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SELECCIÓN DE TEXTOS Teoría del conocimiento Prof. Dr. Luis Arenas Universidad de Zaragoza ... PDF

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SELECCIÓN DE TEXTOS Teoría del conocimiento Prof. Dr. Luis Arenas Universidad de Zaragoza 1. Dewey, J., “La naturalización de la inteligencia” (1929), en J. Dewey, La busca de la certeza México: FCE, 1952, pp. 171-194 2. Dewey, J., “La evolución del pragmatismo norteamericano” (1925), en Dewey, J., La miseria de la epistemología. Ensayos de pragmatismo, Madrid: Biblioteca Nueva, 2000, pp. 61-80. 3. Peirce, Ch. S., “Cómo aclarar nuestras ideas” (1878), en Peirce, Ch. S., El hombre, un signo. (El pragmatismo de Peirce), Barcelona: Crítica, 1988. 4. Dewey, J., “La construcción del juicio” en J. Dewey, Lógica. Teoría de la investigación (1938), México: FCE, 1952, pp. 139-159. 5. Peirce, Ch. S., “La fijación de la creencia” (1877), en Peirce, Ch. S., El hombre, un signo. (El pragmatismo de Peirce), Barcelona: Crítica, 1988. 6. Dewey, J., “Proposiciones, asertabilidad garantizada y verdad” (1941), en Dewey, J., La miseria de la epistemología. Ensayos de pragmatismo, Madrid: Biblioteca Nueva, 2000, pp. 133-156. 7. James, W. ,“La concepción de la verdad según el pragmatismo” (1908), en James, W., Pragmatismo, Madrid: Sarpe, 1984, pp. 161-190. 8. Dewey, J., “El concepto de arco reflejo en psicología” (1896), en Dewey, J., La miseria de la epistemología. Ensayos de pragmatismo, Madrid: Biblioteca Nueva, 2000, pp. 99-112. 9. Lewis, C. I., “Una concepción pragmática de lo a priori” (1923), en Paul Kurtz (ed.), Filosofía norteamericana en el siglo XX, México: FCE, 1972, pp. 397-424. 10. Quine, W. O. V., “Dos dogmas del empirismo” (1950), en Quine, W.V., Desde un punto de vista lógico, Madrid: Orbis, 1984, pp. 220-243. 11. Dewey, J.,“Teoría de la valoración” (1939), en Dewey, J., Teoría de la valoración. Un debate con el positivismo sobre la dicotomía de hechos y valores, Madrid: Biblioteca Nueva, 2008, 83-143. 12. Putnam, H., “La imbricación entre hecho y valor” (2004), en Putnam, H., La imbricación entre hecho y valor, Barcelona: Paidós, 2004, pp. 43- 62. 170 SEDE DE LA AUTORIDAD INTELECTUAL dos que gobiernan la conducta. en sus puntos vitales están a cargo de la tradición, del dogma y de la imposición por parte de pre VIII tendidas autoridades. No es menos patente que el escepticismo respecto al valor de los fines y programas de vida así ofrecidos se LA NATURALIZACI6N DE LA INTELIGENCIA halla maduro; este escepticismo se amplía a menudo en un agnos ticismo completo sobre la posibilidad de cualesquiera fines y Tono EL que .se ocupa de filosofía conoce los callejones, al pare criterios reguladores. Se supone que el curso de la experiencia cer sin salida,ca que ha sido conducida la teoría del conocimiento. humana en semejantes materias es intrínsecamente caótico. Pero Se nos presentan cuatro tipos diferentes de objetos que pretenden, más preciosa que las conclusiones especiales de la investigación cada uno, representar el objeto del conocimiento verdadero, y científica resulta la prueba que nos ofrece de ser posible una in habrá que escoger entre estas pretensiones o acomodarlas de al vestigación experimental inteligible que, si se practica, traerá con gún modo entre sí. T enemas, en un extremo, los datos sensibles sigo la expansión de las ideas y la regulación de consecuencias inmediatos como los objetos más directos y, por lo mismo, más probadas con seguridad. Una vez más, insisth~os en afirmar que ciertos en el conocimiento de la existencia: el material original la posibilidad de ampliar y transferir el método experimental es del que habrá de arrancar el conocimiento de la naturaleza. En una hipótesis y no un hecho establecido. Pero lo mismo que las el otro extremo, los objetos matemáticos y lógicos. En algún punto demás hipótesis, hay que ponerla a trabajar y en la prueba se entre los dos extremos, los objetos de la ciencia física, productos juega la suerte de la historia futura de la humanidad. de una técnica refinada de investigación reflexiva. T enemas to• daví~ los óbjetos de la experiencia de cada día, las cosas concretas dei mundo . en que vivimos y que, desde el punto de vista de nuestros asuntos prácticos, de nuestros goces y sufrimientos, cons• tituyen el mundo que vivimos. Para el sentido común éstos son los objetos de conocimiento más impó'rtantes entre todos, cuando no lós más reales. La filosofía reciente se ha venido ocupando con creciente interés de los problemas que suscitan las pretensio nes gnoseológicas de estos diversos tipos de objetos. Desde algún punto de vista, las pretensiones de cada tipo parecen hegemó nicas. Pero el problema está lejos de ser puramente técnico. Hemos podido ver repetidas veces que la pretensión de los objetos físicos -aquellos en que desemboca la ciencia física- de constituir la naturaleza real del mundo coloca a los objetos valiosos, que in teresan a nuestros sentimientos y a nuestra elección, en un lugar secundario. El matemático duda a menudo que la física consti tuya una ciencia en el pleno sentido de la palabra; el psicólogo ·podría discutir con los dos; y los admiradores de la investigación física no miran con buenos ojos las pretensiones de los que se ocupan de los asuntos humanos, historiadores e investigadores de la vida social. A las disciplinas biológicas, que constituyen un esla bón entre esas dos, se les niega con frecuencia el título de cienCia 171 :-.,r J 172 NATURALIZACION DE LA INTELIGENCIA NATURAUZACION DE LA INTELIGENCIA :173 cuando se atreven a adoptar principios y categorías diferentes rioridad. ·P otqu_e ·las operaciones que tratan .de· problemas dife de los de la física estricta. Esto da origen a la creencia, de tan ·ren:tes jamás coinciden entre sr ni determinan exactamente las desastrosos efectos prácticos, de que la ciencia se da únicamente mismas consecuencias. Sin embargo, y por lo que a la teoría ló en las materias_ más alejadas de cualq1,1jer interés humano impor gica se-refiere, las operaCiones se dividen en ciertas clases o tipos. tan:e, de suerte que al aproximarnos a las cuestiones y los intereses .Lo que nos interesá, directa,mente, es cómo repercute nuestro , sociales Y morales debemos renunciar a la esperanza de ser guia principio en la validez de estos tipos. d?s ~~r un conocimiento genuino, o tratar de adquirir prestigip No hacemos sino repetir lo dicho al afirmar que no es posi C!ent¡f¡co a costa de todo lo característicamente humano. _ ble resolver ningún problema sin la determinación de los datos · Quienes hayan seguido_ nuestros anteriores debates no se ex que lo definen y circunscriben y, a la vez, suministran pistas o trañarán ante la afirmación de que, desde el punto de vista del pruebas. En este sentido, al asegurar los datos sensibles en firme conocimiento experimental, todas las rivalidades y problemas co conocemos verdaderamente. Una vez más, el progreso sistemá nexos brotan ~e una sola raíz. Efectivamente, nacen del supuesto tico .. de la investigación que trata de. problemas físicos exige que de que ~1 obJeto verdadero y válido del conocimiento tiene que determinemos aquellas propiedades métricas en cuya virtud se ser antenor a las operaciones de conocer e independiente de ellas. establecen correlaciones de cambio que permiten las predicciones. Pues esas rivalidades se deben a la idea de que el conocimiento Estas correlaciones constituyen los objetos de la ciencia física y, c?nsiste en aprehender la realidad sin que nada se haga para modi si nuestras operaciones son adecuadas, también serán verdadera fi.~ar su estado anterior, idea a la que se debe también la separa mente conocidas. Desarrollamos operaciones valiéndonos de sím c;¡on entre el conocimiento y la actividad práctica. Si considera, bolos que conectan entre sí operaciones posibles; su resultado des mos que el conocer no es el acto de un espectador ajeno sino emboca en los objetos formales de la matemática y' de la lógica •. de quien participa en la escena natural y social enton~es el Como consecuencias que son de· operaciones adecuadas, también objeto verdadero del conocimiento lo hallaremos ~n las conse~ estos objetos son conocidos verdaderamente. Por último, cuando cuencias de la ac~ión dirigida. Al adoptar este punto de vista, empleamos estas operaciones o alguna combinación de las mismas aunque n?. sea mas que como hipótesis, se disipan las perpleji para resolver problemas que surgen al socaire de los objetos ordi dades Y dificultades a las que nos hemos estado refiriendo. Por narios y gozados, estos últimos, en la medida en que son conse que, sobre esta base, encontraremos tantos tipos de objetos cuencias de estas operaciones, resultan también verdaderamente con?cidos como tipos haya de operaciones de investigación, con conocidos. Conocemos siempre que conocemos, es decir, siempre ducidas efectivamente, que desemboquen en las consecuencias que nuestra investigación conduce a conclusiones que resuelven pretendidas. · _. . . . . el problema que la suscitó. Esta redundancia pone fin a toda la El resultado de una operación constituirá un objeto de cono discusión, bajo la condición, sin embargo, de que elaboremos cimiento tan bueno y verdadero como cualquier otro con tal de nuestra teoría del conocimiento de acuerdo con la pauta dictada que sea bueno en general: con tal de que satisfaga las condicio-. por los métodos experimentales. ne~ que suscitaron la investigación. Porque, si admitimos que el Las conclusiones, sin embargo, no son redundantes; y en modo obJeto del conocer lo constituyen las consecuencias, en tal caso alguno triviales. Cuanto más complejas las condiciones con que la realidad arquetípica antecedente no puede ser el modelo ade tienen que ver las operaciones, tanto más plenas y ricas sus con cuado al que- tengan que conformarse las conclusiones de la clusiones y¡ por lo mismo, tanto más importante, aunque no tanto investigación. Hasta podríamos decir que existirán tantas clases .¡:nás verdadero, el conocimiento resultante. La ventaja del co de conocimiento válido como conclusiones existan en las cuales- nocimiento físico se debe al hecho de. que se ocupa de pocas s~ -hayan empleado operaciones peculiares al objeto de resolver· .condiciones, las de un campo más estrecho y más aislado, y pot problemas planteados . por situaciones experimentadas con ante- medio de operaciones más rigurosas y técnicas. No hay diferencia 1' '1 174 NATURALIZACióN DE LA INTELIGENCIA NATURALIZACióN DE LA INTELIGENCIA 175 alguna de principio entre el conocimiento físico y el de los as~n~ tenido lugar de un mod9 técnico a los efectos de unas consecuen• tos humanos más complejos, pero sí existe una decisiva dife~ cias limitadas. Pero cuando las operaciones en que se emplea . rencia práctica. Ser objeto de conocimiento físico específico eqüi~ la ciencia física son tales que transforman valores distintivamente . vale a ser objeto de operaciones que distinguen unas de otras humanos en beneficio de algún interés humano, los que partid~ . relaciones definidamente fundamentales del mundo experimen~ pan en estas consecuencias poseen un conocimiento de las cosas . tado y que las tratan luego en su carácter distinto. La ganancia de la percepción; del uso y del goce ordinarios tan genuino, por es grande, pero los objetos conocidos de este modo no pretenden una parte,' y más pleno y profundo, por otra, que los científicos ser finales. Cuando se emplean como factores de la investiga~ en su laboratorio. Si definréramos la ciencia, no al modo técnico ción de los fenómenos de la vida y de la sociedad, se convierten usual, sino como un conocimiento que ac~ede cuando se em- , en instrumentales; dejan de ser abarcadores y llegan a ser parte plean métodos que tratan adecuadamente de problemas que se de un método para comprender fenómenos más complejos. · presentan por sí mismos, el médico, el ingeniero, el artista y el De~de este punto de vista, los objetos de nuestro mundo del artesano podrían pretender, con justeza, que poseen un conocí~ sentido común (con lo que nos referimos al mundo en que vivi~ miento científico. mos, con nuestros amores y odios, nuestros fracasos y triunfos, Lo que estamos diciendo se opone a la tradición filosófica. Y nuestras elecciones, empeños _y goces) poseen una condición d~ esto por una razón. Ponqae se basa en la idea de que los objetos ble. Cuando preceden a las operaciones de una investigación conocidos ·existen como las consecuencias de operaciones dirigi-· dirigida adecuadamente, no constituyen materia de conocimiento; das, y no a causa de la conformidad del pensamiento o de la son experimentados tal como acaecen. Así es como plantean observación COIJ algo antecedente. Por razones que espero se tras• problemas a la investigación, problemas de alcance diverso. Pero lucirán después, podemos dar el nombre de inteligencia a estas son de tal naturaleza que las cosas de orden más limitado, las operaci·ones dirig~das. Empleando este término, podemos decir puramente físicas, son las primeras en ser abordadas con completo que el valor de cualquier objeto que pretenda ser un objeto de éxito. Pero a medida en que materias sociales y morales más conocimiento depende de la inteligencia empleada en llegar a él. densas y complejas -que, claro está, abarcan condiciones físicas Al qecir esto debemos tener en cuenta que "inteligencia" quiere y biológicas y las relaciones entre ellas- se transforman al con~ decir operaciones ejecutadas de verdad para la modificación de vertirse en las consecuencias de operaciones que las formas limi condiciones, incluyendo también toda la guía que nos propor tadas del conocimiento hacen posibles, también resultan objetos cionan las ideas, operaciones tanto directas como simbólicas. del conocimiento. Aunque no son más reales, sí más ricos y más Nuestra afirmación puede parecer extraña, pero no es más significativos que los objetos de cualquier otro tipo. de conoci· que un modo de decir que el valor de cualquier conclusión cog miento. noscitiva depende del método empleado para alcanzarla, de suerte Los resultados especiales de la ciencia repercuten constante• que lo que más importa es el perfeccionamiento del método, el mente en el medio ambiente natural y social de )a vida diaria y perfecdonamiento de la inteligencia. Si juzgamos la obra de un li lo modifican. Este hecho no hace, por sí mismo, que tales efectos investigador científico por lo que hace y no por lo que dice a se conviertan en objetos conocidos. Tenemos un ejemplo típico propósito de su obra (pues, probablemente, se expresará sirvién eri el efecto producido por la ciencia física en un obrero de una dose de nociones tradicionales que se han hecho habituales), no fábrica; se ha convertido en un apéndice de una máquina durante nos será difícil, me parece, aceptar la idea de que el investigador cierto número de horas al día. La ciencia física ha repercutido. determina las pretensiones cognoscitivas de cualquier cosa que se en el cambio de las condiciones sociales. Pero no por eso ha le presenta a base del· método con el que llega a ella. La sig habido un significativo incremento de la correspondiente com• nificación de esta idea es sencilla. Se complica, sin embargo, en prensión inteligente. La aplicación del conocimiento físico há el punto mismo en que la comparamos con las teorías que han 176 NATURALIZACION DE LA INTELIGENCIA NATURALIZACI6N DE LA INTELIGENCIA 177 venido dominando el pensamiento. Porque todo descansa en la con exactitud. El futuro y el pasado forman parte del mismo noción de que el criterio y la pauta para declarar a algo como esquema, completamente. determinado y fijo. Las observaciones, conocido lo .constituye una realidad en el .Ser independiente de cuando son practicadas correctamente, no hacen sino registrar las operaciones de la investigación. En este contexto la concep~ esta condición fija de los cambios, a tenor de las leyes de objetos ción que nosotros presentamos apenas si significa menos que una cuyas propiedades esenciales· también son fijas. Las consecuencias transformación revolucionaria de varias de nuestras convicciones han sido formuladas en el famoso dicho· de Laplace, según el más entrañables. La diferencia esencial es entre una mente que cual si conocemos (en términos mecánicos) el estado del uni~ aprehende objetos d~sde fuera del mundo de las cosas, físicas . y vers~ en un momento del tiempo, podemos predecir o deducir sociales, y una mente que participa, que interacciona con otras todo su futuro. Esta es la filosofía que ha sido derrocada por el cosas y que las conoce si la interacción se halla regulada de un principio de Heisenberg, hecho que da a entender su denomina~ modo definible. ción de "principio de indeterminación". Hasta ahora todo nuestro examen se ha basado en la pauta. Es cierto que los críticos han atacado el esquema newtoniano general del conocimiento experimental. Hemos dicho que al es~ advirtiendo que encierra un fallo lógico. Primero postula que se ta:blecer nuestra teoría del conocimiento y del objeto conocido si~ puede determinar la posición y la velocidad de cualquier partícu guiendo esta pauta, la conclusión es inevitable. Pero este punto la con independencia de todas las demás. Luego postula que reviste tal importancia que podemos agradecer el apoyo que nues~ existe una interacción completa y continua de todas estas partícu tra conclusi.ón recibe de uno de los resultados definidos alcanza~ las entre sí. Lógic~mente, ambos postulados se contradicen y dos por la ciencia física reciente. Se trata de un resultado crucial anulan. Pero como los principios en cuestión resultaban fecundos, y decisivo. Se conoce técnicamente como "principio de indeter~ la objeción a reconocer el hecho de que la interacción impide la minación" de Heisenberg. La filosofía básica del sistema newto~ medida exacta de la velocidad y la posición de cwaLquver cuerpo, niano del universo guarda íntima relación con lo que se llama y la demostración del .principio se basa en el papel que des~ el principio de los "conjugados canónicos". El principio funda~ empeña la interacción del observador al determinar lo que real~ mental de la filosofía mecánica de la naturaleza reza que es po~ mente sucede. sible determinar exactamente (en principio, por lo menos) tanto Los datos científicos y los razonamientos matemáticos que le la posición como la velocidad de cualquier cuerpo. Si conoce~ condujeron a esta conclusión son técnicos, pero, por fortuna, no mos ambas cosas de cada partícula que participa en cualquier nos interesan en este contexto. La lógica del asunto no es muy cambio, en calidad de movimiento, es posible calcular matemá~ complicada. Nos da a entender que, si fijamos métricamente la ticamente, es decir, predecir con todo rigor, lo que ha de ocu~ velocidad, entonces nos encontraremos un margen de incertidum~ rrir. Se considera a las leyes o ecuaciones físicas que expresan bre o indeterminación respecto a la fijación de la posición, y vi~ las relaciones de las partículas y de los cuerpos en diferentes ceversa. Cuando se fija uno de los elementos, el otro se define condiciones como el cañamazo que "gobierna" a la naturaleza únicamente dentro de un límite determinado de probabilidad. entera y al cual se conforman todos los fenómenos particulares. El elemento de indeterminación nada. tiene que ver con defectos Sabidos los volúmenes y los morrruenua en un caso particular, p~ del método de observación, sino que es intrínseco. La partícula demos predecir el curso subsiguiente de los acontecimientos gra~ observada no posee posición o velocidad fijas, pues está cam~ cias a nuestro conocimiento de leyes fijas. biando constantemente debido a la interacción: específicamente, Esta filosofía suponía que, en la natural~za, esas posiciones en este caso la interacción es con el acto de observar o, más ' y velocidades son independientes de imestro conocerlas, de nues~ rigurosamente, c. on las condiciones en las cuales es posible una tros experimentos y observaciones, y que poseemos un conoci~ observación; porque lo que cambia el asunto no es la fase mental miento científico en el grado en que podemos detectar aquéllas de la observación. Como hay que fijqr, a discreción, o la posición 178 NATURALIZACióN DE LA INTELIGENCIA NATURALIZACióN DE LA INTELIGENCIA 179 o la velocidad, relegando el otro aspecto a la zona de incerti~ pero, por lo menos, tiene que pasar un proyectil de luz, si es dumbre, se ve que ambos son de índole conceptual. Es decir, que que pasa alguna luz, y el rey no puede ser observado sin que se forman parte de nuestro aparato intelectual pam tnatar con la ejerza este · mímino de repulsión mecánica, que corresponde a existencia antecedente y que no constituyen propiedades fijas de este único proyectil." '~· esa existencia. El aislamiento de una partícula para medirla es Para un profano es· fácil que no resalte a primera vista toda esencialmente, un artilugio para regular la expeúencia perceptiv~ la importancia de este descubrimiento. Dentro del pensamiento subsiguiente. · científico ~o exige más que unos cambios minúsculos en la for~ Técnicamente, el principio de Heisenberg se halla en conexión mulación, que son insignificantes cuando se trata de cuerpos ma~ con determinaciones recientes referentes a la . observación de fe~ croscópicos. Pero el cambio es muy grande en filosofía y en nómenos luminosos. El principio es senciUo por lo que atañe al lógica de la ciencia. Respecto a la metafísica del sistema newto~ papel que desempeñan las condiciones de la observación. Es~ niano, es poco menos que revolucionario. Lo que conocemos pero que el lector reconocerá que, al percibir cualquier objeto resulta ser un producto en el que el acto de observar desempeña por medio del tacto, el contacto introduce una pequeña modifica~ su papel necesario. El conocer participa en lo que finalmente ción en la cosa tocada. Tratándose de cuerpos grandes, este ca~ resulta conocido. Además, se desmorona esa metafísica de la bio sería insignificante, pero considerable si tocáramos un cuerpo existencia como algo fijo y susceptible, por lo tanto, de una des~ minúsculo y que se mueve a gran velocidad. Figurémonos que cripción y predicción matemática exacta. Para la teoría filosó~ nos es posible calcular el desplazamiento así producido y que, al fica, el conocer constituye un caso especial de actividad dirigida tenerlo en cuenta, podemos determinar exactamente la posición y no algo aislado de la prácdca. Sustituímos la busca de la cer~ Y la velocidad del objeto tocado. Nuestro resultado, de todos mo~ teza por medio de la posición exacta que en la mente atribuímos dos, sería teórico y tendría que ser confirmado por otra obser~ a la realidad inmutable, por la busca de la segurrda:d por medio vación. Pero no es posible eliminar el efecto de la última observa~ del control activo del curso cambiante de )os fenómenos. La cosa ción. Si no se generalizó esta conclusión fué, probablemente, por más importante resulta ser la "inteligencia operante", que no es dos razones. Hasta hace poco, la física se ocupaba principalmente sino otro nombre con que designamos el "método". de cuerpos relativamente grandes y de velocidades relativamente - Así, pues, el principio de indeterminación se presenta como el pequeñas. Las experiencias con estos cuerpos se transfirieron a paso final en el desplazamiento de la vieja teoría espectacular del las partículas minúsculas de cualquier velocidad; fueron tratadas conocimiento. Señala el reconocimiento, dentro del procedimien~ como puntos matemáticos localizados en instantes fijos, inmuta~ to ·científico mismo, del hecho de que el conocer es un género bles, del tiempo. La segunda causa reside en que la visión no de interacción que ocurre en el mundo. El conocer señala la implica la interacción con la cosa vista en forma tan obvia como conversión de los cambios sin dirección en cambios dirigidos ha~ el tacto. cía una conclusión deseada.' A la filosofía no le quedan más que Pero la situación cambió cuando se abordaron microcuerpos dos alternativas. O el conocimiento frustra su cometido propio o que se mueven a gran velocidad. Se vió claro que tampoco se el objetivo del conocer son las consecuencias de operaciones in~ puede observar y medir un campo continuo o una fluencia de tencionadamente realizadas cuando cumplen con las condiciones luz. La luz sólo puede ser observada como un objeto individual, que las suscitaron. Si persistimos en la idea tradicional según la como una gota o un proyectil. Se requiere la presencia de una cual la cosa que ha de ser conocida es algo que existe con ante~ de .~stas gotitas para, digamos, hacer visible un electrón, y su rioridad al acto de conocer y con absoluta independencia de éste, accwn desplaza en alguna medida el objeto observado; este des~ el hecho de que el acto de observar, que .es necesario en el plazamiento, que la observación implica, no puede ser medido ~ Bridgmao', "The New Vision of Science", en Harper's Magazine, marzo por ella. Como dice Bridgman: "Un gato puede mirar a un rey, de 1929. [T.] 180 NATURALIZACióN DE LA INTELIGENCIA NATURALIZACióN DE LA INTELIGENCIA 181 conocimiento existencial, modifica ese algo preexistente nos indica últimas propiedadés inmuta~les de la existencia natural Y que i ,: que el acto de conocer camina frustrando su propósito genuino. todos los casos indiv1duales observados no eran sino otras tantas i 1 Pero si el conocer es un modo de hacer y ha de ser juzgado, como muestras de las propiedades antecedentes del mundo real formu 1 ~os otros modos, por su resultado eventual, en tal caso no se nos ladas en las leyes. El principio de indeterminación consuma la '1¡ Impone semejante conclusión trágica. Lo que se plantea en rigor transformación científica iniciada con el descubrimiento de que ! es la cuestión de si la filosofía está dispuesta a renunciar a una la suposición de un coeficient~ permanente de- masa es. i~us~rio, teoría de la mente y de sus órganos de conocimiento que se ori un vestigio, si se juzga en términos históricos, de la vre¡a 1~ea ginó cuando la práctica del conocimiento estaba en la infancia. de que el verdadero objeto del conocimiénto ha de ser a1 go m- Un resultado importante del reconocimiento de la modifica mutable. - ción filosófica que implica el principio de indeterminación es el Las leyes son ahora, en ,términos técnicos, fórm.uLas P'ara La cambio que tenemos que introducir en nuestra concepción de las predicción d,e La probabiLidad de un aaaJecer obSiervabLe. ~~un­ leyes naturales. El caso individualmente observado se convierte cían relaciones lo suficientemente estables como para permrtrr la en la medida del conocimiento. Las leyes constituyen otros tantos predicción de situaciones individualizadas -;-~ues todo fenó:r:eno instrumentos intelectuales mediante los cuales se establece ese observado es individual- dentru de los hmrtes .de probabrhdad -'-, __ objeto individual y se determina su sentido. Este cambio implica especificada, no una probabilidad de error, sino de ocurrencia reaL una inversión de la teoría que ha dominado el pensamiento desde Las leyes son intrínsecamente de carácter conceptual, como lo que se impuso el sistema- newtoniano. De acuerdo con éste la muestra el hecho de que podemos fijar a voluntad la posición o meta de la ciencia se halla en establecer leyes; los casos indivi la velocidad. Calificarlas de conceptuales no quiere decir que duales se conocen únicamente cuando han sido reducidos a me sean puramente "mentales" y arbitrarias. Significa que se trata ros "casos" de las leyes, Porque, como ya vimos, la filosofía new de relaciones pensadas y no observadas. El objeto de los concep toniana se enredó con la metafísica griega, de acuerdo con la cual tos que constituyen las leyes no es arbitrario, ya que resulta lo inmutable es lo verdaderamente real, y nuestro pensamiento determinado por las interacciones de lo_ que existe. Pero su deter resulta adecuado en la medida en que se acerca a la aprehensión minación es algo muy diferente de una denotación de la confor de lo antecedentemente fijo en la existencia. midad cpn propiedades fijas de sustancias inmutables. Cualquier :Es cierto que, en lo que afecta al contenidso: la filosofía de instrumento que ha de operar efectivamente en la existencia tie-· Newton introdujo un cambio revolucionario. había pensado ne que tener en cuenta lo que existe, lo mismo en el caso de una que la realidad inmutable consistía en formas y especies. De estilográfica que en el de una segadora automática, de una loco acuerdo con la ciencia newtoniana consiste en relaciones fijas motora o de -un-avión. Pero "tener en cuenta" es algo muy dife temporales Y espaciales, determinadas mediante la exacta enume: rente que el "conformarse" liter~lmente con lo que ya existe. ración de los cambios que ocurren entre sustancias últimas fijas Es una adaptación de lo previamente existente para el cumpli las masas de los átomos. El descQbrimiento de que la masa varí~ miento de un fin. con la velocidad señaló el principio del fin. Privó al conocimiento Lo que el conocimiento se propone es la ob_servación de un físico de su supuesto coeficiente permanente y en cuyos térmi fenómeno nuevo, un ·objeto realmente experimentado por vía de dn os 1h abí"a1 que, describir exactamente todas las interacciones. T 0, percepción. Por esto la supuesta ley inmutable que se tiene como as as eyes eran otros tantos enunciados acerca de estas uni- reguladora de los fenómenos no es sino un modo de tratar efectiva formidades del ser, últimas y rígidas. Si acaso se sentía que había mente con las existencias concretas, un modo de regular nuestras algo de ~etafórico al hablar de las leyes como si "gobernaran" relaciones con ellas. No hay diferencia alguna, en principio, en los camb1~s Y d~ estos últimos como si "obedecieran" a las leyes, tre su empleo en la ciencia pura y en el arte. Podemos retomar nada habm de frgurado en la idea de que las leyes enunciaban las el ejemplo del médico. El médico, cuando diagnostica un caso 182 NATURALIZACióN DE LA INTELIGENCIA NATURALIZACióN DE LA INTELIGENCIA 183 de enfermedad, trata con algo individualizado. Utiliza todo un fijas no permiten predicciones exactas parece, desde el punto de acervo de principios generales de fisiología, etc., que están a su vista antiguo, un mundo en el 'que reina el desorden. disposición. Sin este acervo de material conceptual se encontra• Este sentimiento es psicológicamente natural. Pero se debe al ría desamparado. Pero no trata de reducir su uso a un espécimen poder que sobre nosotros ejercen los viejos hábitos. La derrocada exacto de ciertas leyes de fisiología y patología, eliminando su concepción tradicional persiste en la imaginación como el cuadro indiv1dualidad única. Más bien emplea los enunciados generales ' de lo que el mundo debiera ser; nos sentimos incómodos porque como otras tantas ayudas para dirigir su observadón del caso los hechos contradicen nuestro cuadro ideal. Pero, a la larga, la particular, de suerte que dé con lo que jJ1avec¡e ser. Funcionan revolución no resulta trastornadora. Todos los hechos que fue- como herramientas intelectuales. -ron una vez conoódos siguen siendo conocidos y con mayor El reconocimiento de que las leyes constituyen medios de exactitud que antes. La vieja teoría era, en efecto, no el producto 'calcular la probabilidad de observar un acaecer significa que, en de la ciencia, sino de una doctrina metafísica que enseñaba que lógica básica, no existe diferencia entre las dos especies de casos. lo inmutable es lo verdaderamente real, y de una teoría del co· La plena y eventual realidad del conocimiento se halla en el nacimiento que sostenía que son los conceptos racionales y no las caso individual y no en las leyes generales áisladas de su utHiza observaciones el verdadero vehículo del conocimiento. Newton ción en dar su sentido a un caso individual. Así se legitima la insertó un racionalismo fundamental en el mundo científico y con teoría empírica u observacional del conocimiento, si bien en una tanta mayor efectiv1dad cuanto que lo hizo en nombre de la ob '1 forma muy diferente de la imaginada por ~1 empirismo tradi servación empírica. cional. Además, como pasa con todas las generalizaciones que· -van Es una vieja observación que el progreso humano marcha en más allá del ámbito de la experiencia, posible o real, se pagó zrigzag. 'La idea de un reino universal de la ley, basada en las un alto precio por ese ideal sublime e inspirador de un reino de la ley universal y exacta: se sacrificó lo individual a lo general, lo propiedades inmutables inherentes a las cosas y de tal naturaleza concreto a lo relacional. La magnífica sentencia de Spinoza de que serían susceptibles de una formulación matemática exacta ' que "el orden y conexión de las ideas es el orden y conexión fué! sin duda, una idea sublime. Destronó para siempre la vieja de las cosas" fué, de heoho, aunque no expresamente como en idea de un mundo en el que la primera y última palabra corres el caso de Spinoza, el rasero corrriente para medir la inteligibili pondía a lo inexplicable y misterioso, un mundo en el que este dad de la naturaleza. Y en un universo cuyas características esen factor intervenía constantemente. Estableció el ideal de la regu ciales son el orden fijo y la conexión, no hay lugar para existencias laridad y la uniformidad en lugar de lo casual y esporádico. ímicas e individuales ni para la novedad y el cambio y el des· Inspiró Y guió a los hombres para que buscaran uniformidades y arrollo genuinos. Para emplear la expresión de William James, constancias allí donde se experimentaba, únicamente, una diver sería un "universo en bloque". El hecho de que su contenido sidad irregular. El ideal se extendió del mundo inorgánico al or detallado se revele como un mundo completamente mecánico, no gánico Y luego a los asuntos sociales. Llegó a convertirse, pode pasa de ser un accidente frente al hecho rotundo del mundo fijo mos decir sin exageración, en el gran artículo de fe del credo y cerrado .que es: . .1 del hombre de cienda. Desde este punto de vista, el principio de .Seguramente, todo el mundo sabe la historia del niño que se indeterminación aparece como una catástrofe intelectual. Al for sorprendió por el hecho de que los ríos y los lagos se hallan zarnos a renunciar a la teoría de las leyes exactas e inmutables siempre junto a las grandes ciudades. Supongamos que las gentes que describen la.s antecedentes propiedades fijas de las cosas, pa creyeran que las ciudades, lo mismo que los ríos, son obra de la rece que nos obhga a abandonar también la idea de que el mundo naturaleza. Supongamos que se descubriera de pronto que las es fundamentalmente inteligible. Un universo en el que las leyes ciudades fueron construidas por lqs hombres y colocadas junto a , ' i ' ( . ¡1 ' ¡j !r'1 184 NATURALIZAJCióN DE LA INTELIGENCIA NATURALIZACióN DE LA INTELIGENCIA 185 l masas de agua para facilitar sus actividades industriales y co~ Los órganos, instrumentos y operaciones del conocer se hallan '' merciales y para servir mejor a las nece~idades y los fines hu; dentro de la naturaleza y no fuera. Por eso significan ·otros tantos manos. Podemos figurarnos que semejante descubrimiento pro; cambios de lo que existía previamente: el objeto del conocimiento duciría una conmoción. Parecería antinatural, ya que el criterio es un objeto construído, existencialmente producido. La sacudí; ordinario de lo natural es psicológico, aquello a lo que estamos '' da que experimenta la noción tradicional de que el conocimiento '' acostumbrados. Pero, con el tiempo, también la nueva idea, al 1 resulta perfecto en la misma medida en que capta en su inmuta; familiarizarnos con ella, se haría natural. Si los hombres imagina; 1 bilidad alguna cosa que ya antes era completa en sí misma resulta ron antes que la relación entre ciudades y ríos era intrínseca y tremenda. Pero, en definitiva, hace que nos percatemos de lo 1 fijada por la naturaleza, y no un producto del arte humano, sin que hemos estado haciendo siempre que hemos logrado conocer 1 duda que a la larga significaría una liberación el descubrimiento i algo: elimina los aditamentos y acompañamientos superfluos Y de que la realidad es lo contrario. Incitaría a los hombres a apro; nos lleva a concentrar la atención en los factores realmente efec; vechar plenamente las facilidades ofrecidas por las condiciones tivos de la. obtención del conocimiento, evitando derroches Y ha; naturales. Estas condiciones serían empleadas en formas nuevas ciendo más controlable el conocimiento real. Instala al hombre, Y más diversas cuando las gentes se percataran de que las duda; al hombre que piensa, dentro de la naturaleza. . j des estaban cerca de los ríos por las ventajas que éstos ofrecían La doctrina de que la naturaleza es intrínsecamente racional y no por obra de la naturaleza. resultó verdaderamente costosa. . Entrañaba la idea de que la razón La analogía me parece muy estrecha. Desde el punto de vista del hombre es un espectador foráneo de una racionalidad ya com de las ideas tradicionales, la naturaleza: aparece ahora como in; pleta en sí misma. Despojaba a la razón del hombre de su oficio trínsecamente irracionaL Pero esta cualidad de irracionalidad se activo y creador; su tarea se reducía a copiar, a re-presentar sim le atribuye a causa del conflicto con una definición previa de bólicamente a contemplar una determinada estructura racional. racionalidad. Si abandonamos por completo la idea de que la La aptitud 'p ara transcribir esta estructura en fórmulas matema' - naturaleza tiene que conformarse a una definición determinada, ticas es un deleite para quiénes poseen esta habilidad. Pero tal en ese .caso la naturaleza no es intrínsecamente racional ni irra; destreza nada hace, no provoca ninguna diferencia en la natura~ cional. Aparte del empleo que hacemos de ella al conocerla, leza. De hecho, limita el pensamiento del hombre a repasar en existe en una dimensión que n8'da tiene que ver con ninguno de el conocimiento un patrón ya fijo y completo en sí mismo. La estos atributos, lo mismo que los ríos, intrínsecamente, ni están doctrina era, a la vez, un efecto de la separación tradicional entre colocados junto a las ciudades, ni son contrarios a semejante CO; conocimiento y acción y una causa de su perpetuación. Relegaba locación. La naturaleza es inteligibLe y comprensible. Existen el hacer y el obrar prácticos a un campo secundario y relativa operaciones en cuya virtud se convierte en un objeto de conocí; mente irracional. miento y se· pone a disposición de los fines humanos, del mismo Vemos su efecto paralizador sobre la acc10n humana en el modo que los ríos proporcionan condiciones que pueden ser utili papel que desempeñó en los siglos XVIII y xrx con la teoría de las zadas para promover actividades humanas y satisfacer necesida "leyes naturales" en los asuntos humanos, en materias sociales. des humanas. Se suponía que estas leyes naturales eran intrínsecamente fijas; Además, así como el comercio que transcurre sobre masas na la ciencia de los fenómenos . y relaciones sociales equivalía a des turales de agua significa interacciones con la naturaleza por las cubrirlas. Una vez descubiertas, no le quedaba al hombre más que que se efectúan cambios en las condiciones naturales -construc conformarse a ellas; tenían que regir su conducta lo mismo ción de muelles y puertos, instalación de depósitos y almacenes, que las leyes físicas rigen los fenómenos físicos. Constituían el construcción de barcos y también invención de nuevos modos de único criterio de conducta en materias económicas; las leyes de interacción-, lo mismo ocurre con el conocer y el conocimiento. la econom1' a son 1a s 1e yes " natura1 e s." d e t o d a acc.w ' n pol 1't 'r ca; 186 NATURALIZAJCióN DE LA INTELIGENCIA NATURALIZACióN DE LA INTELIGENCIA 187 otras pretendidas leyes son artificiales, invenciones humanas que blo la inteligencia es práctica en la misma medida en que la contradicen las regulaciones normativas de la naturaleza misma. raz6n es teórica. Siempre. que opera la inteligencia se juzgan las La cónclusión lógica era el Laiss¡eZ;[iO.i'l1e. Que la sociedad or~ cosas en su capacidad de signos de otras cosas. Si el conocimiento ganizada pretendiera regular el curso de los asuntos económicos, científico nos permite apreciar con mayor rigor el valor de las 1 ponerlo al servicio de fines humanamente concebidos, signifi~ cosas como signos, podemos afrontar muy bien una pérdida de cer~ caba una interferencia dañosa. teza teórica a cambio de una ganancia de juicio práctico. Por~ Esta doctrina es, sin duda alguna, la criatura de esa concep~ que si podemos juzgar que unos acaeceres son indicado~ es. de ción de las leyes universales a que tienen que someterse los fe~ otros, podemos prepararnos. en todos los casos para el advenu~:nen~ nómenos, herencia de la filosofía newtoniana. Pero si el hombre to de lo que hemos previsto. Algunas veces podemos predeClr un que conoce es un actor en el escenario de la naturaleza, un factor acaecer y, al desear que suceda una cosa m~s bien que ~tra, pode~ én la generación de las cosas conocidas, el hecho de que el hom~ mos promover intencionadamente los cambros que, segun nuestro bre participe como un factor en materias sociales no constituye conocimiento mejor, estarían en conexión con lo que deseamos. una barrera para su conocimiento. Por el contrario, cierto mé- Lo perdido en cuanto a posibiHdad teórica de conocimiento todo de participación dirigida constituirá una condición previa exacto y de predicción exacta se halla más que compensado por para que pueda alcanzar una comprensión genuina. La interven~ el hecho de que el conocer que tiene lugar dentro de la natura ción humana con el objeto de conseguir {ines no significa una leza implica la posibilidad de dirigir el cambio. Esta conclusión interferencia y sí constituye un medio de conocimiento. atribuye a la inteligencia una firmeza y una función dentro de la /Decir que el nuevo desarrollo científico trae consigo la susti~ naturaleza que la raz¡Ón nunca poseyó. Lo que actúa fuera de tudón de la "razón" por la "inteligencia" implica algo más que un la naturaleza y no pasa de ser un mero espectador no puede ser, mero cambio verbal. Al decir esto, "raz¡ón" posee la significación por definición, un participante en sus cambios. Por consiguiente, técnica que se le da en la tradición filosófica clásica, la idel nous le es imposible intervenir para dirigirlos. Puede producirse la ac de los griegos y la del inteUectus de los escolásticos. En este sen~ ción, pero no será más que un apéndice exterior del conocr:~m.en­ tido significa, a la vez, un orden intrínseco inmutable de la na~ to, no un factor que ~ es inherente. ,Como adi:amento mecamc~: turaleza, de carácter supraempírico y el órgano mental que capta es inferior al conocimiento. Ademas, o se trene que producu este orden universal. En ambos respectos, la razón es, por relación automáticamente a partir del conocimiento, o tiene que haber a las cosas cambiantes, el patrón fijo y último, la ley física a algún acto de la "voluntad" que lo produzca. En cualquier ~aso, que obdecen los fenómenos, la norma humana a que deben obe~ nada añade a la inteligencia o conocimiento a causa de su caracter decer las acciones. Porque los caracteres de la razón, en su sentido externo. únicamente podrá aumentar la sagacidad personal en la tradicional, sin la necesidad, universalidad, supremacía sobre el manipulación prudente de las condiciones. cambio, dominio de los acaeceres y entendimiento del cambio. Es claro que durante el conocer podemos experimentar. Pero, .Por otra parte, la "inteligencia" va ligada al ju~arr, esto es, a de acuerdo con la lógica clásica, su efecto no consistía en reorga~ la selección y disposición de los medios para obtener consecuen~ nizar condiciones previas, sino, meramente, en produdr un cam das y a la elección de lo que consideramos como fines nuestros. bio en nuestra propia actitud subjetiva o mental. El acto no Un hombre es inteligente no porque posea una razón que capta participaba en la constitución del objeto conocido en mayor grado verdades primeras e indemostrables acerca de los primeros prin~ que el viajar a Atenas para ver el Partenón produce ningún efecto cipios, para razonar deductivamente hasta llegar a las cosas par~ en la arquitectura. Sí produce un cambio en nuestra actitud Y ticulares que esos principios gobiernan, sino en virtud de su ca~ postura personales, de modo que podamos ver mejor lo que allí pacidad para sopesar las posibilidades de una situación y actuar existía desde siempre. Es una concesión práctica a la debilidad de acuerdo con esa ponderación. En el sentido amplio del voca~ de nuestros poderes de captación. Todo el esquema coincide con

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Miembros de una secta fanática ismailí, fundada a finales del siglo XI por Hasan-i Sabbah, que estableció su fortaleza en las inaccesibles montañas de t i de la vt!dad ck bs lcy-n causales. S. ~ q~ t!'r.t. pnc::a ro· z.onablC' UfKTllTctuc- s.c rntc-mJIC"rl\ de e8C modo. me al~ podet 3PfO\'OCh
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