Description:La respiración del moribundo se hacía cada vez más penosa. Thomas Freeman se hallaba en el lecho, con los ojos cerrados y la boca abierta. Desde hacía varios días estaba luchando con la muerte, pero ya llegaba el momento de que Thomas perdiera la partida. El doctor se quedaba perplejo al ver que duraba tanto porque a los ochenta y cinco años no se pueden esperar milagros. Sin embargo, Thomas Freeman seguía largas horas inconsciente. Su fuerte constitución le impedía marcharse de este mundo demasiado aprisa.