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Seminario Filosofia Y Genero Simone De Beauvoir PDF

137 Pages·2012·0.676 MB·Spanish
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F G : S B ILOSOFÍA Y ÉNERO IMONE DE EAUVOIR SEMINARIO 2010 MAGISTER EN ESTUDIOS DE GÉNERO Y CULTURA FACULTAD DE FILOSOFÍA Y HUMANIDADES UNIVERSIDAD DE CHILE 0 Presentamos aquí algunos de los trabajos finales de estudiantes del Seminario “Filosofía y género: Simone de Beauvoir”, dictado por Olga Grau, durante el segundo semestre de 2010, en el Programa de Magister en Estudios de Género y Cultura, Escuela de Postgrado, Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad de Chile. El Seminario está asociado al desarrollo del Proyecto FONDECYT regular Nº 1100237: Filosofía, literatura y género: la escritura de Simone de Beauvoir, del cual Olga Grau es investigadora responsable. Los trabajos se refieren al pensamiento filosófico de Simone de Beauvoir, a sus escritos autobiográficos o a sus novelas, poniéndose, en muchos casos, en relación unos con otros. Revisión y edición de textos: Mía Dragnic y Verónica González Santiago de Chile, 2011 1 ÍNDICE 3 / Simone de Beauvoir: hacia la búsqueda del sí mismo soberano PAULA CALDERÓN MELNICK 32 / Voluntad, proyecto y adolescencia: un análisis sobre la generación de la decisión en Memorias de una joven formal, más una pequeña aplicación actual MARÍA IGNACIA DURÁN 45 / Muerte y libertad en La plenitud de la vida de Simone de Beauvoir DEYANIRA QUINTANA NORIEGA 58 / Fragmentos del cuerpo en Simone de Beauvoir MÍA DRAGNIC 80 / Lecturas del Otro desde el pensamiento existencialista de Simone de Beauvoir y la teoría poscolonial latinoamericana ANDREA SALAZAR 94 / Libertad y proyecto en el existencialismo feminista de Simone de Beauvoir. Una lectura a sus Memorias ANDREA ROBLES PARADA 108 / Lo que por sabido se calla no se dice y falta lo esencial. Simone de Beauvoir VANIA YUTRONIC 123 / Lectura postfeminista de El segundo sexo de Simone de Beauvoir: Judith Butler ELOÍSA SÁNCHEZ VALENZUELA 2 SIMONE DE BEAUVOIR: HACIA LA BÚSQUEDA DEL SÍ MISMO SOBERANO Paula Calderón Melnick INTRODUCCIÓN: IMÁGENES REVELADORAS “Estamos solos, sin excusas”, dice Jean-Paul Sartre en su exposición El existencialismo es un humanismo. “Es lo que expresaré diciendo que el hombre está condenado a ser libre. Condenado, porque no se ha creado a sí mismo, y sin embargo, por otro lado, libre, porque una vez arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace”1. Se trata de la dulce condena de nacer sin tener explicaciones ni mapas con los que seguir; con la responsabilidad de crearse día a día, haciéndose cargo de uno mismo y de los demás. Se trata del problema de la existencia humana. Simone de Beauvoir señalará en su texto Para una moral de la ambigüedad que la muerte no es un mal, ya que el hombre no es más que un mortal que debe asumirla como el término natural de su vida, como el riesgo que implica el tránsito por la vida. La vida mortal es hacernos cargo en la vida de nuestra finitud. La autora nos está planteando la muerte como un fin deseable, como un fin en sí mismo: “Nacer, es empezar a morir”2, nos dice, citando a los poetas latinos, “la hora misma en que nacemos disminuye la duración de nuestras vidas”3. Explicará de forma complementaria, en el texto El existencialismo y la sabiduría popular: “Y en efecto, no es el existencialismo quien ha revelado a los hombres que deben morir un día; lo han sabido siempre y aun los más frívolos apenas lo olvidan. Que crean en 1 Jean Paul Sartre, El existencialismo es un humanismo. (Texto en formato Word facilitado por Olga Grau, p. 1). 2 Simone de Beauvoir, Para una moral de la ambigüedad, Editorial Schapire, Buenos Aires, 1956, p.9. Traducción de F. J. Solero. 3 Ibíd. 3 una sobrevivencia o que no crean, la muerte extiende, en todo caso, su sombra sobre su existencia terrestre”4. El hombre es arrojado al mundo, solo, sin haberse creado a sí mismo. Sólo sabe que nacer es empezar a morir en el devenir de la creación que él no inició. Condena y oportunidad. Tiempo finito, donde tomando el riesgo que la vida implica tiene la posibilidad de ser libre y de asumir él mismo la responsabilidad de su vivir y la de los demás que van junto con él. El año 1951 Martín Heidegger planteó en su conferencia Construir Habitar Pensar: “Los Mortales son los hombres. Se llaman los Mortales porque tienen el poder de morir. Morir quiere decir: tener el poder de la muerte en cuanto muerte. Solamente muere el hombre y, ciertamente, mientras y en tanto que permanece sobre la Tierra, bajo el Cielo, ante los Divinos –cuaternidad-”5. Este concepto de muerte no se puede aplicar a los animales, quienes sólo finalizan su vida. La muerte está reservada sólo al hombre y se va dando mientras habita en la unicuadridad. Se trata de encontrar el habitar genuino que nos eleve por sobre el mundo técnico hacia la cuaternidad6. Es lo que Hans Jonas, discípulo de Heidegger, definirá como el devenir de la creación. Dios se ha replegado, se ha retirado, nos ha dejado solos, nos ha abandonado para que podamos vivir la creación. Y, desde ahí, solos, como una posibilidad más de la existencia, nos tenemos que hacer cargo de nuestras vidas y de la de los demás, con tal de vivir cada uno, por sí mismo, el acontecer de la existencia7. 4 Simone de Beauvoir, El existencialismo y la sabiduría popular, Ediciones Siglo Veinte, Buenos Aires, 1971, p. 37. 5 Martín Heidegger, Filosofía, ciencia y técnica, Editorial Universitaria, Santiago, 2007, p. 213. 6 “Los mortales habitan en cuanto esperan a los Divinos en cuanto Divinos. Esperando, mantienen contrapuesto a ellos, lo inesperado. Aguardan la señal de su llegada y no desconocen los indicios de su falta. No se hacen sus dioses y no practican el culto de ídolos. En la desgracia esperan aún la gracia retraída”. (Martín Heidegger, Op. Cit., p. 214). De esta manera, se pone en primer plano, a esta época, como la huida de lo sagrado. Habitualmente se piensa que es el hombre moderno quien le ha dado la espalda a Dios. Pero es Dios quien le ha dado la espalda al hombre. Es más probable que alguien más potente que el mortal inicie aquello. El hombre sólo podría preparar una morada para que los dioses vuelvan. 7 Hans Jonas, Pensar sobre Dios y otros ensayos, Editorial Herder, Alemania, 1998, p. 203. 4 Imágenes reveladoras para introducirnos en el contexto del siguiente ensayo que intentará comprender qué significa para Simone de Beauvoir el existencialismo: ¿Qué representa la condena de Jean-Paul Sartre? ¿Qué simboliza que los seres humanos se tengan que crear a sí mismos? ¿Cómo se consigue? ¿Qué es la libertad? ¿Cómo se relaciona con la responsabilidad con el otro? ¿Qué quiere decir que seamos seres humanos ambiguos? Asimismo, se verá cómo la libertad y el ser humano soberano se manifiestan en la mujer. ¿Qué implica para ellas estar en camino hacia la liberación? ¿Qué entiende la autora por mujer independiente? ¿Podrán ‘romper el techo’, salir del mundo de la infancia y optar por la libertad? I. LA EXISTENCIA PRECEDE A LA ESENCIA Señala Jean-Paul Sartre en el texto El existencialismo es un humanismo: “Entendemos por existencialismo una doctrina que hace posible la vida humana y que, por otra parte, declara que toda verdad y toda acción implica un medio y una subjetividad humana”. Y agrega: “en el fondo, lo que asusta de la doctrina […] ¿no es el hecho de que deja una posibilidad de elección al hombre?”8 De forma complementaria, dirá Simone de Beauvoir en su obra El existencialismo y la sabiduría popular: “Los hombres rechazan todas las responsabilidades, no quieren correr riesgos, tienen tanto miedo de comprometer su libertad, que la niegan. Ahí está la razón más profunda de su repugnancia frente a una doctrina que ubica esa libertad en primer plano”9. De esta manera, el quererse libre es un movimiento donde el hombre se pone fines concretos, para lograr que el no ser se transforme en ser. Surge así la idea de la subjetividad como proyecto, como trascendencia, ya que implica sobrepasar eso que soy. Y esta subjetividad, cuando se sobrepasa a sí misma, se encuentra con el otro, pero sin eliminar los límites del sí mismo. Sin embargo, esta libertad, que es movimiento hacia el otro, debe cumplirse a través del yo individual. Son los actos los que me vinculan al otro y tengo una 8 Jean- Paul Sartre, Op. Cit., p.1. 9 El existencialismo y la sabiduría popular, ed. cit., p. 31. 5 responsabilidad con aquello. Al trabajar sobre el sí mismo para trascender, esta labor ya es un punto de partida para el otro, es decir, mi proyecto singular se da en relación con los proyectos singulares de los demás. Así, se da una doble dimensión entre la libertad y la existencia. Por un lado, está mi trascendencia y mi proyecto; y, por otro lado, estoy creando condiciones para el proyecto del otro. La libertad del otro es necesaria para que yo pueda desarrollar mi propia libertad. La pensadora francesa, relacionará la libertad no sólo con el sí mismo y el otro, sino que sobre todo con la trascendencia: “Los existencialistas afirman que el hombre es trascendencia; su vida es compromiso en el mundo, movimiento hacia el otro, superación del presente hacia un porvenir que la propia muerte limita”10. Todo ser humano experimenta la necesidad indefinida de trascender, de devenir en sujeto. EL TODO Y LA NADA “¿Qué significa aquí que la existencia precede a la esencia? Significa que el hombre empieza por existir, se encuentra, surge en el mundo, y que después se define. El hombre, tal como lo concibe el existencialista, si no es definible, es porque empieza por no ser nada. Sólo será después, y será tal como se haya hecho. Así, pues, no hay naturaleza humana, porque no hay Dios para concebirla”11, dice Sartre. Para el pensador francés el hombre se construye de acuerdo a como él mismo se concibe a sí mismo y será quien quiera ser: “El hombre empieza por existir, es decir, que empieza por ser algo que se lanza hacia un porvenir, y que es consciente de proyectarse hacia el porvenir. El hombre es ante todo un proyecto que se vive subjetivamente […] nada existe previamente a este proyecto; nada hay en el cielo inteligible, y el hombre será, ante todo, lo que habrá proyectado ser. No lo que querrá ser”12. 10 Ibíd. 11 Jean- Paul Sartre, Op. Cit., p.2. 12 Ibíd., p. 3. 6 Y añade: “[…] pero si verdaderamente la existencia precede a la esencia, el hombre es responsable de lo que es. Así, el primer paso del existencialismo es poner a todo hombre en posesión de lo que es, y asentar sobre él la responsabilidad total de su existencia. Y cuando decimos que el hombre es responsable de sí mismo, no queremos decir que el hombre es responsable de su estricta individualidad, sino que es responsable de todos los hombres”13. Cuando Sartre señala que el hombre se elige a sí mismo, está diciendo que al elegirse, escoge también a todos los seres humanos. De esta manera, nuestra responsabilidad es mucho mayor, ya que compromete a la humanidad entera: “Así soy responsable para mí mismo y para todos, y creo cierta imagen de hombre que yo elijo; eligiéndome, elijo al hombre”14, escribe Sartre. De igual forma, Simone de Beauvoir indicará que el hombre no es nada de antemano. El ser humano “se lanza sin ayuda, sin guía, en un mundo donde no estoy instalado de antemano esperándome: soy libre, mis proyectos no están definidos por proyectos preexistentes”15. Lo anterior se relaciona con lo que Karl Jaspers señala en su libro Filosofía, publicado en 1931. Cristóbal Holzapfel indica que para el pensador alemán existe una determinación particular de nuestro ser y que describe como la “dimensión de la posibilidad, que con Heidegger diríamos de la proyección. En Arnold Gehlen, se trata, en la misma línea, de nuestro ser como tarea […] y agregaríamos, aludiendo a Jaspers y a Heidegger: tarea, posibilidad, proyección a su vez inacabada, hasta cierto punto, siempre pendiente”16. 13 Ibíd. 14 Ibíd. 15 El existencialismo y la sabiduría popular, ed. cit., p. 32. 16 Cristóbal Holzapfel, “El esclarecimiento existencial de Karl Jaspers”, en Programa La fiesta del pensamiento, Radio de la Universidad de Chile, Santiago, p. 3. 7 Para Simone de Beauvoir esto es lo que espanta, lo que turba el reposo de quienes quieren seguir la senda ya trazada de antemano y que viven confortablemente. El que vive ‘cómodo’ no se hace cargo de sí mismo: “La sabiduría popular afirma bajo formas diversas este único postulado. Si el hombre no puede modificar su esencia, si no puede asir su destino, no le queda sino aceptar con indulgencia ahorrándole las fatigas de la lucha. El existencialismo, poniendo su suerte en sus propias manos, viene a turbar ese reposo […] Eso molesta a nuestra pereza”17. De forma similar a Sartre, para la pensadora francesa el camino de la independencia es una senda angustiante, ya que implica hacernos cargo de nuestra propia vida. Es adjudicarnos nuestra radical soledad y la necesidad de elegir constantemente. El existente está arrojado al mundo y, en el ejercicio de su libertad, tiene angustia. Se trata de pensar sin ‘barandillas’, sin apoyo, la nada que nos habita y tomar conciencia de ella. Encontrar un proyecto, un modo propio de habitar en el mundo. Entonces, si el existencialismo inquieta al hombre es porque reclama de éste una tensión constante. La mayoría de los seres humanos pasan sus días aplastados por el peso de los convencionalismos que los ahogan. Si decidieran acordar consigo mismos, tomar una clara conciencia de su situación en el mundo, sólo entonces se encontrarían consigo mismos y la realidad: “Ese es precisamente el fin que se propone el existencialismo: quiere evitar al hombre decepciones y los enojos morosos que ocasionan el culto de falsos ídolos; quiere convencerlo de que sea, auténticamente, un hombre y afirme el valor de ese cumplimiento. Semejante filosofía […] tiene confianza en los hombres”18. 17 El existencialismo y la sabiduría popular, ed. cit., p. 35. 18 Ibíd., p. 41. 8 KARL JASPERS: EL PENSADOR ALEMÁN Para Simone de Beauvoir, ser carencia de ser para no ser significa dejar atrás el pasado, las justificaciones o convencionalismos ya dados. De forma complementaria, para Karl Jaspers, “mi yo está determinado por esquemas que tienden a reducir su ser, pretendiendo que él es nada más que uno de ellos. Estos esquemas son descritos a la vez como objetivaciones, son las formas como objetivamos nuestro yo”19. Para él constituirá una hipótesis infundada el que no exista nada más que lo que nos representamos o lo que podemos objetivar. Dentro de las esquematizaciones del ‘yo’, que plantea el filósofo alemán, encontraremos que nos podemos limitar a ser-lo-que-ya-se-es. De esta forma, nos podemos objetivar como yo-cuerpo [Körperich]; yo-rol [Rolle]; yo-logro [Leistungsich]; o yo-recuerdo [Erinnerungsich]; pero se trata inmediatamente de una confusión, ya que mi yo propiamente tal no se limita a ser ninguno de ellos.20 Para Jaspers estos son sólo modos de ‘ser-ahí’ o Dasein (terminología utilizada de forma distinta que Heidegger): “Si somos nada más que ahí, vivimos, en cierto modo, embotados y obcecados en el mundo tal como él nos es dado con sus estructuras de poder siempre en acción y que nos inducen a tomar la vida como una partida, al modo de una partida de ajedrez, en que, de acuerdo a los elementos dados –el tablero, las piezas, sus propiedades, y los movimientos que están permitidos-, gana el mejor”21. Así, para ambos autores se debe dejar atrás lo dado, las esquematizaciones del ‘yo’, lo mundanal, la relación sujeto-objeto. Sobre Jaspers, Cristóbal Holzapfel escribe: 19 Cristóbal Holzapfel, Op. Cit., p. 3. 20 Ibíd., p. 4. 21 Ibíd. 9

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