Hace poco más de 70 años, un ranchero a las afueras de Roswell reportó ante el sheriff del condado un conjunto de restos que al parecer impedían su jornada laboral. A su vez, el responsable de la comisaría informó sobre el hecho a la Octava Fuerza Aérea en el aeródromo de Roswell para resolver el inconveniente, sin imaginar que aquella llamada telefónica cambiaría la historia del pueblo y de Nuevo México para siempre.
¿Un auténtico platillo volador fue capturado en el desierto? ¿Fue un ataque sorpresa por parte de la Unión Soviética? ¿O simplemente un escenario planteado por Estados Unidos para alterar el rumbo de la Guerra Fría?