¿Qué tienen en común el amor y la economía? En ambos puede hablarse de mercado, de bienes, de conductas de consumo, de costos y beneficios, de punto de equilibrio, de alianzas estratégicas... Esa es la cupidonomía, una forma de analizar el amor desde la lógica de la teoría económica. No se trata de ver la pasión amorosa como un asunto mercantil ni de desconocer que es una vivencia que proporciona placer y dicha. Se trata de entender que en ella hay negociaciones, pérdidas y ganancias y factores que hacen crecer o morir una relación. Esto significa que en el amor (quizás la más irracional e impredecible de las emociones) hay una racionalidad que nos permite ser más “eficientes” e inteligentes en la toma de las decisiones relacionadas con la vida de pareja, buscando siempre “maximizar la felicidad”. Este libro nos confirma que todo es cuestión de oferta y demanda y que en el amor, como en la economía, se trata de aprovechar los recursos de la mejor manera, es decir, “hacer lo mejor que se puede con lo que se tiene”. A fin de cuentas, no todo es cuestión de química...