la filosofía alemana posterior a la publicación de la Critica de la razón pura. Si Brentano tiene razón, nada de lo sucedido en Alemania con posterioridad a 1781 es un verda­ dero avance filosófico. Volver a Aristóteles, desde este plantea­ miento, no es volver a una fase de la ,filosofía anterior al giro moderno (al modo en que, desde Nietzsche o Heidegger, se rei­ vindica una vuelta al pensamiento griego), sino volver al proyecto 11 Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles filosófico inicial de la modernidad, revitalizándolo. Por lo demás, al introducir savia nueva en el programa lockeano, Brentano no sólo pretende frenar el curso de la filosofía que parte de Kant. También pretende (y aquí resulta inevitable reconocer sus logros) ofrecer un modelo de filosofía que, en marcado contraste con la poquedad filosófica del positivismo decimonónico, no sólo no se declara •antimetafísica•, a la manera de Comte y Mill22, sino que entra de lleno en la discusión de todos los problemas de la onto­ logía clásica. Eso es, en suma, Aristóteles para Brentano: empi­ rismo con metafísica. (/JI) Brentano estudió a Aristóteles con asiduidad durante toda su vida, pero esta frecuentación alcanzó especial intensidad durante tres períodos: una primera etapa, formativa, se puede datar entre 1859 y 1867 y se salda con la publicación de las dos grandes monografías iniciales: Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles (1862) y La psicología de Aristóteles (1867)23. Una segunda etapa, hacia mediados de los años 80, tuvo como oca­ sión un suceso puramente externo: las dos obras anteriores pre­ sentaban, para muchos, una visión excesivamente «escolástica.. del pensamiento de Aristóteles. Y esto, en la época de la Kulturkampf, resultaba algo más que una mera cuestión herme­ neútica. Así, la interpretación de la teoría aristotélica sobre el ori­ gen del espíritu humano contenida en La psicología de Aristóteles suscitó una dura crítica del gran historiador de la filosofía griega Zeller, que acusó a Brentano de desarrollar una interpretación incompatible con el rigor filológico. La controversia se plasmó en una serie de textos polémicos, en los que la discusión estricta sobre un problema concreto resulta, quizá, menos interesante 12

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