Description:La chicharra de la sala de visita se puso a zumbar. Una sombra se proyectó sobre el vidrio esmerilado de la puerta y finalmente, ésta se abrió. No; no era ningún cliente. El teniente Bill Coleman me echó una mirada mientras cerraba a sus espaldas. Luego hizo un gesto con la mano y, se acercó al sillón de cuero donde se dejó caer. —Hola, Stewart —dijo. —Te engañaste de lugar, Bill —repuse—. No tengo ningún caso entre manos.