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Richard Morse, las ciudades y las ideas PDF

52 Pages·2008·3.84 MB·Spanish
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Este número ha sido ilustrado por Adolfo Nigro (Rosario, 1942), con naturalezas muertas realizadas en 1967. Consejo de dirección: 73 Revista de cultura Carlos Altamirano Año XXV • Número 73 José Aricó (1931-1991) Buenos Aires, Agosto de 2002 Adrián Gorelik María Teresa Gramuglio ISSN 0326-3061 / RNPI 159207 Hilda Sabato Beatriz Sarlo Sumario Hugo Vezzetti Consejo asesor: 1 Oscar Terán, La experiencia de la crisis Raúl Beceyro Jorge Dotti 4 Beatriz Sarlo, Épica de la multitud o de la Rafael Filippelli consolación por la filosofía Federico Monjeau Oscar Terán 10 Daniel Link, Políticas del género Cine sin pactos Directora: Beatriz Sarlo 16 Rafael Filippelli, Una cierta mirada radical Diseño: 21 David Oubiña, Puro cine Estudio Vesc y Josefina Darriba 24 Hernán Hevia, Band à part o qué ha dejado fuera Difusión y representación comercial: del mundo a qué. Lo straubiano y lo huilletiano Darío Brenman 27 Santiago Palavecino, Sokurov, wanderer Distribución: Siglo XXI Argentina 30 Raúl Beceyro, La construcción de la mirada Composición, armado e impresión: Nuevo Offset, Viel 1444, Buenos Aires. Richard Morse, las ciudades y las ideas Suscripciones 34 Jorge Myers, Un historiador entre dos espejos: Exterior: 60 U$S (seis números) El espejo de Próspero veinte años despúes Argentina: 24 $ (tres números) 41 Adrián Gorelik, La “ciudad latinoamericana” Punto de Vista recibe toda su como idea correspondencia, giros y cheques a nombre de Beatriz Sarlo, Casilla de Correo 39, Sucursal 49, Buenos Aires, Argentina. Teléfono: 4381-7229 Internet: BazarAmericano.com E-mail: [email protected] La experiencia de la crisis Oscar Terán 1 de mucho de lo que creíamos esta- ble”... Parafraseando a Furet, podemos observar asimismo que el colapso ar- gentino no es solamente la caída bru- tal de una condición económica: es también el conjunto de modalidades por las que una sociedad civil, súbita- mente abierta por la crisis, libera las palabras de las que es portadora. A su vez, las palabras que la sociedad pro- nuncia (comenzando por la desespe- rada, desoladora, extraña y hasta iló- gica pero no sin sentido “Que se va- yan todos”), esas palabras –decía– dependen de la gramática histórica que llamamos “cultura”, esto es, del con- junto de ideas, creencias y valores im- perantes. Ese universo simbólico es el que ofrece las bases de interpretación y donación de sentido de las prácticas humanas, incluidas las que se desen- vuelven en el ámbito de la economía. No han caído nunca desde una esperanza muy alta Determinar las diversas representacio- Rilke nes de la situación resulta por ello una parte insoslayable a la hora de com- Existe un muy bajo nivel de predicti- ron a naturalizar. Así, en su clásica prender el modo en que los actores bilidad sobre el curso de las crisis, por- evocación sobre los efectos del con- sociales experimentan los aconteci- que justamente ellas quiebran el tipo flicto bélico de 1914, Freud señalaba mientos desencadenados aun por la ló- de temporalidad hasta entonces vigente que “la guerra mostró con cruda des- gica de los intereses. y recomponen lo que eran datos defi- nudez nuestra vida instintiva, desen- Acerca de este papel de las forma- nidos y articulados en el interior de cadenó los espíritus malignos que mo- ciones culturales en tanto “carriles” de otro sistema de sentido. La crisis es lo ran en nosotros y que suponíamos do- las prácticas económicas nos han ilus- que “corta el hilo de los días”. meñados definitivamente por nuestros trado no sólo textos clásicos como los De todos modos, y sin necesidad impulsos más nobles, gracias a una de Weber o Sombart; también una no de aceptar en bloque “la superioridad educación multisecular. Cerró de nue- escasa producción historiográfica más epistemológica de lo excepcional”, así vo el ámbito de nuestra patria y vol- reciente. Naturalmente, esta “cultura como la crisis desarticula, también vió a tornar lejano y vasto el mundo económica” (así como se habla de puede tornar visibles algunas estruc- restante. Nos quitó tanto de lo que “cultura política”) se configura a su turas que los tiempos normales llega- amábamos y nos mostró la caducidad vez sobre un entramado más vasto donde conviven diversas dimensiones guayos han criticado el carácter hipe- fundadas en una racionalidad instru- de la cultura tout court, con lo cual rintegrado de esa sociedad como un mental) con las tradicionales de una “el imaginario social se revela como elemento que obtura el cultivo de la “comunidad” (orden de estamentos una de las fuerzas reguladoras de la diferencia y por ende promueve la me- con sus propios valores y fuentes de vida colectiva” (Baczko). dianía y bloquea la innovación. Lo que satisfacción, vinculados por lazos afec- En rigor, en toda sociedad com- trato, en cambio, es ensayar una ca- tivos y personalizados). Estas tenden- pleja conviven y compiten imagina- racterización de unos pocos pero sig- cias e instancias particularistas opa- rios de diversa índole, de manera que nificativos rasgos de lo que considero can el espacio público, y en muchas no pretendo que los rasgos que seña- un extendido imaginario argentino que circunstancias poseen más capacidad laré constituyan una suerte de “ser na- permita arrojar alguna luz sobre el mo- de veto que de hegemonía, con lo cual cional” en los tiempos del giro lin- do como se reacciona ante la crisis. reproducen la inequidad y un recurren- güístico. Lo que intento es esquemati- En principio, y sin que importe te empate involutivo. zar cierto tipo a partir de un conjunto ahora determinar genealogías, puede En esta línea, así como se dice que de figuraciones dominantes que reco- sostenerse que en una porción consi- el Estado alemán corporizó desde el rren transversalmente, de manera “de- derable y tal vez dominante de la Ar- XIX la voluntad nacional, mientras en sigual y combinada”, diferentes estra- gentina moderna (dominante si no por Inglaterra resultó un artefacto para pro- tos sociales y regionales de la Argen- su cantidad, sí por su carácter diga- veer de seguridad a los individuos y 2 tina actual. mos “ejemplar”) se configuró una so- brindarles arbitraje en los conflictos, En esta dirección, intento argumen- ciedad de pluralismo negativo e igua- en la Argentina se entrevé una barro- tar por contraste respecto de un caso litarismo populista, con una peculiar ca relación Estado-sociedad que no se muy cercano, tematizado por diversos y compleja representación de la rela- corresponde plenamente con ninguna historiadores al definir la conforma- ción Estado-sociedad y con altas ex- de esas dos tipificaciones. Aquí se con- ción de la “mentalidad uruguaya” en pectativas cortoplacistas de ascenso cibe al Estado más bien como prove- las primeras décadas del siglo pasado. social y de consumo de bienes mate- edor de los intereses sectoriales que Allí, y de manera estrechamente liga- riales y simbólicos; todo ello vaciado como garante de derechos y deberes da a la gestión del batllismo, se habrí- en el molde mítico de la excepciona- generales, y al mismo tiempo como an constituido una sociedad “hiperin- lidad y la grandeza argentinas. fuerza opuesta a los intereses societa- tegrada” y un imaginario que privile- El pluralismo negativo define un les. De este modo, lo público tiende a gió la búsqueda del consenso por sobre escenario polifónico que no contribu- configurarse o bien como pre o para- el conflicto. Asimismo, se consolidó ye a generar un concierto que extraiga estatal, o bien según la visión de un la búsqueda del cambio por vía refor- riqueza a partir de la diversidad, por- antiestatalismo perverso, que mira al mista, una “cierta estatización de la que estas voces no construyen un es- Estado como una exterioridad enemi- idea de ‘lo público’ y el establecimien- pacio de acción comunicativa: hablan ga pero a la cual se le puede –y debe– to de una relación de primacía de ‘lo todas al mismo tiempo y de objetos exigir la permanente provisión de re- público’ sobre ‘lo privado’.” Por fin, disímiles, con lo cual logran que na- cursos. se estructuró una matriz democrático- die escuche a nadie, creando además Esta figuración de lo estatal ha si- pluralista basada en el sistema de par- la ilusión de que todos los demás di- do acompañada por una cultura polí- tidos, junto con la exaltación del lega- cen lo mismo que cada uno de ellos. tica inclinada a formas de democracia lismo, entendido como el respeto irres- Esta simultaneidad y ausencia de je- preinstitucional que, o bien induce un tricto a las reglas de juego.1 rarquización de los mensajes se funda estado de disponibilidad para la dele- Bastará ahora repasar el listado en que esas voces se sienten igual- gación de poderes en un líder caris- ofrecido para mostrar que un río de mente autorizadas, como producto de mático o en una fuerza exterior a la distancia –así fuere realmente tan an- que el pluralismo dominante en nues- institucionalidad partidaria, o bien de- cho como para que los uruguayos lo tro país estuvo tempranamente habita- manda una participación que descon- llamen “mar”– puede separar como por do por impulsos propios del populis- fía de toda idea de mediación repre- la diferencia de un océano a culturas mo igualitarista, esto es, de una de- sentativa. Dichas convicciones se ac- y culturas políticas, hasta el punto de mocracia social que liquidó la diferencia tivan y fortalecen cuando, en el seno permitir la fundada sospecha de que, y que arrastró junto con esta rebeldía de la severa crisis de la política exas- frente a la caracterización de Real de sin duda positiva la creencia qualun- perada por la decadencia de la diri- Azúa de la uruguaya como una socie- quista de una igualdad de autorización gencia local, “el Estado –según escri- dad “amortiguadora”, entre nosotros en el orden de las posiciones, los sa- bió Oszlak– ha dejado de ser el ce- predominan características que permi- beres y las destrezas. mento que amalgama a la sociedad, la tirían definir a la argentina como una Esta pasión igualitarista se articula principal instancia de articulación de “sociedad aceleradora”. de modo bizarro con una sociedad pe- relaciones sociales, el garante de la re- No es mi intención pronunciarme netrada por rémoras corporativas. Con- producción de un sistema de reglas de aquí respecto de la jerarquía de los viven así representaciones modernas valores que en cada país predominan. de habitar una “sociedad” (sumatoria 1. Gerardo Caetano, en Los uruguayos del De hecho, los mismos estudiosos uru- pactada de individuos con relaciones Centenario, Taurus, Montevideo, 2000, pp. 9-10. juego bajo las cuales se desenvuelven ron expectativas “primermundistas”. a través de una institucionalidad polí- esos vínculos”. En términos de Cava- En el interior de este movimiento de tica y un tramitación democrática– rozzi, puede afirmarse que, debilitada tenazas se quebró uno de nuestros fun- suelen alentar salidas de derechas au- la siempre débil ciudadanía de tipo de- damentales orgullos de pertenencia e toritarias. mocrático liberal representativa, se for- identidad colectiva, afincado en la con- Nos confrontamos entonces con un talecen las ciudadanías corporativa, ciencia de formar parte de una de las colapso que hace vacilar las antiguas plebiscitaria y clientelar. sociedades más homogéneas e iguali- seguridades. Sería bueno que hiciera Esta sociedad civil más móvil y tarias de América. Fragmentada esta vacilar asimismo antiguas certezas. Es activa que en otras partes de Latinoa- promesa igualitarista y tantas otras a cierto, como escribió Nietzsche, que mérica (movilidad y activismo a los ella asociadas, el vínculo nacional le- es más difícil quebrar una idea que que contribuyó, lejos de su supuesta gítimo y legitimante se debilita, y hoy quebrarse una pierna. Pero si bien es- pasivización, el notable proceso inmi- en las puertas de las embajadas la cri- tas identificaciones simbólicas no tie- gratorio) protagonizó un ingreso en la sis arrasa con la imagen de la Argen- nen por qué ser eternas, para que una modernidad montado sobre una excep- tina como tierra promisoria, mostrán- sociedad salde cuentas con su vieja cional coyuntura económica, lo cual donos el espejo de lo que Paul Auster conciencia mitológica es preciso que cristalizó una matriz de altas expecta- imaginó como ese desdichado país de tenga un diagnóstico preciso de la cri- tivas societales y culturales; expecta- las últimas cosas, donde incluso está sis y del tipo de crisis que nos sacude tivas vaciadas a su vez en el molde hasta los tuétanos. Precisamente, esa 3 mítico y fundacional de la grandeza forma mentis, algunos de cuyos ras- argentina. Cuando crisis de diversa ín- gos he tratado de describir, creo que dole (económicas, políticas, institucio- opera de manera eficaz para no dar nales y hasta una reciente derrota mi- cuenta del carácter de la caída y, de litar) ocurrieron entre nosotros, aquel ese modo, puede preparar el escenario mito resistió a los cuestionamientos de para reiterar los errores que, tras el la realidad mediante el conocido re- sueño vano de una Argentina más curso de la no falsabilidad, consisten- grande que justa y dichosa, han ga- te en la implementación de diversas rantizado el extraordinario sufrimien- estrategias y racionalizaciones desti- to del que diariamente somos actores nadas a que las creencias no se con- y testigos. fronten con la realidad. Es muy posi- Así, lenta e inexorablemente la cri- ble que este mecanismo contribuyera sis va penetrando hasta los últimos in- a la elaboración de respuestas defen- tersticios de nuestra realidad y produ- sivas ante los fracasos mediante una ciendo situaciones inimaginables en el transferencia de responsabilidades o de día de ayer. No podemos saber cuán- culpabilización de algún “otro”. Útil do ni en qué va a terminar. Pero pro- en este sentido resultó la teoría cons- yectándola hacia un futuro arqueoló- pirativista que el revisionismo históri- gico podemos insinuar un par de po- co, entre otros, instaló exitosamente: sibilidades. Cuando la lava de este la Argentina tiene un destino mani- volcán social haya decantado, ¿qué fiesto de grandeza; si no se cumple es quedará sepultado en esta Pompeya porque existen fuerzas malsanas (me- que supo ser del uno-a-uno? ¿Una Ma- jor si son exógenas) empecinadas en rianne con un dólar en la frente como desviarnos de ese futuro venturoso figuración crispada de la República del inscripto hasta en nuestra geografía. interés, o el gesto solidario tramitado Útil, asimismo, la difundida creencia amenazada la esperanza de recuperar por una política institucionalizada y que supone la existencia de una histo- la esperanza. democrática que de una vez por todas ria oficial y falsificada destinada a Si esta evaluación no resultare de- se disponga a atender a los expulsa- ocultar las malversaciones y el vacia- masiado desatinada, y si ésta fuere una dos de eso que llamamos el sistema, y miento que de ese destino de grande- estructura de recepción, experimenta- que ahora ya podemos llamar la vida? za realizaron diversos agentes. ción y tramitación de la crisis, podrá Creo que sólo en una de estas eleccio- Sobre este panorama de larga du- quizás comprenderse el estado de es- nes –si cabe esta palabra– podremos ración tan rápidamente expuesto, en tupor, desazón y furia con que estra- evitar la disgregación nacional y re- las últimas décadas las políticas eco- tos significativos de la sociedad ar- vertir el escándalo de la extrema in- nómicas generaron una enorme trans- gentina afrontan una caída cuya gra- justicia social; escándalo que sin duda ferencia de ingresos y una extrema po- vedad material –qué duda cabe– tiene diversos niveles de responsabili- larización que erosionó y hasta disol- difícilmente pueda exagerarse. Pero dades, pero que entre nosotros sólo vió el lazo social, al mismo tiempo puede saberse, asimismo, que esos sen- puede ser la marca de un enorme fra- que en el polo beneficiado se alenta- timientos –máxime si no se articulan caso colectivo. Épica de la multitud o de la consolación por la filosofía Beatriz Sarlo 4 culpable Negri, sino una cultura poco familiarizada con el tipo de militancia que Negri representa. La llegada de Imperio, por otra parte, fue precedida por la repercusión de Paolo Virno y su revisión filosófica del concepto de multitud; también por una cierta moda de Spinoza perceptible en la filosofía mundana. Lo que no deja de sorprender es que Imperio parezca tan novedoso, como si sus lectores estuvieran por primera vez frente a un libro de teoría política revolucionaria, o como si nunca hubieran leído la prensa más o menos progresista (digamos, tipo Le Monde Diplomatique), o como si los nombres de Deleuze y Homi Bhabha o la palabra biopolítica garantizaran la novedad de todo el discurso. Todo esto 1. Santiago Kovadloff reseñó el libro para el suplemento cultural de La Nación (19 de mayo de 2002), y adoptó, misteriosamente, un tono de resumen neutro, del que era difícil extraer Tiempos. Es un éxito editorial, aunque en Italia y, naturalmente, en Francia conclusiones ni conocer qué pensaba el autor con austera prudencia la segunda edición que es siempre un poco mezquina de la reseña; Bruno Bosteller, de Columbia de Paidós declara 3000 ejemplares. Se cuando se trata de consagrar extranjeros. University, escribió el comentario publicado en Clarín, y hace allí objeciones inteligentes y trata de las mejores ventas y no sólo de En ambos lugares, Toni Negri es un perspicaces. Radar Libros de Página 12, publi- un succès d’estime en la prensa local, personaje conocido, parte de la ola có, como todos los medios, reportajes y luego donde se publicaron entrevistas diversas contestaria de los años sesenta, sin duda una reseña firmada por mí. Mario Goloboff y parecidas a los autores de Imperio, respetado, pero menos héroe romántico publicó una reseña en la revista Cultura, bien razonada, con objeciones teóricas formuladas con el entusiasmo por la novedad que es o profeta de la nueva era que en los con coherencia y apoyadas en lecturas que no un destino del periodismo. Al hype (para Estados Unidos donde la figura de un se adivinan en todas las efusiones que provoca decirlo con la palabra que usan los dirigente de la Autonomia Operaia, Imperio. Acaba de aparecer el libro de Atilio norteamericanos cuando quieren injustamente encarcelado y perseguido, Borón, Imperio & Imperialismo, Una lectura crítica de Michael Hardt y Antonio Negri designar el entusiasmo producido por cuya condena no ha terminado todavía, (Buenos Aires, CLACSO, 2002). La lectura, la publicidad) de los titulares y el tiene el aura del revolucionario itinerante, verdaderamente crítica y marxista, se organiza centimetraje de los comentarios,1 se político y filósofo. Especie postmoderna desde una perspectiva económica y sociológica, agrega lo que sobre Imperio puede de Lenin que ha leído a Deleuze, y son los temas o las ausencias de esos temas los que señala en Imperio. También subraya el encontrarse en Internet: gran repercusión especialmente atractivo para quienes olvido completo de la teoría de la dependencia en lengua inglesa, ecos más moderados no leyeron a Lenin. De esto no es y los aportes latinoamericanos. salta a la vista pero no alcanza para ha mostrado su fracaso no sólo eco- el presente, la sociedad informatizada; explicar la repercusión de Imperio. Por nómico sino también político, Imperio en el futuro, la nueva sociedad que lo tanto, tomando estas cosas en cuenta, no insiste en el perfeccionamiento de un producirá la multitud. Esta teodicea del hay que buscar también por otro lado. sistema del cual casi todo el mundo proletariado global tiene una inevitable La necesidad de que el futuro no sea tiene buenas razones para desconfiar, determinación. La sencilla línea narra- sólo una insistencia del presente, tanto sino en la creación de un mundo nuevo tiva presenta un mundo que se mueve al en los países ricos como en los pobres, donde la política recobrará la inme- unísono de la globalización, por encima sino un tiempo de innovación, es el diatez perdida (o que nunca tuvo). Será de las particularidades regionales y impulso generoso de Imperio. Nos posible fundar una Nueva República. culturales. Hay algo en esta sencillez promete la emergencia de un sujeto No es extraño que este mensaje suene que evoca la confianza en el progreso histórico que inexorablemente, por especialmente atractivo en lugares como atribuida a los esquemas filosóficos de condiciones materiales y simbólicas, la Argentina, donde todas las salidas la Ilustración. Imperio muestra el tem- cambiará un tablero dominado, desde parecen cerradas. peramento de la fe progresista que hace por lo menos dos décadas, en el A diferencia de otras vetas de la parecía ausente del imaginario contem- mejor de los casos por el reformismo y tradición marxista,2 Imperio no se ocu- poráneo. Sin embargo, este sentimiento en el peor, por el pensamiento conserva- pa, ni podría ocuparse, del momento simple, que despierta en todos nosotros dor. Nace un nuevo sujeto histórico de táctico. Tampoco se preocupa por la nostalgia de momentos políticos quien podemos esperar una transfor- establecer una dirección estratégica plenos, tiene una forma expositiva 5 mación radical. El mundo del Imperio porque ella está garantizada por la convulsionada. se convertirá en el mundo de la Mul- teleología de la globalización y de su titud. Existen fuerzas sociales que, sin hija vengadora, la multitud. En ambos Rizoma. Es imposible no hacerse una saberlo hoy, causarán el derrumbe de aspectos, Imperio pide una confianza pregunta por la forma. Toni Negri y una arquitectura económica y jurídica en la auto-producción política, apo- Michael Hardt han escrito un texto que que parece invencible. El consenso que yada en el carácter inevitable que es un árbol pero parece un rizoma.3 Un presidió la globalización caerá por la atribuye a ese impulso. Y, al desenten- rizoma desafía siempre la lógica de las presión y la acción de las nuevas mul- derse del momento táctico, Imperio no direcciones únicas y las oposiciones titudes globalizadas. Lo que hoy parece exige de sus lectores ninguna reso- binarias, porque a diferencia de la raíz una lucha dispersa, se revela como la lución política inmediata. Las cosas se o del árbol (que responde a la misma nueva forma de las luchas futuras. desarrollan más allá de las voluntades morfología que sus raíces), no tiene Este mensaje optimista, conden- y la discusión sobre lo que debe hacerse puntos en los cuales se produzcan sado en las últimas páginas de Imperio, no tendría mucho lugar en una historia bifurcaciones. En el rizoma, nada se no puede sino encontrar a miles que donde la globalización ya ha engen- divide en dos, ni un par de opuestos se desearían creerlo. En efecto, ¿qué pro- drado las fuerzas que la destruirán. Lim- unifica. Por el contrario, el rizoma crece gresista, hoy desesperanzado, está piamente, Imperio refuta toda pers- en el aparente desorden de lo múltiple dispuesto a rechazar, en el umbral pectiva “leninista”, en el sentido de la que nunca puede reducirse a uno. Los mismo de los nuevos tiempos que se construcción de algún aparato político segmentos de un rizoma son siempre vislumbran, estas noticias sobre el de dirección. Tampoco podría decirse líneas de fuga que no se alejan de un futuro y estos anuncios de que la apa- que opta por una salida “movimientista”, centro, como las ramas de un árbol, sino rente dispersión de las luchas contem- porque la multitud se territorializa y que (siendo el centro una ausencia, algo poráneas encuentra su secreta unidad desterritorializa en una escena mundial que la forma rizomática expulsa) se en las multitudes globales? Justamente donde las redes que unen los puntos son remiten, nuevamente, unas a otras; por en tiempos de atomización de las producciones dinámicas del movimiento eso, las estratificaciones de un rizoma iniciativas públicas, cuando la política mismo. Es claro que una teoría como la nunca forman una estructura jerár- tiene su sede muy lejos de aquellos que de Imperio no puede responder a exi- quica, y nunca responden a una orga- dice representar, y las cuestiones gencias que parecerían demasiado nización dual. En la línea de fuga económicas muestran la incompren- “clásicas”. Difícilmente podría esbo- sible complejidad que multiplica la zarse el momento táctico más allá de la 2. Por ejemplo, a diferencia de Gramsci, influencia de los sindicatos de pode- certeza de que “para combatir contra el como lo ha señalado Jon Beasley-Murray: rosos, Imperio ofrece una visión donde imperio, hay que hacerlo en su propio “Lenin in America. A review of Michael las cuestiones se ordenan según esque- nivel de generalidad e impulsando los Hardt and Antonio Negri, Empire. Cambridge, mas que, aunque parezcan nuevos, en procesos que ofrece más allá de sus Mass.: Harvard University Press, 2000” (www.art.man.ac.uk/SPANISH/staff/Writings/ realidad tocan una adormilada me- limitaciones actuales”. empire.html). moria marxista y, en muchos países, Los autores de Imperio tienen la 3. Esto contradice la idea misma de rizoma, una también una memoria más populista seguridad de quien está recorriendo, en disposición que no puede ser distinta de lo que que democrática. términos filosóficos, una historia inelu- su forma indica: “Cualquier punto de un rizoma puede y debe conectarse con cualquier otro En efecto, frente a la democracia de dible. En el pasado, la modernidad; en punto. Es muy diferente del árbol o de la raíz las instituciones y los procedimientos el presente la postmodernidad globa- que fijan un punto, un orden” (G. Deleuze y F. que, especialmente en América Latina, lizada; en el pasado, el capitalismo; en Guattari, Milles Plateaux, París, Minuit, p. 13). vuelve el todo rizomático. La dinámica Imperio parece un rizoma, por sus ontológico real de la filosofía o, mejor del rizoma es la de una recomposición mesetas que renuncian a un ordena- dicho, el campo propicio para una permanente. Como la multitud, un miento jerárquico filosófico o histórico. filosofía de la liberación” (60). Como rizoma no tiene centro, ni exterior, ni Sin embargo, esta dinámica rizomática en este “panorama de actos racionales”, interior. Se entiende que la lógica del es dominada y reducida. Imperio se las luchas “han llegado a ser casi rizoma es la forma del rizoma, y deja resumir, y su multiplicidad resulta incomunicables”, la filosofía de estas viceversa. de su liberal política de citas. prácticas debe restablecer un todo que Con el libro de Hardt y Negri sucede La hipertextualidad de Imperio es es invisible para cada uno de los actores algo extraño. Su composición es posiblemente más verdadera que su implicados en ellas. O, para decirlo con rizomática pero su tesis responde a la apariencia rizomática: una lectura del las palabras que utilizan casi doscientas sintaxis del árbol, gobernada por un libro podría ser la de sus citas. Imperio páginas después: así como Marx y Lenin conflicto (un solo conflicto aunque organiza un recorrido por varias estudiaron el capital, hoy debe trazarse despliegue innumerables diferencias). bibliotecas (entre las que se diferencian, un esquema teórico que “coloque a la ¿Por qué digo que la composición es proponiendo al lector curioso un juego subjetividad de los movimientos rizomática? Quizás podría señalarse, de adivinanzas, las bibliotecas de Negri sociales del proletariado en el centro simplemente, que el libro primero y Hardt, del italiano marxista de los del escenario de los procesos de produce el efecto de una fuga infinita, años sesenta y el académico postmoder- globalización” (221). 6 mil mesetas teóricas y filosóficas cuya no de los noventa) clásicas, modernas, La filosofía revolucionaria debe expansión no es detenida por un postmodernas, postcoloniales, con la proporcionar el discurso de una práctica principio compositivo, cuyos temas notoria ausencia de la sección latinoa- que no sabe de sí, ya no por alienación emigran de un capítulo a otro, se tocan mericana. moderna sino por dispersión postmo- para separarse, reaparecen sin con- De todas formas, no sería justo derna. En verdad, esta filosofía, más cluirse. Pero la inicial definición de lo criticar a Imperio sólo por no ser lo que que los desarrollos teóricos del marxis- que es el imperio no se complejiza ni se no se propuso ser. Negri y Hardt no mo, recuerda la función que Zygmunt despliega, sino que se reitera hasta las quisieron escribir un libro como Mil Bauman atribuye a los intelectuales- últimas páginas de la última parte, como mesetas. Les resultó un libro con un intérpretes. En tanto “las luchas que se si poco hubiera sucedido en el medio solo argumento fundamental, que se libran en otras partes del mundo y hasta (página 59: “su proceso de construc- expone rizomáticamente en diversos nuestras propias luchas parecen escri- ción llega a ser el proceso de su derro- territorios. La forma rizomática y tas en un incomprensible lenguaje camiento”; pág. 359: “El imperio crea desordenada del libro no oculta la extranjero”, la teoría debe comunicar un potencial para la revolución”, etc.). centralidad de su tesis. El efecto-rizoma estas “singularidades”. El manifiesto Hardt y Negri dicen lo mismo, pero la probablemente atrajo a un grupo de que esa filosofía propone es el de una forma de eso mismo ha recorrido una lectores y alejó a otros. Los primeros “teleología materialista” que comuni- multiplicidad rizomática, con todas sus reconocen en la hipertextualidad de que a la multitud-sujeto con su objeto- mesetas: jurídica, filosófica, política, Imperio las mesetas de sentidos en fuga: la liberación cosmopolítica. Quien se económica, social, cultural. En ese constitución, sistema jurídico, institu- apresure a pensar que ésta ha sido una recorrido el imperio está al principio y ción de los valores, estado, modernidad, problemática de la teoría política revo- al final, idéntico a sí mismo. Este podría postmodernidad, globalización, multi- lucionaria en el último siglo, no se ser un mérito del libro: su simplicidad tud. Los segundos se quedan obser- equivoca. conceptual, su lógica histórica sencilla. vando la reiterada unicidad de la tesis De todos modos, no podría impug- Pero entonces, ¿por qué su movimiento pese al estallido de las citas. Si una narse la tarea que se adjudican Negri y rizomático y su nomadismo teórico? síntesis fuera posible, diría: compo- Hardt sólo porque ya otros la hayan Para decirlo de otro modo, el libro- sición en deriva rizomática y unidad intentado durante décadas. “¿Cómo rizoma (el “caosmos” de Deleuze y conceptual. puede encontrar su príncipe el esfuerzo Guattari) no puede prescindir de la de salvar la distancia entre la formación multiplicidad, ni ajustarse a una sola Una filosofía de la práctica. Hardt y de la multitud como sujeto y la consti- tesis, ya que no tiene raíz que asegure Negri se proponen una tarea clásica tución de un aparato político demo- genéticamente su unidad. Cada punto expresada en términos que también los crático?” (74) Gramsci se preguntaba es idéntico jerárquicamente e infinita- son: “Lo que aparece aquí no es una por el príncipe moderno (el partido); mente diferente. Por cierto, el rizoma nueva racionalidad; se trata de un nuevo Hardt y Negri se preguntan por el no puede resumirse en ninguno de sus panorama de diferentes actos racionales: príncipe postmoderno (la coordinación puntos porque su dinámica espacial (o un horizonte de actividades, resistencias, virtual del movimiento de la serpiente- conceptual en el caso del libro-rizoma) voluntades y deseos que repudian el multitud). rechaza la síntesis, el uno, la reducción orden hegemónico, proponen líneas de La pregunta necesita de un recorrido lógica del principio de identidad o un fuga y forjan itinerarios constitutivos histórico. Hardt y Negri ofrecen un mero despliegue de diferencias alternativos. Este sustrato real, abierto sintético resumen de la historia europea reconducibles a una lógica unifica- a la crítica, examinado por el enfoque de los últimos siglos, donde sería dora. Mil mesetas es un libro-rizoma. ético-político, representa el referente demasiado fácil señalar el esque- irá expandiendo progresivamente sus fronteras hasta abarcar la totalidad del globo. La historia de las guerras impe- rialistas, interimperialistas y antiimperia- listas ha terminado. El fin de esa historia ha dado paso al reinado de la paz. O, en realidad, hemos entrado en la era de los conflictos menores e internos”. Lo inadecuado de esta descripción, si lo que se busca es entender el mundo contemporáneo, no puede reprochársele sólo a Hardt y Negri. En la estela de un Hegel leído en los think-tanks esta- dounidenses de relaciones interna- cionales, Fukuyama logró tanta reper- cusión como ellos, hace unos pocos años. Un republicanismo postmoderno. 7 Hardt y Negri se plantean una pregunta verdaderamente interesante: ¿cómo debería ser un republicanismo postmo- derno? La respuesta no es tan intere- sante: se unen en ella la “voluntad de estar en contra” y la “base de la experiencia vivida por las multitudes matismo que recuerda el de las etapas de “soberanía imperial” no es una catego- del mundo” (199). Ahora bien, la vieja los manuales de materialismo histórico ría que Negri y Hardt apliquen con clase obrera de la teoría marxista era (¿quién que haya leído alguno no recuerda intensidad al análisis de algunas reali- pensada como el soporte de una común para siempre que el estado-nación, después dades concretas, de todos modos parece experiencia vivida: la alienación, la de Termidor, encarna la dominación captar una trama de intereses suprana- producción de plus valor, la inclusión burguesa? ¿y que hubo una “primera” cionales e instituciones supraestatales en el sistema de fábrica, unificaban la modernidad revolucio-naria y una de las que provendrían los males de las experiencia. La postmodernidad de “segunda” modernidad reaccionaria que regiones periféricas. Frente a estas Hardt y Negri se caracteriza, precisa- reprimió las fuerzas desatadas por la instituciones, la multitud. Ella ha sido mente, por la disolución de estas primera?). En este repaso de la historia, producida por el movimiento de la categorías unificadoras o la inexistencia cuando Hardt y Negri arriban a los globalización, llamado también imperio de alguna otra que garantice esa suelo nacionalismos, los describen como para distinguirlo del viejo imperialismo. común. El imperio oprime de mil entramados de principios revolucionarios Diferenciándose explícitamente de maneras y la multitud responde también y reaccionarios; la conclusión es que las los modernos, de Kant a Foucault, para de mil modos diferentes, con luchas naciones-estados postcoloniales terminan quienes lo exterior “se construye desde que, como se vio, no están comuni- necesariamente subordinadas a la lógica lo interior”, en la postmodernidad se ha cadas en el nivel de la experiencia (ni del capital. Con el destello anarquista que debilitado la frontera entre “exterior” e podrían estarlo salvo en ese espacio le da el tono romántico a muchas páginas “interior”. Asistidos por Guy Debord, comodín que sirve para todo: Internet). de este libro, concluyen que “el estado es Hardt y Negri definen a la sociedad Este es verdaderamente un pro- el regalo envenenado de la liberación imperial como una sociedad de blema del “republicanismo postmo- nacional” (131). espectáculo, donde al desaparecer los derno”, cuyas masas serían multitudes De todas formas, el veneno de este espacios públicos desaparece el lugar desterritorializadas, en constante regalo está perdiendo mordiente y los de la política moderna. Apoyados en movimiento, presionando desde adentro estados-naciones, fundados por los Jameson (pero podrían también haberse (aunque no haya ni adentro ni afuera), procesos de liberación o postcoloniales, apoyado en Baudrillard), consideran reconstruyendo límites y trazando hoy están dando paso a las nuevas liquidada la contradicción entre el fronteras desconocidas. La multitud formas de soberanía imperial. No hay orden de la sociedad y el orden de la tiene mil caras que no se reconocen que preguntarse demasiado por qué naturaleza. Este nuevo mundo se define mutuamente. Pero justamente en la esta afirmación, leída en la Argentina por el hecho de que la naturaleza se ha desterritorialización de la multitud que debe obedecer al FMI, suscita ausentado para siempre, y, con ella, la postmoderna estaría su fuerza. ¿Cuál simpatía y también alivio, ya que la alteridad radical. “El poder soberano ya sería su manifestación práctica? La soberanía imperial encuentra en la no se enfrentará con su Otro ni tendrá deserción, el éxodo, el nomadismo, el multitud su pura negatividad. Si la que vérselas con su exterior, sino que equivalente postmoderno de la resis- tencia por sabotaje que conoció la y en la respuesta aparece la “deser- revolucionarias encerradas en un modernidad. “Las batallas contra el ción”, es casi indispensable volver a la presente que a muchos parece hostil a imperio podrían ganarse a través de la pregunta, pensar que se la ha enten- la revolución. ¿Sería posible este mani- renuncia y la defección. Esta deserción dido mal. Sin embargo, la “deserción” fiesto sin la teoría que lo rodea? no tiene un lugar; es la evacuación de insiste como concepto que interpreta Perfectamente posible. Sin embargo, los lugares del poder” (201). Salvo que los movimientos poblacionales en la fuerza del libro reside en la acumula- se trate de una ficción más poética que términos de una praxis postmoderna y ción argumentativa, en el aparato de filosófica, habría que recordar, por lo globalizada del no hacer, del no estar notas (hipertexto heterogéneo donde se menos, que el sabotaje no fue con- donde se ha ordenado que se perma- saludan las familias ideológicas más siderado por los “modernos” (sean nezca. También se la incorpora a una enemistadas) y en la proliferación quienes fueren) como una “noción fórmula clásica, la fórmula poética del rizomática de perspectivas, aunque, básica” de la estrategia revolucionaria Manifiesto comunista: “Un fantasma como intenté mostrar, un eje ordena las (a diferencia, por supuesto, de la recorre el mundo y es el fantasma de la líneas de fuga en una tesis. Lo que se ha “huelga general”). migración”(202). De allí la indiferen- escrito en la prensa es un resumen de La “deserción” recuerda la bri- cia respecto de los pasos de la política. esta tesis, que no deja nada verda- llante lectura que Deleuze hace de El republicanismo postmoderno, como deramente importante afuera. Si es “Bartleby”, relato donde señala una la frase de Bartleby, descansa en una posible hacer esto con un libro de la 8 “lógica de los presupuestos, según la ficción de vaciamiento de la acción y de extensión proliferante de Imperio es cual un jefe ‘espera’ ser obedecido, o un movilidad en el territorio (todo republi- también porque sus “mesetas” no fugan amigo benevolente, escuchado, mien- canismo descansa en algún tipo de rizomáticamente para volverse a cruzar tras que Bartleby ha inventado una ficción, de relato madre y éste podría en algún punto inesperado, sino porque lógica nueva, una lógica de la pre- ser el de Hardt y Negri). se articulan con una lógica de hierro. ferencia que basta para socavar los Negri y Hardt afirman que el presupuestos del lenguaje”.4 Lo que Tesis y método. Con el tiempo, este movimiento de esta articulación no es Deleuze interpreta como un rechazo libro podrá ser tomado por la historia de dialéctico. Y, en efecto, no lo sería lingüístico que excluye cualquier al- las ideas y reconducido, en un sentido cuando describen a la multitud como lo ternativa y produce “el vacío en el filológico, a su multiplicidad intertex- radicalmente otro, habitante de un lenguaje”, es espectacularizado por tual. Es tanto lo que citan Negri y Hardt espacio ni exterior ni interior al del Hardt y Negri en la deserción, presión que ni los comentarios entusiastas ni imperio. Sin embargo, también sugieren dinámica de territorialización y des- las observaciones eruditas han podido lo contrario: “En el imperio, ninguna territorialización ejercida por la mul- situarse más que en algunos de los subjetividad queda afuera y todos los titud. Al “desertar”, la multitud pondría puntos de un recorrido rizomático o lugares han sido incorporados en un no al imperio frente a un vacío donde el desordenado (al lector corresponde lugar general” (324). El libro oscila así orden no es refutado ni negado, sino elegir el adjetivo). Si no se celebra la entre dos caracterizaciones. En una, el simplemente tomado como “lo que no apertura teórica de Imperio, podría nuevo proletariado representa la se prefiere hacer”. juzgárselo como una yuxtaposición exclusión; en otra, nada escapa a un En su ensayo, Deleuze escribe que fractal de estratos de pensamiento; si no movimiento de incorporación plane- Bartleby no puede sino terminar en la se lo considera un punto muy alto de taria. La definición que está al comienzo prisión “donde muere, de ‘desobedien- innovación, podría criticárselo como del libro sostiene la sistematicidad cia civil’, como dice Thoreau, ‘el único una masa de temas modernos y sus inclusiva del imperio, en especial lugar donde el hombre libre podrá residir refracciones postmodernas. Kelsen y cuando se lo describe, usando términos con honor’”. Por eso, concluye Deleuze, Schmidt, Agustín y Maquiavelo, foucauldianos, como “régimen espe- “aun catatónico y anoréxico, Bartleby Duverger y Foucault, Homi Bhabha y cífico de relaciones globales”. no es el enfermo, sino el médico de una Walzer, Spivak y Bobbio, van de un Si se sigue esta segunda línea, se América enferma, el Medicine-man, el lado a otro, reterritorializados y mi- encontrarán las huellas borrosas de una nuevo Cristo o el hermano de todos grantes, como la misma multitud. dialéctica operando en la espectacular nosotros”. En la estela de Bartleby- Ninguno es reconocible por completo, topología postmoderna que no se Thoreau, podría inscribirse la y parecen paseantes extraviados en un ordenaría por el par exterior-interior. “deserción” de la multitud, finalmente paisaje desconocido en sus escritos. Estas huellas borrosas son las de la tesis también ella un acto de insistencia en lo Todo es posible. Juzgar esta mezcla marxiana según la cual dentro del que se es y se desea, un impulso incon- como una inconsistencia, implica capitalismo, y por el impulso de sus tenible de movimiento. extender el juicio al “método del libro”. propias contradicciones, se engendran Lo que en Deleuze es interpretación El gesto teórico grandioso no es un las fuerzas que van a destruirlo. Tanto filosófica, y alegoría cultural, en Hardt detalle de Imperio y sería subestimar a como Negri y Hardt afirman que la y Negri es línea descriptiva y programá- sus autores decir que es innecesario. tica. Las diferencias entre esos tipos de Sin ese gesto, el libro cae para con- 4. Gilles Deleuze, “Bartleby o la fórmula”, en discursos son evidentes. Si la pregunta vertirse en un manifiesto, ya no extenso Crítica y clínica, Barcelona, Anagrama, 1996, p. es por un republicanismo postmoderno sino corto, sobre las posibilidades 105. Las citas siguientes son de pp. 124 y 127.

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Osvaldo Lamborghini”. Cfr. Link, Daniel. “Crí- tica y ficción” (entrevista a Ricardo Piglia), Ra- teriales, como en el título Antígona de. Sófocles según la traducción de. Hölderlin para la adaptación tir de la Antigone de 1992, se los reclute en el lugar del trabajo). De to- do es
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