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Rousseau, Kant, Goethe. Filosofía y cultura en la Europa del Siglo de las Luces PDF

290 Pages·2007·5.187 MB·Spanish
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Traducción: Roberto R. Aramayo Salvador Mas Rousseau, Kant, Goethe Filosofía y cultura en la Europa del Siglo de las Luces /w Ernst Cassirer Edición de Roberto R. Aramayo FONDO DE CULTURA ECONÓMICA MÉXICO ■ ARGENTINA - BRASIL • COLOMBIA ■ CHILE ■ ESPAÑA ESTADOS UNIDOS ■ GUATEMALA ■ PERÚ • VENEZUELA Primera edición, noviembre de 2007 Títulos originales: Das pnblem Jtan-Jacques Rousseau KanS und Rousseau Goethe und die Kansische Philosophie Editados por cortesía de Yale University Press. © Todos los derechos reservados Diseño de portada: Leo G. Navarro © de la Introducción: Roberto Rodríguez Aramayo D. R. © 2007, Fondo de Cultura Económica de España, S.L. Via de los Poblados, 17, 4.®-15. 28033 Madrid editor€Tondodeculturaeconom¡ca.es Fondo de Cultura Económica Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14200 México, D. F. www.fondodeculturaeconomica.com Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra -incluido el diseño tipográfico y de portada-, sea cual fuere el medio, electrónico o mecánico, sin el consentimiento por escrito del editor. ISBN: 978-84-375-0595-4 Depósito Legal: M-51661-2007 impreso en España ÍNDICE Introducción: Cassirer, un historiador de las ideas en lucha contra la barbarie del totalitarismo .... 9 por Roberto R. Aramayo l. Semblanza de Emst Cassirer, 9; 2. Un gran conocedor de Kant, 11; 3. El intérprete de Rousseau, 16; 4. Hada la Revolución francesa y el Romanticismo (Rousseau “entre” Kam y Goethe), 20; 5. Un francotirador intelectual contra el nazismo, 23; 6. La historia de las ¡deas como pedagogía política, 26; 7. Jean-Jacques Kant e Immanuel Rousseau o el “enkantamiemo" roussoniano de Cassirer, 31; 8. Goethe y Cassirer, 38; 9- Esta edidón castellana, 41; 10. Tres citas “kantianas" de Rousseau, 4$. El problema Jean-Jacques Rousseau...................... 49 I ..................................................................... 49 II ............................................................................. 102 Kant y Rousseau..................................................... 157 1. Influjo personal.................................................. 157 2. Rousseau y la «antropología filosófica»............ 179 3. Derecho y Estado.............................................. 188 4. El problema del optimismo.............................. 201 5. Religión dentro de los límites de la mera razón . 211 6. Conclusión......................................................... 227 Goethe y la filosofía kantiana..................................... 233 Bibliografía....................................................................... 281 Cronología de Cassirer.................................................... 292 [71 Introducción CASSIRER, UN HISTORIADOR DE LAS IDEAS EN LUCHA CONTRA LA BARBARIE DEL TOTALITARISMO Presentar el cuadro de la Ilustración europea cuan­ do las ideas del nazismo campaban por sus respetos, reencontrar en Rousseau el pensamiento que inspi­ ró a Kam, Goethe y la idea republicana, suponía, sin perspectiva de alcanzar éxito alguno, tanto como poner del revés los mitos que por aquel entonces movilizaban a las masas y que, en las uni­ versidades, encontraban filósofos e historiadores bien dispuestos a propagarlas. JBAN STAaOBINSKI* i. Semblanza de Ernst Cassirer' Aunque siguiendo los deseos de su padre Cassirer deci­ dió en un principio estudiar derecho, enseguida se vio atraído por la literatura y la historia del arte, aquellas disciplinas con que le había familiarizado precisamente la copiosa biblioteca paterna. Tras pasar por las univer­ * Prefacio a E. Cassirer, Le problEme Jean-Jacques Rousseau, Hacherte, París, 1987, p. x. 1 Cf. Eva Cassirer, «La vie d’Ernst Cassirer. Remarques et temoig- nage», en Errut Cassirer. De Marbourg ¿ New York. L’intinerairt phib- sophiaue (Actas del Coloquio de Nanterte editadas bajo la dirección de Jean Seidengart), Les Éaitions du Cerf, París, 1990, pp. 307-320; e igualmente Dimioy Gawronsky, «Ernst Cassirer His Life and His Work», en The Philosophy of Ernst Cassirer, edición de Paul Anhur Schilpp, Open Court Publishing Company, La Salle (Illinois), 19733, pp. 3-37. 191 10 INTRODUCCIÓN sidades de Leipzig, Halle y Heidelberg, regresó a Berlín, ciudad a la que se había trasladado desde su Breslau natal con sólo doce años. Corría el año 1894 cuando George Simmel, en un curso consagrado al pensamien­ to kantiano, recomendó encarecidamente los libros de Hermann Cohén sobre Kant, confesando al mismo tiempo que no eran fácilmente accesibles. El joven Ernst se apresuró a hacerse con ellos y, a sus diecinueve años, comprendió que la filosofía era su verdadera vocación. Poco después, en 1896, encaminó sus pasos hacia Mar- burgo, en cuya universidad se doctoraría con un trabajo sobre Leibniz. Con el paso del tiempo se convertiría en el representante más conocido de aquella escuela neo- kantiana.2 De nuevo en Berlín se habilitará con un prolijo estudio que le daría cierta notoriedad: El problema del conocimiento en ¡a filosofía y en la ciencia moderna, cuyos dos primeros volúmenes aparecieron en 1906 y 1907, mientras que los otros dos habrían de aguardar hasta 1923 y 1941, respectivamente. Nada más habilitarse y merced al apoyo que le dispensó Dilthey, fue contrata­ do como profesor interino en la Universidad berlinesa de Unter den Linden, puesto en el que a costa del sote­ rrado antisemitismo de la época, permaneció trece lar­ gos años hasta 1919, cuando consigue por fin una cáte­ dra en Hamburgo. En este periodo berlinés Cassirer publicó su primer gran libro sistemático, El concepto de sustancia y el concepto def unción (1910), así como Liber­ tad y forma (1916), emprendiendo asimismo una nueva 2 Cf. D. Bourel, «Cassirer et l'École de Marbourg», en Ernst Cassirer. De Marbourg i New York, op. cit, pp. 69-80. INTRODUCCIÓN 11 edición de los escritos kantianos que publicaría su primo, el editor Bruno Cassirer, y para la que redactó una extensa introducción titulada Kant, vida y doctrina (1918). Hamburgo le permitirá profundizar en su estudio sobre los mitos gracias a la vasta biblioteca Warburg, poniendo con ello las bases para su monumental obra sobre la Filosofía de las formas simbólicas, cuyos tres tomos aparecerán en los años 1923, 1925 y 1929. Para­ lelamente irá publicando libros tales como Idea y forma (1921), Lenguaje y mito (1925), Individuo y cosmos en la filosofía del renacimiento (1927) y La filosofía de la Ilus­ tración (1932). £1 ascenso del nazismo le hace abando­ nar Alemania en 1933 y, después de pasar dos años en Oxford, se instala desde 1935 en Goteborg (Suecia). Su exilio culminará en 1941, al emigrar a Estados Unidos y aceptar la invitación de Yale. Allí publicará en inglés Un ensayo acerca del hombre (1944) y aparecerá con carácter póstumo El mito del Estado (1946), puesto que Cassirer murió el 13 de abril del año 1945, un día después del fallecimiento de Roosevelt y sólo quince antes del suici­ dio de Hider.2 2. Un gran conocedor de Kant El propio Cassirer dejó constancia de sus primeros con­ tactos con el pensamiento kantiano. «En esa época [1894] yo era un joven estudiante, no de filosofía, sino de lengua y literatura alemanas en la Universidad de Berlín. Estaba muy impresionado por la Critica de la razón pura y, tras cada nueva lectura, quedaba más 12 INTRODUCCIÓN hechizado por ese libro. Sin embargo, al mismo tiempo, tenía la mayor dificultad para comprender el pensa­ miento de Kant. Encontraba diversas interpretaciones que no sólo divergían enormemente, sino que se con­ traponían unas a otras. Recuerdo muy bien el día que abandoné los cursos sobre Kant impartidos por Frie- drich Kaulbach con la clara impresión de que lo que se me había enseñado hasta entonces no era una verdadera descripción, sino una caricatura polémica, una parodia del pensamiento de Kant».3 Como ya sabemos, habría de ser Simmel, acaso el pensador más reputado del momento, quien puso a Cassirer sobre la pista de Hermann Cohén y, por lo tanto, de Kant. «Hice una segunda tentativa -prosigue Cassirer- para encontrar un hilo conductor en la Críti­ ca de la razón pura. Esta vez tuve suerte. Simmel era un pensador muy original y penetrante. Trabajaba en casi todos los ámbitos de la filosofía moderna, y luego se convirtió en uno de los primeros fundadores de la socio­ logía filosófica. En ese momento era un joven profesor interino que impartía sus lecciones ante un público tan restringido como atento e interesado. Durante una de las primeras sesiones dio una pequeña bibliografía sobre Kant. Y ésta fue la primera vez que oí el nombre de Her­ mann Cohén. Simmel subrayó cuánto debía él mismo a la lectura de los libros de Cohén, añadiendo a conti­ nuación que estos libros, a despecho de su sagacidad y J E. Cassirer, «Hermann Cohén, 1842-1918», Social Research, vol. X, 1943, pp. 220-221. Tomo esta referencia del trabajo de Do- minique Bourel, «Cassirer ct l’École de Marbourg», en Emst Cassirer. De Marbourg i New York, op. cit., pp. 75 ss. INTRODUCCIÓN 13 profundidad, padecían un grave defecto. Estaban escri­ tos en un estilo realmente oscuro que hasta ahora nadie había logrado descifrar. Era ésta una gran paradoja que naturalmente no podía dejar de impresionar a un joven como yo. ¡Qué sorpresa oír que, después de todo, había un libro sobre Kant que los mejores jueces consideraban una explicación cabal de sus pensamientos fundamenta­ les, pensamientos que al mismo tiempo eran declarados poco accesibles para el lector común! Presto a actuar -como corresponde a un muchacho de diecinueve años- decidí intentar por mí mismo esa avencura. Com­ pré el libro de Cohén Crítica kantiana de la experiencia y comencé a estudiarlo. Desde las primeras páginas me pareció pisar un terreno firme y seguro. No pude salvar todas las dificultades en un instante, pero continué la lectura convencido de que al menos había encontrado la guía que me había faltado y tan ardientemente había deseado en el estudio de la filosofía kantiana».4 5 En el otoño de 1896 Cassirer fue a Marburgo para conocer a Cohén y estudiar a Kant, con el fin de com­ prender cabalmente la filosofía kantiana -igual que haría, por cierto, sólo unos años después Ortega. Como señala Paul Natorp, en Marburgo no se proponía un retorno a Kant para canonizar su literalidad y convertir­ la en una rígida ortodoxia, sino que se rendía culto a su espíritu o mejor dicho a su método, a ese método trans­ cendental que permitía diferenciarse de la psicología, la metafísica o la lógica formal.* Cohén había logrado 4 E. Cassirer, op. eit., pp. 222-223. 5 Cf. P. Natorp, «Kant und die Marburger Schulc», Kant-Stu- dien, núm. 17, 1912, pp. 193-221.

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