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Signifirarión del Aloidistno PDF

12 Pages·2011·2.92 MB·Spanish
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ETNOGRAFÍA Signifirarión del Aloidistno POR RAFAEL CASTEIÓN y MARTÍNEZ DE ARIZALA Catedrático de ta Facultad de Veterinaria de Córdoba Ha sido s~nsible en e ·ras úllimas décadas cepto fundamental ele aloidismo, ni sus varian que, a consecuencia de la decadencia francesa, tes, que se hallan en las obras originales, sinó las teorías cien(i[icas e ideas generales del país a procurar desentratiar su valoración biológica, ¡¡alo se dejen en un injustificado olvido, y sean por la incalculable trascendencia que ella tiene, sustituidas pot· otras de meno$ rigor cientíiico. de una parte hacia la pura especulación cientí El ejemplo que primordialmente nos interesa fica. y de otra hacia el aprovechamientc utilita aqni recoge:·, en confirmación de lo expuesto rio de los a ni males. es el de los conceptos fundamentales del zoo lnterpreté!Ciones del Aloidismo.- EI perfil o técnico francés Raul Barón sobre etnología silueta fundamental di! los animales superiores, comparada(!), continuados por su compatrioia y del hombre mismo. siempte llamó la atención, Pattl Dechambre (2). eu el terreno cienlifico, de los anatómicos y de Frente a estos admirables conceptos, que va los etnólogos. Pero sin cono·cer su esencia bio mos a glosar y ampliar en este trabajo, preten lógica y menos tltín sn va:oración, se citaba en dienrlo darles, por nuestt·a parte, una significa los tlnimales o en el hombre como un dato suel ción zoológica general, destacamos la pobreza to desct·iptivo, c¡ue contribuía a conocer mejor casuística de las aportaciones etnográficas he la plástica o el tipo conformalivo del individuo, chas por la escuela alemana (Kronacher, Ada sin sospechat· que se t t•ataba de una de lils ma metz. etc.), hoy tan en boga, pero que exhibien nifestaciones evolutivas más !<.lllgibles de la fi do sólo datos inconexos (recuérdese la etnogt·a logenia. fia bovina, a base de mutaciones y variantes Cuando en el hombt·e se describía la nariz del 8os primige11i11s, y asi en otras especies) ca aquilina, o el perfil negróide, o cuando en los recen de una sistemática de valoración cien animales se hablaba de un caballo acarnerado tífica. o de un toro ñato, por ejemplo, se citaban datos Hace años (3) llam~ Id atención sobre la tras anatómicos, de cierta trascendencia etnográfi cendencia de las aportaciones de Barón al cam ca, pero tan inexplicables, como lo fueron para po de la etnología comparada, destacando la los físicos los fenómenos eléclricos durante mu \•aloración concedida por aqu~l al aloidismo o chos siglos cuando frotaban ~1 ámbar o mane silueta fundamental, y ex:endiendo por nues!ra jtlban la piedrtl imáu. parte el influjo del mismo a las restantes coor Al sistemalizar Barón ltls variaciones funda denadas étnicas, que dependen estrechamente mentales del perfil haciendo con ellas cuadros dv aquél, pretendiendo también dar algún sig-. casi matemáticos, y comprobando que respon niiicarlo biológico a estas variaciones de las si dían en su sistemática a las grandes leyes bio luetas fundamentales, cuyas ideas analizamos lógicas de la variación o de la herencia, y por y ampliamos en este trabajo. consecuencia se elevaban a la categoría de he No vamos a describir doctrinalmente el con- cho biológico trascendental, sobrevino la nece- 52 R. CASTEIÓX y MA~TiNEZ DE ARIZ;\LA.- SJGNIFICACIÓN UEL ALOIDISMO sidad de analizar su naturaleza y darle una de tante en la diferenctación de las razas. No se finición ajustada a la Biología pma. podría, sigee diciendo Dnhambre, interpretar Barón, su primer y principal definidor. con las variac1ones de la silueta como una respues cedió extraordinaria importancia al conoci ta a las exi~encias del medio natural, ni como mtenlo de los perfiles, pero indudablemente no el resultado d~ mu1aciones, porque !es :alta el lle,ló!Ó a comprender toda su trascendencia y sig carácter accidenta 1 r excesivo de estas. O bien nificación. Creyó, desorientado ante aquel nue seria preciso admitir que estas mutaciones se vo mundo que a sus ojos se ofrecía con lodo el produjeron en todas las especies conforme a un deslumbramiento de su magnificencia virgen, paralelismo que sería menos explicable. que era algo ot·igiual, si, pero secundario, y por Poco o nada se ha hecho desde que se dieron esto a los carac!eres derivados de las variacio estas interpretacion~s hasta nuestl'Os días. Los nes del perfil les consideró como •caracteres antropólo.~os han s~~uido aferrados a sus índi sexuales terciarios•. ces, ángulos, r~laciones y otros datos matemá rlay que considerar que Barón formó su teo licos. Los zootécnicos. en cuanto a estudio de rfa en las postrimerías del pasado siglo, cuan razas animales, navegan entre la biometría y las do !odavía la acción del medio se interpretaba mutaciones. Y en tanto que la Biología entera, como la mágica varita que a su maravilloso to con todas sus ramas de aplicación, como las que transformaba razas, especies, familias y rei secreciones internas. la tipología constitucional, nos. Sólo apuntaba, y esto ya más bien en el la embnología, la teratología, ele., siguen apor siglo actual, la teoría de las mutaciones, inde tando materiales para el mejor conocimiento de pendiente de aquél, por el registro que en su la \'erdadera significacion del aloidismo. haber hacía de cierras transformaciones brus Los perfiles y ~us t•arianles.- Barón, al esta cas, accidentales. raras, sin concordancia con blecer las coordenadas étnicas como elementos aquellas acciones mesológicas. diagnóslicos de las razas, tuvo como norte fun Y enmedio de esta monocracia que ejercía en damental de sus leerías biológicas la •ley de la las Ciencias !\a!urales la acción del medio, Ba variación !Jilateral•, en la que se condensa el ron, tímidam~nte, considerando las \'i:ll'iaciones •más o menos• de la biología, difícil de atrapar aloídicas o del perfif como algo inmutable y fijo, en una fórmula matemática exacta. Con arreglo inclependienle de las exigencias del medio y de a ella, que rind~ tan útiles enseñanzas en los tantas otras acciones de eficacia conocida y no campos de aplicación zoo1écnica, estimaba que toda, pero muy secundaria, no dudó en hacer los perfiles rectos eran los normales, con varia con ellas una adjudicación a los caracteres se ciones •positiv~s·. o •negativas•, representadas xuales, colocándolas en un tHcer rango. Las por los convexos )' los cóncavos respectiva- t-.tU:vtiAnn...~ rlr.t..l~.c.:: fn,•m::t.~ ;.Jnirlir.;t~ r"..J'\04()1 c.::ov" 1 TUOJ11P fácilmente observables, le JJUSieron en camino Esta concepción desvía, como ha sucedido a de esta hipótesis, como ya tenemos referido. diversos zootécnicos, del sentido filogénico o La expresión precisa de esta idea, aclara su representación evolutiva que tienen los perfiles, discípulo y colaborador Dechambre, no se en pueslo que hace suponer que la silueta recta, cu~ntra en los escritos de Barón, pero creo ha siendo la normal. tiene como desviaciones ber penetrado suficientemente en su pensamien •anormales•, de cierto :eratismo fisiológico, las to para decir que en su espíritu el origen de variaciones positi\·as o negativas que mue~tra cierto número de razas primiti,·as que no se ex el aloidismo. La biotipología constitucional (4), plica ni por variaCión brusca o mutación, ni por con sus lipos asténicos y picnicos según la ter adaptación al medio, se halla en un influjo pro minología de Kretschmer y sus análogas, tiene fundo de la sexualidad, quo de1ermina la for fundamentos convincentes para sostener en un mación de dichos caracteres sexuales terciarios, terreno puramente fisiológico muchas de las ca los cuales SI! manifestarían por las variaciones racterísticas a loidicas, apoyándose en desvia del perfil o siluela que juegan papel ian impor- cion~s puramenle endocrinas (5). L ZOOTECJ'\IA 53 Alcan7.a mayor categoría el concepto, aplica sido un zootécnico, Barón y su escuela, y no un ble a 1a s llamadas •desviaciones• o varian zoólogo, quien haya descrito por vez primera tes positivas y ne¡¡ativas respectivamente, de las variantes alo!dicas que ofrecen las diversas •conformaciones centrífugas y centrípetas•, razas de una especie. porque sin presuponer filiación de unas a otras, Ello se debe a que una especie salvaje, más por lo pronto, da la imagen más correcta en topolita y casi siempre muy reducida numérica cuanto a distrib~ción de masas orgánicas. Sa mente, no ofrece las posibilidades matemáticas bido es que el convexo o cirtóide es un tipo es que tiene en su haber una especie doméstica, la tirado sobre sus extremidades, que parece que mayoría de las cuales por su universalidad y huye de la tierra sobre unos miembro finos (re las mtiltiples acciones a que se halla sometida, cuérdese el fenómeno de acnminación de las ofrece al observador una posibiliclad de combi extremidades), en tanto que el cóncavo o celói naciones y ele persistencias que dan origen a de es un aplastado de extremidades anchas y abu11dantísilnas distl'ibuciones r·aciales. · espesas. Insistamos aún más. En la especie salvaje, Si trazamos el perfil o silueta de individuos las var·iantes aloidicas están contenidas en ger de tOnformaciones aloídicas opuestas, y busca men, dentro de los factores evolutivos genera mos en la imagen nn posible punto central equi les, pero el molde rígido en que sus condicio distante, en el convexo huirán centrífugamente nes ambientales la mantienen, les dá un sello las líneas de contornos, en tanto que en su con específico de uniformidad apenas diferenciable. trario el cóncavo, estas líneas buscarán por ac La especie doméstica por el contrario, con la ción centrípeta aquel c¡l)¡tro imaginario. Estos inmensidad de factores que sobre ella operan y movimientos de líneas corresponden a movi su densidad numérica, abre toda la rica gama mientos de masas, los cuales a su vez implican de sus combinaciones, y muestra una riqueza profundas transformaciones en la arquitectura etnológica sorprendente que llega al máximum anatómica de Jos individuos, r en su consecuen de diversificación racial y nos permite estudiar cia a fisiologismos distintos, a biotipos, en una la posible naturaleza de estas diversificaciones. palabra, con todas sus consecuencias morbosas Desd~ este punto de vista, las analogías en o teratológicas, como más adelante veremos. tre plantas cultivadas y animales domésticos Pero, queremos dejar sentado, por ahora, que son evidentes y denotan cuan rico es el venero el perfil es un molde o trepa, como hemos dicho oculto que la Naturaleza encierra y que la cul otras veces, en el cual se va vertiendo un con tura puede descubrir. t~nido biológico que lleva una finalidad, y que El aloidismo y las restantes coordenadas ét por consiguiente ni es arbitrario ni ciego, sino nicas.- Si acabamos de evocar el lujurioso po que tiem sus directrices, previsibles en leyes. limorfismo étnico de las especies domésticas, El paralelismo que hallaba Barón en las es es para recordar que, ante la necesidad didácti pecies superiores respecto a su diversificación ca o taxonómica de agrupar y clasificar los dis en perfiles, sin explicación plausible por su par tintos tipos raciales, se describen y acumulan te. denota también claramente que se trata de todos los factores de diferenciación, como son el un hecho general, mediante el cual asistimos, tamaño, las proporciones, la conformación ge por hitos o trazos, al mecanismo evolutivo de neral, los signos externos de la piel en sus pro la especie, como una película retardada nos ducciones o en su pigmentación, la constitución analiza y descompone los movimientos M un fisiológica con su derivación sexual, e incluso ejercicio completo. las anormalidades patológicas ligadas a la Pero antes de pasar adelante, conviene seña constitución (diátesis), o las monstruosas. Pues lar hasta donde llega, eu lineas generales, la bien, en líneas generales, todos estos factores influencia del aloidismo. están regidos por el tipo aloídico del individuo. El lujurioso polimorfismo de las especies do La diversidad de tamaño o heterome!rfa que mésticas.- No deja de ser siutomático que haya presentan las diversas razas de una especie, sin 54 R. CASTF.)ÓK Y MARTINEZ DE ARIZALA.- SJGN!t'ICAC!ÓN DEl ALOIDISMO negar la innuencia ecológica o cualquiel' otro el toro de lidia español, que perteneciendo na factor zootécnico o artificial, eslá limitada por turalmente a nn tipo cónca\'O, cuando se le quie la conformación aloídica del individuo. Las pre re seleccionar escru1>ulosamente, aun criado eu tendidas acciones mesológicas insulares o con las mejores ¡Jehesas de Andalucía y sometido a tinentales, de miseria o abundancia, etc., que se régimen selecto de alimentación, se achica en señalan en todos los manuales de Ciencias na términos alarmantes, que los ¡¡anaderos se es rurales, tienen ejemplos contrarios, acaso más fuerzan en contener, no consiguiendo resuJta abundantes, en el espacio y en el tiempo. dos contrarios más que act1diendo al cruzamien En otro lugar hemos recordado, por ejemplo, to con razas distintas de perriles convexos. qne las razas más pequeñas de hombres, los El ejemplo tiene su paralelismo en todas las bosquimanos y newitos, se hall<tn en regiones especies, puesto que se trata de un hecho gene de exuberancia tropic<tl, en lanto que hay tallas ral, derivándose de ello conclusiones zootécni gigantesc<ts y hombres hercúleos en zonas mí cas de gran valor, a las que no hemos de refe seras, desértic<ts y montañosas, como el Rif nor rirnos en este tr·abajo, pero que se d~ducen fá :eafricano, señalando en ambos casos razas de cilmente de lo expuesto. persistente indigenato. Si recordamos la evolución de las esp~cies Es que en esos casos, los primeros son cón caballares, que repiten casi todos los tratados cavos armónicos y los segundos convexos inte de Zoología, a partir del Eohippus, aparte el grales. Es decir, y pondrí~mos ejemplos análo dato fundamental de la reducción de dedos o gos en todas las especies animales, la pureza acuminación de las exlremidades por su trayec del perfil celóide tiende a la elipometría o <tchi toria hacia factor cirtóide, anotemos que su ta camiento, en tanto que su contrario, el pHfil maíio era como el de un perro mediano, a pesar convexo tiende a la hipermetría. de vh·ir en época geológica de gran abundancia Los caballos chicos o poneys ~on niltural alimenticia y de que su habitat ha sido siempre :neme cóncavos. como por ejemplo los que pue esencialmeme de animal corredor de llano y blan toda la región c<tnfábrica española: en tan continente. Su evolución hacia tipos rectos y :o que los grandes caballos gigantes del centro después convexos, con la trayectoria fatal de de Europa, el Shire inglés como ejemplo extre todo tronco especifico, los ''a aumentando de mo, son convexos. tamaño. Los zootécnicos luchan constantemente con Las especies en estado naciente, las for·mas tra esta inflt1encia para conseguir sus deseos, germinales de las especies, son cóncavas. por sin resultados apreciables. Los caballos árabes que en estos primeros estadios ha de ser \'i\'az, iorman una amplia población hípica de 1'a1.as fecunda, de amplisimas vitalidades, y esto se diversas, pero el prototipo más apreciado es el veriiica tanto por un gran desarrollo proporcio de perfiles rectos, que como en todas las espe nal de los aparatos \•iscerales, que realicen al cies representa la norma esp~cifica, o sea el tipo máximum las funciones \'ilales, cuanto por una medio en cuanto a tamaño. o logra la zootec reducción de tamaño que, también proporcio nia más pertinaz aumentar un centímetro la al nalmente, presta al organismo una amplísima zad¡¡ ni por consiguiente el peso medio de la extensión en las superficies de cambio, tanto raza ár·abe pura, por op!paras que sean las con internas como externas, según las leyes del cre diciones a que se sometan estos animales. Es cimiento de los cuerpos vivos en relación de las ;nás, estando la gran población hípica de razas superficies con la masa expuestas por Leuckart árabes muy mezclada con tipos cóncavos, la y Spencer. tendencia general de esta raza es la de achicar La dependencia del· tamaño al perfil es e\·i se. por ópimas que sean sus condiciones de dente y aunque los factores mesológicos pue vida, como suele suceder cuando se cría en las dan hacer variar a aquél, la variación es siem ricas explotaciones europeas. pre secundaria y accidental, y reemprende su J\osotros h~!mOs señalado el mismo caso en orientación aloídica-achicarniento para el eón- ZOO T ECl-\-I-A- ----------------------5-5 - ca\O y agrandamiento para el convexo-una vamente el tipo Miura clásico era grande, colo HZ desaparecido el factor variante. rado y ojo perdiz, con cornamenta bien des l.a proporción o anamorfosis, es decir la re arrollada, es decir, era un cirtóide roio, porque lación que ¡¡u ardan entre sí los diámetros óe las · la condición de la bravura se p11ede obtener en reg1ones corporales en sus elememos de longi Jos tipos siluetales más dive1·sos. tud. anchura y espesor, depende también estre No se oh·ide que, tanto en condiciones uaiu chamente de In confonnación s1luetal. rales como a consecuencia de procedimientos S1 el cóncnvo tiende naturalmente a ser cen artificiales zootécnicos, los cruzamientos y mes tripeto, bajo y r~choncho, si su cuerpo parece tizajes entre los más distintos tipos étnicos son que tiende a 1lendi1·se, po1· l~y de balanceo or tan corrientes que es muy diflcil hallar indivi !(Jnico aco¡•tal'a su longitud, y producirá tipos duos puros, los cuales se descubren muchas Ye recogidos, b¡•evilíneos o b¡·ac¡uimorfos. El fenó ces por la armonicidad correlativa de sus coor nwno contrario de pro)•ección centrífuga, hacia denadas étnicas como más adelante diremos, fuera, de las masas or¡¡ánicas, dara origen a un de cuya annonicidad obtiene la zootecnia útiles estiramiento de líneas que produce el dolico conclusiones. morio o longilíneo. A causa de esta mescolanza de lipos, cual Recordemos como caso extremo y vulgar el quie•· especie doméstica, por aquella frondosi de los perros gnlgos o lebreles, cuyo estiramien dad polimórfica d~t que antes hablábamos nos to y delgndez no se hubiera alcanzado jamás, presenta hoy, y con rijez¡¡ racial, lils conforma por intrnso que fuere su entrenamiento y gim ciones opuestas i1 su tendenci<1 natural, que es nástica funcional, si no se contara con la bási ia braquimorfia en el cóncavo y la dolicomorfia · ca conformación cirtóide. en el convexo, por cuya igual razón la norma El caballo inglés de carrera, como raza arti media la representa siempre, como eq·uilibrio !icial producida por el hombre en complejo mes de la especie, el mediolíneo o mesomorfo en los tizaje, presenta los más diversos perfiles, si bien perfiles rectos. Pero en los casos de desarmo su defmición teórica es la de un caballo árabe nía, ésta no es absoluta, y siempre quedan ns agrandado y estirado, Jo cual se consiguió por tigios elocuentes en una o varias regiones que cruzamiento con razas convexas, cuyos perfiles demuestran la filiación .original y por ende la presenta muchas veces el pura sangre, y que tendencia aloídica. históricamente se conocen en la formación de La faneróptica, que durante mucho tiempo se esta 1·aza. creyó que era arbitmria o caprichosa, muestra F.n todas las especies hallaríamos hechos su rígida orientación aloidica, como cualquier análogos, y un estudio sistemático de sus razas, otro carácter étnico. Los cóncavos tienen sus reservado a los tratados magis!i·ales, demostra producciones cutáneas, como repliegues, a pén ría el paralelismo de fenómenos que venimos dices, aberturas naturales, glándulas ectodérmi propugnando. cas, mamas, etc., considerablemente aumenta Entre los toros bravos de España hay una das y agrandadas. Di riamos que su piel es gran casta famosa, la de Miura, la cual entre otros de y muy desarrollada en todas SllS produccio caracteres presenta la de tener un tronco tan nes pilosas, sebáceas, ¡¿landulares, laníferas. largo, que a veces se produce en ella la varia Por el contrario, los convexos ofrecen los ca ción de los órganos ~n serie, y en Hz de tener racteres opuestos, en tanto que los recios dan trece pares de costillas, como es lo normal en el tipo medio y normativo. la especie bovina. tiene catorce. Este dolicomor Los eiemplos son tan numerosos que podría hsmo corporal tan exagerado no se hallaria mos llamarles totalitarios. Las grandes orejas nunca si esa casta perteneciera al tronco natu y belfos colg<1ntes del perro pachón o perdigue ral que antes hemos descrito y al cual pertene ro, la gran papadil colgante de los toros anda cen las !(anaderías bravas más corrientes, que luces, los pliegues del cuello en el carnero me es el cóncavo armónico de pelaje negro. Efecti- rino, los g1·andes labios y el delantal hotentote 56 R. CASTt::IÓN Y MARTÍKEZ DI! ARIZALA.-SIGNIFIC.~C:óN DEL ALOIDISMO de los negros, y mil ejemplos más, denuucian de los convexos; en tanto que las acr·oleucas, o la filiación cóncava de sus posesores. sea las de exrremidades deslavadas o aclara Igual sucede con los grandes manros pilosos, das, son propias de los cóncavos. las abundantes producciones córneas, los cas Consider·ación aparre merecen los •calzados• cos o pezuñas grandes y derramados. RecOJ•da y los •píos• o berrendos, que son a manera de mos la influencia sobre estas producciones de •roturas• en la pigmenración, como un rraje iactores morfológicos, ecológicos y estaciona que se ha quedado corro, y estalla, apareciendo les, pero comparativamente siempre habrá una Rrandes rotos. Esto sucede cuando un cóncavo gran diferencia. una III<JYOl' lendencia al gran 1·echoncho se alarga, como por ejemplo en los desarrollo de los f¡meros en los cóncavos, y por cruzamientos con otros tipos, recios o conve el contrario, una gran exigüidad en los con xos. Tal la vaca holandesa, los caballos píos de vexos. la época goyesca, etc., y en general cuando no Las mamas siguen esta ley general, de donde existe armonicidad entre las coordenadas. se deduce nna gr·an resultancia zootécnica. La Por ejemplo, se_gtín el concepto que rápida y mama granrle y voluminosa, y por consiguiente esquemáticameme venimos describiendo. la ar la exlrernosa producción láclea, es propia de monicidad más natural se dará en el celóide o las razas cóncavas, como la vaca holanrlesa, la cóncavo que al mismo tiempo sea elipométrico, cabra grana~!ina. En los inlensamenre cónca y sobre todo brevilíneo, o sea que acumule so vos, como algunas razas porcinas, se llega, bre si los tres signos negativos de Barón. Pues como en otros casos, a la variación de los órga bien, la desarmonía en ese trígamo, especial r nos en serie, y se produce la polimastia, hasta mente en las proporciones, o sea el cóncavo lon con mamas implanladas en la cara interna de ~ilineo daría la rotura pigmentaria, y en g?ncral los muslos, con pezones suplementarios, etc. todo caso allíilogo. Los tipos convexos tienen sus faneros redu La cordormació11 ¡¡eneral dd cuerpo orienla cidos, y por consiguiente, su piel es •chica•, en grado sumo respecto al tipo aloidico o silue poco abundosa en producciones, de mamas pe ta l. El cóncavo es rechoncho, cerca de tierra, queñas. l.a normalidad equilibrada es propia de grasiento, de .Qrandes aparatos viscHales y los rectilíneos. grandes masas musculares y adiposas. Los cón La pigmentación, de tan discutida acción me cavos armónicos propenden a la gordura fisio sológica, depende del aloidismo. Los troncos lógica. Los convexos, por el contrario, son de ~rnicos convexos o cirlóides son de pigmenta marcada conformación ósea, enjutos, alios y ción rubia o rojiza. Los cóncavos son morenos estirados, de vientre recogido. o negros. En los animales de perfiles rectos u Los bioripos constitucionales encuentran aquí ortóides, existe en los tipos salvajes una colo un encaje casi exacto, máxime si se relaciona ración especial, generalmente parda o leonada, a seguida con la corJstitunón fisiológica, en la de trascendencia mimética, con zonas amari que tanto iorma el antiguo temperamenro. llentas o doradas claras alrededor del hocico Metabolismo activo, vivacidad, precocidad, y ojos, en el interior de las orejas, bragarlas, et tipo digeshvo, multiparidad, poca longevidad cétera, que se definen en ~eneral como pelajes de una parte. Por otra, los caracteres comrarios castaños. No necesilamos aducir ejemplos, por típicos de los cirtóides. vulgares que fueren, porque son evidentes a Por necesaria actividad de estas coniorma cualqtrier consideración. ciones constitucionales, los cóncavos son glo Parece que la tendencia extrema de las masas tones, voraces. De ellos extrae la Zootecnia sus en los tipos opuestos definidas por la confor mejores razas de ceba miento, como el toro An mación centrifuga o centrípeta, tiende a seguir gus, los cerdos chinos uliracóncavos, etc. iguales limites de condensación en las piRmen Las razas convexas, enjutas y magras, dan el taciunes, >' las coloraciones llamadas acrome tipo de animal de carrera, velocidad o trabajo, las, o sea de extremidades oscuras, son propias son poco voraces, anabólicas, longevas. ZOO TECi-'l-l-A- ----------------------57- - El sexo marca su iniluencia en el tipo, en el como resultado de una allernancia endocrina sentido de su convergencia constitucional, es casual, o del juego de otros factores anatomo decir, la hembra cóncava será más repr~senta­ fisiológicos, cuya naturaleza permanece igno tiva que el macho de su mismo perfil; en tanto rada. que la silueta cml\'exa será más representativa Creemos más bien que asistimos a una evo ~n el macho. Seria interesante desmenuzar este lución que empieza en los tipos cóncavos para concepto, porque fué el que desorientó al deii cada especie, llejl.a a su meta normal en los ti nidor de los perfiles en los animales, Barón, al pos rectos, e inicia su decad11ncia en los conn tomarlos como caracteres sexuales terciarios. xos. El signo matemático, puramente simbólico, f:iilogenia de los tipos aloidicos.-Tras la su que Barón dió a los perfiles, me•"•os-cero- más, maria descripción anterior, nos preguntamos carece totalmente de valor ¡¡rárico ante este nue una vez más, si esta distrilmción surje al aza•·, vo concepto, po•· lo r¡ne se reiiere al aloidismo. o + __ '\\ f F.srcema d~ 1• armonicidad de lineas paralelas en los nwámeros atoidicos [.a plena vitalidad catabólica, el funcionalis naran en ellas los tipos cóncavos o convexos, mo exagerado, la acumulación de reservas ali aunque cronolójl.icamente esto no es apreciable, menticias, la preñez breve, los partos múltiples, y parece difícil, al menos en el estado actual de el biolo¡¡ismo exagerado en tma palabra, seña nuestros conocimientos, hablar de especies nue lan tipos germinales, iniciales, repletos de por vas y especies viejas. venir, de los que ha u ele surgil· nuevas formas, Sin embar.go, es evidente que algunas espe amplias trausformaciones. cies, como el asno por ejemplo, pa•·a no citar !.as especies nacen en sus fo•·mas cóncavas, m<is que las domésticas, enjutos, longevos, de y en su evolución específica, alcanzarán su nor escasa vitalidad en todos sus aspectos, de larga ma en las fonnas rectas y lle¡¡arán a su fin en preñez, y con casi todos sus tipos raciales de las convexas. De mn¡¡uno de estos dos estadios tendencia cirtóide, es una especie •terminal•. sur¡¡irdn nuevas especies, porque ya están den que ha recorrido casi todo su ciclo biológico. tro M su propia evolución o término evolutivo. Por el contrario, el cerdo. vivaz, ¡;trasiento. Ahouuando en la filogeuia especifica, supon catabólico, de vida bre\·e, de preñez rápida y dríamos u u tipo •evolutivo•, rápido y compara partos múltiples, es toda ella una especie •ini ble a un tallo subterráueo, que arroja sus bro cial·, formada casi integrament~ por tipos cón tes de trecho en trecho para dar a luz nuevas cavos. iormas especificas. Uua vez producidas éstas, El influjo aloídico alcanza íntegramente a la tendrían su correspondiente tipo •involutivo• especie, o sea encomramos en él una influencia hacia los rectos y Jos convexos, con los cuales superracial, que hallamos amplia y totalmente termina la especie. desplegada en las especies •completas•, en Hablaríamos, pues, de especies •iniciales• y aquellas que han alcanzado, junto a su plena de especies •terminales•, se¡¡ün que predomi- evolución biológica, aquel polimorfismo luju- 58 R. C\STE)ÓN y M,\RTINEZ 0"2 ARtZALA.- StGX!FtCACtÓl\ DEL ALO!D!SMO rioso de que antes he¡nos hablado, como suce rece así, en el grado de evolución filogénica que de, por ejemplo. en la equina y bovina domésti hemos asignado a cada lipo, una marcha as cas o en los perros, en los cuales los cuadros de cendente hacia un predominio nervioso que, por combinaciones aloídicas son casi perfectos, y lo demás, es una meta final dentro de cada es por ende, la especie es de una complicación ra pecie. La materia nerviosa impone de esla ma cial exlremada. nera su lira nía, acaparando o!l·as actividades}' De aquí que los tipos recios, en todas las es lo~rando un fin dinástico de la especie. pecies, sean los más bellos, los más eurítmicos, La mayoría de los etnólogos señalan mayor el prototipo especifico en una palabra. El tipo inteligencia a los dolicocéfalos, que a la luz de griego en el hombre, el caballo arabe, los des nuestros conceptos, son fundamentalmente los cendienles directos del Bos primigenius, y así cirtóides. Una vez más, y denlro de las mas am en todas las especies, se nos representan como plias líneas generales con que esbozamos esta la norma específica más atrayente. teoría, aparece un círculo evolutivo que, me El aloidismo y la constitución l•ertebral. diame sus iormas aparentes o siluelales, con Antes de seguir adelante debemos recordar la duce al [in, dent1·o de cada especie, y por am estrecha relación que en la génesis del aloidis plios ch·culos, dentro de la filogenia general de mo tiene la conformación ve1·tebral del indivi los seres, a la formacion de seres cada vez más duo, descrita por nosotros hace treinta años. inteligentes, por su predominio nervioso. Sabido es que la vértebra tipo o protovérte Tendríamos, por consiguiente, un balanceo de bra consta de un núcleo. óseo sobre el que se formas, masas y sislemas orgánicos denlro de !orrnan dos arcos opuestos, el superior o neu la especie, que va desde los lipos cóncavos, con ral, destinado a dar alojamienlo al sistema ner gran rlesarrollo de sus arcos hemales, que han vioso, y el iu!erior, hemal o \'isceral, destinado de albergar sus grandes sistemas morfo-[uncio a alojar el aparato circulalorio y visceras esen nales dv la vida vegetativa, hasta lograr la nor ciales. ma específica en los tipos ortóides, evolucio Pues bien, exis~e una estrecha relación entre nando después, con un predominio cada vez la conformación aloídica o sil ue la 1 y la cons mas neto del sistema nervioso y de los arcos trucción verlebral primaria. Los tipos convexos neurales que lo contienen, hacia los tipos con o cirtóides están formados por un predominio vexos. de los arcos neurales o snpel'iores, e indudable No es de este lugar insistir en la finalidad mente de los órganos en ellos contenidos. Los evolutiva nerviosa o intelecliva hacia la cual celóides o cóncavos dimanan del gran desarro caminan las especies, demoslrada en el hecho llo de los arcos hemales, y. por tanto, de los general que esbozamos, pero su trayecloria es aparatos viscerales que contienen. La preponde terminante. rancia de unos viene siempre en delrimento de Nos interesa más, por su valor etnográfico, los opuestos por la ley del balanceo orgánico. señalar la apreciación aloidica o del perfil no La constitución del bioli po aparece así clara ya en una protovérleb1·a, con el balanceo que ment~:: relacionada con una e(nia fisiológica, que dejamos señalado, sino en la serie de ellas que acabamos de desuibir, asignando amplios me consliluyen la cadena o eje de los animales su :abolismos, g1·an vitalidad, p1·eñez corta y mul periores. Es decir, que en vez de considerar lo tipal'idad, predominio de carne y grasa, tipo píc que podríamos llamar el corte trasversal esque nico en una palab1·a, a los cónca\·os; y asignan mático del individuo, apreciable en el corte de do los caracteres contrarios, el tipo asténico y una protovérlebra tipo, queremos valorar su enjuto, a los convexos. perfil referido al eje vertebral en su conjunto. Nótese que en estos últimos, el desarrollo de Desde este punto de vis! a, i' aunque en los su sistema nervioso ha alcanzado el máximum individuos de extremada armonicidad es casi de preferencia hacia la materia animal más no toda la linea de su cuerpo, ll·onco y miembros, ble y diferenciada, a la maleria nerviosa. Apa- la que ofrece la línea conjunta de su perfil, no ZOOTEC)I IA ---------------------------- es menos cierto que el eje total es descomponi indica que el eje \'ertebral entero, recto en los ble en trozos o metámeros, cada uno de los cua tipos normales de la especie, sufre inflexiones. les ofrece su silueta o per!il con cierta indepen como un tallo \'egetal, con toda la honda tras dencia de los r~stantes. cendencia modo-funcional que venimos seña Estos metámeros son fundamentalmente: ca lando, en las desviaciones aloidicas que carac beza total, cuello, dorso, grupa o pelvis, miem terizan los perfiles. Y a su vez, cada uno de los bros anteriores y posteriores. Cada una de es met<imeros esenciales que hemos señalado su tas regiones o metámeros aloidicos ofrece su fre más particularmente la influencia aloídica. periil individual, incurvauo hacia dentro en el e incluso en casos dislocan tes podríamos llegar cóncavo o celóide, recto en el tipo normal de la teóricamente a admitir la variante individual de especie, y convexo con incurvación hacia fuera cacla protovc;:rtebra en el sentido longitudinal, en el cirtóide. como a nles la hemos clescrito, a propósito de la Pero sucede algunas veces que la pureza aloí preponderancia del arco hemal o del neural, en dica de estos segmentos se descompone, y po1· el sentido trasversal. ejemplo, en la cabeza puede verse una frente La m·monicidad en el aloidismo.-De las con conv~xa y una cara cóncava, o al contrario¡ sideraciones anteriores llegurnos a nn concepto como en el dorso puede haber también descom de gran interés, porque no sólo viene a con:i~­ posición en su unidad silueta!, y aparecer la mar zooló¡::icamente las teoriils fundamentales porción anterior con un perfil y la posterior con aquí expuestas, sino que es también rle enorme el contrario. Desde luego la región lumbar tien trascendencia para el zootécnico o explotador de a independizarse del resto de la línea supe de ganados. rior en el acusamiento de sus perfiles, lo que He aquf este concepto: los individuos serán muchas veces da lugar, bien en el conjunto de tanto más puros (homocigosis), cuanto mayor la linea, o ya sólo en un sector o metámero se sea su pureza armónica de perfiles. Aquellos cundario de ella, a deformaciones que rayan en postulados fundamentales del aloidismo de que lo anormal, produciendo francos estados lordó la cabeza ofr~ce variantes de perli 1, a las cua sicos o cifósicos. les siguen las restantes re~iones del cuerpo, ex El perfil de los miembros, tan conocido por presados m lineas generales, nos llevan a la los hipólogos y ganaderos en general, al consi definición del individno •armónico pmo•. derar o estudiar los llamados •aplomos• en las El armónico puro será el que ofrezca el mis diversas especies animales, también puede dis mo perfil ~n todas sus re~iones o metámeros, y locarse en su pureza armónica, y ofrecer varian deducirerno~ r¡ue por ello per·tenece a un tronco tes. a veces encontradas, en sus distintos radios o raza natural pura. La dislocación de perfiles, ós~os. Pero hay dos datos en las variantes aloí por el cormario, o sea d individuo que nos pre dicas de los miembros que rlebemos destacar: sente en su morfolo¡::ia per-iile~ diver~os y aún uno rle ellos es la intensidad con que aparecen contrarios en cada una de sus regiones o metá dichas variantes en los reciermacidos, ya seña meros, pertenecerá a un c:·uzanriento o mestiza ladas por nosotros hace tiempo (6)¡ y ~1 otro es je entre razas diversas. bien realizado en con la fidelidad silueta! que liga en los individuos <iiciones nat·.1rales o bajo la mano del hombre. desarnrónicos el perlil del miembro con el sec y más o menos fijado por la repetición (hete tor protovertebral del cual depende. a saber los rosis). anteriores, del cuello, y los posteriores, de la Lo qu~ sí podemos afirmar, como regla gene gmpa. ral, es que los individuos armónicos, por las Pero lo que casi nunca sude faltar, a no ser razones dichas, se comportarán como repro en casos de extremada dislocación aloídica, por ductores con tanta más fijeza y regularidad cruzamientos heterogéneos y dispares, es el pa cuanto mayor sea la armonicidad de sus perfi ralelismo de lineas superior e inferior en cada les y aun de sus coordenadas totales. La tras uno de los metámeros. Este notable hecho nos misión de caracteres o fijeza reproductora tiene 60 R. CASTEJÓN Y. MARTINEZ DE ARIZALA.-SIG:-<!FlC!\ClÓN DllL Al.O!DISMO asi una marca exterim· que puerle precisarse en ca vos y morenos, representan un estrato animal función gradual de los factores que señalamos: inferior como arrinconado y fosilizado ante el primero, armonicidad de perfil, después armo· empuje de nuevos tipos aloídicos más moder nicidad de coordenadas. nos y superpuestos. Pongamos ejemplos. Un individuo armónico Cuando los zootécnicos estudian las pobla en sns perfiles cóncavos, será considerado au11 ciones bovinas de los paises balcánicos, por más armónico todavía si al mismo tiempo es ejemplo, hallan núcleos diseminados entre otra braquimorfo y elipométrico, y también si su pe población bovina superpuesta y constituidos laje es negro y tiene abundantes faneros. Las por animales de pequeiia talla y mucosas oscu deducciones correspondientes respecto al tipo ras. es decir de filiación cóncava, que son muy normal recto y al convexo o centrífugo, se de apreciados por el camp~sino a cansa de su vi ducen lógicamente. vacidad, rusticidad, fecundidad, etc. En Anda No queremos entrar en rletalles ni ejemplos lucía, la vieja patria mitológica ele los toros de especiales eJe especies y razas, que el carácter Gerión, el sustrato étnico bovino más primitivo general y esquemálico del trabajo nos vedan, es indudablemente el cóncavo armónico del cual pero dejamos sentados los hechos fundamenta procede el toro de lidia más genuino, estrecha les, cuyas aplicaciones lltiles son cuantiosas. mente emparentado con el Bos mauritánicus o El origen cóucm·o de las especies.-Bucean ra?.a del Atlas, sobre cuya primitiva población do, en cuanto hoy sabemos, el 01igen cercano se llan superpuesto las restantes etnias poste de cada especie, siempre nos encontramos un riores, la mayoría de ellas identificadas drsde fuerte tronco c<>ló1de. Los antropóides y homl el periodo cuaternario. nidos, son tipos de fuerte celoidismo. Ante ellos Por doquier nos encontraríamos fenómeno se p~:ede y debe pr~sumir que ha>• en gestación análo_llo, que en la Antropología tiene su expo un gran tronco es¡>ecifico. Pero del hombre ac nen le clásico, considerando como los troncos tual, que ya tiene en floración todas las posi étnicos más primitivos a los negros braquimor bles ramas aloidicas de su diversidad racial, fos, algunos de tan pequeño tamaño que son con tipos vivos convexos y ulrraconvexos, ya tenidos como verdaderas razas enanas o eHp o no se puede espnar una :rasformación hacia métricas con relación al tamaño med1o de la U 'la nueva génesis especifica. Esta m o ante una especie. En el hombre se tiene además como especie meta o especie final. dato importante que señala su antigüedad étni F.n cualquiera de las especies actuales po ca, el Rrado de cultura en que se hallan los res demos aplicar los mismos principios. que de tos de muchas de estas poblaciones mOl'enas y berán responder con análogo paralelismo bio cónca"as, indicando 1ma •fosili?.ación cultural• lógico. que denota su máximo primiti~·ismo. Si se investi~Fl m cualquier especie sus for El origen celóide de la especie, partiendo de mas o razas arcaicas, siempre nos encontramos, tipos ampliamente ritales, hacia los tipos ortói en cuanto los datos paleo-etnológicos nos ayu des, que marcan el equilibrio biológico, y por den, una máxim¡¡ ancestralidad en las fol'lnas fin termina en los convexos, en los cuales un cóncavas y morenils. Los caballos más ¡>rimiti predominio nervioso tiraniza y yu¡¡ula la ex vos son chicos y cóncavos. <le fuertes crineras pansión vital, ya hemos supuesto que desde el y pobladas colas, en tanto que los grandes ca remoto origen filoRénico de la especie estci como ballos hipermasivos y acarnerados son casi de later.te, detenninado y preformado en ella. Es formación hisrórica. No aducimos prueba do decir que su evolución cronológica no es dila cum~ntal, porque aparte la ingente frondosidad tada en cuanto a la preformación aloídica, si de la literatura en este problema, la conclusión bien la aparición de las formas clásicas exija a general es evidente a todo etnólogo. Y es con veces el decurso de edades geológicas enteras. cluyente también la aseveración de que donc.Je Antes lo decíamos a propósito de la latencia en subsisten poblaciones hípicas de poneys eón- que las especies salvajes ofrecen sus variantes

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animales se hablaba de un caballo acarnerado o de un toro ñato, por ejemplo, se citaban datos anatómicos, de cierta trascendencia etnográfi-.
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