Description:En la sala de lo criminal: «—¿Tiene el acusado algo que decir…? Petit Louis los miró a todos, iluminados por las luces de unaslámparas de modelo antiguo. Algunos se detuvieron, cuando iban a salir, paraescuchar su respuesta. Él respondió con una amarga sonrisa: —No, señor presidente. Y lo dijo de tal manera que pareció que los papeles se cambiabanen ese momento, que todos ellos: magistrados, jueces, periodistas, bellasespectadoras, espectadores, todos, incluidos los abogados, que de repentehabían sentido la necesidad de echar a correr para ocuparse de otro asunto más urgente,que iban y venían, corriendo hacia una persona o una puerta, no tenían ningúnmotivo de orgullo. Y ahora, excepto los dos guardias, nadie se ocupaba de Petit Louis».