Description:El juez Teodoro Master se caló los anteojos y desparramó la mirada por los ocupantes de la oficina. —En vista de que ya son las ocho, vamos a proceder a la lectura de la última voluntad de Geoffrey Meredith Gussman Evans, conocido vulgarmente por Geo Evans. La joven de agradable presencia que estaba situada frente al juez Master emitió un ligero carraspeo. —¿No cree que deberíamos esperar a los demás, juez? —Son las ocho, señorita Calvery. Y, en esta clase de asuntos, no tolero la menor falta de puntualidad. En eso las vidrieras saltaron en mil pedazos, y un estruendo acompañó a la lluvia de vidrios.